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LA SEÑAL: El Libro de Jonás, El Libro de Dios |
¿Quién
es nuestro Dios? ¿Cuán grande es nuestro Dios? ¿Cuál es Su plan?
¿Cómo lo va a lograr? ¿Qué ha hecho ya?
“Y
no les será dada señal, excepto la señal del profeta Jonás.”
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El
libro de Jonás es una clásica alegoría profética de la vida real
acerca de la soberanía de Dios. Es un magnífico testimonio que
declara la existencia de Dios, Su naturaleza, Su poder, Su voluntad y
Sus caminos. En forma decisiva, trata con la doctrina del libre
“albedrío” y proféticamente declara que Dios salvará a toda
la humanidad y que, de hecho, Él ya lo hizo. En verdad, como
está escrito:
“Y
por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo; así las que
están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz
mediante la sangre de Su cruz”. (Colosenses 1:20)
Jesús
se refirió a Jonás en una forma muy especial:
“Entonces
respondieron unos de los escribas y de los fariseos, diciendo:
Maestro querríamos ver de ti señal. Pero Él respondió y les dijo:
La generación perversa y adúltera demanda señal; mas señal no le
será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo
Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches; así
estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el corazón de
la tierra”.
(Mateo 12:38-40)
Cuando
hablamos de los grandes eventos y personajes del viejo testamento,
estos… Adán, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, Josué,
Sansón, David, Salomón, Job, Elías y otros, se recuerdan y se
mencionan mucho más que Jonás. Discutamos brevemente cada uno de
ellos.
Por
ejemplo, ¿Por qué no se consideraría a Adán como “la única y
sola señal”? De él está escrito que fue la figura de Quien
(Jesús) habría de venir (Romanos 5:14).
Está
escrito que él fue la figura de Quien (Jesús) habría de venir.
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¿Por
qué no sería Noé “la señal” que representara a Cristo?
Después de todo, él fue el que encontró gracia a los ojos de Dios
en el día de la destrucción de toda la tierra por agua. Él vino
del viejo al nuevo mundo. Noé, con los de su casa, pasó por un tipo
de muerte, por así decirlo, mientras que todos los demás
perecieron. ¿No podría él haber sido “la señal”?
¿Por
qué Abraham, el padre de los de la fe, incluyéndonos a nosotros, no
podría haber sido contado como “la señal,” o una de varias
señales? Él ofreció en sacrificio a su hijo Isaac, cuyo sacrificio
fue figura de lo que se iba a manifestar miles de años después, el
Padre entregando a Su Hijo. ¿Por qué no sería su vida “la
señal”?
Isaac
fue el hijo sacrificado por su padre. Seguramente, si alguno debía
ser un ejemplo de la crucifixión y resurrección del Señor que
vendría, ese era Isaac. La Biblia dice que Isaac, figuradamente, se
levantó de entre los muertos.
¿Por
qué no Jacob, cuyo nombre fue cambiado a “Israel” (Príncipe con
Dios)? La nación de la tierra escogida por Dios para manifestar la
Ley, los Pactos y la Biblia que hoy usamos fue nombrada como Jacob, o
“Israel”. El Mesías, Dios hecho carne, vino por medio de Israel
(Jacob).
¿Por
qué José no sería “la señal”? Sus “hermanos” (su propia
familia) lo enviaron a la “muerte”, igual que Jesús fue
traspasado por su propio pueblo. José subsecuentemente se levantó
en victoria y salvó a su pueblo, Egipto, y a las naciones vecinas de
una sequía severa.
¿Por
qué Moisés no sería la “señal”? Él libertó a Israel del
yugo egipcio, realizó grandes milagros como ningún otro profeta
igualaría, entregó la Ley directamente de parte de Dios a los
Israelitas, construyó el Tabernáculo de acuerdo a lo que se le
había mostrado en el monte de Dios, estableció el sacerdocio
levítico y escribió los primeros cinco libros de la Biblia.
Aunque
todos estos otros fueron señales, ninguno de ellos se mencionó
como Jonás.
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¿Por
qué no Josué? Josué fue el que metió a los hijos de Israel en la
Tierra Prometida. Él fue el profeta y comandante general de los
israelitas, guiándolos a la victoria sobre todos sus enemigos. Su
nombre era similar al del Mesías venidero (Yahoshua). Con seguridad,
podríamos referirnos a Josué como “la señal”.
¿Y
qué de Sansón? Nunca vivió un hombre más fuerte, por la unción
de Dios. En y por su muerte después de sufrir, él libertó a Israel
de los filisteos. ¿No podría él ser “la señal”?
¿Por
qué David, Rey de Israel, un hombre “conforme al corazón de
Dios”, no sería contado como la “única señal” del logro
alcanzado por el Hijo del Hombre mil años después? Después de
todo, él fue el hombre que mató al gigante, se convirtió en el
primer rey justo de Israel y estableció su estatus poderosamente
como una nación entre naciones. Él recibió el deseo y la
revelación para construir el Templo, aunque no lo construyera, pero
su hijo elegido, Salomón, como sucesor de su trono, tendría ese
privilegio. El Mesías llegaría a ser conocido como “el Hijo de
David”. ¿Por qué el Hijo de David (Jesús) no se referiría a Su
“padre” (David) como “la señal”?
¿Por
qué no Salomón, en toda su sabiduría y su gloria? Ningún rey más
grande o más sabio vivió en la tierra, aparte de Jesucristo.
Ninguna nación tuvo mayor gloria que Israel durante el reinado de
Salomón. Salomón edificó el templo
de Dios. ¿Por qué no fue Salomón “la señal”?
Sabemos
cómo Job fue despojado de todo lo que tenía, aun de la esperanza de
vivir, siendo restaurado al final con el doble de lo que tenía. Si
algún hombre descendió a la muerte y se levantó otra vez en
victoria, ¿no fue Job? ¿No es él la “señal de la venida del
Hijo del Hombre”?
¿Qué
podemos decir de Elías? Él fue llevado al cielo en un carro de
fuego, uno de los dos hombres que registran las Escrituras que nunca
murieron. ¿No serviría su vida como “la señal”?
Verdaderamente,
todos estos fueron señales y alegorías, en una u otra forma, todas
apuntando al Mesías y Su voluntad para toda la humanidad. Sin
embargo, a Jonás se le concedió esta mención de la gloria de la
ocasión más trascendental en toda la historia, la de la muerte y
resurrección del Señor Jesucristo para la salvación de todos.
Aunque todos estos otros fueron señales, ninguno se mencionó en
forma tan específica como Jonás.
¿Y
eso por qué? Una de las
diferencias claves entre todos los demás y Jonás es que Jonás fue
literalmente tragado y llevado a las profundidades, así como pasó
con el Señor. Otra diferencia significativa es que Jonás estuvo en
esas profundidades precisamente tres días y tres noches, así como
el Hijo del Hombre, Jesucristo, Yahoshua HaMashiach, estaría en las
profundidades, en el corazón de la tierra, por tres días y tres
noches, tal como Él lo predijo y lo representó en Jonás siglos
atrás. Queda aún una tercera mayor diferencia, una de gran
importancia para nosotros, la cual ya he mencionado y voy a tocar más
adelante. En verdad, al Libro de Jonás, me gusta llamarle el
Libro de Dios.
Dios
es soberano, y Él es personal con aquellos que son Suyos.
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Ahora
haré comentarios sobre el Libro de Jonás mientras lo vamos leyendo
de principio a fin, identificando tres
grandes verdades, las cuales, a los que creen, traerán paz y reposo
que muy pocos experimentan. Estas son:
- Dios es soberano, en control de todas las cosas.
- Aunque el hombre ha podido escoger, él no ha tenido libre albedrío.
- Dios salvará a toda la humanidad al final.
CAPÍTULO UNO
Y
la palabra de SEÑOR vino a Jonás, hijo de Amitai, diciendo.
(Jonás 1:1 RVG)
Dios
habla a ciertos escogidos de la humanidad. Ahora hay muchos que
enseñan que si nos esforzamos por oír la voz de Dios, podremos
oírlo, porque Él está hablando todo el tiempo, o Él desea hablar
todo el tiempo. Esa es una necia tontería, enseñada por gente que
se cree justa, pero que ellos mismos nunca han oído una palabra de
Él. Dios habla cuando le place y sólo cuando le place.
También
están los tontos que creen que Dios le hablaba sólo a personas en
los “tiempos de la Biblia”, pero que ahora Él nos ha dado la
Biblia para no tener que hablarnos directamente y personalmente. No
podrían inventar una noción más absurda que esa. Antes que todo,
la gente que dice tales cosas nunca han oído la voz de Dios; de otro
modo, no negarían la posibilidad y la realidad de oírla.
En
segundo lugar, imagínese usted a su padre terrenal entregándole a
usted un libro sobre sus palabras y actos en la tierra los cuales él
haya preparado antes que usted apareciera, luego, que al llegar a la
edad de, digamos, doce, él le hiciera entrega del libro y le dijera:
“Hijo (a), ya no te voy a hablar. Tú estarás bien leyendo este
libro, el cual registra cosas que le he dicho a otras personas y
cosas que yo he hecho con sus vidas. Tú me conocerás por este
libro. Cualquier comunicación que necesites o que alguna vez tendrás
conmigo, será sólo mediante este libro, y eso es lo último”.
¿Puede
otra noción ser más perversa? ¡La misma realidad, la razón y la
naturaleza, la creación y la expresión de Dios en variedad de
formas, claman en contra de tan ridícula y atea necedad!
En
efecto, los que miran a las Escrituras como a Dios en verdad no creen
que Él exista. “Dice el necio en su corazón que no hay Dios”…
sólo un Libro muy especial. Dios habla hoy, y ¡en ninguna parte de
la Biblia, la cual los bibliólatras adoran como a Dios, dice otra
cosa! ¡Qué contradicción! “Mis ovejas oyen (no
leen) Mi voz”, dijo Jesús. “Escudriñen
la Escrituras, porque ustedes creen que en ellas está la vida eterna
y ellas son las que dan testimonio de Mí”, dijo Jesús. Él no
está limitado por nada y en ningún tiempo.
Él
le habló a Jonás y Él les habla a todos sus hijos e hijas, directa
y personalmente. Dios
es soberano,
y Él es personal con los que son Suyos.
“Levántate,
y ve a Nínive, la gran ciudad, y pregona contra ella; porque su
maldad ha subido delante de mí”.
(Jonás 1:2 RVG)
Dios
instruye a Sus siervos a hablar en
contra.
¡Cuántos hay hoy que no soportan que se hable en contra de ellos!
Ellos creen que ya son justos y no necesitan que nadie los señale. O
ellos prefieren su iniquidad. Dios también mira cuán malvados son
los hombres, y ¿qué hace Él? ¿los destruye? No si primero no les
advierte. ¿Cómo les advierte? Una forma es que les envía profetas
a advertirles. Sin embargo, muchos no quieren escuchar, y así
perecen… por ahora.
Jonás
no era diferente a nosotros, ni nosotros a él.
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Ahora
hay quienes dirán, “Si Dios quiere hablarme a mí, Él me hablará
directamente. No necesito un intermediario. ¿Quién eres tú para
hablarme por Dios?” Pero eso no fue lo que ocurrió con Nínive.
Eso no fue lo que sucedió con los israelitas incontables veces. Eso
no fue lo que ocurrió en el día de Cristo. Eso no es lo que sucede
hoy. Dios le habla a unos pocos escogidos, y luego los envía a
hablarles a muchos otros inicialmente.
Y
Jonás se levantó para huir de la presencia de SEÑOR a Tarsis, y
descendió a Jope; y halló un navío que partía para Tarsis; y
pagando su pasaje, entró en él para irse con ellos a Tarsis de
delante de SEÑOR. (Jonás 1:3 RVG)
Jonás
desobedeció. Ahora hay muchos hoy
en día que enseñan otra mentira, la cual es que a menos que los
creyentes “amen” a la gente para que tengan fe, con “amor
cristiano”, la gente no será ganada para Dios. Jonás no tenía
amor por Nínive ni por Dios. Jesús dijo que los que guardan
sus mandamientos y los hacen, esos son los que le aman. Jonás no
guardó Su mandamiento; él se fue en la dirección opuesta. Él no
amaba a Dios ni a su prójimo.
Uno
puede burlarse de la tontería de alguien que trataba de huir de
Dios, Quien está en todas partes. Sin embargo, cada vez que
desobedecemos en algún asunto, ¿no es eso huir de Dios? ¿No es esa
una manifestación de pensar tontamente que de algún modo podemos
correr o escondernos de Él? ¡Por supuesto que lo es! Jonás no fue
diferente a nosotros, ni nosotros a él.
¿Crees
tú, obrero religioso, que tienes pasión por las almas? ¡Mentiroso!
Esa es tu propia justicia y no la de Dios. Tú caminas en tu hombre
de pecado, en la abominación desoladora que se sienta en el trono
interior, burlándose de Dios, no orando, sino merodeando, por las
almas. Tú realmente tienes pasión por ti mismo y por nadie más.
Dios conoce tu corazón. Él no puede ser burlado ni engañado. Es
mejor ser honesto y admitir que a la hora de la hora, tú ni siquiera
amas a nadie, y especialmente, ni a Dios, no en tu propia justicia;
no lo amas.
Muchos
que profesan fe en Dios hoy en día conciben al amor como a una
pasión, una emoción o sentimientos, pero ese no es el verdadero
amor. El verdadero amor es un asunto de la voluntad, un asunto de dar
más que de recibir.
Tampoco el amor de tipo emocional o pasional es el elemento decisivo
en producir fe. Dios (Quien es Amor) es “el elemento decisivo,”
como lo veremos. Dios
es soberano.
Mas
SEÑOR hizo levantar un gran viento en el mar, y se hizo una tan gran
tempestad en el mar, que se pensó se rompería la nave. (Jonás
1:4 RVG)
Así
que miramos que Dios
es soberano sobre
la fuerza, el viento, el mar, la tormenta y la nave marítima.
Además, Él no necesariamente envía un viento suave, sino tormentas
violentas. Algunos
dicen que Dios nunca haría cosas tan terribles. Ellos no conocen a
Dios o Su poder, ni entienden Sus intenciones o Sus caminos.
Cuando
los marinos clamaron a sus dioses por ayuda, la tormenta
continuó.
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¿Tenía
Jonás “libre albedrío”? ¿Tenían “libre albedrío” los
marineros de esa barca, quienes no tenían nada que ver con la
decisión de Jonás de huir de la presencia de Dios y de su deber
encomendado? Veamos.
Y
los marineros tuvieron miedo, y cada uno llamaba a su dios; y echaron
al mar los enseres que había en
la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás se había bajado a
los lados del buque, y se había echado a dormir.
(Jonás 1:5)
Dios
es soberano sobre
los marineros que iban en la nave por el mar. Cuando los marineros
clamaron a sus dioses por ayuda, la tormenta continuó. ¿Sería
porque sus dioses no les escuchaban? ¿Sería porque sus dioses eran
sádicos? ¿Sería porque ellos no tenían el poder de hacer nada? ¿O
sería porque ellos no existían?
¡Qué
cosa tan maravillosa que en el momento que la nave es sacudida por el
mar, y los hombres están tirando todo por la borda en su
desesperación, Jonás (su nombre significa “paloma”) está bien
dormido! ¿No le recuerda esto a usted de cuando hubo una tormenta el
mar de Galilea y los discípulos temieron por sus vidas y Jesús
estaba dormido (Mateo 8:24)? Cuando Sus discípulos lo despertaron,
Él los reprendió por su incredulidad, habló la palabra, e
inmediatamente la tormenta se calmó.
Dios
es soberano sobre los incrédulos. ¿A dónde podía correr Jonás
y esconderse?
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Y
el maestre de la nave vino a él y le dijo: “¿Qué tienes,
dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá Dios tendrá
compasión de nosotros, y no pereceremos”. (Jonás 1:6 RVG)
A
los incrédulos no les preocupa a qué dioses invocan los hombres.
Ellos son de “mente abierta”; ellos son “inclusivos”, ¡hasta
ecuménicos! “Juntemos a nuestros dioses”, dice uno que no tiene
mucho que aportar a la colecta, pero tal vez sí algo que ganar. Eso
es todo de lo que se trata el ecumenismo, unirse unos con otros y a
otros en vez de unirse al Único Dios.
Sus
dioses no son dioses celosos como lo es el Señor Dios, Creador de
todas las cosas, a Quien solamente pertenece toda adoración. “¡Ora
a tu dios por si acaso podemos salir de este relajo!” Los
gentiles buscan a sus dioses por el bien propio; los verdaderos
creyentes buscan a Dios por Dios mismo. Esa es la diferencia
entre los verdaderos adoradores cristianos y todos los demás,
incluyendo a esos muchos que se definen a sí mismos como cristianos
en varias formas.
Y
dijeron cada uno a su compañero: “Venid, y echemos suertes, para
saber por quién nos ha venido este mal. Y echaron suertes, y la
suerte cayó sobre Jonás”. (Jonás 1:7 RVG)
Dios
es soberano sobre la suerte y sobre los incrédulos. ¿A dónde podía
Jonás correr y esconderse? ¡Hombre tonto!
Entonces
le dijeron ellos: “Decláranos ahora por qué nos ha venido este
mal. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra,
y de qué pueblo eres?” (Jonás 1:8 RVG)
¡Ahora
parece que la fe está empezando a trabajar en estos incrédulos!
Están empezando a considerar que en su esfera de existencia hay más
que los falsos dioses que ellos creían ser verdaderos.
¿Pudo
escaparse Jonás? ¿Tenía él un libre albedrío?
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Y
él les respondió: “Soy hebreo, y temo a SEÑOR, Dios de los
cielos, que hizo el mar y la tierra”. (Jonás 1:9 RVG)
Jonás
no esperaba estar predicándoles del verdadero Dios a unos marineros,
pero con la ayuda del mar embravecido, por obra de Quien lo hizo y lo
gobierna, les predicó. Él era hebreo. Pero
¿qué es esto? En su desobediencia a Dios, ¿él dice, “Yo temo al
Señor”?
Y
aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: “¿Por qué
has hecho esto? Porque ellos entendieron que huía de delante de
SEÑOR, porque él se lo había declarado”. (Jonás 1:10 RVG)
¡Los
marineros le creyeron! ¡Los paganos reprendieron al hebreo! ¡Los
oyentes regañaron al predicador! ¡Qué increíble! ¡Qué vergüenza
para Jonás!
¿Podía
escapar Jonás? ¿Tenía él libre albedrío? ¿Tenían libre
albedrío estos marineros? Obviamente,
estos hombres tenían libertad
para escoger,
pero ¿tenían libertad
para hacer?
Aunque se les permitió echar a Jonás por la borda, también se
sintieron obligados a hacerlo.
Ellos
no podían detener la tormenta y no podían quedarse con Jonás (lo
cual trataron de hacer). Jonás necesitaba ser echado a la mar según
la voluntad de Dios. Dios estaba desarrollando una alegoría para el
futuro. ¿Sería para que ellos
aprendieran que el hecho de que podían escoger no significaba que
tuvieran libre albedrío? ¿La libertad de escoger les enseña que
ellos no tienen libre albedrío, como a ellos les gusta pensar que lo
tienen?
Y
le dijeron: “¿Qué te haremos, para que el mar se nos aquiete?”
porque el mar se embravecía más y más. (Jonás 1:11 RVG)
Los
marineros creen que ellos han descubierto la causa de su crisis,
relacionándola con el Dios de Jonás.
Él
les respondió: “Tomadme, y echadme al mar, y el mar se os
aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta grande
tempestad sobre vosotros”. (Jonás 1:12 RVG)
Jonás
sabía por qué el mar estaba embravecido, y él parecía saber que
Dios iba a salvar a estos hombres si él se sacrificaba.
Significativo. Otra faceta de “la señal” que Jonás
representaba. Además, igual que
Cristo fue muerto por los hombres, así Jonás esperaba que ellos lo
echaran a la mar. Él no estaba preparado para saltar a la mar por sí
solo. Pero como todo
hombre, ¡él prefería morir antes que obedecer a Dios!
Y
aquellos hombres trabajaron por tornar la nave a tierra; mas no
pudieron, porque el mar iba a más, y se embravecía sobre ellos.
(Jonás 1:13 RVG)
Que
el justo no se vuelva demasiado justo. ¡Aquí tenemos a unos
injustos quienes ahora se esfuerzan por salvarle la vida a alguien
culpable, aunque justo, parcialmente! (Contrario a la mayoría de los
juicios por ganancia política, Pilato trató, de perdonar a Jesús.)
¡Los adoradores de otros dioses buscando salvarle la vida a uno que
adora al Verdadero Dios! Los que empiezan a temer al Verdadero Dios
tratan de salvarle la vida al que ha sido hebreo de nacimiento y que
confiesa que adora al Verdadero Dios. ¿No es este un libro
interesante?
Jonás
cae en las profundidades, y su vida rendida salva la de ellos.
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Entonces
clamaron a SEÑOR, y dijeron: “Te rogamos oh SEÑOR, te rogamos, no
dejes que perezcamos por la vida de este hombre, ni pongas sobre
nosotros la sangre inocente: porque Tú, oh SEÑOR, has hecho como
has querido”. (Jonás 1:14 RVG)
Ahora
los paganos confiesan al Verdadero Dios, Su poder, Su soberanía y
claman a Él. Le ruegan que los perdone por tratar de salvarse a sí
mismos tomando la vida de otro, con la esperanza de que se calme la
ira de Dios; ellos no miraban que su problema era culpa de ellos,
pero tampoco querían arriesgarse a Su ira. Dios ha reinado sobre
Jonás, sobre los marineros y sobre las circunstancias de todos.
Y
tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; y el mar se aquietó de su
furia. (Jonás 1:15 RVG)
Jonás
cae en las profundidades, a manos de hombres que están pereciendo, y
como él lo profetizó, su vida rendida salva la de ellos.
Y
temieron aquellos hombres a SEÑOR con gran temor; y ofrecieron
sacrificio a SEÑOR, y prometieron votos. (Jonás 1:16 RVG)
¡Que
Dios tan maravilloso que los vientos y los mares le obedecen, y que
las palabras de Su profeta se cumplen! ¡“El Señor, Él es Dios,
el Señor, Él es Dios”, sobre todos los dioses que no son dioses!
Pero
SEÑOR había prevenido un gran pez que tragase a Jonás: y estuvo
Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches. (Jonás
1:17 RVG)
Los
hombres no creen que los peces entiendan, ni siquiera los grandes
peces, pero Dios puede hacer cualquier cosa entender en cualquier
momento, sean leones, burros, vacas, cuervos, gusanos, peces grandes
o pequeños. El pez no sólo probó a Jonás o sólo lo tuvo en su
boca. No mordió a Jonás. Se lo tragó. Dios puede incluso hacer a
un pez contar tres días y tres noches, lo cual es más de lo que
pueden hacer la mayoría de “cristianos” estudiosos
autoritativos, quienes cuentan tres días y tres noches desde la
tarde del viernes “Santo” al domingo por la mañana.
Si
Jonás tenía libre albedrio, ¿Por qué clamó por su salvación?
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¿Cuál
es “la señal de la venida del Hijo del Hombre”? Es esa mismísima
señal representada por Jonás… bajando a las profundidades, no por
un día y dos noches, sino por tres días y tres noches.
CAPÍTULO DOS
Entonces
oró Jonás a SEÑOR su Dios desde el vientre del pez. (Jonás
2:1 RVG)
Rara
vez oran los hombres cuando están cómodos, haciendo lo que les
place. En verdad, podemos estar agradecidos por las pruebas y
tribulaciones.
Y
dijo: “Clamé en mi tribulación al SEÑOR, y Él me oyó. Del
vientre del infierno clamé, y mi voz oíste”. (Jonás 2:2 RVG)
No
hay un lugar donde Dios no esté presente o no pueda oír, aun en “el
mundo de los muertos”, o en “el infierno” (el lugar de
tinieblas). Si Jonás tenía libre
albedrío, ¿por qué no hizo lo que le dio la gana? Si él tenía
libre albedrio, ¿por qué clamó por su salvación?
“Me
echaste en el profundo, en medio de los mares, y me rodeó la
corriente; Todas tus ondas y Tus olas pasaron sobre mí”.
(Jonás 2:3 RVG)
Esto
nos recuerda no sólo de la muerte y sepultura del Señor, sino
también del bautismo en agua, por supuesto. ¿Por qué Dios
no simplemente hizo rociar a Jonás con agua, digamos por una ballena
escupiendo agua, o con el chorro de una ballena expulsando agua? Más
bien, él fue envuelto totalmente y llevado al fondo.
Y
yo dije: “Echado soy de delante de tus ojos: Mas aun veré Tu santo
templo”. (Jonás 2:4 RVG)
Ese
es el peor de todos los sentimientos. No hay nada peor.
Las
aguas me rodearon hasta el alma, me rodeó el abismo; Las algas se
enredaron a mi cabeza. (Jonás 2:5 RVG)
Dios
hace que nuestras circunstancias se vuelvan desesperantes, sin
remedio disponible, excepto Él mismo.
“Descendí
a los cimientos de los montes; La tierra echó sus cerraduras sobre
mí para siempre: Mas tú sacaste mi vida de la corrupción, oh SEÑOR
Dios mío”.
(Jonás 2:6 RVG)
Él
fue oído en el Santo Templo de Dios.
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¿Los
cimientos de los montes? ¿Cuáles son esos cimientos? Están en el
mero fondo del océano. No hay lugar donde Dios no esté. Jonás no
necesitaba hacer presión para sobrevivir. Dios es soberano sobre
todas las leyes naturales. Aun la muerte no es barrera entre Él y
nosotros. Así vemos que la muerte
de Cristo no era el final, sino el principio de la victoria. Así es
con todos aquellos que le siguen, dejando atrás sus vidas.
“Cuando
mi alma desfallecía en mí, me acordé de SEÑOR; Y mi oración
entró hasta ti en tu santo templo”.
(Jonás 2:7 RVG)
Los
hombres han inventado muchos edificios para hacerle casa a Dios,
llamándoles “santos templos” o “sinagogas” o “mezquitas”
o ‘iglesias” o “tabernáculos” o “logias” o hasta
“salones de reunión”. Ellos han asumido que en estos lugares,
Dios les va a oír mejor, y Él nunca los oye. Jonás si que estaba
en un buen edificio, uno no hecho de manos, sino creado por Dios, ¿no
es así?
Sin
embargo, aunque Jonás estaba en un simple pez, y no en un adornado
edificio de adoración, no obstante su oración fue escuchada. Él
fue escuchado en el Santo Templo de Dios, y ese templo no es ningún
pez. Dios escucha el clamor de los Suyos. No tiene nada que ver con
el lugar, las circunstancias externas o la presentación de inventos
de hombres. Dios no puede ser contenido ni impresionado por las
estructuras de los hombres. Por el contrario, Él se ofende cuando
los hombres piensan que podrán impresionarlo con las obras de sus
manos, como si tuvieran algún valor. No lo tienen. Estas son ídolos
cuando más.
“Los
que guardan las vanidades ilusorias, su misericordia abandonan”.
(Jonás
2:8 RVG)
“Pero
yo con voz de acción de gracias te ofreceré sacrificios; Pagaré lo
que prometí. La salvación pertenece al SEÑOR”. (Jonás
2:9 RVG)
La
salvación viene, no por la obra de nuestras manos, no por nuestros
sacrificios u obediencia, no por ninguna bondad nuestra, sino por el
Señor.
Hay
quienes creen que un día, toda lengua confesará que Jesucristo es
el Señor, y que toda rodilla se doblará ante Él, si no
voluntariamente, entonces por la fuerza, y esos que deberán ser
forzados a hacerlo serán echados, con cuerpos imperecederos, en un
fuego eterno para estar quemándose por siempre jamás. ¡Qué
barbaridad, cuán perversa es la imaginación del hombre! ¡Qué
voluntad y deseos tan despreciablemente crueles y despiadados! Qué
concepto y valoración tan blasfemos de Dios, de Quien dice el hombre
y dice la Biblia, que es amor.
“¿Somos
sólo ‘marionetas’?” pregunta el barro. “¿Qué tal si lo
son?” pregunta Dios.
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Sí,
Jonás fue “puesto de rodillas” para que clamara a Dios por
misericordia y salvación. Pero él no fue enviado para siempre a un
infierno ardiente. Él fue salvo, y en vez de alaridos chillantes que
engrifan la piel, ¡oímos cantos de alabanza! ¿Fue eso porque Jonás
tuvo un completo cambio de corazón y actitud hacia Dios, por eso fue
Dios tan bueno con él? Lo veremos; de verdad, lo veremos al seguir
leyendo.
Y
mandó SEÑOR al pez, y vomitó a Jonás en tierra seca. (Jonás
2:10 RVG)
¿Tienen
libre albedrío los peces? ¿Son tan correctas las criaturas
bestiales como para obedecerle a Dios? ¿O es que Dios hace Su
voluntad con todo? Leemos:
“Porque
la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para
mostrar en ti mi poder, y que mi nombre sea predicado por toda la
tierra. De manera que del que quiere tiene misericordia; y al que
quiere endurecer, endurece. Me dirás entonces: '¿Por qué, pues,
inculpa? porque, ¿quién ha resistido a Su voluntad?' Mas antes, oh
hombre, ¿quién eres tú, para que alterques contra Dios? ¿Dirá lo
formado al que lo formó: ‘Por qué me has hecho así?’ ¿O no
tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma
masa un vaso para honra y otro para deshonra?”
(Romanos 9:17-21 RVG)
“¿Somos
sólo ‘marionetas’?”, pregunta el barro. “¿Qué tal si lo
son?”, responde Dios.
CAPÍTULO TRES
Y
vino palabra de SEÑOR segunda vez a Jonás. (Jonás 3:1 RVG)
“¿Dios
quiere hablarnos mil veces al día?” Ya hemos discutido esto, y ya
he denunciado dicha noción. Aquí tenemos un testimonio en el cual
mientras Jonás estaba en la barca, Dios no le habló. Mientras él
estaba en el vientre del pez, por tres días y tres noches, Dios no
le habló. Algunos argumentan que debemos estar atentos a escuchar.
Mientras tanto, Él le había hablado al pez. “¿Estaba atento el
pez?” Ahora Dios habla otra vez.
Le
dijo: “Levántate, y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y predica
en ella el mensaje que yo te diré”. (Jonás 3:2 RVG)
Hay
muchos que van a los institutos Bíblicos y a los seminarios,
agarrando cada pieza para ser grandes predicadores. Ellos estudian y
se esfuerzan, practican y conspiran (tal vez en forma “amable”)
para cumplir sus ambiciones. Y aquí tenemos a Dios llamando a un
hombre renuente a que vaya a predicar. Dios no está interesado en
nuestros estudios, habilidades, conocimiento, preferencias, ni en
otra cosa. No hay calificaciones que podamos reunir para servirle a
Él en ninguna capacidad, inclusive la de predicar, quizás
especialmente eso. Uno no puede escoger, prepararse o entrenarse para
ser un hombre de Dios.
Jonás
no escogió la obra, el lugar, la audiencia ni el tiempo.
|
La
mayoría de predicadores de hoy sólo les predican a los suyos. Ellos
tienen una audiencia amigable, en muchos de los casos una audiencia
adoctrinada, y todo lo que el predicador tiene que hacer para ganarse
su sueldo es regurgitar una y otra vez aquello que sus oyentes le
dicen o desean que él predique. A
muchos les pagan sus oyentes (el Señor les llama “asalariados”).
Los predicadores contratados predican una doctrina aceptable y
establecida. Ellos no son enviados de Dios sino enviados y puestos
por hombres. Los edificios de las
iglesias son los lugares más seguros para estar predicando, y las
multitudes simpatizantes siempre están aprendiendo, pero nunca
llegan al conocimiento de la verdad (2 Timoteo 3:7). ¡Qué
aburrido! ¡Qué muerto! ¡Qué infructuoso! ¡Qué engañoso!
Jonás
no escogió la obra, el lugar, la audiencia, la paga, el tiempo ni la
hora, la forma, el mensaje, ni el iniciador. Fue la obra de Dios, y
solamente de Dios. En nuestras correspondencias, muchos nos
han dicho: “¡Ustedes no tienen derecho de enviarnos correos no
solicitados! ¡Qué rudeza la de ustedes al invadir nuestra
privacidad e imponernos sus opiniones! ¡Cómo se atreven a criticar
nuestra religión! ¿Quiénes se creen que son?”
Y
se levantó Jonás, y fue a Nínive, conforme a la palabra de SEÑOR.
Y era Nínive ciudad sobremanera grande, de tres días de camino.
(Jonás 3:3 RVG)
Jonás
no fue por su libre albedrío y ni siquiera por decisión. Él fue
por imposición, obedeciendo a regañadientes al Soberano, Quien
llama y hace como a Él le place.
Y
comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y
pregonaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será
destruida. (Jonás 3:4 RVG)
El
número cuarenta
significa el final de
toda carne. Eso fue lo que deseó Jonás. Jonás aborrecía
la iniquidad. Pero él también sabía que aunque Dios aborrece la
iniquidad, Él es misericordioso, listo para cambiar los corazones.
¿Es
así como son los Benny Hinns? No. El pecado no es un problema para
él. Él no se atreve a sacarlo en una manera que vaya a ofender.
Benny Hinn tiene todo un equipo de carteristas y mendigos, mentirosos
y ladrones, vendedores y buhoneros, de los cuales él es el mayor. Él
sale con adulaciones, promesas fantásticas (ninguna de las cuales se
cumple), trajes finos, fanfarria, luces, música y coros. Él sale
con manipulación e ilusionismo, con pretensiones falsas, señales y
maravillas, las cuales son vacías y artificiales. Benny Hinn viene
con su propia voluntad de merodeador, con toda maldad depredadora.
Todos esos “ministros” engañados por él, también son falsos
obreros.
Si
Él es capaz de cambiar a una ciudad entera, Él es capaz de
cambiar a un mundo entero.
|
Por
otra parte, Jonás es enviado por Dios, predicando de mala gana, “sin
amor”, con aparente odio, prometiendo destrucción. Él viene solo;
él no les pide nada a los de Nínive. Un hombre de Dios viene,
enviado por Dios, con el bien que Dios tiene en mente. Él no les
dice: “Saquen sus chequeras. ¡Cuanto más den, más recibirán!”
¡Ay de los parásitos, bastardos sedientos de sangre que saquean y
defraudan al pueblo así, y eso en el Nombre de Jesucristo!
¡Condenados al infierno ellos! Osama Bin Laden es un hombre mucho
más honorable.
“Y
los hombres de Nínive creyeron a Dios, y pregonaron ayuno, y se
vistieron de cilicio desde el mayor de ellos hasta el menor de
ellos”.
(Jonás 3:5 RVG)
Con
la predicación de Jonás, todas las personas se arrepintieron. La
ciudad entera ayunó y se humilló. ¡Qué acontecimiento tan
maravilloso! No
hay otro registro en ninguna parte de la Biblia o de la historia
donde toda una gran ciudad se haya arrepentido. La razón es que ésta
es una ilustración divina o alegoría de lo que Dios planea hacer
con la humanidad. Piénselo: Si
Él es capaz de cambiar a una ciudad entera cuando Él lo decide, El
es capaz de cambiar a un mundo entero,
cuando Él quiera, en generaciones o épocas o eones.
Y
llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla,
y echó de sí su vestidura, y se cubrió de cilicio, y se sentó
sobre ceniza. (Jonás 3:6 RVG)
Jonás
no tenía radio ni televisión, ni periódico ni reporteros
anunciando su llegada o su mensaje. Él no tenía equipo de
evangelismo, ni altoparlantes ni mensajeros dirigidos personalmente.
No se entregaron ni hojas volantes ni tratados, no se vendieron
libros, no había teléfonos ni fax. Allí sólo estaba Jonás. Su
mensaje se expandió como un fuego salvaje. Las noticias alcanzaron
al más bajo y alcanzaron al más alto. No solamente fue la
noticia recibida por todos, ellos creyeron la noticia, desde el más
pequeño hasta el más grande. El más alto gobernador se humilló y
se arrepintió.
Este
fue un evento divinamente diseñado, profetizando grandes cosas
por venir.
|
E
hizo pregonar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus
grandes, diciendo: “Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten
cosa alguna, no se les dé alimento, ni beban agua”. (Jonás
3:7 RVG)
Muy
pocas personas ayunan en arrepentimiento voluntariamente. Pero
quienes lo hacen, ¿requerirían que toda su casa lo hiciera?
¿Pedirían ellos que sus preciosas mascotas “poodle” y gatitos
lo hicieran? En este caso, el
edicto solemne, traído por nada menos que el Espíritu de Dios, fue
que todos ayunaran, jóvenes y viejos, hombres y bestias. En verdad,
este fue un evento inusual. No fue algo hecho por el hombre, o que el
hombre podría hacer. Esta no sólo fue la obra de Jonás.
Este fue un evento divinamente diseñado, una parábola si usted
quiere, establecida para profetizar grandes cosas por venir. ¿Qué
más podría haber sido?
“Y
que se cubran de cilicio los hombres y los animales, y clamen a Dios
fuertemente: y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña
que está en sus manos”.
(Jonás 3:8 RVG)
El
rey fue diligente y muy específico. Él convocó a un ayuno,
humillándose en cilicio, con oración intensa y arrepentimiento de
todo mal. Estas son las marcas de un verdadero arrepentimiento. Hoy
tenemos gente orando, algunos ayunando, y algunos declarándose como
pecadores en una manera a medias o insincera, pero ¿cuántos
confiesan sus pecados, se arrepienten de ellos, y arreglan las cosas
pidiendo perdón y
restituyendo a su
prójimo donde sea posible? ¿Cuántos cesan de sus caminos
perversos? No sucede con la mayoría de individuos, mucho menos con
toda una ciudad grande.
Existe
la noción de que las personas que son financieramente pobres y
oprimidas tienen mayor probabilidad de creer y arrepentirse. Dios no
hace acepción de personas. El arrepentimiento genuino y piadoso no
tiene nada que ver con la riqueza, el sexo, la edad, la raza, el
color, la religión, la lengua, el estatus social, la inteligencia,
la habilidad física, el linaje, la educación, el hambre, la
saciedad, ni ninguna otra cosa terrenal o carnal, incluyendo la época
o la ubicación geográfica donde uno vive. El arrepentimiento es
un acto de gracia inmerecido, un milagro.
¡A
Jonás le creyeron, aunque él estaba solo!
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“¿Quién
sabe si se volverá y arrepentirá Dios, y se apartará del furor de
su ira, y no pereceremos?”
(Jonás 3:9 RVG)
Un
rey gentil pone sus esperanzas en un Dios misericordioso. Él creyó
la palabra de Jonás, pero él también creyó en la posibilidad de
la misericordia. Jonás
no fue tratado como algún extranjero chiflado. Él no fue arrestado
o encarcelado o apedreado. ¡A Jonás le creyeron, aunque él estaba
solo! La Biblia aconseja que todo asunto deberá establecerse por
boca de dos o tres testigos. Los de Nínive no exigieron pruebas ni
explicaciones.
Ellos no exigieron una señal, como lo hicieron los líderes
religiosos en los días de Jesús y como muchos lo demandan hoy en
día. Allí
sólo estaba Jonás, el
hombre que regresó de entre los muertos, la señal.
Y
vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se
arrepintió del mal que había dicho que les había de hacer, y no lo
hizo. (Jonás 3:10 RVG)
Pecadores,
Dios es fiel en advertir, y misericordioso para los que genuinamente
se arrepienten. Él también con seguridad destruye a los que no se
arrepienten. Si los de Nínive no se hubiesen arrepentido, habrían
perecido. Pero otra vez aquí tenemos que enfatizar y dar a conocer
otra verdad. Que se sepa que el
arrepentimiento solamente puede venir como un regalo.
¿Cuáles son las probabilidades de que una ciudad entera se
arrepienta? Las lecciones de la naturaleza humana, en gran
abundancia, declaran inequívocamente que las probabilidades son
ningunas. Por eso que Dios no lo deja a las probabilidades. Él no
quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan al
arrepentimiento. Esta es Su voluntad, y Él la va a ejecutar. ¿Quién
podrá impedírselo?
CAPÍTULO CUATRO
Pero
esto desagradó a Jonás en gran manera, y se enojó. (Jonás 4:1
RVG)
¡Qué
peculiar! Si los evangelistas de hoy encontraran que todo mundo les
cree, ¿no estarían ellos absolutamente emocionados y jactándose de
ello? ¿No lo publicarían tanto y tan lejos como les fuera posible?
Yo creo que sí. ¡Ellos se jactan por mucho menos que eso! Pero aquí
está un hombre enviado por Dios, cuya predicación salva de la
destrucción a una ciudad entera, ¡y él se enoja!
La
fortaleza distintiva de Satanás es “el amor cristiano.”
|
Hoy
en día existe una enfermedad mortal, insidiosa y religiosa que anda
por la tierra, en el Nombre de Jesucristo. Le llaman “amor”. Hay
cristianos quienes aprenden, y enseñan, que a menos que ellos sean
“como Cristo”, nunca tendrán el poder para ganar almas. Ellos
creen que a menos que sonrían, hablen cosas dulces y se comporten
gentil y amablemente (según ellos entienden la gentileza y la
amabilidad), a menos que ellos hagan a un lado toda forma de crítica
y eso de andar hablando del pecado, ellos no servirán nada bien al
Reino de Dios.
¿Cuántos
de ustedes lectores saben que el tal evangelio es el de Satanás?
¿Sorprendidos? No se asusten. El fuerte de Satanás no es el odio,
ni el enojo, ni la crítica, ni la tentación con pecados obvios. No,
su fortaleza distintiva es “el amor cristiano”. Hay una
prueba clara que uno puede hacer para saber la diferencia entre el
amor verdadero y el falso. Los que hablan del amor y de amar son los
que más fácilmente son provocados al enojo y a las explosiones de
carácter. A ellos les cuesta perdonar. Sólo dígales que están
equivocados. Tóqueles su justicia propia de manera efectiva y usted
distinguirá lo verdadero de lo falso.
Y
oró a SEÑOR, y dijo: “Ahora, oh SEÑOR, ¿no es esto lo que yo
decía estando aún en mi tierra? Por eso me precaví huyendo a
Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo
en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal”.
(Jonás 4:2 RVG)
Dios
no sólo es soberano; Él es misericordioso. Debo decir que vendrá
el tiempo en que Dios también tendrá misericordia de los falsos
religiosos. Esos que creen que son los únicos que serán salvos
deben esperar que todos lo sean porque si no, ellos serán los
primeros en quedar excluidos del Reino. Eso fue lo que dijo Jesús.
Aquí lo tienen:
“Luego
los que crecieron ‘en la fe’
(los hijos del Reino) pero
no tenían fe quedarán fuera, excluidos de la gracia y preguntándose
qué pasó”.
(Mateo 8:12 El Mensaje)
Jonás
representa a todos los hombres.
|
¿Quién
es el que no tiene fe? Incluidos entre ellos están los que creen que
sólo ellos tienen el favor de Dios, que solamente ellos merecen o
recibirán la salvación mientras todos los demás perecerán por la
eternidad.
“Ahora
pues, oh SEÑOR, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es
la muerte que la vida”.
(Jonás 4:3 RVG)
Jonás
representa a todos los hombres. “Yo soy salvo; yo soy justo; yo soy
merecedor de lo mejor; yo soy inocente; los culpables deben pagar,
por siempre, si es necesario o posible. Olvídate de la misericordia
o del perdón. Olvídate de la restitución o de la reconciliación.
Yo he soportado el calor del día. ¿Por qué otros que han gastado
sus vidas pecando habrían de obtener la misma recompensa? ¿Por qué
habrían de tener privilegios los hijos pródigos, después de gastar
su herencia, mientras yo he sido fiel, sin beneficios extra? No, no
es justo; ¡No lo toleraré! Ellos no lo merecen”.
El
hombre carnal no tiene tanto deseo por la resurrección, mucho menos
la creencia en la misma. Es tan inútil o extraña para él como lo
es un diamante para un perro. La reversión del mal por el bien no
está en la naturaleza del hombre. Él es totalmente incapaz de tal
concepción. Eso es así porque él es totalmente corrupto y está en
total oscuridad. Él está muerto. Sólo el Espíritu de Dios
moviéndose sobre el abismo puede sacarlo a la vida. Si
ningún hombre puede salvarse a sí mismo, y Dios no quiere que nadie
se pierda, y nada puede detenerlo de hacer lo que a Él le place, y
Él es capaz de salvar, entonces a la única conclusión lógica que
podemos llegar es que Él
debe, y va a, tener misericordia de todos los hombres. Como está
escrito:
“Porque
Dios encerró a todos
en incredulidad, para tener misericordia de todos.
¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y del conocimiento
de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus
caminos! Porque, ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién
fue su consejero? ¿O quién le dio a Él primero, para que le sea
recompensado? Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las
cosas. A Él sea la gloria por siempre. Amén.”
(Romanos 11:32-36 RVG)
Y
SEÑOR le dijo: “¿Haces tú bien en enojarte tanto?” (Jonás
4:4 RVG)
No
hay hombre que pueda decir que él se haya ganado o que merezca algo.
¿Cómo puede ser de otra manera? Él nunca pudo controlar nada. Todo
lo que él es y tiene, viene de su Creador. ¿Qué derechos tiene él
sino los que libremente se le han entregado? Esos le pueden ser
quitados tan fácilmente como le fueron dados, y siempre sucede,
tarde o temprano.
¿De
verdad saben ustedes que “en su carne no mora nada bueno”?
|
Dios,
y no el hombre, es soberano; Dios, y no el hombre, tiene “libre
albedrío”. El alfarero, no el barro, da vuelta a la rueda y forma
lo que Él quiere. Y si Dios es amor (y eso es Él), y no está en el
hombre enderezar sus pasos (y así es), entonces ¿qué otra
conclusión posible podemos sacar que el hecho de que todos los
hombres serán salvos, como se presenta en esta historia alegórica,
una demostración de la vida real, tal como se registra en el Libro
de Jonás?
Entonces
salió Jonás de la ciudad, y asentó hacia el oriente de la ciudad,
y se hizo allí un cobertizo, y se sentó debajo de él a la sombra,
hasta ver qué sería de la ciudad. (Jonás 4:5 RVG)
El
hombre es implacable. Jonás miró como la ciudad se arrepintió. Uno
creería que ahora él cedería y estaría de acuerdo con que Nínive
fuera librada. No. Él mantiene esperanza contra esperanza de que sus
prójimos obtendrán lo que se merecen. Cristianos religiosos, sean
honestos; ¿no es eso así? ¿De verdad saben ustedes que “en su
carne no mora nada bueno”? ¿Pueden admitirlo?
¿Cómo
es que Jonás merece un refugio, o la libertad para construirse uno,
para protegerse de la intemperie, mientras desea ver destruida a toda
una ciudad, sin tanto como una oportunidad para advertirles, para el
arrepentimiento y la misericordia?
Y
preparó SEÑOR Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás
para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su mal; y
Jonás se alegró grandemente por la calabacera. (Jonás 4:6 RVG)
Si
un hombre puede ser el gobernador parcial sobre una planta, o el
gobernador sobre un huerto, invernadero o granja, ¿deberá
parecernos extraño que Dios sea soberano sobre el mundo vegetal que
Él creó? ¿No gobierna Él todas las cosas, incluyendo la vida
misma en esas cosas?
¿Escogió
Jonás esa sombra? Aun con una “buena mano” y con el mejor
fertilizante, ¿podía él producir una planta tan rápidamente?
Al
hombre le encantan los beneficios que Dios da, con tal que él sea el
beneficiario personal.
¿Ejerció
Jonás su voluntad sobre Dios o fue Dios Quien ejerció Su
voluntad sobre Jonás?
|
Mas
Dios preparó un gusano al venir la mañana del día siguiente, el
cual hirió a la calabacera, y se secó. (Jonás 4:7 RVG)
Dios
habla y los gusanos obedecen. Dios está por encima del mundo de los
invertebrados. ¿Decidió Jonás perder esa sombra?
Y
aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano;
y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y desmayaba; y deseaba la
muerte, diciendo: “Mejor sería para mí la muerte que la vida”.
(Jonás 4:8 RVG)
Con
libre albedrío, como dicen algunos que tiene el hombre, ¿por qué
no creó Jonás una sombra para sí mismo? ¿Por qué advirtió a
Nínive contra su propia voluntad? ¿Ejerció Jonás su voluntad
sobre Dios o fue Dios quien ejerció Su voluntad
sobre Jonás?
Entonces
dijo Dios a Jonás: “¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él
respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte”. (Jonás 4:9 RVG)
¡Qué
irracional! ¿Por qué no se murió Jonás? ¿No es eso lo que
quería? ¿No es sorprendente que Dios no le hiciera a Jonás lo que
Él podía haberle hecho a Nínive, si esa ciudad no se hubiese
arrepentido? Dios es misericordioso.
Y
dijo el SEÑOR: “Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual
no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche
nació, y en espacio de otra noche pereció”. (Jonás 4:10 RVG)
Si
Jonás podía utilizar una simple planta por un corto tiempo, ¿no
podríamos considerar que Dios quiera usar a cada hombre que Él ha
creado?
“¿Y
no tendré yo piedad de Nínive, aquella grande ciudad donde hay más
de ciento veinte mil personas que no pueden discernir entre su mano
derecha y su mano izquierda, y muchos animales?” (Jonás 4:11 RVG)
Los
números son significativos. Los números 12, 120, 10 y 1.000 tienen
un significado especial. Sabemos que hay 12 tribus de Israel y 12
apóstoles. Había 120 personas en el aposento alto esperando la
venida del Señor. El Libro de Apocalipsis habla de un reino de paz
sobre la tierra por 1,000 años. ¿Será una simple o insignificante
coincidencia que esa ciudad tuviese 120,000 habitantes? Si Dios está
sobre todos los elementos y criaturas, ¿no está Él sobre lo que
ellos hacen y su desarrollo? ¿No está Él por encima del tiempo?
Por
medio de Jonás, Dios demostró Su método de salvación.
|
Las tres grandes verdades del Libro de Jonás:
Uno –
Dios reina supremo sobre todas las cosas. “Por
Él se sostienen todas las cosas”
(Colosenses 1:17). Podemos descansar en Él.
Dos –
Solamente Dios tiene “libre albedrío”. Como creación de Dios,
el hombre está a Su merced. Podemos descansar en Él.
Tres –
Así como Dios perdonó a la ciudad entera de Nínive, tanto al
hombre como a la bestia, al rico y al pobre, al fuerte y al débil,
al joven y al viejo, a pesar de que ellos habrían escogido otra
cosa, así
también Él va a libertar a todos los que Él ha creado a Su imagen.
Su obra no es en vano. Lo que Él ha comenzado, Él lo completará.
Él no quedará avergonzado. Podemos descansar en Él.
¿No
es algo muy bueno que los hombres, que buscan la destrucción de
aquellos a quienes consideran menos merecedores, no tengan un libre
albedrío? ¿Dónde estaríamos todos al final? Y ¿no es la
sabiduría y misericordia de Dios manifiesta en que a éstos no se
les concedió el poder destruir para siempre? Y ¿no son la sabiduría
y misericordia de Dios muestras seguras de que Él traerá todo a una
conclusión perfecta?
Por
medio de un hombre indispuesto, Jonás, Dios salvó a Nínive. Por
instrumento de hombres una vez indispuestos, por la gracia de Su
Hijo, Jesucristo, Dios salvará a todos los hombres. Por medio de
Jonás, Dios demostró Su método de salvación, que así como Jonás
estuvo en el vientre de la ballena por tres días y tres noches, así
el Hijo del Hombre estaría en las profundidades de la tierra por
tres días y tres noches, sólo para volver a la vida, victorioso
sobre el último, inescapable e inmisericorde enemigo, la muerte.
¿Cómo
logra Dios la victoria sobre la muerte? ¿Impide Él la muerte? No.
Él demuestra Su poder pasándonos por ella, como lo hace con todos
nuestros problemas y temores. No hay “rapto” que nos libre de los
problemas sin victoria a través de los problemas. Los
escapistas no escaparán.
Ellos quedarán desilusionados, y eso es bueno. Dios no les permitirá
vivir en sus ilusiones para siempre. Los
que se sometan sólo a Su voluntad escaparán,
no habiendo amado sus vidas hasta la muerte.
Dios
es Dios, y Él está en total control de todas las cosas, para bien.
El mal sirve para Su propósito, y cuando se haya cumplido Su
propósito, no habrá más mal, no más sufrimiento, lágrimas, o
dolor, sólo paz y gozo, en la victoria que Él ha reservado y que
cumplirá para todos nosotros, garantizado por la
señal profetizada y también cumplida.
Agradecido
por Jonás, agradecido con Dios,
Víctor
Hafichuk
Descargar en Pdf:
LA SEÑAL: El Libro de Jonás, El Libro de Dios- PDF
NOTA
DEL ADMINISTRADOR:
Sobre
este ministerio sugerimos leer la nota introductoria, que pusimos en
nuestro primer artículo:
En
cuanto a “tres días y tres noches”, nostros obviamente éramos
de los que desecharon aquello del “viernes a domingo”. Sin
embargo, encontramos muy dignos de considerar los estudios al
respecto Stephen E. Jones. Les sugerimos contrastar con estos
artículos:
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