Mi querido y viejo amigo Julio, de Vigo, me envió un audio de César Vidal sobre la supuesta e irreversible invasión musulmana, que me suscitó la siguiente reflexión.
Mi querido Julio:
Conozco a César Vidal Manzanares desde hace mucho tiempo. El es un cristiano evangélico (protestante) convertido a Cristo por leer la Biblia. He escuchado cosas de él y leído al menos dos de sus libros, “Lo que Usted necesita saber de la Nueva Era”, un libro de bolsillo muy pequeño, pero muy elocuente, que destapa esa diabólica Nueva Era o Era de Acuario. También su libro “Los Masones” sobre la Masonería (Sociedad Fabiana), esas sociedades secretas que desde las tinieblas han pretendido, y casi conseguido, llevarnos a todos de vuelta a la esclavitud feudal, disfrazada de socialismo; que tan bien devela César en su libro.
Sí, César es un tremendo erudito, con mucho conocimiento y, lo más importante, mucha sabiduría. Es muy reconocido incluso en los medios de comunicación del mundo.
Su argumentación sobre los musulmanes en el vídeo que me has pasado, no nos es desconocida a los que frecuentamos los círculos evangélicos en la red y el mundo que trata de destapar la Conspiración Judeo-Masónica, que últimamente está teniendo mucho éxito.
A esta conspiración de oligarcas, banqueros y compañías transnacionales, disfrazados de socialistas y de otras muchas cosas, que son quienes están detrás del intento de destrucción del cristianismo, (y también del judaísmo y del islamismo), la Biblia la llama en Apocalipsis “Misterio Babilonia” (Ap. 17:5-7). Es el sistema bancario actual de los Rothschild basado en el dinero deuda y en el dólar, administrado principalmente por la Reserva Federal.
Estos oligarcas illuminati a través de sus sociedades secretas han tratado de enfrentar y destruir las religiones monoteístas basadas en la Biblia (el Judaísmo y el Islam, sólo en parte, pues los primeros se han quedado cortos, rechazando el Nuevo testamento, y los segundos se han pasado de largo añadiendo a su pseudo profeta Mahoma y el Corán) para instalar su luciferanismo o satanismo; un antiguo plan basado en tres guerras mundiales.
A nada que mires a tu alrededor podrás percibir que han tenido mucho éxito. El problema principal ha sido que la, hasta la fecha, corrupta cristiandad, no importa de que denominación hablemos, siendo parte del Sistema Mundial regido por el enemigo de las almas, no ha podido demostrar el verdadero cristianismo, al no haber conseguido vivir como Cristo vivió.
Lo que a mi entender César no ha visto y la mayoría de los líderes cristianos tampoco, es que no estamos asistiendo al nacimiento de la Nueva Era diabólica de Acuario, sino al Reino Milenial de Cristo.
Asistimos, (y esto también se ve por doquier a nada que escuchemos las noticias no falsas en los medios oportunos no pertenecientes a la élite), a la caída de Misterio Babilonia, el Sistema Mundial Satánico, ante los nuevos Reyes del Oriente, Rusia y China; que después darán el chance a los Santos del Altísimo, como el profeta Daniel vaticinó hace miles de años, cumpliendo el patrón profético bíblico de la caída de la antigua Babilonia (Daniel 7: 18-25). Sí, a la élite se le ha hecho de noche y está siendo desalojada y desposeída y será juzgada, justo cuando acariciaban con la punta de sus dedos el éxito final de su diabólico plan de esclavización del mundo entero.
Tampoco se están dando cuenta que ante Dios todos los hombres somos iguales, tanto los musulmanes como los cristianos como todos los demás. Dios no está tratando de recuperar la vieja Europa, que nunca estuvo completamente ganada, sino todo el planeta; y así será.
En lugar de mirar tanto lo que las estadísticas y los datos parecen predecir, deberíamos aprender a leer los tiempos y las señales desde la perspectiva de Dios; es decir, con la mente de Cristo, no desconociendo los tiempos y las sazones que el Padre puso en su sola potestad (Hch. 1: 7).
Lo que va o ocurrir, como está escrito, es que los musulmanes y todas las demás naciones o etnias van a ir entrando al Nuevo Orden Mundial de Cristo, no al del ex-presidente Bush y sus compinches, pues su gloria, como está escrito, va a llenar la Tierra como las aguas cubren el mar (Is. 11: 9; Hab. 2:14).
Sí, la pasividad y la impotencia de una Iglesia que ronca en la bodega del barco junto a Jonás en medio de la tormenta, yendo en dirección contraria a la de su llamado (Jonás 1: 6), no va impedir que los designios divinos de salvar a toda la humanidad se cumplan, como la salvación de toda la ciudad de Nínive prefiguró.
La laxitud de la Iglesia, jugando a ser más buena y santa que Dios, ha tolerado la invasión de religiones idolátricas so pretexto de la libertad de expresión y de religión; mientras que el Dios que es todo amor y bondad, en su Palabra deja muy claro que no tolera competencia religiosa en su Reino; deja la puerta abierta a todos, pero todos han de someterse a sus Leyes en su Reino, o deberán salir de él y permanecer en las “Tinieblas de Afuera”.
Gracias a este Dios que es toda bondad y amor, esta Iglesia será despertada por el ruido, el polvo y la subsiguiente tribulación, que la caída del Sistema Mundial Babilónico va a provocar, probablemente en unos pocos años.
¿Lo bueno del asunto? Pues que esto hará que los rostros desconsolados por haber puesto sus esperanzas en las cosas pasajeras de este mundo, se vuelvan a Dios como única ancla fiable del alma (Heb. 6: 19).
Desgraciadamente el ser humano no aprende, no reacciona hasta que el lobo aparece; como ocurrió cuando demolieron las Torres Gemelas, suceso que provocó que la gente volviera a las iglesias, al menos por un tiempo; solo que ahora será mucho más fuerte y volverán, pero ahora naciones enteras, y ya no se marcharán.
Tampoco se dan cuenta de que ninguno de los imperios de la historia, profetizados por la estatua del sueño de Nabucodonosor, que Daniel interpretó prediciendo toda la historia desde ese tiempo hasta nuestros días, todas las fórmulas de gobierno inventadas por el hombre al margen de Dios, han fracasado estrepitosamente; pues todas ellas han obviado la soberanía de Dios y la naturaleza corrupta del hombre. Pero, ¡aleluya! vienen constituciones de países que iniciarán así: “La soberanía reside en Dios, no en el pueblo, y todas las leyes deberán basarse en la Ley Fundamental que es la Palabra de Dios”.
Para que los los que decidieron agarrarse fuertemente al Señor, no es tiempo de presagios oscuros y negativos, sino de erguir nuestra cabeza, pues nuestra redención está cerca (Luc. 21: 28).
Esta vez los heraldos del Reino serán los verdaderos Hijos de Dios, los Vencedores, hombres y mujeres que serán el vivo retrato de su padre Celestial. Éstos incendiarán el mundo con un Bautismo de Fuego sólo parangonable al Diluvio de Agua en tiempos de Noé.
Sí, Cristo al fin podrá exhibir a su Novia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante (Efe. 5: 27), ¡y a todos encandilará!
JOSÉ
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