Por: Dr. Stephen JonesPublicado el: 14/04/2022
Ayer la palabra del Señor terminó con la afirmación: “Ceñid vuestros lomos”. Esta es una expresión hebrea que se ve, por ejemplo, en Jeremías 1: 17. En 1º Reyes 18: 46 leemos,
46 Entonces la mano del Señor estuvo sobre Elías, y él ciñó sus lomos y corrió más rápido que Acab a Jezreel.
En los días en que se usaban túnicas y taparrabos, estos impedían la capacidad de correr de un hombre, por lo que necesitaba atar la parte inferior de su túnica a su cintura y asegurar también el taparrabos (ropa interior).
En esa cultura el taparrabos colgaba, algo así como una combinación, junto con la túnica, dificultando el correr. Al envolver o atar el taparrabos y la túnica, una persona podía correr mucho más efectivamente. El mismo concepto se menciona en Efesios 6: 14, cuando Pablo explica que la armadura de Dios incluye ceñir los lomos con la verdad. El que Pedro nos diga “ceñid los lomos de vuestro entendimiento” (1ª Pedro 1: 13) indica que tiene la intención de que estemos preparados para la acción; de hecho, la NASB traduce la frase en 1ª Pedro 1: 13 como “ preparen sus mentes para la acción”.
https://www.gotquestions.org/gird-up-the-loins-of-your-mind.html
Esta expresión tenía un significado literal, así como una aplicación metafórica, como muestra la admonición de Pedro. Hablando en términos generales, significaba que uno debe prepararse para la acción a fin de que el trabajo pueda realizarse con menos dificultad. En Efesios 6: 14 significa “Verdad”, y se menciona como parte de la armadura de Dios.
En otras palabras, un creyente debe aprender la Verdad para poder correr la carrera en la vida y cumplir con su llamado en el mundo. Si queremos dejar atrás el carro de Acab, debemos ceñirnos los lomos estudiando la Palabra de Dios, permitiendo que el Espíritu de la Verdad nos revele la verdad. Se acerca la lluvia y debemos estar preparados para correr mientras el carro de Acab se atasca.
Otro aspecto de esto es ver que “lomos” es la antigua palabra inglesa para órganos reproductivos. Sin el apoyo de la Verdad, uno no puede dar a luz a los hijos de Dios. De hecho, Pedro nota que la semilla que engendra a Cristo en ti es la Palabra Imperecedera (inmortal) de Dios (1º Pedro 1: 23). Por eso, Jesús dijo: “Tu palabra es verdad” (Juan 17: 17).
Así también Jeremías tuvo que caminar a la casa del alfarero para ver la revelación de la verdad (Jeremías 18: 2). Una vez más, Isaías recibió instrucciones de “desatar el cilicio de vuestras caderas y quitaros el calzado de los pies” (Isaías 20: 2) durante tres años, para profetizar la verdad de que Israel iría al cautiverio.
La verdad que se experimenta se escribe en nuestros corazones y se convierte en parte integral de nosotros. Esta es una parte importante de nuestra armadura espiritual que nos prepara para engendrar y dar a luz a los hijos de Dios.
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