ESTUDIO-VIDA DE MATEO
MENSAJE VEINTIDOS
LA PROMULGACION
DE LA CONSTITUCION DEL REINO
(8)
TRES
ASPECTOS DE LA LEY
Para
poder entender la cuestión de la ley, debemos conocer los tres aspectos de la ley: el principio
de la ley, sus mandamientos y sus ritos. Si no distinguimos entre estos
tres aspectos, nunca podremos entender la ley de manera apropiada. Según lo que
hemos visto, el principio de la ley está terminado.
En la actualidad, en la
dispensación de la gracia, Dios no nos trata conforme al principio de la ley,
sino según el principio de la fe. El hecho de que seamos justificados, salvos
y aceptados por Dios se basa en el principio de la fe, y no en el principio de
la ley. Si tenemos fe en Cristo, somos justificados por Dios, aceptados por El
y salvos. Con esto vemos el significado de decir que el principio de la ley
está abolido en Cristo bajo la dispensación de la gracia.
Aunque
el principio de la ley se ha abolido,
los mandamientos de la ley no han sido anulados. En vez de eso, la norma de los mandamientos ha
sido elevada. Así que,
los mandamientos, relacionados con las normas de la moralidad, no han sido abolidos; permanecerán por toda la
eternidad. Por la eternidad no debemos adorar ídolos, matar, robar o mentir.
El Rey, en Su reino celestial, elevó la norma de la ley en dos formas:
complementó y cambió las leyes inferiores, haciendo de ellas leyes superiores.
De esta manera la
moralidad de los mandamientos de la ley fue elevada a una norma superior.
El
Salvador real guardó todos los mandamientos de la ley cuando estuvo en la
tierra. Luego fue a la cruz a morir por nosotros. Por medio de Su muerte
sustitutiva, El cumplió la ley dando fin a todo lo negativo. Además, mediante
Su muerte sustitutiva, liberó Su vida de resurrección y la puso en nosotros, y
ahora nosotros tenemos esta vida de resurrección en nuestro espíritu. Debido a que podemos vivir por
la vida de resurrección, tenemos la fortaleza, la habilidad y la capacidad para
manifestar el nivel más alto de la moralidad. Al andar
según el espíritu (Ro. 8:4), satisfacemos los justos requisitos de la ley,
cumpliendo con creces los requisitos de la ley. Por lo tanto, no abolimos la
ley, sino que la cumplimos de manera más elevada.
El
tercer aspecto de la ley consiste en los
ritos de la ley. Por
ejemplo, ofrecer sacrificios y
guardar el sábado son ritos externos
de la ley. Estos ritos también fueron anulados porque eran parte de la dispensación
antigua de sombras, figuras y tipos, los
cuales han sido completamente cumplidos por Cristo, quien es la realidad.
Ya no nos vemos obligados a observar los ritos de la ley. Por lo tanto, el
principio de la ley y los ritos de la ley han sido anulados, pero los
mandamientos de la ley, los cuales requieren un nivel alto de moralidad, no lo
han sido. Más bien, los mandamientos han sido elevados. Por medio de Cristo,
quien es la vida de resurrección en nuestro espíritu, podemos cumplir con la
norma de moralidad que exige la ley más elevada del reino de los cielos. Lo
compartido aquí debe darnos un entendimiento claro con respecto a la ley según
sus tres aspectos: el principio de la ley, los mandamientos de la ley y los
ritos de la ley.
VIVIR POR LA VIDA Y NATURALEZA DEL
PADRE
Al
final de Mateo 5 el Señor Jesús dijo:
“Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”
(v. 48). Con esto se concluye la sección de la constitución del reino, la cual
es extremadamente elevada. Después de leer todos estos requisitos, todos
nosotros diríamos que para nosotros es totalmente imposible cumplir con ellos.
Luego llegamos al versículo 48, donde dice que debemos ser perfectos como
nuestro Padre celestial es perfecto. Este versículo nos da un indicio de que tenemos en nosotros la vida y
la naturaleza del Padre. Nacimos de El y somos Sus hijos. Debido a que somos Sus hijos y
poseemos Su vida y Su naturaleza, no es
necesario que lo imitemos. Mientras crezcamos en Su vida, seremos como El. Así que, todos los requisitos de la
ley del reino celestial revelan cuánto la vida y la naturaleza divinas pueden
hacer por nosotros. Lo único que nos hace falta es
ser expuestos para que perdamos toda esperanza en nosotros mismos. Cuando seamos expuestos, nos
daremos cuenta de que nuestra vida natural es completamente inútil. Entonces renunciaremos a nuestra
vida natural, nos volveremos a la vida de nuestro Padre, y permaneceremos con la naturaleza divina. Espontáneamente, esta vida crecerá en nosotros y cumplirá con los requisitos de la ley
suprema. Nosotros
ahora necesitamos volvernos al espíritu
y andar en nuestro espíritu. Cuando lo hacemos, vivimos por la vida y la naturaleza de
nuestro Padre; luego espontáneamente
satisfacemos el justo requisito de la ley. Es imprescindible que
entendamos este asunto, porque es totalmente diferente de nuestro concepto
natural. Por mi experiencia puedo afirmar con mi testimonio, que
ahora no estoy bajo el principio de la ley. ¡Aleluya, estoy bajo el principio
de la fe, y la vida de mi Padre celestial está en mí! Esta vida es el amado Hijo del
Padre. Ahora vivo por la vida en mi espíritu y ando según el espíritu.
Por medio de esta vida en mi espíritu espontáneamente
cumplo los requisitos más altos de la ley del reino de los cielos. Al decirlo
no estoy jactándome; sólo doy mi humilde testimonio para dar gloria al Señor. Esto no quiere decir que yo
puedo hacer algo, sino que El puede, porque El está en mí para ser mi vida.
El puede hacer lo mismo en usted y por usted. Si usted quiere tener esta
experiencia, necesita una visión de lo inútil que es su vida
natural. Después de que su vida natural haya sido escudriñada y
expuesta, se dará cuenta de que usted es un caso sin esperanza, que no debe
confiar en ella y que usted tiene que volverse a la vida y naturaleza divina
del Padre, la cual está en usted. Vuelva a la vida del Padre, quédese con Su
vida y viva por Su vida. Puede
volverse fácilmente a la vida del Padre, porque ahora mismo está en su
espíritu. Simplemente ande según su
espíritu, y todos los justos requisitos de la ley serán cumplidos en usted.
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