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JOB 39-40, Martin Stendal






NOTA ADMINISTRADOR:

Les pasamos la última prédica de Martin. En la marca de los minutos 10 al 16 (más o menos) muy correcta y, sobre todo, muy bíblicamente, Martin reconoce la necesidad de la sujeción a las autoridades puestas por Dios hasta alcanzar la madurez, la edad para el sacerdocio, que en el Antiguo Testamento eran los 30. Jesús se sometió ejemplarmente a este patrón.

Es una pena que Martín después, al menos a nosotros nos lo parece, da un paso atrás, al decir que antes de tener amor y unidad, primero tenemos que aprender a caminar con Dios como individuos estando sujetos solo a Él. Como ocurría en la iglesia evangélica pentecostal de las Asambleas de Dios en la que el Señor quiso que diéramos nuestros primeros pasos, y en ese tipo de iglesias en general, donde en las predicaciones continuamente se daban pasos hacia delante y luego hacia atrás cuando ministraban sobre que la salvación se puede perder y acto seguido sobre que somos salvos por la eternidad cuando creemos, debido a que no habían alcanzado a discernir que la salvación del espíritu es una cosa y la del alma otra. Así ahora, en este tema de la sujeción a las autoridades dadas por Dios, no se discierne claramente y algunos han pasado de las más serviles, no entendidas y no bíblicas sujeción y obediencia, a la falacia y fortaleza satánica de que sólo hemos de estar sujetos a la Cabeza.

¡Todo tiene su tiempo! Sujeción y obediencia hasta que alcanzamos la madurez, e independencia para el ministerio tras la madurez o filiación (huidotesia).

Prescindir de las autoridades dadas al Cuerpo por Dios ha sido un craso error por parte de muchos, que queriendo escapar de algunos Saúles, se han ido al extremo de la anarquía; e incluso una elusión de la responsabilidad por parte del liderazgo dado a los cinco ministerios para al Cuerpo, que ha arrojado a las patas de los caballos a muchos que el Señor les había encomendado, negándose a conducirlos como ayos, so pretexto de que todos han de ser dirigidos exclusivamente por la Cabeza, porque:

Efe 4:11 Y él mismo dio: unos, los apóstoles; otros, los profetas; otros, los evangelistas; y otros, los pastores y maestros, Efe 4:12 a fin de equipar completamente a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, Efe 4:13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo; Efe 4:14 para que ya no seamos niños, zarandeados por las olas y llevados a la deriva por todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, Efe 4:15 sino que aferrándonos a la verdad en amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, Efe 4:16 de quien todo el cuerpo, bien ajustado y trabado entre sí por todas las junturas que se ayudan mutuamente, según la actividad adecuada de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor. Efe 4:17 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los demás gentiles, que andan en la vanidad de su mente, Efe 4:18 teniendo el entendimiento entenebrecido,
Heb 13:7  Acordaos de vuestros guías (pastores), que os hablaron la palabra dé Dios, y considerando el resultado de su conducta, imitad su fe.  
Heb 13:17  Obedeced a vuestros guías (pastores), y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con gozo, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.  
Osea que no debemos poner el carro delante de los bueyes. Primero crecemos y maduramos al calor del Cuerpo y luego dejamos la casa de los papás para seguir nuestra propia vida y ministerio. El liderazgo primero está para equipar; después para emancipar. Con todo, el bien equipado y emancipado seguramente no será un llanero solitario y buscará su conjunción ascendente con aquellos a los que Dios le llame a hacerlo, porque en la multitud de consejeros está la victoria; y recibirá bajo su cobertura las conjunciones que Dios le confíe para darles entrenamiento y crecimiento.

Esto lo confirma nuestra experiencia personal. Durante unos 20 años el Señor nos tuvo en tres diferentes denominaciones cristianas, por 6, 3 y 11 años respectivamente. Allá tuvimos buena oportunidad de aprender la obediencia y la sujeción al Cuerpo; siendo tratados por nuestra cuota asignada de Saúles (los Davides forzosamente han de crecer a la sombra de los Saúles; pero no se emocionen demasiado pensando que ustedes no lo son, pues todas nuestras respectivas naturalezas carnales no tratadas también actúan como Saúles para los demás). Sólo cuando nuestra obediencia y nuestra sumisión a la Cabeza, sometiéndonos a aquellos que el eligió para que obedeciéramos, fueron consideradas perfectas para Él, o al menos suficientes, el Señor nos sacó de las denominaciones para depender sólo de la Cabeza, sin ningún tipo de trauma o "síndrome de abstinencia". Pero aún entonces en oración buscamos nuevas conexiones con la parte del Cuerpo que el Señor nos tenía reservada y Él en Su fidelidad, pronto nos encajó, coyuntó o alineó con una órbita superior a la nuestra y con otras partes que a su vez buscarían nuestra guía, sin en ningún modo comprometer nuestra independencia (que ellos a su vez nunca pretendieron ni pretenden) ni ellos la suya.

Recomendamos mucho a quienes aún no tienen esto claro la lectura de dos maravillosos clásicos: Autoridad Espiritual (Watchman Nee) y Perfil de Tres Monarcas (Gene Edwars)

NOTA 2:
Tras pasear justo después de colgar este artículo y el Señor nos agregó un matiz de discernimiento, creemos que importante, para distinguir entre lo que es la adecuada conjunción al fluir espiritual de revelación que el Espíritu trae a cada cual y la obediencia y sumisión externa al cuerpo físico de los creyentes en una iglesia local, hasta que alcanzamos la madurez necesaria para abandonar el nido. 

Siempre estuvimos sometidos, o al menos tratamos, a las autoridades de las iglesias locales por las que el Señor nos pasó; sin embargo en cuanto al fluir de la revelación el Señor nos unió a tres maestros fundamentales diferentes, a los cuales nunca tratamos personalmente y dos de ellos ya habían fallecido cuando leímos sus obras. Ellos son Watchman Nee, Witness Lee y Stephen Jones. Ello no en detrimento de otros muchísimos autores, como Tozer, F.B. Meyer, John White, etc. etc. (pueden buscar los nombres de casi todos ellos en nuestro perfil de Blogger o G+).

Una ilustración bíblica muy esclarecedora de lo que estamos diciendo es el ejemplo de Saúl y David. Claramente Saúl (la carne) no estaba en el flujo de la revelación de David (el espíritu); sin embargo David supo obedecer y seguir al Señor sometiéndose a Saúl, hasta que llegó su tiempo. El aprendió a la sombra de Saúl el camino de la cruz, de la obediencia y el sometimiento. Lo contrario a esto es el "cada uno hacía lo que bien le parecía" del tiempo de los Jueces (17: 6; 21:25).

Fue después de unos 20 años, al completar el ciclo de W. Lee, que el Señor nos llamó a salir físicamente del Sistema Denominacional, para estar, por siete años ya, sin pertenecer a ninguna organización. Tres años pasaron antes que el Señor de nuevo nos uniera al fluir, no  a las organizaciones, de otros hombres como Newbolt, George Davis y Michael Clark, Briton, Clayton Sonmore, George Warnock, Martin Stendal, ... y, especialmente, Stephen Jones. De este último tuvo a bien el Señor usarse para romper multitud de preconcepciones o ídolos del corazón, en un proceso que pueden ustedes conocer en nuestro artículo:

MI EXPERIENCIA DE TRADUCCIÓN DE LA OBRA DEL Dr. STEPHEN E. JONES (Testimonio), Administrador

Ver también el artículo relacionado:

Hechas estas salvedades, les dejamos con el audio de nuestro amado y respetado Martin.

Job, capítulo 39 y 40 versos 1-5-Martín Stendal

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