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Creemos que el mensaje del Señor a Ezequiel en el que se basa David Wilkerson, se refiere más específicamente al peligro de consultar a Dios cuando no estamos dispuestos a renunciar a nuestras posiciones doctrinales erróneas, que a otros tipos de pecados ocultos, aunque la idolatría del corazón ciertamente también es un pecado oculto.
Creemos que el Señor sigue insisténdonos a que tratemos con la idolatría del corazón, las preconcepciones.
Creemos que el Señor sigue insisténdonos a que tratemos con la idolatría del corazón, las preconcepciones.
Septiembre
02 de 2018
¡El
tropezadero de la iniquidad!
(The Stumbling Block of Iniquity!)
Por
David Wilkerson
24 de febrero de 1997
Ciertos ancianos de Israel fueron al profeta Ezequiel buscando dirección y guía del Señor. Estos hombres no eran como la mayoría de los israelitas, que doblaban sus rodillas públicamente a los ídolos. No, tú no encontrarías a estos ancianos en algún templo de ídolos, ofreciendo sacrificios a los falsos dioses allí. Ellos eran líderes del pueblo - y ellos querían parecer hombres piadosos delante de los demás.
Pero por dentro, ¡estos líderes eran como sepulcros blanqueados! Exteriormente, ellos tenían apariencia de hombres con un corazón para Dios y querían conocer Su Palabra para sus vidas. Y de esta manera ellos se acercaron a Ezequiel.
Sin embargo, Dios le reveló a Ezequiel lo que había en sus corazones. Él dijo al profeta: “Hijo de hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón …” (Ezequiel 14:3). El Señor estaba diciendo: “Estos hombres vienen a ti diciendo que buscan oír una Palabra Mía - que buscan caminar en obediencia a Mis mandamientos, pero ellos están mintiendo. ¡Ellos tienen pecados ocultos en sus vidas!”
Todos estos ancianos tenían una idolatría oculta, secreta. Sus corazones estaban esclavizados a pecados que ellos consentían a puertas cerradas. Nadie podía decir esto por su apariencia. Al contrario, ellos no vinieron como paganos o adoradores de ídolos, sino como hombres de Dios respetados y ocupados en sus ministerios.
El ídolo de un anciano podía ser distinto al de otro. Para algunos, podía ser un anhelo de reconocimiento, hambre por poder. Para otros, podía ser algún placer carnal secreto. Otros podían estar aferrados a una relación ilegítima -una aventura de adulterio o pecado de homosexualidad. Pero con cada uno de ellos una guerra rugia en sus almas. Ellos estaban atrapados en dos corrientes poderosas: por un lado ellos querían escuchar a Dios - y por el otro, su ídolo oculto se levantaba ante sus ojos.
Un tropezadero de iniquidad es cualquier mal
que impide tu progreso espiritual - ¡cualquier
cosa que esté entre tú y Dios!
Un tropezadero es cualquier tentación maligna que te roba de un caminar firme con Dios. Es cualquier pecado acosador que causa vacilación en tu fe … cualquier deseo que causa vergüenza a tu corazón y al nombre de Cristo … cualquier cosa secreta que te excita, te da falsas esperanzas… cualquier pecado que se pega a ti cuando vienes al Señor buscando su guía. Tú puedes venir a la casa de Dios, levantar tus manos, alabarle ruidosamente -- ¡y tener un tropezadero de iniquidad en tu corazón!
“(Ellos) han puesto sus ídolos en su corazón, y han establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro …” (Ezequiel 14:3). Dios le está diciendo a Ezequiel: “Estos hombres han sido cautivados en sus corazones por un pecado secreto. Y su pecado está frente a sus mismos ojos. Es algo conocido por ellos. Ellos saben claramente que es lo que tiene atrapado su corazón, porque yo he tratado con ellos al respecto. Yo los he convencido con mi Espíritu -y ellos saben exactamente lo que está impidiendo su comunión conmigo.
“Estas son personas escogidas por mí, ancianos en mi iglesia -¡y saben mejor que eso! No necesitan tener una palabra tuya para entenderlo todo. Saben que yo aborrezco la idolatría. Y saben la advertencia de David: “Si consiento la iniquidad en mi corazón, el Señor no me oirá”. Pero estos hombres no están listos para abandonar su adicción pecaminosa. Ellos no están listos para admitir que están engañados y enfrentar la corrección. Aún así, ¡todavía esperan que les hable!”
El libro de Malaquías nos dice que los sacerdotes lloraron en la casa de Dios noche y día, cubriendo el altar con sus lágrimas. Pero esos hombres tenían engaño en su corazón contra sus esposas; ellos estaban divorciándose de sus esposas por todas partes. Y por esta razón Dios no oía sus lamentos. Amado, tú puedes llorar ríos de lágrimas - ¡pero si retienes un ídolo en tu corazón, el Señor no te oirá!
Dios preguntó a Ezequiel: “¿He de ser yo en modo alguno consultado por ellos?” (mismo versículo). En otras palabras: “¿Estos ancianos realmente creen que pueden consultarme, mientras retienen firmemente un ídolo secreto? ¿Esperan ellos que yo ignore lo que hay en sus corazones, y responda a sus peticiones en verdad y justicia? Estos idólatras no están preparados para oír mi palabra. No están listos para hacer lo que yo les diga. ¿Por qué les hablaría yo a ellos?
Cualquier creyente que se aferra a un pecado secreto,
o cualquier cosa contraria a la Palabra de Dios,
¡no podrá oír la verdadera voz de Dios!
Cualquiera que se aferra a un pecado, nunca aceptará la verdad cuando la escuche. ¿Por qué? ¡Es porque cada ídolo lleva consigo una mentira que será aceptada como verdad!
Cuando el Espíritu Santo convence a un creyente de un pecado o hábito en particular, él va una y otra vez con advertencias amorosas. El Espíritu de Dios es tierno, paciente, amante -y él esperará que el creyente responda antes de traer disciplina. Él martillará continuamente el compromiso de esa persona con su palabra convincente.
Pero cuando todos los llamados y advertencias del Espíritu han sido ignorados y el pecado se arraiga, la sanción es el castigo, y finalmente el juicio. Dios permitirá la ceguera de los ojos y una dureza de corazón. Y en este punto, es imposible para el pecador habitual ver su propia depravación. Eventualmente, si estos terribles juicios no son atendidos, la dureza del corazón se volverá impenetrable.
La Biblia nos dice que Saúl fue al Señor una y otra vez a consultarle, pero Dios se negó a hablarle. El Señor podría haber dicho a Saúl lo que dijo a los ancianos que fueron a Ezequiel: “¿Debo ser yo consultado por uno cuyo corazón está cegado por orgullo y manifiesta rebelión?”
Aquí está el triste testimonio de este rey idólatra: “Y Saúl respondió: Estoy muy angustiado … Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por medio de profetas ni por sueños”. (1 Samuel 28:15). Saúl podía llorar, podía buscar profetas, podía orar por sueños -pero el Señor respondió, “No, Saúl. ¡No te hablaré más -porque tu corazón está cautivado por un ídolo!” Dios no habló a Saúl por el resto de su vida. En este punto, el afligido rey consultó a una bruja para tratar de encontrar una palabra clara. Al final, él murió en completo terror.
El libro de Jeremías nos dice que Efraín cayó bajo los severos castigos del Señor por causa de su pecado. Pero Efraín se arrepintió, echando lejos sus ídolos y quebrándolos. Aquí está el testimonio del hombre: “Porque después que me aparté tuve arrepentimiento, y después que reconocí mi falta”. (Jeremías 31:19).
¿Entiendes tú lo que Efraín está diciendo aquí? En esencia, es esto: “Cuando yo tenía ídolos en mi corazón, yo iba al Señor por instrucción, pero no podía conseguir Palabra del Cielo. No tenía ninguna noticia de Dios -hasta que me arrepentí y quebré mis ídolos en pedazos. ¡Entonces conseguí instrucciones claras!”
Solo rechazando los ídolos con sincero arrepentimiento puedes oír la verdadera Palabra de Dios, recibir claridad, guía divina. Tú ves, cuando te arrepientes, lo primero que vuelve es tu discernimiento, la misma sabiduría de Dios. Y mientras te alejas de tu pecado, se te aclarará la visión y el oído. La voz de Dios vendrá distinta, clara, con la autoridad de la verdad.
Pero cristianos que buscan a Dios mientras se aferran a un ídolo nunca oirán voz alguna, ¡excepto la voz de su propio corazón! De hecho, su propio deseo asumirá una voz - y finalmente esos creyentes comenzarán a creer que esa es la voz de Dios.
Amado, si te niegas a abandonar un pecado secreto, tú no necesitas ayunar ni tratar de orar. Tus esfuerzos serán todos en vano. Dios dice: “(Tus) iniquidades testifican contra (ti) … cuando ayunes, yo no oiré tu clamor, y cuando ofrezcas holocausto y ofrenda, no la aceptaré”. (Jeremías 14:7,12).
Peor todavía es esta palabra: si tú vienes al Señor mientras consientes un tropiezo de iniquidad, Dios no te rechazará. Él contestará tu oración. Pero la palabra que recibas será alarmante, temible: “Yo Yahweh responderé al que viniere conforme a la multitud de sus ídolos” (Ezequiel 14:4) (es decir, conforme a lo que quiere oír).
Por ejemplo: Israel vino a Dios clamando por un rey. Sus corazones estaban llenos por un anhelo de ser como las otras naciones, y esto vino a ser su ídolo. Así, Dios les respondió conforme a su deseo: “Te di rey en mi furor, y te lo quité en mi ira” (Óseas 13:11).
Dios dice: “Si, yo responderé tu oración, pero yo conozco el deseo que ha cautivado tu corazón. Yo sé que no escucharás cualquier palabra que yo te dé. De modo que te responderé conforme al deseo de tu corazón. Te daré lo que pides - ¡hasta que te enfermes de ello!”
Cuando la gente coronó al rey Saúl, ellos pensaron: “Dios nos ha oído. Él ha respondido a nuestras oraciones. ¿No es maravilloso? ¡El Señor está con nosotros! Pero Dios había respondido en su ira -¡conforme a la idolatría de sus corazones!
En el desierto, los hijos de Israel
inquirieron del Señor, rogando por carne para comer.
De nuevo, los corazones de la gente estaban llenos de idolatría e incredulidad. Y de nuevo, Dios les respondió de acuerdo a su deseo:
“Aún estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese masticada, cuando la ira de Yahweh se encendió en el pueblo, e hirió Yahweh al pueblo con una plaga muy grande”. (Números 11:33).
Dios no los decepcionó. Él les dio la carne que querían. Y mientras el pueblo estaba tragando, ellos pensaban: “Dios nos ha oído. ¡Está complacido con nosotros! ¡No -Dios sólo había respondido a la idolatría de ellos! Y mientras la carne estaba todavía en sus bocas, la gente comenzó a morir.
Amado, ¡Dios nos responde conforme a nuestros ídolos! Él advierte: “Si, tendrás lo que pides. Estás mimando tu lujuria, ¡pero te costará todo!”
A Balaam, los madianitas le ofrecieron una gran suma de dinero, junto con gran prestigio y honra -si él tan solo maldecía a los hijos de Israel. Cuando Balaam buscó a Dios acerca del asunto, el Señor le dio un enfático “No”.
Pero los embajadores de los madianitas regresaron con mejores ofertas y mayores tentaciones. Nuevamente, Balaam fue al Señor, preguntando, “Dios, has visto la oferta. ¿Iré con ellos? Pero esta vez, Balaam consultó con un corazón que ardía de codicia. Él tenía una lujuria por el poder, por las ganancias financieras, por reconocimiento. Él no soltaría su ídolo de codicia - ¡y eso se volvió un tropezadero de iniquidad en su corazón!
¿Qué respondió Dios a Balaam? “¡Levántate y ve con ellos!” El Señor respondió a Balaam de acuerdo con el deseo que había cautivado su corazón. Tú ves, Balaam no hizo la voluntad de Dios; él no quiso caminar en pureza. Él buscó su propio deseo -que era lucro personal. Aún al montar, el pensó: “Yo tengo la mente de Dios en esto”. ¡No! Balaam estaba trágicamente equivocado. Él se había vuelto objeto de la ira de Dios, porque él se había vendido al poder de la lujuria, y se volvió una maldición para él: Balaam fue destruido con el resto de los enemigos de Dios.
No mucho tiempo atrás, un marido cristiano vino a mí para informarme que estaba dejando a su esposa. Él dijo, en esencia: “No hay esperanzas para nuestro matrimonio. Me ha traído sólo miseria. Así que ahora salgo del matrimonio.
“Yo sé que me dirá que estoy equivocado -que esto no es bíblico. Pero yo realmente he orado sobre esto. Y el Señor me ha dicho que no espera que yo viva con este tipo de herida. Él me dijo que abandonarla era lo más correcto dadas las circunstancias. Por eso, no me importa lo que usted me diga -porque yo estoy tranquilo al respecto”.
Este hombre, ¿escuchó de Dios? Oh si -Dios respondió a su oración, verdaderamente. Él le respondió conforme a los ídolos en su corazón. ¡Dios permitió que el deseo de su corazón tomara una voz!
Años atrás, un joven ministro vino a mí llorando. Él me confesó que venía llevando un amorío por cinco años con una mujer joven de su iglesia. Él lo explicó de esta manera: “Mi matrimonio es difícil, porque mi esposa no me entiende. Pero esta otra hermana es espiritual. Nos edificamos mutuamente en el Señor. Así es como todo empezó.
“Al principio, yo lloraba como nunca en mi vida. Dios realmente trató conmigo. Pero entonces comencé a sentir que todo estaba bien. De pronto, yo estaba predicando mejor que nunca. Y la iglesia comenzó a crecer. Siempre que yo oraba acerca de mi relación con esta mujer, la respuesta que yo escuchaba era, “Dios comprende. Él conoce cuán herido estás. Todo está bien -porque un día ella será tu esposa’”.
Dios respondió la oración de este hombre -¡respondiendo a su ídolo! Ese joven predicador oyó lo que quiso oír. Pero entonces Dios repentinamente descubrió la mentira frente a todos -y el precio fue casi insoportable para él.
Cualquier ídolo que se alberga se vuelve un tropezadero de iniquidad en el corazón. Tú puedes decir que estás cerca de Jesús, que tienes comunión con Él, pero si te estás aferrando a un ídolo, no puede haber tal comunión. Como Dios dijo a Ezequiel: “Estos ancianos se han alejado, se han separado de mí, por su idolatría. ¡Sus ídolos han bloqueado toda comunión conmigo!"
“Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice Yahweh el Señor: Convertíos, y volveos de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones” (Ezequiel 14:6). En hebreo, la palabra para “abominación” significa “sus cosas repugnantes” -esto es, todas aquellas cosas que disgustan al Espíritu Santo.
Dios está diciendo, en esencia: “¿Quieres inquirir de mi y recibir mi verdadera Palabra? Yo ya tuve bastante de tus lágrimas falsas, de tu falso arrepentimiento. Vuélvete ahora de tus ídolos. ¡Entonces yo te responderé en verdad!”
Aquellos que se niegan a desechar su tropezadero
de iniquidad -- quienes se niegan a reconocer sus ídolos
y destruirlos--¡terminarán bajo un poderoso engaño!
Los idólatras están destinados a vivir en engaño -¡creyendo una mentira como si fuera verdad!
“Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí, y hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido delante de su rostro el tropiezo de su maldad, y viniere al profeta para preguntarle por mí, yo Yahweh le responderé por mí mismo”.
“Y pondré mi rostro contra aquel hombre, y le pondré por señal y por escarmiento, y lo cortaré de en medio de mi pueblo; y sabréis que yo soy Yahweh. Y cuando el profeta fuere engañado y hablare palabra, yo Yahweh engañé al tal profeta; y extenderé mi mano contra él, y lo destruiré de en medio de mi pueblo Israel”. (Ezequiel 14:7-9).
Dios dice en este pasaje que Él engaña a los profetas codiciosos. Nosotros sabemos que Dios no puede engañar a ningún hombre. Más bien, lo que significa es: "Porque te endureces en tu pecado, sin lamentarte o desear volverte y arrepentirte, cada palabra que oigas de aquí en adelante te confirmará tu pecado. Incluso mientras se esté predicando, tu corazón escuchará a tus ídolos. ¡Todo te confirmará en tu engaño!
Podemos ver este cuadro en 1º de Reyes 22, con el rey Acab. Este hombre fue probablemente el rey más idólatra de la historia de Israel. En este momento, él se había asociado con el rey Josafat para ir a pelear contra Ramot de Galaad.
Cuatrocientos profetas estaban de pie delante de Acab, animándolo para llevar adelante el ataque. ¿Puedes imaginar la escena? Había de pie una horda de hombres halagadores, todos hablando palabras huecas que alimentaban la idolatría de Acab. Y cada una de las cuatrocientas voces estaba mintiéndole -confirmándole en su pecado, diciéndole que estaba bien y que siguiera adelante.
Pero escuchen lo que la Escritura dice:
“Y Yahweh dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía de una manera, y otro decía de otra. Y salió un espíritu y se puso delante de Yahweh, y dijo: Yo le induciré. Y Yahweh le dijo: ¿De qué manera? El dijo: Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Le inducirás, y aun lo conseguirás; ve, pues, y hazlo así”. (1º Reyes 22:20-22).
Aquí estaba uno de los peores idólatras de todos los tiempos, un hombre cuyo corazón estaba absolutamente cautivado por la codicia y la lujuria. Y ahora él quería inquirir del Señor. Así que, ¿qué le dio Dios a Acab? Él le proveyó cuatrocientos profetas que hacían eco al deseo del corazón de Acab. “Todo se ve grande. ¡Hay paz, prosperidad adelante, vayan a la batalla!”
¡Qué horrible tragedia! Acab no podía oír la voz de Dios debido a los ídolos arraigados en su corazón. Y Dios le respondió enviándole un poderoso engaño - ¡uno que lo destruiría!
“Y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”. (2º Tesalonicenses 2:10-12).
Dios no sólo permite voces engañosas, sino que de hecho, Él hace los arreglos: “… Dios les envía un poder engañoso …” (Verso 11). Yo veo esto ocurrir a menudo en las vidas de cristianos. Por ejemplo, un hombre se fue de la iglesia de Times Square recientemente porque él decía que los sermones eran demasiados duros y legalistas. Pero este hombre tenía un ídolo -un pecado acosador que él no dejaba. Él se sintió “conducido” a una iglesia donde esta cómodo con su pecado. Ahora él puede fumar y beber libremente -y ni una palabra es dicha a su vida al respecto.
A menudo me pregunto como es que cristianos carnales en la iglesia encuentran otros como ellos. Yo veo chismosos haciéndose amigos de otros chismosos; mujeres llenas de lujuria dirigirse a hombres que están a la caza; homosexuales encuentran a otros homosexuales. ¿Cómo es que son “conducidos” los unos a los otros? ¡Todo es ordenado por Dios!
No, Dios no subyugará el libre albedrío de nadie. Pero Su obra de enviar un poderoso engaño porque la gente se niega a abandonar sus malas prácticas. Él dice: “La única esperanza que tengo para alcanzarte es dejar que llegues al final de la cuerda -¡para que tu pecado te enferme!”
Vemos este proceso obrando cuando Israel lloró y pidió carne. Dios respondió a sus oraciones de esta manera: “No comeréis un día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días, sino hasta un mes entero, hasta que os salga por las narices, y la aborrezcáis, por cuanto menospreciasteis a Yahweh que está en medio de vosotros” (Números 11:19-20).
Dios está diciendo: “¿De modo que, quieres complacer tu carne? ¿Quieres retener tu pecado? Entonces te permitiré revolcarte en él hasta que te enferme, hasta que no te dé ya más ningún placer -hasta que clames, ‘¡Ya basta!’”
Muchos cristianos van a la Biblia para inquirir
del Señor mientras aún se aferran a sus
tropiezos de iniquidad - ¡y aún las Escrituras
hablan a sus ídolos!
Cuando los idólatras abren la Biblia, ellos a menudo encuentran lo que quieren, justo frente a sus ojos. Ellos leen justo lo que necesitan para levantar la convicción, para quedar tranquilos -¡para confirmarles en su engaño!
Algunos años atrás, un hombre casado vino a mí convencido de que Dios le había mostrado una mujer que sería su siguiente esposa. Su esposa presente estaba invalida. Este hombre me dijo: “Yo amo a mi esposa, y no tengo planes de abandonarla. Pero una voz está diciéndome que esta otra hermana será mi esposa un día. Yo sé que parece difícil de creer -pero siempre que abro mi Biblia yo recibo confirmaciones, por doquiera que me vuelva. Por ejemplo -el otro día llegué a los Salmos, y la palabra que leí fue: 'Y así los guía al puerto que deseaban'".
Esta palabra debió ser prueba suficiente para este hombre que en su corazón esta otra mujer era un “puerto deseado”. Las palabras que él estaba recibiendo no eran proféticas en absoluto; ¡eran su propio deseo lujurioso tomando una voz! Este hombre era “dirigido” a Escrituras que eran mal interpretadas -y le confirmaban en su poderoso engaño.
Una cosa es tener una lucha con el pecado y negarse a hacer paz con él. Tal persona dice: “Yo odio esta atadura -¡y no lo soportaré! Yo quiero liberación. Dios, ¡seré fiel a ti!”
Pero cuando tú haces la paz con tu pecado -cuando está frente a ti todos los días, y no te niegas a verlo - comenzarás a escuchar una confirmación tras otra. Y no será palabra de Dios para ti -¡sino que Dios permitirá que tu propio corazón pecaminoso te hable!
Cuando los cristianos aprenden a vivir en su pecado -si ese pecado es falta de perdón, chisme, sensualidad -el pecado eventualmente vendrá a ser parte de su vida. Y no importa cuan a menudo son vistos en la iglesia -con manos levantadas, alabando al Señor- ellos siguen siendo idólatras a los ojos del Señor. Y eventualmente Dios les quitará su unción por completo.
¿Estás aferrándote a un ídolo en tu corazón? Te advierto -todo lo que recibirás de la Palabra de Dios será confirmación de tu engaño. La Palabra que debía sanarte, ahora sólo traerá tu ruina. Tú serás conducido por el espíritu de tu ídolo -¡pervirtiendo todo lo que lees u oyes!
La palabra de Dios nos muestra por qué Él tiene
que tomar una acción tan drástica - ¡por qué
él debe responder tan severamente a los idólatras!
“Y llevarán ambos el castigo de su maldad; como la maldad del que consultare, así será la maldad del profeta, para que la casa de Israel no se desvíe más de en pos de mí, ni se contamine más en todas sus rebeliones; y me sean por pueblo, y yo les sea por Dios, dice Yahweh el Señor”. (Ezequiel 14 10-11).
Dios está diciendo en términos tiernos: “Cualquier cosa que te aleje de la contaminación de tus ídolos, Yo la haré. No te permitiré caer en engaño y destrucción. ¡Yo te perseguiré para traerte de vuelta a Mí!”
“Si eso no funciona, yo traeré castigo si debo hacerlo. Yo traeré el martillo de mi Palabra sobre ti. Te castigaré y te juzgaré. ¡Y todo lo haré porque te amo y no quiero perderte! Yo he venido a darte una vida más abundante. ¡Pero tú no puedes tener esa abundancia mientras retengas ese ídolo en tu corazón!”
“Cuando viereis su camino y sus hechos, y conoceréis que no sin causa hice todo lo que he hecho en ella, dice Yahweh el Señor” (versículo 23). El Señor está diciendo, en otras palabras: “Tú sabrás muy bien que mis duros tratos contigo no fueron sin razón. ¡Yo simplemente no permitiré que te vayas!”
Yo te pregunto: ¿Tienes un tropezadero de iniquidad en tu corazón? ¿Estás bajo el dominio de un pecado acosador? ¿Estás engañado por una atadura que podría destruirte? Si es así, y te encuentras bajo convicción con este mensaje, hay esperanza para ti.
No importa cuál sea tu ídolo -codicia, pecado sexual, pornografía, alcohol, drogas, rencor, incredulidad o falta de perdón (o posiciones teológicas o doctrinales equivocadas). Dios dice que está frente a tu rostro ahora -y tú sabes lo que es. Pídele que abra tus ojos a eso; búscale por una revelación de tu pecado. Pide al Espíritu Santo que ponga temor de Dios en ti - para ablandar tu corazón a Su Palabra de convicción y Su voz. Tú tienes que odiar tu pecado - ¡para determinarte a nunca hacer paz con él!
Clama a Él ahora: “Señor, ¡no me dejes cegado! Si hay engaño en mí, expónlo. Trae el martillo de Tu Palabra para derribar todas mis murallas de engaño. Llega a mí. Yo no quiero creer más mentiras. Yo sólo quiero oír Tu voz ahora. ¡Quiero que Tu poder y autoridad gobiernen mi vida!”
Hay liberación para ti, si realmente la quieres. Pero Dios esperará que te vuelvas de tus ídolos. Él te fortalecerá por su Espíritu en el momento en que estés listo para renunciar a ellos.
Amado santo, escúchame bien: Si tú renuncias a tus ídolos hoy, Dios comenzará a revelarse a ti en una manera especial. Y un día cercano mirarás a tus pies y verás esos ídolos sin vida debajo de ti vueltos polvo y ceniza. Entonces comprenderás que has caminado en la maravillosa presencia de Jesús -¡no como un esclavo a la atadura, sino como un hijo de Dios hecho libre por la verdad!
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