14 de octubre 2015
Al estudiar la diferencia entre una criatura y un ser engendrado, una verdad importante comenzó a surgir. Esta verdad resalta el propósito de la resurrección en sí misma.
Todos nacemos (de nuestros padres naturales) como criaturas. Adán mismo era parte de esta creación. No hay ninguna indicación en la Escritura de que Adán fuera engendrado de Dios. En su lugar la Escritura pinta la imagen de Adán siendo "formado" del polvo de la tierra. Esto es muy diferente de la Nueva Creación, dónde venimos a existir a través de un proceso espiritual que engendra a Cristo en nosotros.
Esto plantea una pregunta importante: ¿Puede este engendramiento tener lugar si una persona no vive en la Tierra? No lo creo. Los muertos no pueden ser engendrados en esa condición. Aunque este engendramiento es un acontecimiento espiritual, los espíritus de los muertos no pueden ser engendrados, porque esto no podría cumplir el Plan Divino establecido en los días de fiesta.
La revelación de los Días de Fiesta
Las fiestas nos presentan el plan de la salvación completo. A través de la Pascua, Cristo es engendrado en nosotros. A través de Pentecostés, Cristo en nosotros crece hasta la madurez. A través de los Tabernáculos, Cristo en nosotros es dado a luz en el primer día y se presenta a Dios en el octavo día, donde se declara que es un Hijo.
Los que mueren como no creyentes (los no engendrados) deberán ser levantados de entre los muertos en el Gran Trono Blanco con el fin de estar en una condición en la que puedan ser engendrados por Dios. Es por esto que "toda rodilla se doblará" y lo confesará como Señor por la fe. Sin la resurrección, todavía podrían inclinarse ante Él y aun confesarlo como Señor, pero deberán ser re-encarnados para ser engendrados. No es que este engendramiento sea físico, sino que deberán ser restaurados a la misma condición corporal en que estaban antes de morir, para que puedan ser engendrados así como otros creyentes fueron engendrados.
O, para decirlo en términos de la Pascua, la puerta de la "casa" debe estar preparada y protegida por la sangre de Cristo en los postes y el dintel. Sin la sangre el hijo primogénito muere. Con la presencia de sangre, el primogénito vive. Así vemos en lo natural que un óvulo muere sin la vida que sólo los espermatozoides pueden impartir.
Cuando las personas preparaban la casa para la Pascua, estaban actuando como una mujer preparándose por la fe para recibir la vida de Dios Padre con el fin de dar a luz un hijo primogénito. Porque "pasar por encima" (abar) adquiere un nuevo matiz de significado como el equivalente de "sombra" (como con María en Lucas 1:35), o en términos más carnales, "copular" con una mujer. Esta es la metáfora divina, por la que se profetiza a través de lo natural de lo espiritual. Además, Dios permitió que cualquier persona, independientemente de su origen étnico, pudiera celebrar la Pascua (Éxodo 12:19).
Puesto que Dios no engendra hijos sin la esperanza de nacimiento completo, Él además ordenó que los extranjeros en Israel también debían celebrar Pentecostés (Deuteronomio 16:11) y la fiesta de los Tabernáculos (Deuteronomio 16:14). En otras palabras, Dios termina lo que comienza. Uno no puede decir que otras etnias se limitan a la Pascua y/o Pentecostés, porque esto implicaría que Dios engendra a Cristo en ellos, pero no pone la sagrada semilla de nacimiento completa. Isaías 66: 9 dice que este tipo de planes fallidos son inconcebibles (nunca mejor dicho),
9 "Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer?", dice el Señor. "¿O será que el que engendra impedirá el nacimiento?", dice vuestro Dios.
El Cielo y la Tierra en matrimonio
El objetivo final de los días de fiesta es para nosotros el mostrar cómo el Cielo y la Tierra son dos testigos en un matrimonio Nuevo Pacto. En tal matrimonio, Dios (en Cristo) ofrece el testimonio celestial como el Esposo, y nosotros proporcionamos el testimonio terrenal como una novia. No es un "matrimonio del mismo sexo", pues entonces este matrimonio habría sido descrito como Cielo-Cielo o Tierra-Tierra. En cambio, es el Cielo-Tierra.
El Hijo que se produce de esta relación matrimonial tiene características de ambos padres. Los Hijos de Dios, entonces, son como Jesús en la escena de la Transfiguración (Mateo 17: 2) y en Su cuerpo después de la resurrección (Lucas 24:39). Cristo podía aparecer en un cuerpo de carne en la Tierra y comer con Sus discípulos, y Él también podía desaparecer, transformarse a un estado espiritual para estar en la presencia del Padre en el Cielo.
En otras palabras, la fiesta de los Tabernáculos, que da nacimiento a los hijos de Dios, no simplemente los transforma en seres espirituales de una vez por todas. Además, se da a estos hijos la capacidad de vivir y moverse en ambos reinos -Cielo y Tierra. Esta es la fuerza detrás de la declaración de Jesús en Mateo 28:18: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la Tierra". Mientras que Su padre era sólo espíritu (Juan 4:24), Jesucristo era a la vez espíritu y carne, y podía manifestarse en cualquier reino.
Todo esto fue profetizado en la Ley en relación con las vestiduras del sumo sacerdote. Esto se expresa más claramente en Ezequiel 44: 17-19, que profetiza de la Orden de Melquisedec en otros términos legales que los originalmente aplicados a la orden levítica. El sumo sacerdote tenía que tener la "ropa" apropiada según él ministrara a Dios o al pueblo. Él tenía que servir a Dios en ropa de lino, pero tenía que cambiarse de ropa (la lana está implícita) cuando él ministraba a las personas. Así que cuando Jesús estaba en el Cielo, Él estaba vestido de "lino", pero cuando vino a los discípulos después de Su resurrección, Él se cambió a la ropa de "lana", porque la Ley le prohibía ministrar a las personas en Sus ropas de lino (Ezequiel 44 : 19).
Esto fue por eso que Jesús hizo todo lo posible para demostrar que Él no era un espíritu en Lucas 24: 37-43. Si Él se les hubiera aparecido en Sus vestidos espirituales, él habría estado en violación de la Ley divina. Así que Él comió con ellos con el fin de demostrar que él era de "carne y huesos" (Lucas 24:39).
La obra de los Hijos de Dios
El ejemplo de Cristo nos muestra lo que nosotros mismos seremos cuando ocurra la Manifestación de los hijos de Dios (Romanos 8:19). No esperen a permanecer en el Cielo rasgando arpas siempre. Los Hijos de Dios tendrán muchas responsabilidades y deberes durante los mil años del Reino de Piedra y más allá. "Ellos reinarán sobre la tierra" (Apocalipsis 5:10). Ellos reinarán hasta que todas las cosas hayan sido sujetadas a los pies de Cristo. Pablo dice en 1 Corintios 15: 25-27,
25 Porque él tiene que reinar hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. 27 Porque él ha puesto todas las cosas bajo sus pies ....
Los hijos de Dios reinarán bajo Cristo, su Cabeza, hasta que todas las cosas estén reconciliados con Dios. Esto significa que los hijos de Dios serán los ejecutores de la voluntad de Cristo, y que su trabajo tendrá éxito en poner a todos Sus enemigos debajo de Sus pies. Este trabajo, por supuesto, ha estado en curso desde Adán, porque Dios siempre ha dado trabajo a Su pueblo de acuerdo a su capacidad. Sin embargo, cuando ellos mismos estén completamente nacidos como hijos de Dios, su capacidad aumentará enormemente. Durante los mil años del Reino de Piedra, muchas naciones vendrán a aprender las leyes y caminos de Dios (Isaías 2: 2, 3). Pero incluso al final de este tiempo, todavía habrá "enemigos" en la Tierra, que se levantarán en contra de Cristo y Su Reino (Apocalipsis 20: 8).
Después de esto, todos los muertos serán levantados y llevados a juicio, donde "toda rodilla se doblará". Pablo dice además en Filipenses 2:11 "toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre". La palabra griega traducida como "confesar" es exomologeo, lo que significa reconocer abiertamente y con alegría, con asentimiento y totalmente de acuerdo, libremente desde el corazón. Proviene de la palabra homologeo, "decir lo mismo que el otro, de acuerdo con, asentir".
La palabra no significa forzar a alguien a confesar contra su voluntad, como muchos enseñan en la iglesia en los estudios bíblicos. Cuando era niño, me dijeron que estos no creyentes serían llevados ante la justicia y obligados a reconocer la verdad en contra de su voluntad, justo antes de que fueran lanzados al Lago de Fuego. Pero eso no es lo que la palabra "confesar" significa. En cambio, Pablo nos presenta el momento de la verdad cuando todos los (antiguos) enemigos de Dios llegarán a un acuerdo con Él, después de haber sido iluminados por la verdad que estuvo escondida para ellos durante su vida pasada en la Tierra. Es una imagen de reconciliación, no de condenación. Sin embargo esta confesión no impedirá el juicio, que sin duda vendrá sobre ellos como creyentes llenos del Espíritu, porque Pablo dice que "nadie puede decir que Jesús es el Señor", sino por el Espíritu Santo" (1 Corintios 12: 3) .
La Edad del Juicio después del Gran Trono Blanco será un momento en que estos nuevos creyentes crecerán hasta la madurez espiritual bajo la autoridad de los hijos de Dios. El Lago de Fuego no será un pozo de tortura, sino la "Ley de Fuego" de Deuteronomio 33: 2 KJV. Es la naturaleza y el carácter de Dios mismo (Deuteronomio 4:24), lo que nos bautiza (Mateo 3:11, 12) con el fin de quemar la "paja" y purificar nuestros corazones.
Al final, la Ley y la naturaleza de Dios exigen una Ley del Jubileo para establecer a toda la Creación libre, con la libertad gloriosa de los hijos de Dios (Romanos 8:21). Si ahora nos estamos acercando al final de los seis días de trabajo, donde un día es como mil años, y si el juicio del Gran Trono Blanco está previsto para el final de la "semana" completa (7.000 años), entonces es probable que el Jubileo de la Creación se producirá al final de 49.000 años.
El trabajo de los hijos de Dios, entonces, podría durar un largo tiempo antes que toda la creación sea puesta en libertad. Juan vio el final de este tiempo en una gran visión en Apocalipsis 5:13, 14. Vio a toda la Creación alabar a Dios, mientras que los cuatro seres vivientes que representan la Creación dicen: "Amén". La imagen es una de absoluta unidad y acuerdo entre Dios y la Creación.
Esto implica que todos los antiguos enemigos de Dios, que formaban parte de la Primera Creación, habrán sido engendrados por Dios y experimentado las fiestas, que culminan con los Tabernáculos. Nadie puede llegar a ser parte de la Nueva Creación, sin ser engendrado por Dios, madurado espiritualmente a través de Pentecostés, y dado a luz a través de los Tabernáculos.
Pero todo va a seguir de hecho ese camino, porque la voluntad de Dios es más fuerte que la voluntad del hombre.
Categoría: Enseñanzas
Dr. Stephen Jones
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