LA RELACIÓN ENTRE WITNESS LEE
Y WATCHMAN NEE, DE 1934 A 1936
LA RELACIÓN EN LA ASIGNACIÓN DE LA OBRA
Mientras yo estaba en el norte, después de las conferencias que Watchman Nee había dado, celebró una serie de reuniones con la iglesia en Shanghai en febrero de 1934. En dichas reuniones estuvieron los que habían asistido a las conferencias y que se habían quedado allí; el propósito de esas reuniones era estudiar lo que enseña la Biblia acerca de la vida de asamblea. Regresé de Chifú a Shanghai en mayo. Un día después de mi llegada, Watchman se me acercó, me entregó un paquete de artículos que él había escrito y me dijo: “Por favor, escribe un prefacio para estos artículos”. Cuando abrí el paquete, estaba muy contento de ver que aquellos artículos eran los mensajes que él había dado en las reuniones de estudio bíblico en las que yo no había estado presente. Los leí sin pausa, hasta que terminé aquellos cuatro capítulos. Lo más destacado de esos capítulos trataba de los límites de la iglesia local. Después de leerlos, escribí un prefacio, y se publicaron en forma de libro bajo el título La vida de asamblea.
Cuando regresé a Shanghai, me di cuenta de que el hermano Nee no estaba muy bien de salud. Durante casi todas las reuniones, él descansaba o salía a tomar aire. Generalmente él compartía en las conferencias, y a mí se me dio la carga de ministrar durante las reuniones habituales.
El hermano Nee era responsable principalmente de dos publicaciones: El testimonio actual y El cristiano. Esta última publicación se había suspendido durante siete años, en los cuales él solamente publicó El testimonio actual. En 1934, él decidió junto con muchos colaboradores, volver a publicar El cristiano, y me pidieron que yo fuera el redactor, responsabilidad que asumí hasta el año 1940.
Desde fines de 1933, Watchman Nee también publicó un periódico que informaba acerca de la obra y de las iglesias, titulado Colección de boletines. La colaboradora que más años llevaba entre nosotros, la hermana Ruth Lee, fue designada como redactora de ese periódico. Cuando ella estaba fuera de Shanghai, a mí también me me correspondió ser el redactor de ese periódico.
Por todas estas responsabilidades, se me abrió una oportunidad inmensa de aprender a laborar para el Señor en su recobro, a ayudar a otros a crecer en vida, a edificar la iglesia con la vida y a ocuparme del ministerio de las publicaciones. Al haber sido puesto bajo la dirección del hermano Nee por la providencia del Señor, aprendí por su misericordia y gracia muchas lecciones relacionadas con la vida, con la práctica de la iglesia y con la obra, de una manera viva. Lo que aprendí durante ese tiempo echó un sólido fundamento para mi futuro. ¡Cuánto le agradezco al Señor por eso! ¡Cuán agradecido estoy por el perfeccionamiento que recibí del hermano Nee y por la disciplina llena de gracia y de sabiduría que me brindó.
Estar todos juntos en Shanghai nos permitió tener conversaciones muy fructíferas. En una ocasión ambos íbamos hacia una granja en las afueras de la ciudad a visitar a unos hermanos. En el camino hablamos de nuestra situación frente a las denominaciones. Ante el hecho de que las denominaciones rechazaban nuestro testimonio, él dijo: “De ahora en adelante, debemos volvernos a los gentiles como lo hicieron los apóstoles en Hechos 13: 46". Esto abrió mis ojos para ver algo más acerca de la senda del Señor.
En el verano de 1934, él viajó con cuatro de nosotros, conduciendo el automóvil él mismo, para visitar cuatro provincias: Kiangsu, Chekiang, Kiangsi y Anhwei, con el fin de observar la posición que tenían los hermanos en esos lugares frente al mover del Señor. Mientras viajaba con él, me di cuenta de que él amaba al Señor con todo su corazón, y que veía y preveía claramente muchas cosas. Los cinco hermanos éramos de distintas provincias, que iban desde el extremo norte hasta el extremo sur. Viajamos y nos hospedamos juntos durante muchos días. Disfrutamos de la conversación útil y edificante del hermano Nee y de la presencia del Señor, además de la unidad y la armonía que tuvimos en el espíritu. ¡Nunca podría olvidar las experiencias agradables y valiosas de aquellos días que pasamos en los cielos!
En el verano de 1934, la hermana Ruth Lee visitó las iglesias de la provincia de Kwangtung y de Hong Kong. Por consiguiente, en ese lapso me encargaron la redacción de la revista Colección de boletines. Durante ese mismo período el hermano Nee fue a descansar a Fuchow, su ciudad natal. Mientras él descansaba allí, me escribió la siguiente carta acerca de esa publicación, y fue incluida en Colección de boletines, número nueve:
6 de julio de 1934
Estimado hermano Witness:
... En cuanto a los artículos publicados en Colección de boletines, espero personalmente que en el futuro haya más noticias de la manera en que los hermanos y hermanas se consagran al Señor, de la manera en que le obedecen y le toman como Cabeza sobre todas las cosas, de la manera en que vencen en medio de su aridez y entran en la vida abundante, y de la manera en que son librados de una vida pecaminosa y vencen el pecado. Estos aspectos espirituales son mucho más importantes que el aspecto exterior de salir de las denominaciones.
¿Cuál es nuestro centro? ¿Consiste nuestra obra en predicar a Cristo como Señor o en predicar que debemos salir de las denominaciones? Temo que en cada localidad haya hermanos que, por tener poco entendimiento y experiencias espirituales limitadas, solamente estén conscientes de asuntos exteriores, como por ejemplo, el bautismo, el cubrirse la cabeza y las denominaciones, y agoten sus esfuerzos propagando estos asuntos. Al hacer eso, crean confusión entre los de afuera, los cuales pensarán que sólo ponemos énfasis en formalismos y no exaltamos a Jesucristo como Señor.
Sabemos que si alguien sigue al Señor, ciertamente se ocupará de estos asuntos visibles. Pero eso no significa que todo el que practique estas cosas siga necesariamente al Señor de manera incondicional. Debemos recalcar una vez más, por el bien de los hermanos que no están muy informados entre nosotros, que aunque creemos en estas cosas exteriores, no son ellas las que nos hacen diferentes, sino nuestro testimonio.
Otra carga que llevo siempre en mi corazón es el asunto de los colaboradores. Le damos gracias al Señor por el hecho de que muchos hermanos que tenían cierto rango o alguna posición en las denominaciones han visto la verdad acerca de la Iglesia. Pero eso también es un problema. Muchos sólo han visto que el sectarismo que predomina entre las denominaciones es un error, pero no han percibido el error del sistema existente en las denominaciones. Por consiguiente, salieron de las denominaciones, pero no han rechazado el sistema que ellas usan. En consecuencia, piensan que por haber sido obreros en las denominaciones, pueden seguir siéndolo después de haber salido de ellas. No les interesa saber si Dios les dio dones ni si los llama a servirle. Aunque salieron de las denominaciones en las que estaban, no dejaron la obra que éstas les proporcionaban. Esto hará que tengamos entre nosotros muchos obreros que no son aptos.
Creo que la voluntad de Dios es que después de que uno sale de las denominaciones debe buscar un trabajo normal y dar testimonio del Señor allí, a menos que uno sepa que fue llamado y que tiene algún don. No debe uno imaginarse que por haber sido obrero antes, puede continuar en lo mismo y empezar una obra en una localidad. Este es el mayor peligro que existe entre nosotros. Preferimos que la localidad no tenga ningún obrero ni ninguna obra, a que se haga allí algo de manera insensata. ¡Cuán necesario es que sea aniquilada la carne!
Le doy gracias al Señor porque muchos han sido obedientes en las prácticas externas, pero su obediencia no está restringida a estos asuntos. Estos solamente son una parte de la obediencia a la voluntad de Dios. Si lo exterior no es fruto de una realidad interior, no tienen ningún valor ...
La paz sea contigo.
Tu hermano,
Watchman Nee
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Durante ese mismo período, mientras la hermana Ruth Lee viajaba por el sur, nos escribió una carta a Watchman y a mí acerca de la Iglesia. Watchman me pidió que la publicara en el número diez de Colección de boletines con el siguiente comentario suyo:
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13 de julio de 1934
La siguiente carta de la hermana Lee fue dirigida al hermano Witness y a mí, mientras ella viajaba y laboraba en el sur de China. Ella solicitó específicamente que no publicásemos su carta en Colección de boletines, por el principio de que no es correcto que una hermana hable de los asuntos sin la cobertura de un hermano. Aún así, publicamos esta carta porque creemos que puede ser de ayuda para los creyentes de todas las localidades. El hermano Lee y yo asumimos la plena responsabilidad de su contenido y de todo lo relacionado con esta carta.
Watchman Nee
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La carta de la hermana Lee dice lo siguiente:
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Ese mismo verano, Watchman escribió Exhortación a los hermanos responsables y me pidió que firmara junto con él aquel artículo y que lo publicara en el número diez de Colección de boletines. He aquí su contenido:
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Cuando él regresó de Fuchow a Shanghai, fui invitado a visitar las iglesias del condado de Pinyang en la provincia de Chekiang. Watchman me alentó a ir; así que lo hice. En octubre del mismo año, él fue a Hangchow para celebrar la cuarta serie de conferencias sobre los vencedores, y yo viajé allí de Pinyang para asistir a las conferencias. Una vez más fue un tiempo glorioso.
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