3 de septiembre 2015
Hay
tres o cuatro patrones bíblicos principales que nos profetizan acerca de
la Tribulación que es causada por el ascenso del anticristo.
El
primero es cuando Absalón
usurpó el trono de David
con la ayuda de Ahitofel, consejero y amigo de David, que lo
traicionó. Debido a que David era el ungido de Dios, él era un
tipo mesiánico, y esto también muestra que Absalón
era un anti-David,
es decir, un anti-ungido, o anticristo.
La guerra entre los dos rivales representa la tribulación. El
regreso de David para reclamar su trono representa la segunda venida
de Cristo.
La
primera venida de Cristo repite la historia de Absalón usurpando el
Trono, pero esta vez Su Trono fue usurpado por los
jefes de los sacerdotes encabezados por Caifás,
quien recibió ayuda de Judas, el traidor, a quien Jesús llamó
"amigo" (Mateo 26:50). En
este caso, la tribulación se retrasó cuarenta años a causa de la
intercesión de Ezequiel (Ezequiel 4: 6). Entonces,
porque no hubo arrepentimiento, Jerusalén fue destruida con su
templo.
Antíoco
fue también un tipo del anticristo, y en esa ocasión, el
sumo sacerdote, Onías, fue el traidor. La tribulación en ese
momento es bien conocida, y la importancia de ella como tipo
profético se ve en el hecho de que esta tribulación fue el clímax
del mensaje angélico en Daniel 11. Del mismo modo, el
apóstol Pablo sacó lecciones de esta historia en su segunda
epístola a los Tesalonicenses, donde nos encontramos con hombres
usurpando el lugar de Cristo en el templo, como si fueran Dios (o
dioses).
Cada
uno de estos tres patrones de anticristo (Absalón, Antíoco, y
Caifás) nos da diferentes detalles sobre la naturaleza de la
tribulación. Absalón usurpó el Trono; Antíoco
usurpó el templo; Caifás usurpó Trono y
templo. Cada uno tuvo un traidor para ayudarlo: Ahitofel,
Onías, y Judas.
Entendimiento
Profético del Nuevo Testamento
El
relato en Hechos
1: 15-26 muestra
cómo Judas fue reemplazado por Matías como uno de los doce. Pedro
mostró la necesidad de reemplazar a Judas citando el
Salmo 69:25 y Salmo
109: 8, que
eran las palabras de David relativas a Ahitofel. Ahitofel ya se
había ahorcado poco después de traicionar a
David (2 Samuel 17:23), por
lo que David le sustituyó. Judas se ahorcó después de
traicionar a Jesús (Mateo 27: 5),
y
así Pedro vio el obvio paralelo. Pocos
hoy parecen compartir la comprensión de Pedro de la conexión entre
Ahitofel y Judas, pero es una de las grandes claves para entender la
historia del Nuevo Testamento. Si Judas
era como Ahitofel, entonces, Caifás era como Absalón, y Jesús fue
como David. Cada
uno jugaron su parte en este gran drama profético. Esta historia
sienta las bases de entendimiento en lo que respecta al anticristo y
la tribulación. Desafortunadamente,
muchos maestros modernos de profecía parecen no ser conscientes de
esta verdad, y así sus puntos de vista se van en otras direcciones.
Mientras
que todos los apóstoles en el aposento alto, aparentemente
entendieron que acababan de presenciar una repetición del drama
Absalón, David y Ahitofel, Juan es el único apóstol que utiliza el
término anticristo. Él
no utiliza el término para describir un solo hombre,
ni siquiera a Caifás, aplica el término
colectivo
para todos aquellos que niegan al Hijo (1 Juan 2:22). También
muestra que muchos estaban tratando de engañar a los que habían
llegado a creer en Cristo (1 Juan 2:26). Sin
duda este fue un intento de los anticristos en el Templo para
reclutar a estos creyentes y así traicionar a Cristo.
El
apóstol Pablo no usó el término anticristo, pero su epístola a
los Gálatas fue dedicada a este tema. Sostuvo firmemente que
los
creyentes no deben traicionar a Cristo uniéndose (o volviéndose a
unir) a sí mismos al templo y la Antigua Alianza, especialmente a
través de la circuncisión física. En
Gálatas 4 se expone la historia de las dos mujeres, Agar y
Sara, como ejemplos alegóricos de las dos Jerusalén. Dejó en
claro que la Jerusalén terrenal era Agar, y la Jerusalén celestial
era Sara (Gálatas 4: 22-26).
Los hijos de Agar, entonces, son
los judíos que consideran la Jerusalén terrenal como su "madre"
espiritual. Por el contrario, los verdaderos creyentes son hijos de
Sara (Gálatas 4:26)
que
consideran que la Nueva Jerusalén como su "madre"
espiritual. De
ahí que Pablo creía que la
tribulación, en términos generales, era un conflicto entre dos
mujeres, Agar y Sara,
cada una de las cuales reclamaban la herencia del Reino para su
propio hijo. Estas
afirmaciones contradictorias han quedado sin resolver durante casi
dos mil años. Ambos judíos y cristianos han reclamado la
herencia del Reino sobre la base de sus respectivos pactos y
líderes. Pablo dice que esto se resolverá cuando la esclava y
su hijo sean echados fuera (Gálatas 4:30),
porque esto establecerá "Isaac" como el verdadero heredero
de las promesas.
Esto
es el equivalente profético de la muerte de Absalón en la segunda
venida de David (2 Samuel
18:15). El
anti-David fue asesinado con el fin de que David pudiera reclamar el
trono que Absalón había usurpado. Esto profetiza también de
la Segunda Venida de Cristo. Cuando Él regrese, Él no estará
de acuerdo con los anticristos que usurparon Su trono. Ni les
hará Su pueblo escogido, ni les permitirá que gobiernen el
mundo. En cambio, ese honor se destinará a los vencedores, los
que no se han puesto del lado de los anticristos. Ni "Absalón"
ni "Ahitofel" gobernarán en el Reino. Para decirlo de
otra manera, ni "Caifás", ni "Judas" gobernarán
en el Reino.
En
el siglo "griego"
de 1914 a 1917, donde
hemos visto el patrón de Antíoco emerger, el ascenso del anticristo
se ha visto principalmente en el
ascenso del sionismo y el Estado judío. El
resultado han sido guerras casi continuas durante todo el siglo,
aumentando en intensidad hacia el final del siglo (2014-2017). El
Estado judío, provocado por judíos radicales, ha sido el irritante
en el mundo y ha dado a luz al Islam radical. El Estado judío ha
sido apoyado por el sionismo
cristiano, que es el equivalente de Judas,
el discípulo y amigo de Jesús, que le entregó al ayudar a los
anticristos. El sionismo cristiano hoy se inspira en los que
judaizan la Iglesia. A medida que pasa el tiempo, éstos han
comenzado a derribar el Nuevo Pacto, al sugerir que el Antiguo Pacto
fue dado a los judíos, y el Nuevo Pacto a los "gentiles".
Sugieren que los judíos son "escogidos" aparte de Cristo,
y que los que siguen a Cristo servirán a los judíos en el siglo
venidero.
En
la actualidad se cree comúnmente en toda la Iglesia que la
Jerusalén terrenal es una "ciudad eterna", que no será
jamás destruida, que es nuestra "madre", y que será la
capital del Reino en el siglo venidero. ¡Hasta qué punto la Iglesia
ha llegado desde los días de los apóstoles! Judas ha
vuelto a ascender. Jesús ha sido traicionado, y Pablo y Juan se
han dejado de lado. Absalón ha encontrado apoyo entre los
seguidores de David. Antíoco gobierna con la ayuda de Onías y
subvierte el templo de Dios. Este es un asunto serio.
Cuando
Miguel se levanta
Miguel
es el príncipe angelical de Israel. Pero Miguel no está
llamado a luchar por aquellos que violan la Ley de Dios. Él
no lucha por aquellos que afirman ser
Israel, sino por aquellos que realmente son Israel. Absalón
no podía reclamar la ayuda de Miguel en la lucha contra David. Ni
podía Caifás reclamar la ayuda de Miguel en la crucifixión del
Mesías.
Sin
embargo, hoy el foco principal de la Iglesia es que el conflicto ha
pasado de un complot para destruir al Mesías a un complot para
destruir a los judíos, quienes, si rechazan a Cristo y se han puesto
del lado de Caifás, están jugando el papel de Absalón.
La
ramera de Apocalipsis no puede reclamar la ayuda de Miguel para el
establecimiento de su hijo en el trono del reino. En cambio,
Miguel lucha por la verdadera mujer que da a luz al hijo que es el
heredero de las promesas (Apocalipsis 12: 5). Este
hijo colectivo, con Cristo como su cabeza, vence al dragón
por "la sangre
del Cordero y la palabra del testimonio
de ellos" (Apocalipsis 12:11). Estos
son creyentes, no incrédulos.
¿Quiénes
realmente son el pueblo elegido? Juan nos dice que los
verdaderos creyentes (es decir, su público) son los que tienen esta
unción (1 Juan 2:20, 27). Pablo
dice en Romanos
11: 7 que
Israel como nación no recibió lo que buscaba, "pero los
que fueron escogidos lo alcanzaron y los demás fueron
endurecidos". Jesús
dijo en Mateo 22:14, "muchos son
los llamados, pero pocos son escogidos".
Israel como nación fue llamada, pero se eligió sólo el remanente
de gracia. Pablo dice que en el tiempo de Elías, había sólo
7.000 como "pueblo elegido" de los millones de israelitas
genealógicos (Romanos 11: 4, 5).
Para
una discusión completa de Romanos 9-11, véase el
Volumen II de mi Comentario sobre Romanos
(en castellano:
http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2015/03/epistola-de-pablo-los-santos-en-roma.html)
Ahora
estamos viviendo en el moderno
"tiempo
de angustia" (Daniel
12: 1), que es el cuarto y último tiempo de la tribulación
causado por el intento del anticristo de usurpar el Reino. Mediante
el estudio de los primeros tres patrones de la historia bíblica,
podemos vencer al príncipe de Grecia, que echa por tierra la
verdad. Recibimos la verdad a través de los ángeles gemelos
Amén y Amet. De esta manera las palabras de Juan cuando escribe
en 1
Juan 2:21, 22,
se
pueden aplicar a nosotros.
21 No
os he escrito a vosotros porque vosotros no sepáis la verdad, sino
porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la
verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que
Jesús es el Cristo? Este es el anticristo, el que niega al
Padre y al Hijo.
Estos
testigos de la verdad son los mismos que se encuentran
en Apocalipsis 12:11, que
vencen al dragón por su testimonio. Estos son también los que
son "rescatados" (malat,
"liberado,
rescatado, salvado, "provocado a escapar") cuando Miguel se
levanta en Daniel
12: 1. Esta
palabra hebrea, malat,
también
significa "dar a luz", y añade otro matiz a la
profecía. Se
utiliza de esta manera en Isaías
66: 7,
7 Antes
de que ella estuvo de parto, dio a luz; antes que le viniesen
dolores, dio a luz [malat] a
un niño.
Por
lo tanto, cuando Miguel se levanta para "rescatar" o librar
a los que se "hallan escritos
en el libro", hay
que preguntar acerca de la forma de su liberación. Apocalipsis
12 pone esta liberación en el contexto de la novia celestial
dando a luz a un hijo. Así
que la gama más amplia del significado en la palabra malat indica
que hay diferentes maneras en que las personas pueden ser
liberadas. Sin embargo, el
sentido último es que la Nueva Jerusalén da a luz a los hijos de
Dios. Esta
es la esperanza de todos los vencedores.
Etiquetas: serie de enseñanzas
Categoría: enseñanzas
El Dr. Stephen Jones
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