LA EXPERIENCIA QUE TUVIMOS
CUANDO ME DIJO QUE SALIERA DE CHINA
En noviembre de 1948, el hermano Nee convocó una conferencia urgente en Shanghai de todos los colaboradores para orar, compartir y buscar una clara dirección acerca de quedarnos en China o irnos al extranjero. En aquel entonces, yo estaba en Hangchow dando una conferencia a la iglesia allí acerca de emigrar. El último día de aquella conferencia, recibí un telegrama del hermano Nee en el que me pedía que volviera de inmediato a Shanghai. Al llegar allí, noté que tenía cierta prisa por tener aquellas reuniones.
En la primera reunión, él no nos predicó, sino que anunció que debido a la situación política del país, yo debía marcharme de China. El dijo: “Debemos pedirle al hermano Lee que salga del país, independientemente de si desea hacerlo o no”. Los tiempos eran críticos; así que nadie dijo nada. Oramos mucho, y Watchman concluyó con estas palabras: “Presentemos este asunto al Señor y veamos cómo nos guía Él”. Esta fue la decisión.
Debido a los cambios políticos ocurridos en el norte de China, el hermano Nee habló conmigo para que Chang Wu-cheng, Sen Feng-lu y Liu Hsiao-liang, quienes estaban en Tsingtao, emigraran con sus familias a Taiwan para extender el recobro del Señor. Él y yo mandamos un telegrama a estos hermanos con ese propósito.
Después de la conferencia de los colaboradores, Watchman me pidió que me quedara en Shanghai para que supervisara la construcción del nuevo local de reuniones. En febrero del siguiente año, al principio de la segunda conferencia de los colaboradores, Watchman repitió su anuncio de la conferencia anterior acerca de mi salida del país. En esa ocasión, después de algunas oraciones, él anunció que tenía el sentir de que él y ellos debían quedarse y estar dispuestos a sacrificarlo todo por la obra del Señor.
Después de la reunión, mientras se preparaba la cena y Watchman y yo caminábamos, le pregunté: “Hermano, ¿por qué has decidido que yo debo salir del país, mientras que tú y los demás hermanos se quedan y lo sacrifican todo por la obra del Señor? ¿Piensas que yo no soy digno de ese sacrificio?” El replicó: “Hermano, debes entender que aunque confiamos en el Señor en esta desesperada situación, es posible que el enemigo nos aniquile por completo. Si eso ocurre, tú estarás fuera de China, y por lo menos habremos dejado algo. Por lo tanto, debes irte del país”. Le dije: “En tal caso, haré lo que me pides”. El me preguntó si quería ir a Hong Kong o a Taiwan. Contesté: “No tengo la menor idea; no lo he pensado. Haré todo lo que tú me digas”. Eso fue todo.
En esos días Watchman y yo escribimos una carta a los hermanos Chao Ching-hwai, Chang Wu-cheng, Sen Feng-lu, Liu Hsiao-liang y Chang Yu-lan, quienes estaban en Taipei, nombrándolos ancianos de la iglesia allí para que ésta estuviera debidamente establecida.
Después permanecí en Shanghai tratando de terminar la construcción del nuevo local, y Watchman fue a Fuchow para llevar a cabo un segundo adiestramiento.
Dos meses más tarde, recibí un telegrama de Watchman, desde el centro de adiestramiento, en el que me decía que delegara todas mis responsabilidades a los hermanos de Shanghai y fuera a verlo. Así lo hice. Al poco tiempo de estar en Fuchow en el centro de adiestramiento, la situación exigió que yo fuese a Taiwan, lo cual hice en mayo de 1949.
Después del segundo adiestramiento que Watchman dio, pidió a un hermano y a dos hermanas que estuvieron en el adiestramiento, que fueran a Taiwan con el fin de ayudarme en la obra del Señor. Aquel hermano vino a Taiwan, y después de ver la situación, abandonó la asignación del hermano Nee, pero las dos hermanas se establecieron en Taiwan y comenzaron a trabajar en la obra conforme a la intención del hermano Nee. Watchman me escribió una larga carta de recomendación acerca de ellas y, particularmente, acerca del cambio que experimentaron.
EL ÚLTIMO CONTACTO
A comienzos de 1950, Watchman Nee salió de la China continental y visitó Hong Kong. Debido al avivamiento que produjo su ministerio allí, él me mandó un telegrama a Taiwan, pidiéndome que fuera a verlo allí antes de que regresara a China. Le contesté que yo estaba en medio de una importante conferencia en Taipei y que no alcanzaría a llegar antes de su salida de Hong Kong. El respondió que en cuanto yo estuviese desocupado, debía ir a Hong Kong, aunque él no estuviera allí, para ayudar en lo relacionado con el servicio de la iglesia en Hong Kong. Finalmente, el 16 de febrero, fui a Hong Kong y estuve allí un mes y medio.
A continuación incluimos el testimonio del hermano Hsu Jin-chin, quien era anciano de la iglesia en Hong Kong en aquellos días:
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La noche del 15 de febrero de 1950, el hermano Nee nos dijo: “Esta tarde recibí un telegrama del hermano Lee. El estará aquí mañana para tener comunión con los ancianos y con los hermanos que están en el liderazgo. Le pedí que también participe aquí en el liderazgo. El llegará mañana. Espero que lo reciban en el aeropuerto”. En aquel entonces, yo era anciano e hice los arreglos del caso para que los hermanos y las hermanas lo recibieran el siguiente día en el aeropuerto Kai-Tak.
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El siguiente día, después de llegar allí por la mañana, el hermano Nee me llevó a la reunión de los colaboradores y los ancianos. En presencia de todos, me dijo: “Hermano Witness, según la autoridad que el Señor me ha conferido, te pido el favor de que hagas todos los arreglos relacionados con el servicio de los colaboradores, ancianos y diáconos de la iglesia aquí”. Esta fue una asignación de enorme responsabilidad, que consistía en echar un buen fundamento para el servicio de la iglesia en Hong Kong.
Por la tarde él me llevó a la reunión especial de avivamiento y me pidió que predicara. Le dije: “Mientras estés aquí no siento ninguna necesidad de predicar”. Entonces él siguió ministrando en esas reuniones especiales.
En el avivamiento que se produjo en Hong Kong, algunos hermanos y hermanas entregaron sus posesiones a la obra para que el Señor siguiera llevando adelante su recobro. Watchman me pidió que compartiera con él la responsabilidad de disponer de aquellos bienes.
A continuación incluimos el testimonio del hermano Hsu Jin-chin acerca de una de las reuniones:
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El 9 de febrero asistí a una reunión, y el mensaje dado en esa reunión dejó en mí una profunda impresión. Al final de la reunión, me levanté, elevé una oración y me consagré con todo mi corazón y muchas lágrimas. Canté el himno: “Al mirar la cruz maravillosa”. Todo mi ser se llenó de una alegría inefable. Aquella noche había allí más de doscientas personas. Se había planeado concluir la reunión a las 9:30 de la noche, pero después de que algunas personas oraron, el Espíritu Santo siguió obrando, y más de veinte personas se consagraron al Señor. La reunión acabó a las 10:45 de la noche.
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Como resultado de esa consagración, el hermano Hsu y su esposa escribieron la siguiente declaración:
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9 de febrero de 1950, 9:30 pm
Al Señor, quien nos dio su gracia y nos amó:
Te agradecemos y te alabamos, Señor. Por tu llamado y tu misericordia, gustosos te entregamos nuestros cuerpos en sacrificio vivo, y te entregamos nuestros hijos, nuestro trabajo, nuestro tiempo, nuestro futuro y todo lo que tenemos. Te serviremos con gozo en coordinación con todos los hermanos y hermanas de la iglesia. Acéptanos, y que tu gracia y amor sean con todos nosotros. Amén.
Los beneficiarios de tu gracia,
Hsu Jin-chin
Chao Lai-ying
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Como respuesta a la consagración de ellos a la obra con miras al avance del recobro del Señor, el hermano Nee y yo les escribimos la siguiente respuesta:
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18 de marzo de 1950“Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba bajo tu autoridad?” Hechos 5: 4Querido hermano Jin-chin:Leímos la carta que nos entregaste. Después de tener comunión dos veces acerca de ese asunto, sentimos que conforme a tu condición espiritual actual, todavía no ha llegado el momento de trabajar juntos como “mayordomos”. Por lo tanto, en cuanto a tu futuro, creemos que debes hacer lo siguiente:1) Hasta donde puedas, vende todo lo que posees y que no necesites. Procura reunir el dinero de la venta. La mitad de ello debes darla a los ancianos de la iglesia para la construcción del local de reunión en Hong Kong. La otra mitad debes enviarla a Shanghai por medio de los ancianos para la obra allí.2) Te devolvemos tu negocio para que lo administres tú. Las ganancias del mismo debes darlas a los ancianos para el uso de la obra en la región de Hong Kong.Esperamos que seas fiel en este asunto y que puedas dar un buen informe al Señor como mayordomo fiel en aquel día. Además, esperamos que prosperes en tu mayordomía en los asuntos financieros.La paz sea contigo.Tus hermanos,Watchman NeeWitness Lee
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A continuación, adjuntamos dos cartas que el hermano Nee y yo escribimos a una hermana acerca de la entrega de sus posesiones materiales.
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15 de marzo de 1950
Estimada hermana I-Tien:
¡Paz en el Señor!
Leímos la carta que escribiste acerca de la entrega de tus posesiones. Cuanto le agradecemos al Señor por haber tocado tu corazón en este asunto y por haberte concedido la gracia de satisfacer sus requisitos.
Observamos que tu esposo es creyente, y recordamos Hechos 5, donde se revela la íntima relación que marido y mujer tienen en la consagración. Pese al fracaso de aquella pareja, vemos la importancia de vencer. Descubrimos allí que aun si el marido llega a fracasar, la esposa tiene la oportunidad de ser victoriosa.
Con esta luz, esperamos que ayudes a tu marido a vencer junto contigo.
En muchos casos un marido que no está seguro si se consagra o no, puede ser salvo por medio de una esposa que se mantiene firme en su consagración. Confiamos en que serás fiel con tu marido o sola.
Tus hermanos,
Watchman Nee
Witness Lee
15 de marzo de 1950
Estimada hermana I-Tien:
¡Paz en el Señor!
En cuanto a los bienes que entregaste, te pedimos que los administres de la siguiente manera:
1) Entrega la máquina de coser a los hermanos que laboran juntos.
2) En cuanto al dinero extra que recibes cada mes, por favor entrégalo a los ancianos de la iglesia en Hong Kong, y diles que utilicen la mitad para la iglesia en Hong Kong y envíen la otra mitad a Hangchow, Chungking, Kunming y Fuchow para la obra del Señor.
Creemos que esta disposición concuerda con la voluntad del Señor. Que el Señor sea contigo y te bendiga en tu futuro.
Tus hermanos,
Watchman Nee
Witness Lee
P. D.:
1) La carta que te escribimos tiene el propósito de indicarte cuál es tu responsabilidad. Sin embargo, puedes hacer lo que el Espíritu Santo te guíe a hacer y poner el dinero en la caja de las ofrendas o mandarlo a otras partes. No queremos que nuestra sugerencia anule la dirección del Espíritu Santo.
2) Cuando entregues el dinero a los ancianos conforme a nuestro consejo, por favor escribe en el sobre “Esposa”, y ellos sabrán lo que deben hacer.
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Antes de encontrarme con Watchman en Hong Kong, mientras estaba en Taiwan, terminé la recopilación y la redacción del segundo himnario en chino. Le mostré el manuscrito a él, y él pulió el himno sobre la vida de la vid, añadiéndole algunas estrofas. Se encuentra ahora en el himnario inglés (Hymns, #635).
También le conté que había preparado sesenta lecciones sobre verdades fundamentales de las Escrituras y que era necesario reimprimir el primer himnario y otras publicaciones suyas. Él entonces dispuso lo siguiente acerca de la editorial y las publicaciones:
1) La editorial debería tener sucursales en tres ciudades: Shanghai, Taipei y Hong Kong. Él se encargaría personalmente de la editorial de Shanghai; yo sería responsable por la de Taipei, y el hermano Weigh administraría la de Hong Kong. Además me pidió que ayudara en la editorial de Hong Kong en cuanto a la redacción y la publicación de los libros.
2) Las tres editoriales tendrían los mismos derechos literarios. (En 1975, la situación nos obligó al hermano K. H. Weigh, a mí y a otros hermanos a reorganizar el asunto de los derechos literarios de esta manera: todos los libros en chino se publicarían en la casa editora de Taipei; los libros en inglés los publicaría Living Stream Ministry, en los Estados Unidos; la editorial de la iglesia en Hong Kong sería usada únicamente para la distribución de nuestras publicaciones en Hong Kong).
Mientras yo estaba en Hong Kong, compartí con Watchman Nee la manera en que el Señor había prosperado la obra en Taiwan. Por consiguiente, él me alentó a regresar y permanecer allí por causa de la obra del Señor.
Yo estaba muy preocupado por su regreso a la China continental, por lo cual un día tuve una larga conversación con él acerca de ese asunto. Le dije: “No sé cual sea la voluntad del Señor, ya que este asunto es demasiado grave y serio”. El me dijo: “¿Qué haremos con tantas iglesias en la China continental? Tengo que regresar para cuidarlas y permanecer con ellas para preservar el testimonio del Señor”.
En cuanto a ese asunto, el hermano Hsu Jin-chin testificó lo siguiente:
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Antes de que el hermano Nee se fuera de Hong Kong, el hermano Lee le aconsejó en varias ocasiones que no volviera a la China continental. Pero el hermano Nee dijo: “Si una madre, mientras está afuera lavando la ropa, descubre que su casa está en llamas, ¿qué creen que haría? A pesar del peligro, ¿no se precipitaría dentro de la casa? Aunque sé que mi regreso presenta serios riesgos, sé que muchos hermanos y hermanas se han quedado adentro. ¿Acaso no debo regresar?” El hermano Lee en tres ocasiones lo hizo regresar de la parada del autobús a su casa en la Colina del Diamante...
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A pesar de los consejos de los demás, a mediados de marzo, el hermano Nee le pidió a Samuel Chang, su cuñado, que lo llevara a la estación del ferrocarril para partir rumbo a la China continental. Lo hizo sin avisarnos a los demás. Poco después, el primero de abril, yo regresé a Taipei.
Fue la última vez que lo vi. Desde entonces no volvimos a tener correspondencia y, obviamente, nunca más nos volvimos a ver. Sólo recibimos noticias indirectas de él por medio de sus parientes hasta que partió para estar con el Señor.
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