November 29, 2016
Moisés estaba convencido que sin la presencia de Dios en su vida, era inútil intentar cualquier cosa. Cuando habló cara a cara con el Señor, le dijo valientemente: "Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí” (Éxodo 33:15). Él estaba diciendo: “Señor, si no vas con nosotros, no lo lograremos. ¡No daremos un solo paso hasta que estemos seguros de tu presencia!”
Moisés sabía que lo que los distinguía de otras naciones era la presencia de Dios en medio de ellos, y lo mismo es cierto para la iglesia de Dios hoy en día. La presencia de Dios “con nosotros” nos dirige, nos guía y obra su voluntad en y a través de nosotros. Su presencia también echa fuera el temor y la confusión.
La actitud de Moisés era: “Nosotros operamos con un solo principio: La única forma en que podemos ser guiados o gobernados, hacer batalla y sobrevivir en estos tiempos, es teniendo la presencia de Dios con nosotros. Cuando su presencia está en nuestro medio, nadie nos puede destruir. Pero sin él, quedamos indefensos, reducidos a nada. Que todas las naciones de este mundo confíen en sus ejércitos poderosos, en sus carros de hierro y sus soldados adiestrados. Nosotros confiaremos en la presencia manifiesta de nuestro Dios”.
Dios respondió la audaz declaración de Moisés así: “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso” (Éxodo 33:14). La palabra hebrea para “descanso” aquí significa “un descanso tranquilo y confortable.” Dios estaba diciendo: “¡No importa las batallas o pruebas que enfrentes, siempre podrás encontrar un descanso tranquilo y confiado en mí!”
Jajaja... Gracias por tu aporte Joan. Tu filosofía casera tiene cierta parte de verdad. Es cierto que si yo no estoy bien conmigo mismo transmitiré inconscientemente eso a los demás y obviamente rechazarán a quien no se aprueba a sí mismo. También es cierto que cada uno tenemos un "dios" en nuestro interior. Lamentablemente, como raza caída ese Dios no es el Creador, el Señor Jesucristo. La buena noticia es que según la Biblia a todos sin excepción se nos da la oportunidad de conocerle y hacerle nuestro Dios naciendo de nuevo (lee el capítulo 3 del evangelio de Joan). También es cierto que nuestro cuerpo puede ser templo del Espíritu Santo, precisamente al ser engendrados de lo Alto: 1 Corintios 6:19) y que debemos cuidar nuestro cuerpo, precisamente por ser Su templo (1 Corintios 3:17). Realmente cuando alcanzamos madurez en la nueva vida en Cristo, nos respetaremos y nos respetarán o nos perseguirán.
ResponderEliminarPermíteme el atrevimiento de sugerirte este enlace, que te dará un poco más de luz de esto que te digo: http://txemarmesto.blogspot.com.es/2012/07/como-somos-salvos-y-que-ocurre-en.html;
Bueno Joan, gracias de nuevo. Espero que te guste. Pásalo bien.