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¿SACRIFICÓ REALMENTE JEFTÉ A SU HIJA?, Por E.W. Bullinger

Un análisis de Jueces 11:31
Por E.W. Bullinger
Traducción Juan Luis Molina
Con la colaboración de Claudia Juárez

Nota: el siguiente estudio es un capítulo del libro “La Gran Nube de Testigos" Un estudio sobre Hebreos 11”. Este libro, al igual que todas las demás obras de E.W. Bullinger son de dominio público (es decir, pueden ser copiados libremente).

Jefté se nos presenta bajo el mismo título de Gedeón, varón esforzado y valeroso (Jueces 11:1). Una vez más, no tenemos que considerar su historia como hombre, sino su fe, la cual era en Dios.

Él fue un hombre que temía a Jehová. En sus primeras palabras proclama el testimonio del Señor;  y posteriormente fue y habló todas sus palabras delante de Jehová en Mizpa (vers. 11).

Su mensaje al rey de Amón (vers. 14-27) nos muestra que estaba bien versado en la historia de su pueblo, como se registra en el libro de la Ley. Debemos estudiar su vida de cerca y con algún propósito; porque no solamente conocía los acontecimientos históricos y los daba como hechos, sino que los reconocía también como habiendo sido ordenados por Jehová.

Dependía todo en Jehová. Había sido Él Quien entregó a Sehón y a todo su pueblo en mano de Israel (vers. 21). Había sido Jehová, Dios de Israel, Quien había vencido a los amorreos delante de Su pueblo (vers. 23). Todo lo que Jefté e Israel poseía, había sido Dios Quién lo había depositado en sus manos (vers. 24). Y había sido Jehová, el Juez, Quien fue llamado a Juicio entre Israel y Amón (vers. 27).

Jefté había escuchado las palabras de Jehová como estaban escritas en las Escrituras de verdad; y las creyó.

Este es exactamente uno de los ejemplos que el Apóstol refiere en Hebreos 11. Él, también, conoció la historia que Jefté creyó, y la fe con la cual conquistaba todo a través de Dios. Esto es lo que le da a Jefté su sitio entre esta gran nube de testigos.

Cuando clamó para que Dios juzgase, leemos: Y el Espíritu de JEHOVA (el Señor) vino sobre Jefté, y otra vez notamos las palabras que describen el acto del Espíritu Santo en aquella dispensación (vers. 29).

En el poder de ese Santo espíritu, Jefté llevó a cabo su guerra con Amón, y Jehová coronó su fe entregándole a los Amonitas en sus manos (vers. 32).

Este es el sencillísimo relato de la fe conquistadora de Jefté; y hay muy poco que haya que añadirle. Jefté simplemente leyó lo que Jehová había hecho; y fue así como escuchó lo que Él había dicho. Creyó lo que había leído y oído, y esto se tomó como causa suficiente para Dios darle su lugar reservado, entre los que alcanzaron buen testimonio por causa de su fe.  
Pero en el caso de Jefté, como en ninguno de los otros testimonios de Hebreos 11, nos sentimos inclinados a salirnos de nuestro camino para vindicarle, y mostrar la manera cómo ha sido injustamente juzgado de los hombres.

Su fe proveniente de Dios no puede ser empañada, sin deslucir y afear también la segura y cierta garantía de la Palabra de Dios misma.

Al igual que Moisés, Jefté también habló inadvertidamente con sus labios, pero eso no afectó su fe en lo que había oído de parte de Dios; su voto lo hizo de acuerdo a su celo, sin embargo no de acuerdo a conocimiento. Aquello de que sacrificó a su hija, y que Dios no reprueba un sacrificio humano con una palabra desafortunada, como oímos tradicionalmente, es una teoría increíble. No pasa de ser y no es nada más, que una interpretación humana, sobre la cual han diferido hasta los Teólogos que la propagan en todas las edades, y que ellos han concluido solos, sin tan siquiera haber tenido en cuenta un cuidadoso examen del texto.

Es importante recordar aquí,  que el antiguo comentador judío Rabí David Kimchi (1160-1232) traduce las palabras del voto (Jueces 11:31) de manera muy diferente de las Versiones A.V. y R.V., y nos dice que su padre el Rabí Joseph Kimchi (fallecido en 1180) mantenía el mismo punto de vista. Tanto el padre como el hijo, juntos con el Rabí Levi ben Gerson (nacido en 1288), todos ellos entre los más eminentes gramáticos y comentadores de hebreo, que debían conocerlo mejor que ningún comentador gentil, dieron su incalificable aprobación a la traducción de las palabras del voto que, en vez de tomarlo relativo a un objetivo, lo traducen e interpretan como consistente de dos partes distintas.
  
A esta peculiar razón se llega por observar la bien conocida regla de que, la partícula conectada ו (como “o” “ni” en castellano) se utiliza generalmente como una disyuntiva, y significa o ni  alternativa, cuando hay una segunda proposición, (como en castellano empleamos,  esto aquello;  ni con esto ni con aquello). De hecho, esa es la misma traducción que sugiere la A.V. al margen.

Se deben consultar los siguientes pasajes:

Génesis 41:44 - Y dijo Faraón a José: Yo soy Faraón; y sin ti ninguno alzará su mano ni su pie en toda la tierra de Egipto   

Éxodo 20:4 - No te harás imagen, NI ninguna semejanza de de lo que esté arriba en el cielo, NI abajo en la tierra, NI en las aguas debajo de la tierra.

 Éxodo 21:15 - El que hiriere a su padre a su madre, morirá.

 Éxodo 21:17 - El que maldijere a su padre, a su madre, morirá.

 Éxodo 21:18 - Si algunos riñeren, y uno hiriere a su prójimo con piedra O con el puño, y este no muriere, pero cayere en cama…

 Números 16:14 - Ni tampoco nos has metido tú en la tierra que fluye leche y miel, Ni nos has dado heredades de tierras y de viñas: ¿Sacarás los ojos de estos hombres? ¡No subiremos!

 Números 22:26 - Y el ángel de Jehová (el Señor) pasó más allá, y se puso en una angostura donde no había camino para apartarse Ni a derecha Ni a la izquierda.

 Deuteronomio 3:24 -  ¿Qué Dios hay en el cielo en la tierra que haga proezas como las Tuyas?     
       
 2ª Samuel 3:29 - Caiga sobre la cabeza de Joab, y sobre todas las casas de su padre: que nunca falte de Joab quien padezca de flujo, NI leproso, NI quien ande con báculo, NI quien muera a espada, NI quien tenga falta de pan.

 1ª Reyes 18:10 - No ha habido nación NI reino adonde mi Señor no haya enviado a buscarte.

 1ª Reyes 18:27 - Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque Dios es; quizá está meditando, O tiene algún trabajo, O va de camino; ¡tal vez duerme, y hay que despertarle!!

 Con una negativa, la traducción “Ni” es igualmente correcta y conclusiva:  

Éxodo 20:17 - No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, NI su siervo, Ni su criada, NI su buey, NI su asno, NI cosa alguna de tu prójimo.

 Deuteronomio 7:25 - Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego; no codiciarás plata NI oro de ellas para tomarlo para ti, para que no tropieces en ello, pues es abominación a JEHOVÁ (El Señor) tu Dios.

 2ª Samuel 1:21 - Ni rocío ni lluvia caiga sobre vosotros, NI seáis tierras de ofrendas.

Salmo 26:9 - No arrebates con los pecadores mi alma, NI mi vida con hombres sanguinarios.

 Proverbio 6:4 - No des sueño a tus ojos, Ni a tus párpados adormecimiento.

 Proverbios 30:3 - Yo ni aprendí sabiduría, NI conozco la ciencia del santo.

 Ahora estamos en una posición para leer y entender las palabras del voto de Jefté, donde tenemos y aparece la misma palabra, o mejor dicho, la letra que la representa, en el hebreo.

Jefté hizo voto (es decir, hizo un “voto solemne”) a Jehová, el cual estaba en su pleno derecho de ofrecer. Ese voto había sido provisto en la Ley que prescribía exactamente lo que debería hacerse en semejante caso; e incluso cuando el voto afectaba una persona (como aquí ocurre) esa persona podía ser redimida si ese fuese o hubiese sido su deseo. Vea Levítico 27 donde en los versículos 1-8, afecta “personas”; y en los versículos de 9 a 13, afecta las bestias; y en los versículos 14 y 15, “una casa”.

Así, pues, está clarísimo que el voto de Jefté consiste en dos partes; una alternativa a la otra. Podía tanto dedicarlo a Jehová (de acuerdo a Levítico 27), o, si no fuese capaz de eso, debía entonces ofrecer un holocausto.  

También debe ser observado que, cuando dijo cualquiera que saliera de las puertas de mi casa a recibirme, ¡la palabra Cualquiera es Masculina! Sin embargo quien sale de su casa a recibirlo es FEMENINA, y por tanto no se puede poner, propiamente, dentro de la esfera o ámbito de su voto, ciertamente no de acuerdo al significado de sus palabras.

De todas formas y en cualquier caso, ¡sería anarquista, y repugnante para Jehová, ofrecerle un ser humano como holocausto, para que Él lo aceptase!

Tales ofrendas eran comunes entre las naciones paganas en aquel tiempo, pero observamos debidamente que Israel no se hallaba entre ellas con esta gran peculiaridad, porque los sacrificios humanos eran desconocidos en Israel.   

Está registrado que Jefté hizo de ella conforme al voto que había hecho. Y ella nunca conoció varón (vers. 39). ¿Qué tiene esto que ver con un holocausto, de cualquier manera? Sin embargo sí que tiene del todo que ver con la primera parte o alternativa de su voto, dedicándola a Jehová, y fue por consentimiento y deseo propio, de la hija, que Jefté no ofreció holocausto. Esto nos parece conclusivo. “Dedicarse” no tiene nada que ver con un sacrificio mortal, sino que tiene que ver con una vida de dedicación. Ella se dedicó porque quiso y lo deseó a una virginidad perpetua.

¿A qué otra cosa más podría la costumbre de Israel (vers. 39, 40) hacer referencia cuando dice que, fueran las doncellas de Israel a endechar a la hija de Jefté galaadita, cuatro días al año. (vers. 40).?

La palabra traducida “endechar” aparece solamente en un pasaje más en la Biblia hebrea, y eso sucede en este mismo libro. Así que no podríamos tener una mejor guía para aprender su significado.

El pasaje se encuentra en Jueces 5:11, “allí repetirán los triunfos de Jehová”, significa juntarse para hablar con otros (de los triunfos de Jehová) para regocijarse juntamente.

Esto se hacía anualmente, las amigas de la hija de Jefté iban a regocijarse con ella, en esta continuidad virginal de su vida, y no a condolerse sobre el pasado hecho de su muerte, como muchos neciamente han juzgado.

Por el tono completo de la escritura, debemos concluir, así como por el Salmo 106:35-38, Isaías 57:5 etc., que los sacrificios humanos eran abominables a los ojos de Dios; y no podemos imaginarnos a Dios aceptando, ni que Jefté ofreciese, sangre humana alguna.

Sostener esta idea es una calumnia haciéndola recaer sobre Jehová el Señor, así como sobre Jefté.

Podemos comprender a Voltaire y a otros infieles haciendo eso, aunque razonando en un círculo vicioso, y tienen que depender en los dos casos de Isaac y la hija de Jefté (que disputamos) para sostener sus argumentos. Su objetivo está claro. Pero, ¿qué diremos de los altos críticos (1), la mayoría de los cuales tienen que encontrar sus conclusiones de una forma o de otra, de cualquier manera, no en la Biblia, sino en los escritos de ateístas franceses e ingleses del último siglo? Por otro lado, es digno de señalar cómo el enemigo de la Palabra de Jehová ha usado incluso a personas inocentes para perpetuar las tradiciones que acarrean una difamación sobre las obras y las palabras de Jehová.

(1) “Altos Críticos” era como se denominaban a los comentadores y examinadores en eminencia y con fama en el tiempo de Bullinger, los cuales se pronunciaban en todas las materias tanto Teológicas como Civiles y eran muy aclamados. N.T.  

Las palabras de Milton combinadas con la música de Haydn (La Oratoria de La Creación) ha revitalizado la tradición en las mentes de todos, de que Dios creó el Caos. Sin embargo, la verdad es que Todas Sus Obras Son Perfectas tanto en belleza como en orden.

Las palabras de Milton, una vez más, combinadas con la música de Handel (El Oratorio de Jefté) ha perpetuado la tradición de que un padre israelita ofreció a su hija en holocausto a Jehová.

Sería esperar demasiado que estas palabras nuestras pudiesen romper la corriente de la tradición con respecto a cualquiera de los importantes asuntos anteriores.

Existe una Idea Grabada con la cual tenemos que contender por un lado, pero hay Ritualismo por el otro; y están tan profundamente arraigadas, que solamente una ponderosa fe (como la de los poderosos ejes) (2) puede removerlos con éxito.

(2)  “Los poderosos ejes” en las Máquinas descubiertas al tiempo de autor – tal como los ejes de la locomotora que dislocan al tren.

Precisamos un poco de la fe de Jefté en los registros inspirados de las palabras y obras de Dios. Jefté creyó lo que Jehová hizo y que se hallaba escrito en el libro de la Ley. Él tuvo que haber leído y ponderado sobre estos registros de las palabras y obras de Jehová, o entonces no podría haber hablado tan denodada y verdaderamente de lo que había sido escrito para su aprendizaje.

Ojalá que tengamos una fe igual que esa, para que cuando tengamos que contender con aquellos que se nos oponen, no dependamos sobre nuestros propios argumentos o nuestra propia sabiduría, sino citando la Palabra de Dios escrita, y empleando la espada del Espíritu – las palabras respiradas de Dios que son provechosas para equipar al hombre de Dios, y a todo aquel que hable por Él, cuando nos encontremos con aquellos que resisten la verdad.

Jefté escuchó,
Jefté creyó, y
Jefté fue uno de aquel grupo de vencedores que alcanzaron conquistas a través de Dios.

E.W. Bullinger.


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