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LA FIESTA DE LAS TROMPETAS (Significado profético), Dr. Stephen Jones



La Fiesta de las Trompetas

(Capítulo 2 de "LAS LEYES DE LA SEGUNDA VENIDA")


Capítulo 2
LA FIESTA DE LAS TROMPETAS



Después de la experiencia pentecostal de Israel en el Monte Sinaí, Dios le dio a Moisés instrucciones para construir el Tabernáculo y sus diversos artículos de mobiliario. Se erigió el Tabernáculo en el primer día del primer mes sólo un año después de salir de Egipto (Éxodo 40: 17). Un mes después, la columna de nube sobre el Tabernáculo se levantó y comenzó a moverse hacia la tierra de Canaán (Núm. 10: 11). El pueblo la siguió.

Entonces Dios le dijo a Moisés que construyera dos trompetas de plata. Al parecer, hasta este momento nadie había pensado nunca construir una trompeta de plata. El historiador judío del primer siglo, Josefo, nos dice en Antigüedades, III, XII, 6,

"Moisés fue el inventor de la forma de su trompeta, que se hizo de plata... Se componía de un tubo estrecho, algo más grueso que el de una flauta... terminaba en forma de una campana".

Por supuesto, la Biblia nos dice que Dios inspiró a Moisés estas trompetas. Esto se registra en Números 10: 1-10,

1 El SEÑOR habló además a Moisés, diciendo: 2 "Hazte dos trompetas de plata, labradas a martillo las harás, y te servirán para convocar la congregación, y para tener los campamentos establecidos. 3 Y cuando se toquen las dos, toda la congregación se reunirá ante ti a la puerta del tabernáculo de reunión. 4 Sin embargo, si sólo se toca una, entonces los líderes, los jefes de las divisiones de Israel, se reunirán ante ti. … 8 "Y los hijos de Aarón, los sacerdotes, además, tocarán las trompetas; y esto será por estatuto perpetuo por vuestras generaciones... 9 " Y cuando vayáis a la guerra en vuestra tierra contra el adversario que os ataque, tocaréis alarma con las trompetas, para que seáis recordados delante de Yahweh vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos. 10 "Y en el día de vuestra alegría, y en vuestras solemnidades, y en los primeros días de vuestros meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, y sobre los sacrificios de vuestras paces, y estarán como un recordatorio de delante de vuestro Dios. Yo soy Yahweh tu Dios".

La Fiesta de las Trompetas profetiza de la resurrección de los muertos. Se le ha llamado en los círculos judíos “el Día del Despertar". Debido a que este festival caía en el primer día del séptimo mes; era en una Luna Nueva; es decir, cuando la primera franja de la luna nueva aparecía en el cielo de la tarde al comienzo de cada mes lunar. Siempre había alguna incertidumbre en cuanto al momento en que la luna nueva aparecería o se podría ver (si estaba nublado). Por esta razón, Jesús habló de su venida en Mateo 25: 13, diciendo: "Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora". Esta frase, “por no saber el día ni la hora” es un dicho hebreo peculiar, que se aplica específicamente a la Fiesta de las Trompetas, cuyo comienzo era desconocido hasta que era vista la luna nueva.

La Fiesta de las Trompetas es el primero de los días de las Fiestas del Otoño, que profetizan de la Segunda Venida de Cristo. El apóstol Pablo nos dice en 1ª Tesalonicenses 4: 16,

16 Porque el Señor mismo descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero.

El primer evento en el calendario profético en relación con la Segunda Venida de Cristo es la Resurrección de los Muertos. Creemos que el tiempo señalado para este evento caerá en la Fiesta de las Trompetas de algún año. Ya hemos visto que Jesús no podía ser crucificado en ningún día que no fuera la Pascua, y que murió en el momento en que comenzaron a matar a sus corderos. También hemos demostrado que Jesús tuvo que esperar la tercera hora del día del día de la Ofrenda de la Gavilla, antes de poder ascender al Padre y presentarse a Sí mismo como vivo en la Corte Celestial. También vimos que el Espíritu Santo no podría ser enviado hasta la tercera hora del día en la Fiesta de Pentecostés.

Estos fueron todos tiempos señalados, profetizados en la Ley. Mediante la observación de cómo Dios trata estos tiempos señalados, podemos empezar a entender el significado de las Fiestas de Otoño y también cómo se establece el calendario de eventos proféticos. Estos patrones pasados sugieren fuertemente que el arcángel tocará la trompeta de señalización de la Resurrección de los Muertos en la Fiesta de las Trompetas de algún año.



Las dos resurrecciones

La Ley indica que habrá más de una resurrección. Por esta razón, Dios le dijo a Moisés que hiciera dos trompetas de plata. Cuando el sacerdote tocaba UNA sola trompeta, solo los líderes, los jefes del pueblo, acudían a recabar ante Dios. Cuando el sacerdote tocaba AMBAS trompetas, toda la congregación se reunía delante de Dios.

Juan nos dice en Apocalipsis 20 que habrá dos resurrecciones, no sólo una. La Primera Resurrección, dice Juan, incluirá solo a creyentes. Apocalipsis 20: 4-6 habla de esta Primera Resurrección,

4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y el juicio fue dado a ellos. Y vi las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, y los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos y volvieron a la vida y reinaron con Cristo por mil años. 5 El resto de los muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron los mil años. Esta es la primera resurrección. 6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; sobre éstos la segunda muerte no tiene poder, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.

Esta es obviamente una resurrección parcial, porque no todos los hombres son levantados para vida en este momento. Sólo aquellos que son llamados a "reinar con Cristo por mil años" se levantarán en la Primera Resurrección. "El resto de los muertos" no se levantará hasta la Segunda Resurrección al final de los mil años. La Primera Resurrección, por lo tanto, sólo incluye a los cabezas (líderes) de la gente -es decir, a los Vencedores, que son aquellos que están llamados a gobernar en el reino durante la Era de Tabernáculos. Es por esto que Pablo habla de la "trompeta" (singular), que el ángel tocará, llamándolos afuera de las tumbas. Se cumple la profecía de Moisés de que una sola trompeta iba a convocar sólo a los gobernantes (líderes) del pueblo.

Cuando el apóstol Pablo habla de la Resurrección de los Muertos, por lo general habla de la Primera Resurrección, y no de la Segunda. En consecuencia, en 1ª Tesalonicenses 4: 16, citado anteriormente, los muertos resucitan "a la final trompeta" (singular). Pablo identifica a los levantados como "los muertos en Cristo", no a todos los muertos, grandes y pequeños. En otras palabras, la Primera Resurrección es una resurrección limitada, y la Segunda es de carácter general, que incluye al resto de los muertos.

No todos los cristianos son resucitados en la Primera Resurrección

Apocalipsis 20 no nos dice que TODOS los creyentes han de ser levantados en la Primera Resurrección, simplemente dice que SOLO CREYENTES serán levantados en la Primera Resurrección. Esto puede parecer extraño, ya que la mayoría de los cristianos asumen que todos los creyentes se levantan al mismo tiempo. Pero además, hay otras Escrituras que nos obligan a cuestionar esta suposición común.

Jesús habló de la Segunda Resurrección en Juan 5: 28 y 29.

28 No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz, 29 y saldrán, los que hicieron lo bueno, a una resurrección de vida, mas los que hicieron lo malo a una resurrección de juicio.

Es evidente que Jesús no se refería a la Primera Resurrección, que se ha limitado solamente a creyentes. Jesús dice que "la hora viene", donde se levantarán todos, y en ese momento a algunos se les dará la vida (inmortalidad), mientras que otros serán juzgados. Es obvio que esto no puede ser una referencia a la Primera Resurrección. Esto sólo puede referirse a la Segunda Resurrección registrada en los últimos versículos de Apocalipsis 20,

11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él, de cuya presencia la tierra y el cielo huyeron, y ningún lugar se encontró para ellos. 12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados, cada uno de ellos según sus obras. 14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al Lago de Fuego. Esta es la muerte segunda: el Lago de Fuego. 15 Y si no se encontró el nombre de alguno escrito en el libro de la vida fue lanzado al Lago de Fuego.

Nótese especialmente que en esta Resurrección General o Segunda, se menciona el Libro de la Vida. El texto en el versículo 15 implica que muchos se encontraron escritos en el Libro de la Vida. En ninguna parte se nos dice que en la Resurrección General nadie se encontró en ese libro. Tampoco implica en ningún lugar que todos los levantados en ese momento deben ser lanzados al Lago de Fuego.

Sólo podemos concluir, entonces, que en la Resurrección General, al final de los mil años de la Edad de Tabernáculos, el ángel tocará AMBAS trompetas. Esto convocará a toda la congregación (Iglesia) de la tumba -a excepción de los gobernantes (líderes), por supuesto, que habían sido convocados mil años antes. La Iglesia en su conjunto, entonces, será levantada de entre los muertos al final de los mil años, junto con todos los no creyentes. Aquí los incrédulos serán juzgados por el "Lago de Fuego", mientras que la congregación de creyentes que no son gobernantes recibirán la vida (inmortalidad).

El testimonio del Apóstol Pablo ante Félix, registrado en Hechos 24: 14 y 15, afirma lo mismo:

14 Pero esto admito ante ti, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de nuestros padres, creyendo todo lo que está de acuerdo con la Ley, y que está escrito en los profetas; 15 teniendo una esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ciertamente habrá una resurrección tanto de los justos como de los injustos.

Pablo no dice que habrá una sola resurrección, que incluirá tanto los justos y los injustos. Esta obviamente no es la Primera Resurrección. Sólo puede hacer referencia a la Segunda (Traductor: Pues también está diciendo aquí que habrá una resurrección, no dos, de justos e injustos). Esto muestra que los creyentes no Vencedores sin duda serán levantados en la Segunda Resurrección, pero porque sus nombres se encuentran escritos en el Libro de la Vida, se les dará la inmortalidad y no serán lanzados al Lago de Fuego con los no creyentes.

Por esta razón, el apóstol Pablo se esforzó por ser un Vencedor para alcanzar la Mejor Resurrección. En Filipenses 3, dijo que contaba toda su propia justicia como estiércol, para poder conocer a Cristo y "la participación de sus padecimientos" (3: 10). ¿Para qué? El versículo 11 dice: "por si de algún modo consigo llegar a la resurrección de entre los muertos" [griego: exanastasis nekron ek, "resurrección de ALGUNOS de ENTRE los muertos"]. La nota del Dr. Bullinger a ese versículo en la Companion Bible dice esto,

"Resurrección de los muertos (ek nekron) implica la resurrección de algunos, la primera de estas dos clases, los otros se quedan atrás".

En otras palabras, Pablo entendió el concepto de las dos resurrecciones, así como lo hizo Juan. El sincero deseo de Pablo era alcanzar la Primera Resurrección de entre el resto de los muertos. En ese contexto, Pablo luego dice en los versículos 12-16,

12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto, pero sigo adelante, a fin de que yo pueda asir aquello para lo cual también fui asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no considero haberlo alcanzado todavía, pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que se encuentra por delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús, 15 Así que, todos los que somos perfectos, tengamos esta misma actitud, y si en algo tenéis una actitud distinta, también esto os lo revelará Dios; 16 sin embargo, continuemos viviendo según la misma norma que hemos alcanzado.

Algunos han interpretado esto como que Pablo no estaba seguro de su salvación. Esto ciertamente no es el caso. Sabía que él era salvo y se levantaría a la inmortalidad en algún momento. Sin embargo, no presume de haber alcanzado la Primera Resurrección, que era su objetivo, el "premio del supremo llamamiento de Dios". Para lograr este alto llamado, uno debe aprender a obedecer, a menudo por el sufrimiento, y hay que perseverar hasta el fin. Y por eso Pablo exhorta a todos los creyentes a tener esta misma actitud mental, así como para seguir viviendo por una norma moral cristiana en obediencia a la Ley de Dios.



Los cristianos tendrán que rendir cuentas

Muchos cristianos tendrán que comparecer ante el Tribunal de Cristo, no sólo para que se determinen sus beneficios, sino también para ser responsables de conductas ilegales impenitentes. Pablo habla de esto en 1ª Corintios 3: 10-15,

10 Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima. Pero que cada uno mire cómo edifica sobre él. 11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, que es Jesucristo. 12 Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues será revelada por el fuego, y el fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno. 14 Si la obra que alguno ha construido sobre el fundamento permaneciere, recibirá recompensa. 15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.

Pablo deja claro que él está hablando aquí de los cristianos, personas que han sido justificadas por la fe en la sangre del Cordero. Ellos son las personas que tienen a Jesucristo como su fundamento. Estas son personas que han experimentado la Pascua en sus vidas, las personas que han salido de "Egipto" (el mundo) y que son ciudadanos del Reino de Dios. A pesar de ello, al igual que los antiguos israelitas, solo porque ellos salieron de Egipto, no significa que ellos hayan aprendido a seguir la dirección del Espíritu a través de la obediencia de Pentecostés.

Según Moisés, "la Iglesia en el desierto" (Hechos 7: 38) era sin Ley. Es lo mismo con la Iglesia en el Desierto de la Edad Pentecostal. Jesús afirma esto en Mateo 7, diciendo:

21 No todo el que me dice 'Señor, Señor', entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: 'Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros'? 23 Y entonces les declararé: Jamás os conocí, apartaos de mí, hacedores de anarquía [griego: anomia, iniquidad, vivir sin Ley].

La anarquía (anomia) es la actitud del corazón de despreciar la Ley de Dios, en lugar de un acto de cometer un pecado en particular. Es echar deliberadamente a un lado cualquier porción de la Palabra de Dios, es una manifestación de la falta de fe. ¿Por qué? Porque el que hace esto está en desacuerdo con Dios, al no poder creer lo que Dios ha dicho. Algunos (como Marción en la Iglesia del siglo IV) han ido tan lejos como para decir que el Antiguo Testamento fue inspirado por Satanás. Otros simplemente creen que la Ley de Dios es de odio o de venganza, y que necesitaba ser reemplazada por Jesús, el Dios del amor.

A menudo se oyen declaraciones desde el púlpito que menosprecian la Ley Divina como algo menos que perfecto, a pesar de que David confesó que "la ley de Yahweh es perfecta, que convierte el alma" (Salmo 19: 7). A menudo se oye que la Ley se ha dejado de lado, a pesar de que Pablo dijo: "¿Luego invalidamos la ley por la fe? ¡De ninguna manera! Al contrario, confirmamos la ley". A menudo se oye que Jesús cumplió la Ley para que no tendríamos ningún requisito ante la Ley, sin embargo Jesús dijo en Mateo 5: 19,

19 cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos, pero el que los guarda y enseña éste será llamado grande en el reino de los cielos.

Jesús no dijo que estas personas sin Ley serían excluidos del Reino. Se limitó a decir que no iban a ser gobernantes en su Reino. Serán llamados "muy pequeño-s en el reino", pero seguirán estando en el Reino. Ellos serán llamados en la Segunda Resurrección y tendrán que rendir cuentas en ese momento de acuerdo a su actitud sin Ley y a sus obras.



Siervos de Dios azotados

Jesús dijo una parábola que ilustra el juicio de los creyentes y no creyentes en Lucas 12: 41-48. Fue en respuesta a la pregunta de Pedro en el versículo 41:

41 Y Pedro dijo: "Señor, ¿estás tú hablando esta parábola a nosotros, o a todos los demás también?"

Jesús entonces le explica a Pedro y a los demás, la diferencia en las recompensas dadas a los Vencedores y al resto de la Iglesia:

42 Y dijo el Señor: "¿Quién es el mayordomo fiel y prudente, a quien su señor pondrá a cargo de [griego: epi, "sobre"] sus siervos para que les dé sus raciones a su debido tiempo? 43 Bienaventurado aquel siervo a quien su señor encuentre haciendo así cuando venga. 44 De cierto os digo, que él le pondrá a cargo de [epi, "sobre"] todos sus bienes".

Estos son los Vencedores que reinarán con Cristo en la Edad de Tabernáculos durante mil años. Ellos serán puestos en una posición de dominio sobre "sus siervos", así como sobre "sus posesiones". Los siervos de Dios son los creyentes, mientras que los fieles administradores representan a los Vencedores. A continuación Jesús habla de aquellos que abusan de su posición de autoridad y oprimen a las personas en la vida presente:

45 Pero si aquel siervo dice en su corazón: "Mi señor tardará mucho tiempo en llegar", y comienza a golpear a los siervos, tanto hombres como mujeres, y a comer y a beber y a embriagarse; 46 el señor de aquel siervo se llegará un día, cuando él no espera, a la hora que no sabe, y le cortará [griego: dichotomeo, "cortar con azotes de un látigo"] en pedazos, y le asignará un lugar [griego: autos meros, "su parte"] con los infieles".

Pedimos disculpas por la mala traducción de este versículo realizada por los traductores de la New American Standard Bible, que no entendían lo que Jesús estaba diciendo aquí. Su falta de comprensión les hizo traducir las palabras de Jesús como diciendo que estos siervos o esclavos, de Dios se cortarían por la mitad o en trozos. En cambio, Jesús se refería al juicio de los azotes, que se menciona en el versículo siguiente. La palabra griega, dichotomeo, no significa cortar a alguien por la mitad o en trozos; significa cortar por medio de los azotes de un látigo.

Además, Jesús le dijo a Pedro que tales cristianos sin Ley serían juzgados al mismo tiempo que los no creyentes: Él "le asignará su parte con ("meta", con, después, entre") los incrédulos".

Esto no significa que los cristianos perderán su salvación, ni tampoco significa que reciben la misma recompensa o juicio que los no creyentes. Aún serán "salvos así como por fuego", mientras que los incrédulos serán arrojados al Lago de Fuego. El fuego es el mismo solo en que representa el juicio de la Ley Divina, como explicaremos en breve. La Ley ordena que el juicio siempre se ajuste al crimen. Algunos serán solo dignos de pocos azotes, mientras que otros serán juzgados por delitos más graves. Jesús explica aún más esta "flagelación" en los siguientes versículos:

47 Y aquel siervo que entendió la voluntad de su señor y no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes, 48 Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.

Esto no está hablando de los no creyentes, como para indicar que al muy malvado se le aplicarán llamas más calientes en el infierno que las comunes para los no cristianos. No, esto está hablando de los siervos o esclavos de Dios. Son creyentes que, debido a su actitud de anarquía (sin Ley) y a haber oprimido a los demás en esta vida, tendrán que rendir cuentas por sus obras, al mismo tiempo que los malvados son juzgados.

Los cristianos, que conociendo más a fondo la Ley de Dios que los demás, se negaron activamente a ser obedientes a ella, recibirán un mayor grado de juicio, que los que no conocían la voluntad de Dios y pecaron por ignorancia. Hay muchos cristianos que son ignorantes de la Ley de Dios, simplemente porque nunca la han escuchado enseñada en sus iglesias. Por lo tanto, a menudo la violan por no conocerla -no porque tengan un corazón malvado.

La flagelación o azotamiento, era un juicio de la Ley Divina para los delitos menores. Se limitaba estrictamente a un máximo de cuarenta latigazos (Deut. 25: 1-3). Se suponía que el número de azotes se distribuía de acuerdo a la gravedad del pecado. Sin embargo, era una forma de castigo que se terminaba con bastante rapidez, a diferencia de los castigos para otros tipos de delitos, como el robo. Cuando un ladrón era sorprendido robando, debía pagar por lo menos el doble de restitución y si él no tenía el dinero para pagar a su víctima, debía ser vendido como esclavo por una cantidad fija de tiempo. Tales esclavos podían tener que trabajar durante muchos años, si la deuda por el pecado era grande.

En el Gran Trono Blanco, Dios juzgará a los creyentes inicuos (anárquicos o sin Ley) rápidamente, tratándolos al igual que a los hijos rebeldes que necesitan una breve pero eficaz azotaina. Este será su juicio de "fuego". Por supuesto, si Dios implementará una flagelación literal, o si esto se limitará a establecer el principio por el cual Dios juzgará a los cristianos como hijos que se apartan, lo dejamos en manos del Juez más capaz. Dios va a corregirlos por el juicio perfecto de su Ley perfecta.

Jesús concluyó su parábola con las palabras,

49 He venido a traer fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!

El "fuego" aquí es la Ley de Fuego, aplicada específicamente como flagelación en los versículos anteriores. El fuego es el símbolo bíblico de los juicios (sentencias) de la Ley de Dios. Deuteronomio 33: 2 habla de "la ley de fuego" que Él nos dio en el Monte Sinaí. En Jeremías 23: 29 Dios dice: "No es mi palabra como el fuego?" Lo que Dios usa para juzgar a la humanidad siempre es la Ley Divina, porque ese es su estándar de pecado y de justicia (1ª Juan 3: 4; Romanos 7: 7). En Daniel 7: 9 y 10 el profeta vio el Trono de Dios como un fuego, del que fluía "un río de fuego" para juzgar a los pueblos. Un trono es un símbolo de la Ley, y cuando el monarca se sienta en el trono para juzgar a las personas, significa que él está gobernando y juzgando a las personas de acuerdo a la ley su reino.

Por tanto, es muy apropiado que Dios descendiera sobre el Monte Sinaí y se manifestara a Sí mismo sólo por FUEGO cuando dio su Ley al pueblo. Que esto no se debe tomar literalmente, lo prueba el hecho de que es en vano buscar a lo largo de la Ley para encontrar cualquier pecado que fuera digno de tortura con un fuego literal. El peor castigo que se podía prescribir en la Ley Divina era quemar o incinerar el cadáver de alguien que fuera ejecutado, a fin de privarle de un entierro honorable. En realidad, esto ocurrió con Acán en Josué 7: 25, después de haber sido apedreado.

En Lucas 12: 49 citado anteriormente, Jesús no estaba ansioso por quemar la Tierra con fuego, sino de restaurarla mediante el Bautismo de Fuego. Él no se complace en la destrucción o tortura de los pecadores. Estaba, sin embargo, ansioso de que la Ley Divina se aplicara y se cumpliera en la Tierra, porque, como Isaías 26: 9 dice, "Porque cuando la tierra contempla tus juicios, los moradores del mundo aprenden justicia". Ese es el propósito del juicio divino, enseñar y corregir, no destruir. Por eso, Jesús expresó su anhelo de ver este fuego divino venir sobre la Tierra. Era porque Él amaba al mundo (Juan 3: 16) y anhelaba verlo restaurado, como los profetas han predicho.



La Parábola de los Talentos

Jesús contó una parábola en Mateo 25: 14-30 que arroja más luz sobre las diferencias en las recompensas que recibirán los creyentes. En la parábola, el hombre (que representa al mismo Jesús) viajó a un país lejano. Es decir, Jesús ascendió al Cielo. Antes de irse, el hombre confió diversas cantidades de dinero a sus siervos (cristianos), diciéndoles que hicieran negocios con el dinero hasta su regreso.

Dio a un hombre cinco "talentos", a otro dos, y a otro sólo un talento. Un talento en tiempos bíblicos era más de cien libras de plata. Los sirvientes debían utilizar el dinero, mientras que el hombre estuviera ausente, en comprar y vender e incrementar el dinero a través de transacciones comerciales legales. Cuando volvió, el hombre al que confió cinco talentos había hecho otros cinco, mientras que al que confió dos había hecho otros dos. El siervo que había recibido un solo talento de plata decidió que no valía la pena el riesgo de invertir el dinero. Él lo enterró o escondió, y no consiguió ningún incremento.

El amo entonces dio premios a los siervos de acuerdo a la medida de su éxito en el comercio. El siervo que enterró su talento no recibió ninguna recompensa en absoluto. De hecho, su talento se le dio al siervo más exitoso. En el versículo 21, el hombre le dijo a sus siervos útiles:

21 Su señor le dijo: "Bien hecho, siervo bueno y fiel; has sido fiel sobre lo poco, sobre mucho te pondré, te pondré a cargo de [griego: epi, "sobre"] muchas cosas, entra en el gozo de tu señor".

Se desprende de esto que no todos los cristianos y no todos los Vencedores recibirán la misma recompensa. Las recompensas serán conforme a nuestras obras. La inmortalidad en sí, por supuesto, será la misma para todos, porque este premio viene para aquellos que son justificados por la fe. Incluso el siervo (cristiano) que escondió el dinero que le fue confiado no perderá su recompensa de inmortalidad, que no se basa en la obra de uno; sin embargo, sin duda perdería la recompensa de ser puesto a gobernar sobre muchas cosas. En otras palabras, él perdería la Primera Resurrección y no recibiría la vida en la Era de Tabernáculos, que sigue a la actual Edad Pentecostal.

Si bien esta parábola en particular no revela mucho acerca de las dos resurrecciones, sí establece el principio de las diferentes recompensas para los siervos de Dios. Las recompensas se describen en términos de gobernación, de ser puesto "a cargo de muchas cosas". En la parábola paralela de Lucas 19, Jesús lo expresa en términos de gobernar sobre ciudades. Por lo tanto, creemos que es seguro decir que esta parábola está hablando de los Vencedores que reinarán con Cristo durante la Era de Tabernáculos (Apocalipsis 20: 4-6).



La Resurrección de los Justos

Ya hemos visto por Lucas 12: 42-44 que los que serán puestos como gobernantes en la Casa de Dios, éstos son los que son fieles administradores y sabios, las personas que no abusan de su posición de autoridad en la época actual. Con el fin de distinguir a estas personas de los otros creyentes (cristianos), los llamamos Vencedores. Otros los llaman el remanente, o los elegidos. Cómo nosotros les llamemos no es importante, siempre y cuando entendamos que hay dos categorías de creyentes cristianos mencionados en las Escrituras.

En Lucas 14: 12-14 Jesús habló una parábola con respecto a la Primera Resurrección y aquellos que la heredarán,

12 Y Él también llegó a decir a la persona que le había invitado: "Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes o vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a cambio, y reembolso venga a ti. 13 Mas cuando tú des un banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos, los ciegos, 14 y serás dichoso; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos".

Jesús no dice nada en esta parábola acerca de la Resurrección General de los muertos, sino sólo de "la resurrección de los justos". Esto la identifica como la Primera Resurrección. La lección aquí es que para ser un Vencedor que hereda la Primera Resurrección, uno debe mostrar cualidades de amor incondicional, de dar sin pensar en recibir a cambio. El principio es simple, aunque su puesta en práctica pueda llegar a ser más difícil, dependiendo de la cantidad de nuestra porción que Dios nos pide que demos.



¿Ocurrió ya la Primera Resurrección?

Hay algunos que sostienen la opinión de que la Primera Resurrección ya ocurrió en el momento de la resurrección de Jesús. En apoyo de esta posición, citan Mateo 27: 50-54,

50 Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz, entregó su espíritu. 51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló, y las rocas se partieron, 52 y las tumbas se abrieron, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; 53 y saliendo de los sepulcros, después de su resurrección, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos. 54 El centurión, y los que estaban con él custodiando a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que sucedían, se asustaron mucho y dijeron: "¡Verdaderamente éste era Hijo de Dios!"

Mateo es el único evangelista que menciona este evento. Hay pocos detalles dados, por lo que se quedan muchas preguntas sin respuesta. En primer lugar, la forma en que se registra, es difícil decir si esto ocurrió en el momento de su crucifixión, o más tarde en el momento de su resurrección. Mateo parece al principio colocar esta resurrección en el momento de la muerte de Jesús cuando el velo se rasgó en dos. Entonces después parece decir que se levantaron "después de su resurrección".

En cuanto a los terremotos, Mateo 27: 54 deja bien claro que un terremoto se produjo en el momento de la muerte de Jesús en la cruz, pero en Mateo 28: 2 se nos dice que otro terremoto (o réplica) se produjo en su resurrección. Los otros escritores de los Evangelios no dicen nada en absoluto acerca de los terremotos.

Es difícil de creer que los muertos se levantaran en el momento de la muerte de Jesús. Uno podría pensar que, en todo caso, serían resucitados con Cristo en el tercer día. Y si en verdad fueron levantados de entre los muertos, debemos preguntarnos si fueron resucitados TODOS los Vencedores, o simplemente "muchos" (griego: polus) como el texto indica. ¿Por qué Mateo no nos dice que "todos" (griego: pas) los santos del Antiguo Testamento fueron levantados? Desde luego, podría haber utilizado esta palabra, ya que él la utilizó unos cuantos versículos antes en Mateo 27: 45, que dice que "toda la tierra estaba cubierta de oscuridad".

Mateo dice que "muchos" santos se levantaron y aparecieron a "muchos" en Jerusalén. La palabra griega es la misma en ambos casos. Es cierto que estos santos no aparecieron en "todo" Jerusalén, por lo que es evidente que tampoco fueron "todos" los santos levantados. Esta fue, sin duda, una resurrección limitada de santos, que habían sido enterrados cerca de las inmediaciones de Jerusalén, en lugar de una resurrección general de todos los santos del Antiguo Testamento que habían muerto en todo el mundo.

Nuestra segunda pregunta es si ellos fueron levantados a la inmortalidad, o fueron levantados por un corto período de tiempo solo para ese día. Sin duda, es una opinión bastante común, incluso en la Iglesia Primitiva, que todos los santos del Antiguo Testamento fueron resucitados cuando Jesús resucitó de la tumba, y que esos santos fueron al Cielo con Jesús cuando Él ascendió. Junto con esto, se enseñaba generalmente que la "nube", que recibió a Jesús en su ascensión fue la "nube de testigos" (Heb. 12: 1).

Por otro lado, Pedro dijo en su sermón pentecostal de Hechos 2: 29,

29 Hermanos, os puedo decir confiadamente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.

Pedro parece no saber nada acerca de que David haya resucitado de los muertos. Aunque él cita la propia profecía de David de su última resurrección, Pedro aplica la Escritura sólo a Cristo y su resurrección. Parece extraño que si el propio David hubiera sido levantado de entre los muertos, y hubiera ascendido con Cristo 40 días después, Pedro se hubiera perdido la oportunidad tan grande de decirle al pueblo de este gran testigo del mesianismo de Jesús. ¿Por qué Pedro y los otros escritores del Nuevo Testamento no dan más atención a esta importante señal milagrosa?

¿Fueron los santos del Antiguo Testamento perfeccionados antes de los santos del Nuevo Testamento, al contrario de lo que Hebreos 11: 40 parece decirnos "para que no fuesen [los santos del Antiguo Testamento] ellos perfeccionados aparte de nosotros"? ¿El escritor del libro de Hebreos no ha podido siquiera mencionar esta resurrección de los santos del Antiguo Testamento? No parece plausible.

Apocalipsis 6: 9-11 asimismo, plantea preguntas acerca de esta resurrección.

9 Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que habían mantenido; 10 y clamaban a gran voz, diciendo: "¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, tú no juzgarás y vengarás nuestra sangre de los que moran en la tierra?" 11 Y le fue dado a cada uno una vestidura blanca, y se les dijo que deberían descansar un poco más de tiempo, hasta que el número de sus consiervos y sus hermanos que habrían de ser muertos como ellos lo habían sido, debía completarse también.

¿Por qué están estas almas "debajo del altar", en lugar de disfrutar de los beneficios de los cielos? Sabemos que el sacerdote debía derramar la sangre del sacrificio bajo el altar y que el alma (Heb. nephesh) está en la sangre (Lev. 17: 11-14). En Isaías 53: 12 el profeta predice el sacrificio de Sí mismo de Jesús en la Cruz, diciendo (KJV), "él derramó su alma [Heb. Nephesh] hasta la muerte". Aquí el alma se dice que es derramada, pero es a través del agente de la sangre. Por lo tanto, las almas bajo el altar son retratadas como siendo mártires sacrificados como parte del Cuerpo de Cristo. Sus almas están bajo el altar, así como la sangre se derramaba en el suelo bajo el altar del templo. Pero la verdadera pregunta pertinente a nuestra discusión es la siguiente: ¿Por qué estas almas no disfrutan del Cielo? ¿Por qué los trajes blancos sólo les dan un consuelo hasta el tiempo futuro de la redención? ¿Es porque, independientemente de si estos santos están en el Cielo con las túnicas blancas (de la inmortalidad y de la justicia), todavía no han recibido su recompensa final, que es la Fiesta de Tabernáculos? Creemos que sí, y esto se explicará en el capítulo siete.

Mientras tanto, sin embargo, debemos preguntarnos por qué hay almas en Apocalipsis 6 que aún están "bajo el altar", o bajo la tierra donde la Ley pone la sangre (el alma). ¿Están limitadas estas almas a los santos del Nuevo Testamento que han sido martirizados como un sacrificio? Si es así, ¿pueden los santos del Antiguo Testamento ser perfeccionados aparte de ellos?

Apocalipsis 20: 4-6, hablando de la Primera Resurrección, no dice nada acerca de que la resurrección de Mateo 27, (si fue una verdadera resurrección) habría sido la Primera Resurrección y limitada a los santos del Antiguo Testamento; en su lugar, el versículo 4 no habla simplemente de los mártires de la era del Antiguo Testamento, pues menciona también los mártires del Nuevo Testamento; incluye "las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús", así como de las que no recibieron la Marca de la Bestia. Aunque ciertamente se podrían tomar ambas descripciones como incluyendo a los santos del Antiguo Testamento, la descripción es clara en cuanto a los santos del Nuevo Testamento.

Así el relato de Mateo es más desconcertante que informativo. No fue nada más que una resurrección muy limitada de algunas personas -tal vez de los que habían muerto recientemente. No fue una señal lo suficientemente importante del mesianismo de Jesús para merecer más que una mención de pasada sólo por uno de los apóstoles.

Nos vemos obligados a concluir que la "Primera Resurrección" de Apocalipsis 20 no se ajusta a la descripción de la resurrección de los muertos en Mateo 27. Independientemente de lo que ocurrió en Mateo 27, no podemos concluir que los santos del Antiguo Testamento cumplan la profecía de la Primera Resurrección, ni podemos decir que ellos recibieron su recompensa final profetizada en la Fiesta de Tabernáculos. Apocalipsis 22: 12 nos dice:

12 He aquí, yo vengo pronto y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.

Esta es una referencia a Isaías 40: 10, que dice:

10 He aquí que Yahweh el Señor vendrá con poder, y su brazo gobernará por él. He aquí que su recompensa viene con él y su obra delante de él.

En la parábola de Jesús de los talentos, Él habla de dar recompensas a sus siervos cuando regrese, no cuando estaba a punto de partir. Cuando él dio los talentos a los que servían, no estaban destinados a ser sus recompensas. Sólo eran administradores de este dinero, y su recompensa posterior se basó en lo que hicieron con el dinero, mientras que él se había ido. Tampoco podemos decir que ellos recibieron sus recompensas mientras que éste se fue. Nadie recibió su recompensa hasta que regresó.

En el día de Pentecostés en Hechos 2, Dios dio dones a los hombres. Estos no eran la recompensa final. Esto fue como el hombre que dio los talentos a sus siervos, esperando que ellos invirtieran el dinero y lo aumentaran durante la Edad de Pentecostés. Luego, cuando Él vuelva, Él espera ver un incremento de cada uno de los siervos. Sólo en este punto son reales las recompensas dadas a los sirvientes.

Lo que podríamos decir sobre el estado de los creyentes muertos que han vivido y muerto, no podemos decir que hayan recibido sus recompensas aún. Esto se reserva para el momento de la resurrección. La perfección tiene que esperar al día en que la Persona Jurídica completa de Cristo, sea nacida en la Tierra. Dios está haciendo una obra corporativa aquí, y los hombres no van a ser perfeccionados de uno en uno de una manera gradual. Por esto era qué se cortaban las piedras del templo de Salomón y se preparaban fuera del lugar del propio templo (1ª Reyes 6: 7), y cuando todas estuvieron listas, las piedras fueron colocadas una sobre la otra. De la misma manera, Dios ha estado preparando las piedras vivas de su Templo desde hace miles de años, y se colocarán en unidad en el día postrero.

La recompensa que Cristo trae con Él es en última instancia el cumplimiento de la Fiesta de Tabernáculos. El propósito de la Creación en sí era para que el Padre se glorificarse a Sí mismo en la Tierra. Él le dio a Adán un cuerpo glorificado -carne espiritual, por así decirlo- pero Adán perdió esa herencia cuando pecó. Dios está en el proceso de restaurar lo que se perdió en Adán. Que un cristiano muera y vaya al Cielo para vivir en una existencia espiritual, no cumple el propósito final de Dios para nosotros. Algunos creen que el hombre va al cielo al morir, mientras que otros creen que todos los hombres duermen hasta la resurrección. Esta disputa doctrinal no es realmente relevante para nuestra discusión, porque de cualquier manera que se crea la Fiesta de Tabernáculos no podrá cumplirse hasta que recibamos carne espiritual como Jesús tenía después de su resurrección. (Esta carne también se manifestó en su transfiguración en el monte).

Pero hay que reservar este tema para un capítulo posterior, cuando nos ocupemos de esa Fiesta. Mientras tanto, vamos simplemente a sacar la conclusión de que los santos del Antiguo Testamento todavía no han recibido su recompensa, así como nosotros no la tenemos. La Primera Resurrección no ha ocurrido todavía. Los eventos en Mateo 27 pueden ser una resurrección de entre los muertos, pero no podemos asumir que se levantaron para inmortalidad. Ciertamente, ellos no recibieron su recompensa final.

Entonces, ¿qué pasó cuando Jesús fue crucificado? No hay forma de demostrar cualquier punto de vista positivo. Pero sí sabemos que en las Escrituras hay ejemplos de personas que han sido levantadas de los muertos, pero que no recibieron la inmortalidad. Fueron levantados a la vida en un sentido limitado de la resurrección. Por ejemplo, Lázaro fue resucitado de entre los muertos en Juan 11, pero registros de la historia de la Iglesia Primitiva dicen que murió más tarde como misionero en Marsella, Francia. Su tumba todavía está con nosotros hasta este día.

Mateo no nos dice quienes fueron levantados de entre los muertos ese día. Muchos dan por sentado que se trataba de todos los santos del Antiguo Testamento. Pero Mateo sólo dice que "muchos" se levantaron, no todos, y dice que ellos se aparecieron a "muchos". No se nos ha dado ningún nombre, como Abraham, David o Isaías. Estos puntos de vista se basan puramente en presunción. De hecho, ¿cómo supieron los hombres que fueron Abraham o David? No había fotografías o retratos pintados de ellos. La única manera de saber qué santo había resucitado era que el santo personalmente se hubiera identificado ante los mismos. Sin embargo, Mateo se limita a decir que "aparecieron a muchos". Parecería normal que un acontecimiento tan sorprendente hubiera sido registrado por más de un escritor del evangelio, y que se nos hubieran dado más detalles específicos.

Es casi como si las personas levantadas eran reconocibles por los que estaban vivos en el momento -tal vez porque ellos los habían conocido personalmente antes de morir. Parece más probable que un número de personas piadosas que habían muerto recientemente fueran resucitadas a una existencia mortal, como testigos de la resurrección de Jesús. Estos volvieron a vivir por un tiempo, y luego murieron, como lo hizo Lázaro.



Himeneo y Fileto

Algunos en la Iglesia Primitiva creían que ya se había producido la Primera Resurrección. Sin duda ellos basan su creencia y enseñanza sobre la resurrección mencionada en Mateo 27. El apóstol Pablo menciona dos de estos hombres en 2ª Timoteo 2: 17 y 18:

17 Y su palabra se extenderá como gangrena. Entre ellos están Himeneo y Fileto, 18 hombres que se han desviado de la verdad diciendo que la resurrección ya ha tenido lugar, y por lo tanto alteran la fe de algunos.

Pablo le dice a Timoteo que este tipo de enseñanza había derrocado la fe de algunas personas, y lo compara con "gangrena". Entonces, ¿qué estaban enseñando exactamente Himeneo y Fileto en la iglesia? ¿Estaban enseñando que la resurrección de Jesús ya había tenido lugar? No, porque Pablo habría estado de acuerdo con ellos en esto. ¿Estaban enseñando que la Resurrección General de los muertos ya se había producido en el juicio del Gran Trono Blanco? Probablemente no, ya que habría sido evidente para estos hombres que ellos mismos no habían sido levantados ante Dios en el juicio. Todavía quedaban muchos pecadores en el mundo que no habían sido llevados ante la justicia. Es poco probable que muchos cristianos pudieran haber sido convencidos para creer una doctrina tan tonta.

¿Estos hombres creían como los saduceos que no había resurrección en absoluto? Obviamente no, porque Pablo dice que ellos hicieron creer en la resurrección de los muertos, pero que ya había ocurrido en el pasado.

Por último, este pasaje muestra que el mismo Pablo no creía -como algunos enseñan- que la resurrección no es más de una experiencia de salvación. Si la resurrección ocurre en el momento que el hombre es justificado por la fe, entonces para todos los creyentes la resurrección debe haber ocurrido ya en el pasado. Si ese fuera el caso, entonces Himeneo y Fileto habrían tenido razón al afirmar que la resurrección ya había pasado.

Hagamos lo que hagamos de todo esto, hay una cosa que parece cierta. La resurrección no había ocurrido ya antes de la época en que Pablo escribió su Segunda Carta a Timoteo (no antes del 64 dC). Esto significa que en todo lo que sucedió en torno a la muerte o la resurrección de Jesús, la Primera Resurrección aún no había ocurrido. Mateo 27 no registra el momento de la Primera Resurrección. Tampoco estuvieron correctos Himeneo y Fileto en su opinión de que la resurrección ya se había producido.



El propósito de una resurrección corporal

Como hemos dicho antes, algunos creen que la resurrección, o al menos la Primera Resurrección, no es más que la vida que el cristiano recibe cuando es justificado por la fe. Para apoyar este punto de vista, citan Escrituras que nos exhortaban a "morir diariamente" (1ª Cor. 15: 31) o ser levantados en "novedad de vida" (Rom. 6: 4). Este punto de vista trata de negar la resurrección corporal de los muertos en favor de una visión más espiritualizada.

A nivel individual, personalmente en realidad debemos "morir diariamente y resucitar con Cristo a diario”. Pero esto es sólo un tipo y sombra de la resurrección -no la propia resurrección. Nuestra justificación por la fe nos imputa la justicia y la vida, pero esto no es lo mismo que realmente ser levantado de los muertos. A lo largo de la Biblia se habla de la Resurrección de los Muertos como de un hecho futuro, no como algo que está actualmente disfrutándose. Pablo escribió un capítulo entero sobre este tema en 1ª Corintios 15, porque había gente en su día que también negaba la resurrección. Pablo basa toda su argumentación en el hecho de que Jesucristo resucitó de entre los muertos, lo que demuestra que los muertos de hecho son levantados, y demuestra que la resurrección significa volver a la vida así como cuando se levantó a Jesús.

Aquellos que sostienen una opinión contraria a menudo preguntan, "¿por qué iba alguien a querer volver a un cuerpo físico, una vez que ha salido de este cuerpo y se le ha dado un cuerpo espiritual en el Cielo?"

Esto no es una pregunta nueva, por supuesto. Los fariseos y los saduceos mantenían un debate sobre este tema durante los días de Jesús. Pablo había sido de la escuela de los fariseos y, sin duda, había sido bien instruido en los argumentos de ambas partes. Aunque Pablo se convirtió más tarde al cristianismo, nunca se desvió de la visión básica de los fariseos de que habrá una resurrección literal de los muertos. Si él hubiera cambiado de opinión, su carta a los Corintios habría sido muy diferente.

Los saduceos fueron influenciados en gran medida por la filosofía griega. La espiritualización de la resurrección tiene sus raíces en la cosmovisión griega, mientras que la idea de la resurrección corporal tiene sus raíces en la cosmovisión hebrea. Si nos remontamos al principio y estudiamos los fundamentos de estos puntos de vista, podremos llegar a la verdad del asunto.

Antes de la Creación del Mundo, Dios gobernaba un universo perfecto con su poder soberano. Debido a que todas las cosas fueron hechas por Él (Juan 1: 3), hubo un tiempo en que no existía materia física. Todo lo que existía era espiritual. Entonces en algún momento Dios comenzó a crear el Universo. En cada etapa del desarrollo, Dios declaró su Creación como "buena" (Génesis 1: 4,10,12,18,21,25). Cuando se terminó, declaró todo como "muy bueno" (Génesis 1: 31). Esta es la visión bíblica de la Creación, que establece el tono para todo el Plan de Dios para la Tierra. Cualquier punto de vista que se aparte de este fundamento, y cualquier persona que enseñe que la materia sea inherentemente mala, es enseñanza desde una perspectiva griega, no desde una perspectiva hebraica bíblica. Desafortunadamente, después de que la Iglesia Primitiva fue dispersada en el mundo de la filosofía griega por la persecución, no pasó mucho tiempo para que la Iglesia se olvidara del punto de vista hebraico de la Creación. Esto afectó a muchas doctrinas cristianas en los años posteriores.

Los filósofos griegos enseñaron que el espíritu era bueno y que la materia era mala. Ellos enseñaron que el cuerpo era una prisión para el "alma espiritual", y que el único medio de escapar de la maldad de esta existencia física era que la carne muriera, para que el alma espiritual pudiera ser puesta en libertad. Esta visión errónea de la Creación física causó que algunos cristianos enseñaran que Jesucristo en realidad no fue manifestado en la carne, porque en su opinión un buen Dios nunca se manifestaría en carne mala. En consecuencia, Juan se dirigió a este punto de vista en la primera parte de su evangelio y de nuevo en sus cartas. Él dice específicamente: "y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros" (Juan 1: 14). Dijo, además, que cualquiera que niega que Jesucristo había venido en carne, no es de Dios, sino del espíritu del "anticristo" (1ª Juan 4: 3).

En otras palabras, esta visión de la materia y del espíritu es un tema primordial que yace en el corazón de la diferencia entre las religiones griega y hebrea. Una visión de la Creación va a afectar la visión en uno de los extremos, el propósito de la Creación, y la meta de la historia.



El Bautismo de Fuego de la Tierra

La Tierra tiene un propósito distinto para su existencia. Aunque el pecado ha invadido la Creación, el pecado no es una parte intrínseca en la eternidad de la Creación material. Es una condición temporal, que la obra de Jesús derriba. La meta de la historia es la erradicación de todo pecado y de la muerte (1ª Cor. 15: 26) y sustituirlos por lo que es de Dios, hasta que al final Dios sea "todo en todo" (1ª Cor. 15: 28).

La Tierra no está destinada a ser destruida o quemada por completo por fuego, como algunos han dicho malinterpretando 2ª Pedro 3: 7-10, donde Pedro compara la sentencia definitiva del fuego con la sentencia del agua en los días de Noé:

7 Pero los cielos y la tierra por su palabra están reservados para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los hombres impíos. 8 Mas, oh amados, no ignoréis una cosa: y es que un día delante del Señor es como mil años y mil años son como un día. 9 El Señor no tarda en cumplir su promesa, según algunos lo tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10 Pero el día del Señor vendrá como un ladrón, en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos [griego: stoicheion, "principios primeros o primarios o elementales] serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y sus obras serán quemadas.

En Génesis 6: 17 Dios le dijo a Noé que vendría un Diluvio para quitar el aliento (Heb. ruaj, "espíritu") de vida de toda carne. Después del Diluvio, leemos en Génesis 8: 1 que Dios envió un viento (Heb. Ruaj, "espíritu") sobre la Tierra, y las aguas comenzaron a bajar. Esta fue una declaración muy profética, porque significaba que Dios habría de resolver el problema mediante el envío de su Espíritu. Noé envió la paloma tres veces, lo que supone tres momentos históricos cuando Dios enviaría su Espíritu para que morase en la humanidad una vez más. Estas tres ocasiones históricas fueron: (1) en el Sinaí, cuando el Espíritu de Dios descendió como fuego para dar la Ley a Israel, (2) en Jerusalén, en el Cenáculo, cuando las arras del Espíritu en realidad llegaron a los 120 discípulos en Pentecostés en Hechos 2, y (3) en el cumplimiento de la Fiesta de Tabernáculos, cuando un primer grupo de creyentes -los Vencedores- experimentará la plenitud de su Espíritu.

Luego, en Génesis 9 Dios hizo un pacto con Noé, sus hijos y con toda la Tierra, diciendo que no volvería a destruir la Tierra por agua. Muchos enseñan que esto significa que Dios va a destruir la tierra con fuego la próxima vez. Sin embargo, esto socava todo el propósito del Pacto de Dios. Fue un Pacto incondicional con toda la Tierra, representado por el arco iris, por el que Dios prometió no volver a destruir la Tierra. En años posteriores, Dios declaró su intención de que su gloria llenara toda la Tierra. (Ver Núm. 14: 21; Is. 6: 3 y 11: 9; Sal. 72: 19; Hab. 2: 14).

Esto muestra que se avecina un “Segundo Diluvio”. No es un diluvio de agua, sino un Diluvio del Espíritu Santo, que cubrirá la Tierra como las aguas cubren el mar. Este será un Bautismo de Fuego, no con el propósito de destrucción, sino para crear un Cielo Nuevo y una Tierra Nueva. Destruirá el pecado y todo mal, examinando y purificando todas las cosas, para que el propósito de la Creación pueda ser cumplido.

1ª Pedro 3: 10 (citado anteriormente) nos dice que los "elementos" se quemarán con fuego. La palabra griega usada es stoicheion, que es un poco difícil de traducir, porque se utiliza de manera diferente en los círculos filosóficos de la época. Sin embargo, Pablo usó esta palabra en Colosenses 2: 8 para describir los principios básicos de las filosofías del mundo, llamándolos las tradiciones de los hombres:

8 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales [stoicheion] del mundo, y no según Cristo.

Pablo usa el término de nuevo en Colosenses 2: 20 de la misma manera. En otras palabras, los supuestos básicos de las filosofías y enseñanzas del mundo serán juzgados por el fuego y quemados, con el fin de que pudieran ser reemplazados por un nuevo orden divino del Reino de Dios. Tales supuestos básicos como el ateísmo, el materialismo y la evolución, serán erradicados totalmente del vocabulario científico. Sólo la verdad será enseñada, porque en ese día la verdad será conocida y comprendida plenamente.

La Tierra está destinada a ser llena del Fuego de Dios, que es su Vida, su Carácter y su propio Ser. El propósito de Dios siempre ha sido manifestarse en la Creación física, para que Él reciba la gloria, no sólo en la dimensión espiritual (el Cielo), sino también en la propia materia. El objetivo es que el Reino de Dios venga a la Tierra, y que la voluntad de Dios sea hecha "en la Tierra como en el Cielo" (Mateo 6: 10). El crescendo de esta meta es que Dios se manifieste a Sí mismo en el hombre, que fue creado del polvo de la tierra, cuyo nombre, Adán, significa "tierra".

El hombre es un microcosmos de la propia tierra, un poco de tierra. Es el propósito de Dios manifestarse en el hombre en concreto y en la Tierra en general. Es por eso que Él busca derramar su Espíritu sobre "toda carne" (Joel 2: 28). Esto es el comienzo de la manifestación de Dios en la Creación material de la Tierra. La resurrección en un cuerpo físico, que sea apto para la plenitud de su Espíritu, es el fin último y la razón de la Creación.

Si partimos de la opinión de que todas las cosas que fueron creadas son "muy buenas", y que el pecado y la muerte han invadido la Creación, entonces hemos establecido una base adecuada de la verdad y podemos empezar a entender el Plan General de Dios. El Plan es la Restauración de Todas las Cosas, no destruir todas las cosas. El Plan es que todas las cosas se coloquen bajo el gobierno de Jesucristo, no retroceder hacia el Cielo y dejarle el resto de la Creación al diablo. El Plan consiste en resucitar a los muertos con un cuerpo restaurado y perfeccionado, que sea según el modelo del propio cuerpo resucitado de Jesús; no consiste en salir de la existencia física y retirarse a un cuerpo puramente espiritual en el Cielo.

Los griegos enseñaban que la Tierra era un trampolín hacia el Cielo, los Hebreos enseñaban que el Cielo era un trampolín para la Tierra. En otras palabras, el objetivo no es escapar de la materia e irse al Cielo en una forma espiritual, sino más bien que Dios creó la materia con el fin de manifestarse en este nivel, en este plano físico. El Cielo está llegando de este modo a la Tierra en lo que se llama el Reino de los Cielos -es decir, el Reino del Cielo. En cuanto a los Vencedores se dice: "Tú has hecho que fueran un reino y sacerdotes para nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra" (Ap. 5: 10).

Los que redefinen la resurrección en el sentido de "ser cristiano" o "ir al Cielo cuando mueras" han perdido la visión más amplia del propósito de Dios para la Creación. Aunque sin duda hay una aplicación espiritual del concepto de la resurrección, no hay que utilizar la aplicación para definir el término en sí mismo.

En una sección posterior expondremos con más detalle sobre este tema, porque en última instancia, el propósito de la Fiesta de las Trompetas (es decir, la resurrección) es volver a encarnar a los muertos, a fin de que puedan celebrar la Fiesta de Tabernáculos. En el cumplimiento de esa Fiesta final, todos serán "transformados" a la semejanza de Jesucristo después de su resurrección. El Espíritu de Dios entonces saturará completamente la carne humana de una manera que no se veía desde que Jesús se apareció a sus discípulos después de su resurrección. En ese tiempo, como Jesús, ejerceremos autoridad en el Cielo y la Tierra; es decir, en lo espiritual y en el mundo físico. Tendremos la capacidad de movernos en ambos reinos a voluntad, como lo hizo Jesús tras resucitar, porque seremos hijos del hombre e hijos de Dios. Sólo entonces será completado el propósito de la Creación.


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