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OSEAS, PROFETA DE LA MISERICORDIA – CAP. 11: EL DESPOSORIO, Dr. Stephen E. Jones


30/11/2016



Oseas 2:19,20 dice,

19 "Y te desposaré conmigo para siempre; sí, te desposaré conmigo en rectitud y en justicia, en amabilidad y en compasión, 20 y te desposaré conmigo en fidelidad. Entonces sabrás que yo soy el Señor".

Hay algunos insisten en que Dios nunca se divorció de Israel, pero si eso fuera cierto, entonces ¿cómo podría Dios desposar a Israel en el futuro? Si el divorcio nunca hubiera tenido lugar, entonces Dios simplemente habría llamado a Israel a volver a Su casa. Él podría haber llevado a Israel de vuelta sin el compromiso y desde luego sin un nuevo matrimonio.

Por otra parte, como ya hemos visto por Oseas 2:2, "ella no es mi mujer, y yo no soy su marido". Oseas 2:7 dice también que Israel iba a volver a su "primer marido", lo que implica que que se había vuelto a casar con al menos un marido más. Por lo tanto, no hay ninguna justificación para negar que Israel se había divorciado. La verdadera pregunta es cómo Dios podía volver a casarse con ella después de divorciarse de ella, porque esto parecía ser una violación de la Ley en Deuteronomio 24:4.

Esa es la pregunta que debemos responder. Pero primero, vamos a ver si Judá también se divorció.


¿Judá fue Divorciada?
Jeremías 3:8 dice que Dios de hecho se divorció de Israel;

8 Y vio que por todos los adulterios de la infiel Israel, yo la había despedido y le había dado un certificado de divorcio, sin embargo su hermana, la rebelde Judá, no tuvo temor; sino que ella fue y también se hizo ramera.

Jeremías vivió un siglo después del divorcio de Israel, y reconoció que Israel se había divorciado. Su preocupación era de Judá, la nación que también había cometido adulterio espiritual con otros dioses. Sin embargo, no existe tal certificado de divorcio dado a Judá. Sólo se divorció de Israel.

Judá no podía ser separada, a pesar de su prostitución, porque todavía estaba para dar a luz al Mesías. El Mesías no podría venir sin una relación matrimonial con Dios. De hecho, cuando María fue fecundada por el Espíritu Santo (Mateo 1:18), la gente asumió que ella se prostituyó. Para el pueblo, María era una ramera; para Dios, la nación era una ramera.

Hubo, sin embargo, dos clases de personas en Judá, expresadas en Jeremías 24 como "higos buenos" e "higos malos". (Jeremías 24:1,3,5). Los higos buenos eran los que estuvieron de acuerdo con los juicios de Dios y se sometieron a Nabucodonosor, rey de Babilonia. Los higos malos eran los que no estaban de acuerdo con los juicios de Dios y decidieron luchar, tratando de mantener su libertad. Estos dos tipos de judaítas estaban presentes en la tierra durante el tiempo de Jeremías y también en el tiempo de Jesús. La única diferencia fue que en los tiempos de Jesús, a muchas de las personas se les enseñaba a resistir el cautiverio romano. A otros se les enseñaba a someterse, y estos eran "buenos higos". Jesús nunca trató de hacer una guerra contra Roma, y enseñó a Sus discípulos a someterse a Roma.

Al final, la separación entre los higos buenos y malos causó una división entre el pueblo de Judá. Una pequeña minoría siguió a Jesús y recibió la circuncisión del corazón como la señal de su relación matrimonial de Nueva Alianza. Ellos no tienen que pasar por un divorcio y el nuevo matrimonio; simplemente pasaron de una relación de Antigua Alianza a una relación de Nueva Alianza. Éstos formaron el núcleo de esa masa de gente llamada "la iglesia".

La mayoría de los hijos de Judá, sin embargo, rechazaron a Jesús (Juan 1:11). Ese cuerpo de judaítas (o "judíos") fueron llevados a su destrucción en el año 70 dC. Sin embargo, incluso antes de la gran revuelta contra Roma, el apóstol Pablo habló de la distinción entre estos dos grupos de judíos en Romanos 2:28,29, diciendo:

28 Porque no es un JUDÍO el que lo es exteriormente; ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne. 29 Sino que es un JUDÍO el que lo es en el interior; y la circuncisión es la del corazón, por el Espíritu, no por la letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.

Aquí Pablo nos dice quien es un judío, y quién no es un judío. Por esto aprendemos quien es y no es miembro o ciudadano de la tribu de Judá. Pablo dice que la circuncisión exterior, la señal de la Antigua Alianza, no hace a una persona un judaíta. Por el contrario, dice que la circuncisión del corazón es la señal de ser un judaíta, porque uno sólo puede ser un "judío" a través de la Nueva Alianza.

Estos auténticos judíos, como Pablo les define, empezaron como un núcleo de judíos, que comenzaron con Jesús y Sus discípulos. En el día de Pentecostés, su número comenzó a aumentar en gran medida, y cuando la Iglesia fue dispersada por la persecución, estos judíos fueron testigos de Jesús en otras partes del mundo. La iglesia (Judá) pronto incluyó un gran número de judíos no biológicos.

A medida que aumentaba la Iglesia y la propagación, se reconoció como algo distinto de la nación de Judea (forma griega de Judá). Ese cuerpo de personas, marcadas por la circuncisión exterior, continuó reivindicando el derecho a llamarse Judá, pero su demanda no fue reconocida por el mismo Dios. Se habían rebelado contra Jesús el Rey de Judá, y por lo tanto perdieron su condición de judaítas y, como dice la Ley, fueron cortados de entre Su pueblo.

Pablo dice que los judíos reales obtienen su "elogio" de Dios y no de los hombres. El nombre Judá significa "alabanza". La implicación es que aquel a quien Dios alaba es al que se da el nombre de Judá. Por el contrario, los recibidos por los hombres (es decir, reconocidos como "judíos" por los hombres) no son judíos según la definición de Dios. La controversia sobre la definición de un judío está todavía en curso en la actualidad.

Está claro, entonces, una vez que entendemos la historia, que Israel se divorció y se echó fuera de la casa de Dios, mientras que Judá se dividió en dos partes. La mayor parte fue cortada de Judá por rebelarse contra Jesús, el rey de Judá, Israel y el mundo mismo. El grupo más pequeño de los hijos de Judá se mantuvo dentro de la tribu, siguiendo al Rey, que tiene el derecho de llevar el nombre Judá. Este grupo más pequeño nunca se divorció, pero debido a la controversia sobre el nombre de Judá, llegó a ser conocido como la Iglesia. A los ojos de Dios, la Iglesia era la tribu o nación de Judá.


La Iglesia y los Vencedores
La Iglesia es Judá, pero los Vencedores son israelitas. Para ser de Judá (la Iglesia), se debe aceptar a Jesús como el Cristo por la fe y apoyar su pretensión al trono de David. Para ser de Israel, hay que ir más allá de la fe, a través de la obediencia, al acuerdo como un Vencedor.

Para ser reconocido por Dios como un "judío", uno debe estar en alineación con el propósito de Cristo en Su Primera Venida. No hay que rechazar su pretensión al trono y el Mandato de Dominio. Pero para ser un israelita se requiere apoyar la afirmación de Cristo a la Primogenitura de José. Este Derecho de Nacimiento es el Mandato de Fecundidad, porque "José es una rama fructífera" (Génesis 49:22). La palabra hebrea traducida como "rama" es Ben, "hijo". La Segunda Venida de Cristo es para Manifestar los Hijos de Dios, convirtiéndose así en fructífera.

Jacob no se convirtió en un israelita hasta que él hubo luchado con el ángel. No nació como Israel. Tampoco ningún hombre israelita de nacimiento es israelita a los ojos de Dios. Un israelita es un vencedor. Jacob fue un creyente durante toda su vida, pero no fue un vencedor hasta que tuvo 98 años. Israel es un título que indica un estado o posición particular ante de Dios. Cómo usen los hombres el término no es más pertinente para Dios que la forma en que aplican el término Judá / Judío.

Así que los creyentes genuinos son de Judá, siguiendo el rey de Judá, y los vencedores son genuinos de Israel que siguen a José, el rey de Egipto (es decir, el mundo). El Rey de una sola nación (Judá) da paso al Rey de toda la Tierra (Isaías 54: 5). Esta es la razón por la que a Judá se le dio el cetro sólo temporalmente "hasta que venga Silo" (Génesis 49:10). El rey de Judá es una posición temporal y limitada, y Él debe ampliar su gobierno más allá para incluir a toda la Tierra.

Por encima de todo, se debe entender que el ser de Judá o de Israel no se basa en la genealogía de uno, sino en su ciudadanía legal, cosa que está abierta para todos. Todos los creyentes con la circuncisión del corazón son judíos como Dios define el término, y los que están calificados como Hijos de Dios son hijos de Israel (Nota administrador: Esta circuncisión del corazón es objetiva y viene al creer; pero hay que distinguirla de la la circuncisión experiencial o subjetiva, que viene en Gilgal, tras pasar el Jordán).


El dilema legal
Deuteronomio 24:1-4 nos da la ley en materia de divorcio y nuevo matrimonio. No se trata de participar en la terapia de pareja, sino sólo de establecer derechos y restricciones legales. Voy a utilizar La Biblia Enfatizada de Rotherham, porque es mejor que la NASB.

1 Cuando un hombre toma una mujer y se casa con ella, y así será, si no halla gracia en sus ojos, porque se ha hallado en ella alguna forma de vergüenza, le escribirá un rollo de divorcio, y lo pondrá en su mano, y echándola la sacará de su casa. 2 Y cuando esta salga de su casa, entonces puede seguir su camino y volverse con otro hombre. 3 Pero si el segundo marido la odia, y le escribe un rollo de divorcio, y se lo pone en la mano, y la despide de su casa, o si este último marido muere, que la había tomado por esposa, 4 entonces, no podrá su primer marido que la despidió volver a llevarla a convertirse en su esposa, después de que ésta ha sido contaminada, por que es una abominación delante de Yahweh, para que no traigas pecado sobre la tierra que Yahweh tu Dios te está dando a ti por heredad.

Israel fue divorciada correctamente, porque Dios tenía causa legal para divorciarse de ella, y Él le dio un "acta de divorcio", de acuerdo con el procedimiento adecuado. Israel siguió tras sus amantes y se casó al menos con uno de ellos. Sabemos esto, porque en Oseas 2:7 Israel dice, "Voy a volver a mi primer marido". No se puede volver a un primer marido a menos que ella ha tenido un segundo. Además, esta idea de un "primer marido" es una cita directa de Deuteronomio 24:4, que expresamente prohíbe a una mujer divorciada regresar a su primer marido. En esto consiste el dilema legal.

¿Cómo se puede volver a su primer marido una Israel divorciada, sin violar la ley? De hecho, Israel podría tratar de hacerlo, pero la mayor pregunta es ¿cómo pudo Dios traerla de vuelta en justicia? Oseas 2:19 dice que Dios la desposaría "en rectitud y en justicia", así como "en misericordia y en compasión". El amor de Dios es comprensible, pero ¿cómo iba a casarse de nuevo con Israel sin quebrantar la Ley, que define Su norma de rectitud y justicia?


Para esa respuesta, debemos recurrir a Isaías y al apóstol Pablo, que se unen para explicar este dilema legal.

Etiquetas: Serie Enseñanza
Categoría: Enseñanzas

Dr. Stephen Jones

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