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RELIGIÓN PROTESTANTE ("La Democracia contra Cristo", Javier Vargas R.)


Religión Protestante
Eventualmente, a esta religión, le sucedió lo del proverbio
“como la madre tal su hija”, es decir, salieron protestando de 
la iglesia tradicional y terminaron igual que ella. Han dado
origen a todo tipo de denominaciones con doctrinas que tienen
que ver en algo con la Escritura, pero que de manera sutil
se ha ido torciendo para poder crear organizaciones bastante
lucrativas que han copiado modelos de gobierno humano,
con versículos bíblicos colgados para legitimarlos. Estas denominaciones
para poder poner en práctica sus estatutos y
crecer con el éxito de cualquier empresa en el mundo, crean
un aparato burocrático que despoja al individuo de su conciencia
y del lenguaje natural, reduciendo al hombre a la homogeneización,
a tal punto, que cuando se les oye hablar, se
identifica fácilmente a qué denominación pertenecen. Cuando
la realidad es que el Espíritu de Dios rechaza las cosas
prefabricadas, pues Él ofrece un llamamiento a cada uno de
manera singular y solo como Él lo sabe hacer.
Hoy, la iglesia cristiana evangélica reclama que en la práctica
se le garanticen los mismos derechos constitucionales de
que goza la iglesia católica, sin siquiera advertir que nunca a
través de la historia, el pueblo de Dios ha salido bien librado
de los derechos que le concede el gobierno, pues parece no
comprender que el adversario todavía controla la política,
y que utilizando los reinos de este mundo, no escatimaría
reconocer ciertas libertades (aun la libertad de cultos y religión),
pues si logra hacer que los creyentes cifren su confianza
en lo que le puede brindar el gobierno habrá logrado
su cometido; parecen no comprender la diferencia que hay
entre la verdad del poder con el poder que hay en la Verdad.
Cuando la naturaleza de Dios no está realmente formada en
el creyente, el corazón del hombre se desvía, solo basta mirar
que la Escritura registra multitud de reyes y pueblos que
una vez que gozaban de cierta comodidad o prosperidad, se
inclinaban de inmediato a rebelarse contra el Creador.
“ 10 Sus atalayas son ciegos; todos ellos son ignorantes; todos
ellos son perros mudos, no pueden ladrar; dormidos,
echados, aman el dormir.
11 Y esos perros ansiosos son insaciables; y los mismos pastores
no supieron entender; todos ellos miran a sus caminos,
cada uno a su provecho, cada uno por su cabo.”
(Isaías 56:10-11)
Sus atalayas son ciegos (que se encuentran actualmente
guiando a otros ciegos); todos ellos son ignorantes
(pues no perseveran en la doctrina de Cristo); todos
ellos son perros mudos (que no pueden enfrentar las
estructuras del poder impío), no pueden ladrar; dormidos,
echados, aman el dormir.
Y esos perros ansiosos son insaciables; y los mismos pastores
no supieron entender (que la Palabra y los dones,
no son para crear un reino propio, cambiando el servicio
a Dios por el servirse de Dios); todos ellos miran a
sus caminos (sus propias denominaciones), cada uno a
su provecho, cada uno por su cabo.
Dios utiliza el símbolo del perro, pues es un animal que
al ladrar avisa que viene un enemigo, y como tal, lo enfrenta,
pero lo que el Señor muestra es que se convirtieron en mascotas
que se menean ante el enemigo a cambio de un plato
de lentejas. He querido no pulir este párrafo a fin de no desdibujar
las ideas. Los púlpitos se convirtieron en una especie
de Show-Room donde se ofertan, desde artículos para el hogar
hasta cualquier arenga política, es tan morboso ver como
la predicación se sustituyó por un discurso chambón que
lo único que busca es sacarle lana a las ovejas con la falsa
promesa de que Dios suplirá todo lo que quiera la clientela.
Últimamente los pastores quieren también colocarse títulos
como el de reverendo o apóstol, así como también ponerse
vestiduras especiales muy parecidas a las vestiduras de los
romanos.
El que se pone de parte de Dios, normalmente queda en
contravía de estos sistemas y esto es considerado una falta
grave de alguien que se rebeló a la autoridad y debe ser sometido
a disciplina, expulsado o maldecido en el peor de
los casos. Estos que se complacen con el statu quo, no comprenden
que ya llegó el día en que la Verdad resucita para
darnos libertad, y que la verdadera iglesia de Cristo no es
una organización elaborada por los hombres sino un organismo
que dirige Dios y que nunca jamás contemporiza con los
retorcidos enredos que van creando los hombres, utilizando
textos de la Escritura hábilmente, que al ser predicados por
carismáticos líderes, hacen florecer sentimientos que exaltan
el alma pero dejan latente la iniquidad.
Los libros proféticos y la iglesia primitiva, nos muestran
que los hombres de Dios no estaban buscando la construcción
de edificios, ni llenar estadios y todo lo que eso conlleva,
pues, al no existir esa falsa “libertad religiosa”, el pueblo
tenía que escuchar su voz, hasta para reunirse, y en esa estrecha
comunión, se aseguraba una iglesia según el orden debido
y a la manera de Dios. Los instrumentos de Dios anuncian
a la humanidad su extravió. La religión protestante (que ya
no protesta), fácilmente encontró un lugar de reconocimiento
en la sociedad, dejando de sentirse molesta por los pecados
de la nación, es decir, se ha conformado al mundo,
perdiendo como tal su llamado profético.
“ Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros,
guardaos del acortamiento”. (Filipenses 3:2)
No podríamos a la luz de las Escrituras, llamar “casa de
Dios” a estas superestructuras, que se erigen copiando modelos
del gobierno humano, técnicas empresariales, entre
otras, hechas por personas a las cuales Dios llama perros, expresión
que se refiere a personas despreciables que con sus
falaces enseñanzas destruyen el cuerpo de creyentes.
Con el mal empleo del texto que dice: “hacerlo todo decentemente
y en orden”, se crean todo tipo de organizaciones
por fuera de la Escritura, estos edificadores no se dan cuenta
que precisamente el adversario adquirió unos derechos por
hacer las cosas conforme al “orden” del hombre en desdén
del orden de Dios.
Las doctrinas denominacionales son a la Iglesia de Cristo,
lo que las doctrinas políticas y económicas son a las naciones,
con toda su confusión, conflicto y división interna y
externa, causando una hipertrofia que empobrece la vida espiritual
y envilece la Iglesia de Cristo, situándola como una
religión más.
No es una sorpresa saber que muchos asuntos internos
en la vida de las estructuras eclesiásticas están influenciados
por ambiciosos intereses de poder. A tal punto ha llegado la
corrupción dentro de la iglesia protestante, que los vendedores
que el Señor Jesús sacó del templo a punta de látigo,
serían hoy considerados unos pequeños minoristas si se les
compara con los grandes del marketing que han encontrado
en la casa de Dios, un terreno abonado por la bulimia espiritual
para hacer grandes capitales que hoy están emigrando a
naciones extranjeras.
Son muchos los que hoy se encuentran atrapados en la
doctrina de la prosperidad que ha convertido la fe, en fuente
de ganancia, dando cumplimiento a esta Escritura:
“…porfías de hombres corruptos de entendimiento y privados
de la verdad, que tienen la piedad por fuente de
ganancia; apártate de los tales.” (1 Timoteo 6:5)
Esta doctrina de moda, en palabras sencillas, enseña al
incauto a jugar a la “turra espiritual”, algo así como que por
fe, ponga usted $10 y tome de Cristo $100. Esto no es tan
simple, ya que se apela a una práctica bien conocida por los
metafísicos, donde el cliente, llamado aquí el sembrador, da
por anticipado el 10% y comienza a pujar con la mente a la
manera de una visualización (una fe de una sola vía) y para
que se dé el resultado, se le ordena a “Jesús” que dé lo ‘’prometido”.
Con esta sutil práctica se ha cambiado el “hágase tu
voluntad” por el “hágase mi voluntad”. Temo por las personas
que de buena fe han caído en esta trampa, pues cuando
se den cuenta que vendieron al Señor por unas monedas,
llorarán amargamente como lo hizo Judas.
En el mercado religioso, está disponible el púlpito para
cualesquiera que pueda entretener la masa, y por supuesto,
hacer crecer la taquilla haciendo uso de cualquier pirueta
que parezca cristiana y fruto, a veces, de un don. Todo esto
se ofrece en este libre mercado, no solo por el espíritu de
simonía que se mueve en la religión, sino por la inclinación
irresistible del pueblo a ser engañado y a defender con vehemencia
a sus esclavizadores.
En muchos lugares se hace alarde del crecimiento del rebaño
del Señor, hasta el punto de realizar año tras año censos
de la congregación, en abierta rebeldía a la voluntad de
Dios, pues la Escritura es clara en instar al pueblo a no confiar
en las cantidades como lo enseña el relato de Gedeón, o
la peste donde murieron 70 mil hombres como consecuencia
de que David numerara al pueblo. La democracia seduce a
las mayorías, pero a Cristo solo lo cautiva un pequeño remanente
que va cuesta arriba siguiendo el camino de la cruz,
el cual todavía es angosto, aunque el mundo de la religión
lo ha hecho tan amplio, que ahora hasta se proclama que le
ha quitado el rock pesado al adversario, debido a que ya se
canta en la iglesia con un “lenguaje cristiano”. La iglesia de
estos tiempos se identifica con el Israel antiguo en su anhelo
de seguir el liderazgo elegido por los hombres, y a la vez,
rechazar la autoridad de Dios.
Muchos de los que manejan la iglesia, no han tenido escrúpulos
a la hora de hacer supuestamente crecer la iglesia
de Dios, pues sus empeños por medio del Networking o Redes
de Encadenamiento o grupo de los doce (o colóquele usted el
nombre que conoce), donde se fabrican líderes como en una
industria del ladrillo, neófitos, que muchas veces, ni siquiera
han nacido de nuevo, y que son colocados en posiciones de
dirección, creándose de nuevo toda una organización a la
manera del mundo, y no un organismo vivo a la manera de
Dios. El hecho de que el Señor haya escogido a 12 discípulos,
entre los cuales estaba Satanás, no nos faculta para repetir y
exigir a cada creyente a que se las tire de Cristo, trayendo
discípulos a la iglesia (como lo hacen las pirámides), porque
de no ser enviado por Cristo estaría contra Cristo. ¿Cuándo
será que vamos a aprender que la Escritura no es un libro
para armar sermones, sino un libro que contiene las leyes,
que por medio del Espíritu traen vida?
A los que están tan interesados en crear una iglesia grande
y fuerte, deberían tomarse en serio el mensaje a las siete
iglesias y en especial a la de Filadelfia, cuya integridad estaba
acompañada de su poca fuerza, es decir, su poder no radicaba
en la muchedumbre, por el contrario, se sabe que eran
pocos, pero procuraban guardar con paciencia su Palabra:
“7 Y escribe al ángel de la Iglesia que está en Filadelfia: El
Santo y Verdadero, que tiene la llave de David; que abre
y ninguno cierra; que cierra y ninguno abre,
dice estas cosas:
8 Yo conozco tus obras: he aquí, he dado la puerta abierta
delante de ti, y ninguno la puede cerrar; porque tienes
algo de potencia, y has guardado mi Palabra, y no has
negado mi Nombre.
9 He aquí, yo doy de la sinagoga de Satanás, a los que se
dicen ser judíos, y no lo son, mas mienten; he aquí, yo
los constreñiré a que vengan y adoren delante de tus
pies, y sepan que yo te he amado.
10 Porque has guardado la Palabra de mi paciencia, yo te
guardaré de la hora de la tentación, que ha de venir en
todo el universo mundo, para probar a los que moran
en la tierra.” (Apocalipsis 3:7-10)
Las mega iglesias confundieron el llamado a apacentar,
con el de agradar, por lo tanto, el entretenimiento cristiano
se ha convertido en otra industria muy prospera. Las librerías
cristianas están atestadas de literatura, que en realidad
traen una cantidad de enseñanzas que no son apropiadas si
se quiere conservar una buena salud espiritual; y de la música
ni para qué hablar mucho, es extremadamente ruidosa
y contiene mensajes confusos y sentimentales como los del 
mundo, pero que arrojan millones de dólares a la Christian
Gospel Entertaiment Industry.
Comparto con Clayton E. Sonmore que la mejor definición
de protestantismo la hizo el teólogo y filósofo Ernest
Troeltsch, quien llamó al protestantismo: “una modificación
del catolicismo en la cual, permanecen los problemas católicos,
pero se les da una solución diferente”.
Las similitudes entre estas religiones que evidencian el
grave estado de las dos, son las siguientes:
- Deseo frenético por adquirir inmuebles y riqueza.
- Buscar reconocimiento y amistad no sana con el gobierno.
- Creación de dos cuerpos, en el catolicismo se llaman:
la iglesia y los laicos, y en los protestantes se llaman: el
cuerpo pastoral y los creyentes corrientes.
- Intermediación del liderazgo entre Dios y los hombres.
- Poco aprecio por las Escrituras, aunque en el catolicismo
esto es más acentuado, en el protestantismo siempre se
enseña con la Biblia en la mano, pero se recurren a unos
pocos textos, por lo general, a los que con más facilidad
se puede tocar las emociones, apelando a interpretaciones
personales que buscan fines tales como: exaltar los
sentimientos, conseguir sus metas económicas, etc.).
- Bastante disposición al ecumenismo (un no creyente no
sabe qué es esto, y si lo supiera creería que eso, lejos de
ser malo, es bueno).
- Creación de órdenes y denominaciones que terminan
oponiéndose al mandato de Dios.
- Creación de doctrinas completamente anticristianas.
- Los pastores y curas se apacientan a sí mismos.
- Tendencia a no decir nada que pueda incomodar a los
demás, es decir, mucha diplomacia y liviandad.

- Infundir sentimientos de culpa para mantener postrados
a los prosélitos.
- Exagerado desconocimiento de lo que es el Reino de Dios.
- División interna.
- Obnubilamiento por las mayorías.
- Ahora los líderes protestantes, también quieren tener
vestiduras especiales como las tienen los miembros eclesiales
de la iglesia romana.
Tengo claro que Dios a través de todas las edades se ha
reservado, y sigue llamando, a un pequeño remanente que
no manoseará las cosas de Dios, no doblará ni su corazón ni
sus rodillas ante los sistemas impíos creados por el hombre;
sé que muchos terminamos siendo ridiculizados y excluidos,
porque una cosa es leer todo este asunto, pero otra bien diferente,
es vivir día a día con la esperanza de entrar por la
puerta angosta a pagar el precio que pagó quien dijo:
“ 11 Es palabra fiel: Que si somos muertos con él, también
viviremos con él;
12 si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos,
él también nos negará;
13 si fuéremos infieles, él permanece fiel; no se puede negar
a sí mismo”. (2 Timoteo 2:11-13)
No existen argumentos para rebatir las verdades claras
que Dios le mostró al hombre, el participar, por ejemplo, de
manera vital de su cruz que termina por ser la nuestra, es
un asunto bastante difícil de comprender por la mente humana,
y mucho más arduo, es aceptarla y recibirla, pero
la esperanza es absoluta, que nada de lo que vivamos acá
puede ser comparable con la gloria venidera que habrá de
manifestarse.
“ 3 Que si nuestro Evangelio está encubierto, a los que se
pierden está encubierto;
4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento
de los incrédulos, para que no les resplandezca la
lumbre del Evangelio de la gloria del Cristo, el cual es la
imagen de Dios.” (2 Corintios 4:3-4)
“ Y será predicado este Evangelio del Reino en el mundo
entero, por testimonio a todas las naciones; y entonces
vendrá el fin.” (Mateo 24:14)
Si se le da la atención merecida a este decreto de Jesús,
comprenderemos que hay una voluntad clara de lo alto para
que todas estas aguas turbias, que crearon los predicadores
de seudos evangelios, sean puestas al descubierto por
la predicación de este Evangelio (tal como Dios lo concibió
y como Cristo lo predica), por aquellos que realmente han
sido llamados a esta tarea. Es imperiosamente necesario que
quienes están en un ministerio, cuidadosamente examinen
si han sido realmente preparados y enviados por Dios, pues
está llegando la hora de la liberación definitiva y ya se escucha
la voz de Dios diciendo a los faraones modernos: ¡Dejad
ir a mi pueblo, para que me sirvan!

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