¿Por qué un pueblo que había sido redimido en Egipto (Pascua) y había cruzado el Mar Rojo (Pentecostés) para adorar a Dios en el Santuario, todavía tenía un velo que les impedía la entrada al Lugar Santísimo? Porque aún les quedaba por cruzar el Jordán (Tabernáculos) de la identificación por experiencia subjetiva con la muerte de Cristo, que ya tenían de forma objetiva en la redención.
Las columnas no solamente han sido redimidas sino que han sido disciplinadas.
Debido a que aún (siendo salvos) tenemos nuestra naturaleza caída, hay una separación entre nosotros y Dios.
El problema de la carne, nuestro ser caído, es diferente al problema de los pecados. Este es un asunto de nuestro ser, de nuestra persona. Nuestros pecados han sido perdonados, pero todavía somos un problema. Aun cuando nuestros pecados han sido lavados, todavía tenemos la carne y puede que ésta no haya sido quebrantada. La carne que no ha sido quebrantada constituye el velo.
ESTUDIO-VIDA DE ÉXODO
MENSAJE NOVENTA Y
NUEVE
EL VELO QUE ESTABA EN EL TABERNÁCULO
(1)
Lectura bíblica:
Ex. 26:31-35; 36:35-36; 40:3, 21
NOTA: Lo escrito en letras de este color es del administrador)
...
LAS TABLAS Y LAS COLUMNAS
...
Vimos que estas columnas
representan a los creyentes
excepcionales, mientras que las tablas
representan a los demás creyentes. ¿Qué prefiere usted, ser una tabla o una columna? La mayoría de
los creyentes prefiere ser tablas. Ser una tabla en el tabernáculo es muy
cómodo, sin embargo ser una columna es más difícil. Dondequiera que se coloca
una tabla, ésta disfruta de comodidad. No obstante las columnas enfrentan
contratiempos. Si usted desea ser una columna debe estar listo para enfrentar
dificultades. Originalmente,
las columnas eran como los otros creyentes, los cuales son tipificados por las
tablas. Luego de ser disciplinados, oprimidos y moldeados, llegaron a ser
columnas. Por tanto, cuesta más trabajo producir una columna que
producir una tabla. Además, la mano de obra en las columnas es más detallada
que en las tablas. Es más fácil cubrir una tabla con oro que cubrir una
columna. Las columnas no
solamente han sido redimidas sino
que han sido disciplinadas.
Estas han sufrido mucho y han pasado por muchas pruebas a fin de llegar a ser
columnas. Por lo tanto, éstas representan a los creyentes que son fuertes para llevar el testimonio de la encarnación y
la crucifixión de Cristo (Gá. 2:9; Ap. 3:12; 1 Ti. 3:15).
Las columnas llevan el testimonio de la encarnación y la
crucifixión de Cristo. En primer lugar el velo nos muestra la encarnación de
Cristo, o sea, que Cristo, el Verbo vivo, se hizo carne (Jn. 1:1, 14). Según
Hebreos 10:20, esta carne es el velo. Finalmente, por medio de la crucifixión,
este velo fue rasgado. Cuando
el Señor Jesús murió en la cruz, el velo fue quebrado de arriba para abajo.
Esto indica que fue rasgado por Dios. El velo,
en tipología, representa la encarnación
y crucifixión de Cristo. Estos son los aspectos principales de
Cristo quien está en los creyentes que han sido redimidos y disciplinados.
LOS CAPITELES DE ORO Y LAS BASAS DE
PLATA
...
El velo cubría el arca del testimonio (Nm. 4:5). Los que entraban
al Lugar Santo podían ver la mesa, el candelero y el altar del incienso. Sin
embargo, no podían ver el arca del testimonio. El velo no sólo separaba al Lugar Santo y al Lugar
Santísimo, sino también cubría (ocultaba) el arca. Esto simboliza la separación entre Dios y el hombre (Gn. 3:24). Ahora podemos
contestar la pregunta que planteamos al principio del mensaje:
¿Por qué se necesitaba un velo
de separación en el tabernáculo? Porque
el hombre caído natural está separado de Dios.
Debido a que aún (siendo salvos) tenemos nuestra naturaleza caída, hay una separación entre nosotros y Dios. Los
seres humanos caídos no pueden acercarse al arca en el Lugar Santísimo para
contactar a Dios, conversar con Él o tener comunión con Él. Aunque Dios nos ama
y desea tener comunión con nosotros, nuestra naturaleza caída no le permite
hacerlo. Somos pecaminosos, pero Él es recto. Nosotros somos injustos, pero Él
es justo. Un Dios recto y justo no se puede reunir con gente injusta y
pecaminosa. Debe haber una separación entre Él y ellos, dicha separación es
representada por el velo que estaba en el tabernáculo
Este velo fue rasgado por la muerte del Señor (Mt. 27:51) para
abrir un camino nuevo y viviente para contactar a Dios (He. 10:19-20). Debido a
la caída, llegamos a ser pecaminosos en naturaleza. Por esta razón se
necesitaba una separación entre el arca que estaba en la recámara interior del
tabernáculo y la recámara exterior. Como resultado de la caída, el hombre llegó
a ser carne. El término carne en la Biblia es principalmente negativo y denota
al hombre caído. Nosotros caímos y llegamos a ser carne. Ahora esta carne es el
velo que nos separa de Dios.
El arca no pertenece a la
misma categoría de la mesa, el candelero y el altar de incienso. En éstos
encontramos algo de Dios, pero no encontramos a Dios mismo. Dios mismo
se encuentra en el arca que está en el Lugar Santísimo. Aunque las personas caídas pueden recibir el
suministro de Dios y pueden ver Su luz, ellos no pueden contactarlo. Una cosa
es recibir el suministro y la luz de Dios y otra es tener un contacto directo
con Él. Supongamos, por ejemplo, que un hijo ofende de alguna manera su
padre. Aunque el padre todavía desea darle el suministro a su hijo, no podrá
verlo hasta que la barrera, la separación que hay entre ellos es quitada. Puede
que el padre diga: “Él es mi hijo y quiero darle mis riquezas. Sin embargo, no
puedo verlo hasta que la barrera sea quitada”. Esto nos da un
ejemplo del hecho de que Dios no nos verá, no tendrá comunión con nosotros ni
nos hablará cara a cara hasta que nuestra carne sea quebrantada. Dios nos ama, y Él nos
suministrará con Sus riquezas. No obstante, hasta que nuestra carne sea
quebrantada Él no nos hablará cara a cara desde el arca. Hay un velo que nos
separa, este velo es la carne, nuestro ser caído. El problema de la carne, nuestro ser caído, es diferente
al problema de los pecados. Este es un asunto de nuestro ser, de nuestra
persona. Nuestros pecados han sido perdonados, pero todavía somos un problema. Aun
cuando nuestros pecados han sido lavados, todavía tenemos la carne y puede que
ésta no haya sido quebrantada. La carne que no ha sido quebrantada constituye
el velo.
...
COLOCADO SOBRE CUATRO COLUMNAS
Ahora necesitamos estudiar más a fondo el significado del velo que
estaba colocado sobre las cuatro columnas. Hemos dicho que estas columnas
representan a los creyentes extraordinarios, aquellos que no sólo han sido
redimidos sino también han sido disciplinados. El velo representa la carne de
Cristo. Sabemos que el Cordero de la Pascua, el maná, el arca y la buena tierra
tipifican a Cristo. ¿Qué clase de Cristo tipifica el
velo? El
cordero es el Cristo redentor, el maná es el Cristo que alimenta y el velo es el Cristo que fue crucificado en la carne
por nosotros. Cristo en la carne representa la encarnación y la
crucifixión. Cristo mismo
fue rasgado y partido. Sin embargo, ahora las columnas, los creyentes
extraordinarios, quienes fueron redimidos
y disciplinados, deben llevar el
testimonio de Cristo en el tabernáculo, o sea, la morada de Dios. Sólo
podemos llegar a ser tales columnas cuando somos disciplinados. Por ende disciplinados significa tener la
experiencia de la crucifixión, de rasgar nuestra carne. Los que son
columnas, los creyentes extraordinarios, en la iglesia, la morada de Dios,
deben llevar el testimonio de que su carne ha sido crucificada. Pedro, Juan,
Pablo y todos los creyentes vencedores a través de las generaciones y los
siglos han llevado tal testimonio. Ellos han sido columnas que testifican que
su ser caído con su naturaleza caída, es decir, su persona y su carne, han sido
rasgados. Aquí tenemos un concepto y un pensamiento muy profundos.
El tabernáculo es la morada de Dios, pero dentro de éste hay una
separación. En una casa una separación puede ser algo positivo, pero en la
morada de Dios una separación representa algo negativo. Por lo tanto, el velo
es algo negativo, ya que éste cubre al pueblo de Dios (no solo a los incrédulos) de Su presencia. Antes de
que el velo fuera rasgado, sólo el sumo sacerdote estaba calificado para entrar
una vez al año al Lugar Santísimo. Esto nos muestra que el velo era algo
negativo. Hoy día ese velo
es nuestra carne. Algunos pueden argumentar que el velo representa la carne de
Cristo y no nuestra carne. Sin embargo, cuando Cristo, el Verbo eterno de Dios,
se hizo carne, Él se identificó con nosotros. Esto quiere decir que la carne
que Cristo llegó a ser en realidad denota nuestra propia naturaleza caída.
Además, cuando Él fue crucificado en la cruz, nuestra naturaleza caída, esto
es, nuestro ser natural, o sea, la carne, fue crucificada con Él. Cuando Él fue
rasgado, nuestra carne también fue rasgada, ya que fue rasgada con Él. Así es
que en la morada de Dios, Cristo ha sido crucificado y el velo fue partido.
Ahora las columnas deben continuar llevando el testimonio. En Cristo, la carne
ha sido crucificada y el velo ha sido partido. Sin embargo, en nosotros puede
que todavía el velo no haya sido partido. Debido a que en Cristo el velo ya fue
partido, la separación entre Dios y el hombre ha sido rota. Ahora todos los que
han sido redimidos por Cristo pueden
tener (cuando por experiencia hayan muerto a la carne) comunión directa con Dios. Sin embargo, todavía hay muchos creyentes
que no han experimentado la crucifixión de su carne. Por lo tanto, su carne
sigue siendo una separación entre ellos y Dios. Las columnas dentro de la
morada de Dios deben llevar el testimonio de que el velo de su carne ha sido
rasgado con Cristo. En otras palabras, los que son columnas en la iglesia no
deben vivir más por su carne. Más bien, deben llevar el testimonio de que su
carne ha sido crucificada con Cristo. Este es el significado de Gálatas 5:24.
Cuando estudiamos el velo
desde el punto de vista de la experiencia, vemos que hay una identificación de
Cristo, como el velo, con los creyentes que son las columnas. Esto significa
que las columnas están íntimamente identificadas con Cristo. El velo fue
colocado sobre las columnas. Esto implica la identificación y la unidad del
velo con las columnas. Podemos decir que el velo era la vestidura, o sea, la
cubierta de las columnas. La vestidura representa la identificación. Cuando nos
ponemos algo, esta ropa viene a ser una con nosotros. De igual modo, el velo
que viste las columnas llega a ser uno con las columnas. Por lo tanto, el velo
y las columnas se identifican uno con el otro.
UN CAMINO ABIERTO
Si el camino está abierto
o no para tener contacto con Dios depende
de nuestra experiencia de esta identificación con la crucifixión. Si el velo está rasgado,
entonces el camino está abierto para que la gente caída pueda tener comunión
con Dios. De otro modo, el camino está cerrado. Esto significa que cuando la carne es tratada, hay una entrada
para que el hombre caído contacte a Dios y tenga comunión con Él.
Antes de que el velo
fuera rasgado, no había manera de entrar al Lugar Santísimo. Los sacerdotes
podían entrar al Lugar Santo y acercarse a la mesa, al candelero y al altar del
incienso, pero no podían ir más allá. Una vez el velo fue rasgado, se abrieron tres entradas. Decimos esto analizando
la posible posición de las cuatro columnas. Es muy probable que hubiera dos a
cada extremo, al lado de las tablas erguidas, y que hubiera dos en el medio.
Esto abría tres entradas a la presencia de Dios. Si no hubiese dos columnas a
los lados de las tablas erguidas, no habría manera de sostener las esquinas del
velo. Espiritualmente hablando, estas tres entradas tipifican al
Dios Triuno. En
la Nueva Jerusalén hay tres puertas a cada uno de los cuatro lados. Estas
puertas tipifican al Dios Triuno como la entrada a la ciudad santa. Podemos ver
estas tres puertas en las parábolas de Lucas 15: el Hijo como el Pastor, el
Espíritu como la mujer que enciende la lámpara y el Padre que recibe al hijo
pródigo que regresa. También en Efesios 2:18 vemos que en un mismo Espíritu
tenemos acceso al Padre por medio del Hijo. Por lo tanto, el Dios Triuno es
representado por estas tres entradas...
(Ver estudio completo aquí: http://www.librosdelministerio.org/books.cfm?id=0E03C9C6)
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