Fecha de publicación: 11/05/2024
Tiempo estimado de lectura: 6 - 7 minutos
Autor: Dr. Stephen E. Jones
https://godskingdom.org/blog/2024/05/two-works-of-christ-in-acts-1-12-part-2/
Hechos 3: 1 nos dice,
1 Pedro y Juan subían al templo a la hora novena, la hora de la oración.
Había dos sacrificios diarios en el templo, el primero a la hora tercera y el segundo a la hora novena. Mucha gente acudía al templo en esos momentos para orar.
Estos dos sacrificios diarios hablan de las dos Obras de Cristo de la misma manera que los dos conjuntos de días festivos: primavera y otoño. Por lo tanto, la oración de la hora novena pronostica la oración en nuestro tiempo que producirá el derramamiento del Espíritu necesario para completar la Segunda Obra de Cristo. El tercer capítulo de Hechos, entonces, aunque en apariencia ocurrió después de Pentecostés, profetizó lo que vendría en nuestro tiempo. En otras palabras, las acciones de Pedro y Juan fueron un relato histórico del primer derramamiento del Espíritu en Hechos 2, pero al mismo tiempo, en un nivel más profundo, profetizaron eventos en la Segunda Obra de Cristo.
Tenga en cuenta que en el enfrentamiento de Elías, los profetas de Baal tuvieron su oportunidad de ganar a la hora tercera del día, mientras que la oportunidad de Elías llegó a la hora novena (1º Reyes 18: 29). Sugiere que el cumplimiento profético de esta victoria no ocurriría hasta la Segunda Obra de Cristo. Sin embargo, los profetas de Baal también fracasaron, del mismo modo que la resurrección de Cristo hizo que fracasaran los que crucificaron a Jesús.
En la historia de Hechos 3, ni Pedro ni Juan fueron asesinados, por lo que debemos verlos desempeñando el papel de dos testigos en el tiempo de la Segunda Obra de Cristo. Sin embargo, estos no son los dos testigos de Apocalipsis 11: 3 y 7, porque en Hechos 3 no fueron asesinados. En cambio, representan a los Santos del Altísimo al final de los tiempos, aquellos que oran por el derramamiento del Espíritu.
Hechos 3: 2 dice,
2 Y llevaban un hombre cojo desde el vientre de su madre, al cual colocaban todos los días a la puerta del templo que se llama la Hermosa [horaios], para pedir limosna a los que entraban en el templo.
Este evento tuvo lugar en la puerta llamada Hermosa. Había dos puertas en la muralla de la ciudad que conducían al templo. Una era la puerta de Hulda, nombre de la profetisa de 2º Reyes 22: 14. Su nombre se deriva de heledh, "tiempo o edad".
La palabra traducida “Hermosa” en Hechos 3: 2 proviene del griego horaios, que literalmente significa “perteneciente a la hora o estación apropiada (oportuna)”.
https://www.blueletterbible.org/lexicon/g5611/nasb95/mgnt/0-1/
Ambos nombres tienen que ver con el tiempo o con la puntualidad. Sobre la puerta llamada hermosa, el Dr. Bullinger nos cuenta en sus notas:
"Hermosa. Probablemente, la Puerta Oriental que, dice Josefo, 'era de bronce corintio y superaba con creces a las que sólo estaban cubiertas con plata y oro'". (Guerras, V, 3).
La puerta oriental (en sentido figurado) es un factor en la Segunda Venida de Cristo y de su gloria llenando el templo de nuestro cuerpo. Este es el templo descrito en 1ª Corintios 3: 16, que es el único templo de los Últimos Días que es apto para su gloria. Así leemos en Ezequiel 46: 12,
12 Cuando el príncipe [Cristo] ofrezca una ofrenda voluntaria, un holocausto u ofrendas de paz como ofrenda voluntaria al Señor, se le abrirá la puerta que mira al oriente.
Nuevamente, leemos en Ezequiel 43: 4,
4 Y la gloria del Señor entró en la casa [templo] por el camino de la puerta que mira hacia el oriente.
El cojo llegó a esta puerta donde Pedro y Juan lo encontraron, como veremos en breve.
La puerta Hermosa se conecta con el segundo chivo de Levítico 16: 21,
21 Entonces Aarón pondrá ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel y todas sus transgresiones con respecto a todos sus pecados, y las pondrá sobre la cabeza del macho cabrío y lo enviará al desierto por mano de un hombre que esté listo [itee, “oportuno, listo”].
La palabra hebrea itee tiene el mismo significado que la palabra griega horaios. Esto conecta el evento de Hechos 3 con el segundo chivo, que profetiza de la Segunda Obra de Cristo.
Hechos 3: 3-8 dice,
3 Cuando vio a Pedro y a Juan que estaban a punto de entrar en el templo, comenzó a pedirles limosna. 4 Pero Pedro, junto con Juan, fijó su mirada en él y dijo: “¡Míranos!” 5 Y comenzó a prestarles atención, esperando recibir algo de ellos. 6 Pero Pedro dijo: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡anda!” 7 Y tomándole por la mano derecha, le levantó; y al instante sus pies y sus tobillos se fortalecieron. 8 De un salto se enderezó y comenzó a caminar; y entró con ellos en el templo, caminando, saltando y alabando a Dios.
La gente en el templo reconoció al mendigo y se asombraron de que caminaba y saltaba. Se reunieron alrededor de Pedro y Juan. Hechos 3: 12-15 continúa,
12 Pero cuando Pedro vio esto, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto, o por qué nos miráis fijamente, como si por nuestro propio poder o piedad le hubiésemos hecho caminar? 13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a quien vosotros entregasteis y repudiasteis delante de Pilato, cuando él había decidido soltarle. 14 Pero vosotros repudiasteis al Santo y Justo y pedisteis que se os concediera un asesino, 15 pero matasteis al Príncipe de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
Vemos aquí cómo Pedro utilizó al mendigo sanado como una oportunidad para testificar acerca de la muerte y resurrección de Cristo. Cuando el mendigo se puso de pie, representó su resurrección de entre los muertos. El mismo poder que resucitó a Jesús de entre los muertos había hecho que el mendigo se levantara y caminara.
La historia de Hechos 3, entonces, profetiza de la resurrección de los Vencedores en el tiempo de la Segunda Obra de Cristo. Sabemos por las Escrituras que la Fiesta de las Trompetas profetiza de esta resurrección (Números 10: 1-4). Pablo nos dice en 1ª Corintios 15: 52 y 1ª Tesalonicenses 4: 16 que cuando suene la trompeta, los muertos resucitarán.
Pablo dice que “con voz de arcángel y con trompeta de Dios” los muertos resucitarán. La pregunta es si estas dos cosas son lo mismo. Se supone que Gabriel toca la trompeta, aunque el texto no está claro. En la Tierra los sacerdotes tocaban las trompetas en la antigüedad, obedeciendo el mandato de Dios y quizás respondiendo a “la voz del arcángel”.
No se puede decir con certeza, pero durante mucho tiempo he reflexionado sobre si habrá personas en la Tierra que intervendrán en la resurrección de los muertos por el poder del Espíritu. La Ley dice que todo se establece por dos o tres testigos. El Cielo y la Tierra son los testigos definitivos, y nosotros en la Tierra estamos llamados a dar testimonio de la voz de Dios en el Cielo. Así es como el Cielo llega a la Tierra. ¿Requerirá la resurrección dos testigos: el arcángel en el Cielo y los Vencedores en la Tierra?
Veremos.
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