Al final del Libro, cuando Daniel estaba haciendo
unas preguntas sobre unos hechos muy asombrosos, el
Señor le mandó decir:
“Daniel, estas palabras tienen que
quedar selladas hasta el tiempo del fin”.
Dice aquí en Daniel 12:6-9:
6“ Y dijo uno al Varón vestido de lienzos, que estaba
sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de
estas maravillas?
7 Y oía al Varón vestido de lienzos, que estaba sobre
las aguas del río, el cual alzó su diestra y su
siniestra al cielo, y juró por el Viviente en los siglos,
que será por tiempo, tiempos y la mitad. Y
cuando se acabare el esparcimiento del poder del
pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas.
8 Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿qué
es el cumplimiento de estas cosas?
9 Y dijo: Anda, Daniel, que estas palabras serán
cerradas y selladas hasta el tiempo del cumplimiento.”
... Este Varón vestido de lienzos que está sobre las aguas,
es nada menos que el Señor, pues en la Escritura, Daniel
le llama “Señor”. La vida de Daniel terminó con el mismo
Señor dándole revelación directa; pero el Señor le
dijo también que hay cosas que tienen que quedar selladas
hasta el tiempo de su cumplimiento. ¿Cuándo
va a ser esto? Aquí dice que será por tiempo, tiempos y
la mitad. Literalmente, en el hebreo se habla de “tiempo”,
“tiempos” y la “división del tiempo”.
Cuando miramos la historia, pensamos que la división
del tiempo empieza cuando nació el Señor Jesús,
pues los seres humanos actúan viendo el cambio de cómo
era antes y cómo fue después. Por esto hemos dividido
la historia humana en “antes de Cristo (a.C.)” y “después
de Cristo (d.C.)”. Sin embargo, esa no es la verdadera
división del tiempo; obviamente es un momento
histórico de mucha importancia, que sí cambió la historia
humana para siempre; pero viene un tiempo aún
mayor, donde de verdad se van a dividir los tiempos;
donde el Reino de Dios va a entrar con poder; donde
la piedra va a golpear la estatua en los dedos de los
pies, y todo lo del hombre se va a desvanecer, y la montaña
de Dios va a ser la montaña más alta. Eso está
todavía por pasar.
En la profecía, el “tiempo” tiene que ver con los días
de la semana y con los milenios. Están profetizados seis
mil años, seis días de la semana, para que el hombre trabaje,
y después viene el día de reposo, el séptimo día,
que corresponde al séptimo milenio que, en la Escritura,
es el día del SEÑOR. El día en que ya no será permitido al
hombre llevar su propia carga, el día en que todo será
para el SEÑOR.
El Señor Jesús hizo casi todos sus milagros en el día
sábado. ¿Por qué los hizo en ese día? ¿Por qué no los
hizo en otro día? ¿Por qué se enojaron tanto con Él por
esto? ¿Cómo fue la creación? ¿Dios hizo al hombre
para el sábado o al sábado para el hombre? El Señor
resuelve el problema diciendo que Él era aun más importante
que el sábado.
¿Qué les faltaba? Les faltaba “el tiempo de la ley”
por cumplirse. Después vienen los últimos días, el tiempo
de los últimos días.
¿Cuáles son los últimos días?
Son los últimos tres días de la semana, de los cuales, los
dos “tiempos”, son los dos mil años, que son los “tiempos”
de los gentiles.
Entonces, faltaba acabar “el tiempo
de los judíos (o el tiempo de la ley)”; faltaba pasar por
“los tiempos de los gentiles”; y después de eso, según
está profecía, viene la “división del tiempo”.
Si estamos bien en los cálculos (y no sé, pues es posible que
haya errores en el calendario), entonces, estamos cerca de
salir de “los tiempos de los gentiles” y entrar en “la división
del tiempo”, donde el SEÑOR va a imponer su Reino.
Donde los sistemas de este mundo van a recibir un golpe
mortal, del cual les será imposible recuperarse.
Si hay un “tiempo”, después dos “tiempos” y después
“la división del tiempo” (“la mitad del tiempo”),
¿cuál es pues, “el tiempo del cumplimiento”? El tiempo
del cumplimiento es cuando se divide el tiempo. Es “el
día del SEÑOR”; es el séptimo milenio; y son los mil años
que corresponden a la Fiesta de los tabernáculos, los cuales
están a la puerta...
Libro completo aquí:
http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2012/12/libro-de-daniel-martin-stendal.html
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