04 de mayo de 2018
Después
de exponer el Ministerio de Conciliación que se le ha dado a los
creyentes, Pablo más adelante describe ese ministerio, comenzando en
2
Corintios 6:1,2,
1
Y trabajando juntos con Él, también os exhortamos a no recibir la
gracia de Dios en vano, 2 porque Él dice: "En el tiempo justo
te escuché, y en el día de salvación te ayudé"; he aquí,
ahora es "el tiempo aceptable", y he aquí, ahora es "el
día de salvación".
El
mensaje de conciliación, recibido y creído por la iglesia de
Corinto, es "la gracia" a la que Pablo hace
referencia aquí. Habiéndolo recibido ellos mismos, se convirtieron
en embajadores de aquellos que aún estaban alejados de Dios.
Entonces Pablo los anima a realizar ese ministerio.
Sin
embargo, la referencia de Pablo a Isaías
49:8
(y a ese capítulo como un todo) revela la clave para entender cómo
un creyente realmente puede calificar para ser un embajador de la
conciliación. Aunque Pablo dice poco al respecto, incluye las llaves
de ese ministerio en el "día
de salvación".
El
día de la salvación
8
Así dice el Señor: "En tiempo favorable te he respondido, y en
el día de salvación [Yahshua]
te
he ayudado; y te salvaré y te daré por pacto al pueblo, para
restaurar la tierra, para hacer que hereden las herencias desoladas".
Aquí vemos
la interpretación de Pablo y la aplicación de la profecía en
Isaías 49. Es un largo capítulo que profetiza acerca del "Siervo"
de Dios, una referencia a Jesucristo, pero también, como lo muestra
Pablo, una referencia a aquellos que, en Cristo, son los embajadores
llamados a hacer la obra de Cristo de la redención del mundo.
El
versículo 8 anterior habla del "día
de salvación",
que es literalmente el "día
de Yahshua",
porque Yahshua
significa salvación. Pablo estaba señalando que el Día de Yahshua
comenzó con la venida del propio Yahshua
(Jesús). Se suponía que la Iglesia debía continuar Su obra por el
poder del Espíritu Santo hasta que todas las cosas se pusieran bajo
Sus pies.
Por
lo tanto, está claro que el
"día
de Yahshua
fue más largo que solo los pocos años en que Jesús ministró
personalmente. Se extiende hasta el final de los tiempos.
Comenzó con la aparición de Jesús y Su ministerio personal en la
Tierra, pero no terminó con Mu muerte o con Su ascensión. Todavía
hoy vivimos en el "día
de Yahshua".
Jacob
e Israel
Entonces,
¿qué dijo Isaías acerca de este Día? Primero
se trata de la reunión de las tribus perdidas de Israel
que habían sido deportadas por los asirios y se dispersaron a lo
lejos. Isaías
49:3,4
dice:
3
Y Él me dijo a mí [es
decir, el Mesías y Su Cuerpo]:
"Tú eres mi siervo, Israel, en quien mostraré mi gloria".
4 Pero yo dije: "He trabajado en vano, he gastado mi fortaleza"
en nada y vanidad; sin embargo, seguramente la justicia debida a Mí
está con Yahweh y Mi recompensa con Mi Dios".
Las
referencias a "Mi Siervo" generalmente se entienden como
profecías mesiánicas. Sin embargo, la aplicación de Isaías 49 por
parte de Pablo a los embajadores de Cristo muestra que las profecías
se extienden también a aquellos que participan en el Ministerio de
Conciliación. El propio Isaías deja esto en claro cuando dice en el
versículo 3: "Tú
eres mi siervo, Israel".
Israel
es más que solo el Mesías.
Es el Cuerpo de personas que han sido llamadas al Ministerio de
Conciliación que pone todo bajo los pies de Cristo.
El
nombre de Israel
en
sí
mismo era el nombre (o título) dado a Jacob cuando se convirtió en
vencedor. No se le dio a Jacob a causa de su genealogía, sino porque
venció a través de llegar a alcanzar la gran revelación de la
soberanía de Dios. Por lo tanto, se le dio el nombre de Israel,
"Dios gobierna". Al reconocer la soberanía de Dios,
realmente nos convertimos en siervos
de
Dios.
Por esta razón, cuando
Isaías habla de "Mi Siervo", se trata del Mesías, pero
también de Israel,
aquellos que verdaderamente se reconocen como siervos de Dios.
Isaías
49:5
continúa diciendo:
5
Y
ahora dice Yahweh (el que me formó desde el seno materno para ser
su siervo, para hacer que Jacob vuelva a El y que Israel se reúna
con El, porque honrado soy a los ojos de Yahweh y mi Dios ha sido mi
fortaleza),
Jacob fue a
Siria, donde fue prácticamente esclavizado por Labán. Al hacerlo,
fue un tipo profético de sus descendientes que luego serían
llevados a Asiria como cautivos. Jacob fue a Siria, pero Israel
regresó a la Tierra, porque el nombre de Jacob fue cambiado a
Israel durante el viaje de regreso.
Por
lo tanto, el profeta dice que Jacob
fue
traído de vuelta a Él "para
que Israel
se reúna con él".
La explicación parentética de Isaías muestra que el nombre Israel
es un nombre de honor dado a aquellos que confiesan "Mi
Dios es mi fortaleza".
En otras palabras, que no tenemos fuerza en nosotros mismos.
Recuerda
que la fuerza de Jacob lo abandonó cuando luchó con el ángel, y
solo pudo aguantar hasta que fue bendecido. Jacob perdió esa pelea,
pero al perder, "prevaleció". Nadie prevalece en un
conflicto con Dios. Ganan cuando pierden, porque entonces
reconocen la soberanía de Dios. Cuando se ven a sí mismos
como siervos, están calificados para gobernar con Cristo.
Lo
mismo ocurre con la Iglesia. La
Iglesia es Jacob en tanto se adhiera a su creencia en el libre
albedrío y no reconozca la soberanía de Dios.
Los Jacobitas le dan a Dios mucha ayuda carnal, esperando hacer que
se cumplan las promesas de Dios.
Jacob sabía que él era el heredero elegido, porque esa profecía
había sido dada incluso antes de que él naciera (Génesis
25:23;
Romanos
9:11,12).
Aunque Jacob era un creyente, pensó que se le permitía violar la
ley (mintiéndole a su padre en Génesis
27:19)
a fin de asegurarse de que esta profecía se cumpliría.
Así fue
como Jacob se metió en problemas y fue por lo que Dios lo llevó al
cautiverio.
Las
naciones se reúnen
Isaías
49:6
dice:
6
Él dice: "Es poca cosa que seas Mi Siervo para levantar las
tribus de Jacob y restaurar a los preservados de Israel; también te
haré luz de las naciones, para que mi salvación [Yahshua]
pueda
llegar hasta los confines de la tierra".
En
otras palabras, si limitamos este plan al reagrupamiento de "las
tribus de Jacob",
estamos pensando demasiado en pequeño. Esto no se trata solo de las
tribus perdidas de Jacob. Ese plan sería demasiado pequeño a los
ojos de Dios. Él tiene la intención de reunir a todas las naciones
para Sí mismo.
Pablo
también reconoció este prolongado recogimiento cuando aplicó
Isaías 49 al Ministerio de Conciliación que se les había dado a
los embajadores de Cristo. La idea de que Israel y las naciones
serían reagrupadas dentro del pequeño territorio de Canaán
(Palestina) es risible. Necesitamos expandir nuestro pensamiento
para que no pensemos demasiado en pequeño. El plan es mucho más
grande.
El
recogimiento de Israel es una restauración de Israel a Dios por la
jefatura del Mesías (Oseas
1:11).
Con ellos habrá muchos otros, como dice Isaías
56:7,8,
7
... Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos. 8
Yahweh Dios, que reúne a los dispersos de Israel, declara: "Pero
todavía juntaré a otros, a los que ya están reunidos".
El
Reino de Dios es más grande que una sola nación que solía llamarse
Israel.
La reunión se produce a través de los embajadores de Cristo que
tienen el Ministerio de Conciliación. Por lo tanto, Pablo animaba a
los corintios a cumplir ese llamado, y cita a Isaías 49 para mostrar
que el día de Yahshua ya había comenzado y estaba en curso.
Aquellos que responden y se reúnen en este nuevo Cuerpo de
creyentes, ya sean descendientes biológicos de Jacob o no, son
israelitas, porque aunque Jacob fue llamado, Israel es reunido de
nuevo.
Así
también Pablo nos dice en 2
Corintios 5:19
que "Dios
estaba en Cristo conciliando el mundo consigo mismo".
Ni Isaías ni Pablo eran estrechos nacionalistas. Vieron la gran
imagen. El
Ministerio de la Conciliación fue el cumplimiento de las profecías
acerca de ser "luz
de las naciones"
(Isaías
42:6,
Mateo
4:14-16).
Pablo fue una de esas luces derivadas de la luz de Cristo, y la
iglesia de Corinto fue una extensión más de esa luz.
Dado
como un Pacto (Compromiso)
Isaías
49:8
dice: "Te
salvaré y te daré por pacto al pueblo".
¿Cómo se da a alguien como un pacto del pueblo? Para la mayoría de
la gente, ¿son solo palabras sin sentido?
La
palabra hebrea pacto es berith,
que significa "pacto, alianza, promesa, liga, confederación".
En
mi opinión, debemos entender que esto significa una promesa,
porque esto encajaría bien con lo que Pablo acaba de mencionar en 2
Corintios 5:5,
donde el Espíritu Santo fue dado como una promesa. La
aplicación mesiánica, por supuesto, es que Cristo fue entregado
como una promesa al pueblo.
En segundo lugar, el
Espíritu Santo fue dado como una promesa;
de
hecho, el Espíritu Santo fue "otro Ayudador" (o
Consolador), como dijo Jesús en Juan
14:16.
Esto
implica que Jesús mismo fue un "Ayudador", y que el
Espíritu Santo fue un segundo "Ayudador".
Si
un Ayudante, o Consolador, también es una promesa, como dice Pablo
en 2
Corintios 5:5,
entonces se
sigue que Jesús también podría ser considerado como una promesa.
¿Cómo? Se
otorga una promesa para garantizar el pago de una deuda.
Se incurre en una deuda cuando uno hace una promesa de hacer algo,
porque su voto lo obliga a cumplir su palabra. Quien
promete hacer algo es deudor de la Ley hasta que cumpla su promesa.
Dios juró salvar a toda la humanidad a través del Nuevo Pacto. Por
lo tanto, Jesús fue enviado a morir en la Cruz para cumplir el voto
de Dios. Pero el proceso de salvación aún estaba incompleto, por lo
que el Espíritu Santo fue enviado como "otro Ayudante"
para continuar esa obra. Y en la medida en que el Espíritu Santo
obra dentro de los embajadores de Cristo, nosotros también somos
participantes en este Ministerio.
En primer
lugar el punto es que el Mesías fue enviado no solo como el
Mediador del Nuevo Pacto, sino también como un compromiso al pueblo
para unificarlos en un pacto o liga.
En segundo
lugar, el Espíritu Santo fue enviado como una promesa de otra
manera, como ya lo hemos explicado, una promesa de la deuda u
obligación de Dios de devolvernos las vestiduras celestiales que nos
fueron quitadas a través del pecado de Adán.
En tercer
lugar, como servidores de Cristo y miembros de Su familia, somos
participantes activos como embajadores de Cristo. Por
lo tanto, nosotros también somos dados como una promesa a las
personas que aún no se han reunido con Él. En otras
palabras, somos enviados al mundo para cumplir la obligación (deuda)
del Nuevo Pacto de Dios con el mundo. Somos el juramento de Dios,
o garantía, para mostrar que Dios hará lo que sea necesario para
cumplir Su voto.
Tags: Teaching Series
Category: Teachings
Dr. Stephen Jones
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