Mientras oraba esta mañana, Dios me dio una visión. Me mostró una "movilización" mundial enorme. Me vi dando un paseo por la playa. De repente, oí un estruendo que se hacía cada vez más fuerte. No era el ruido del mar o del viento. Provenía totalmente de afuera. El mar estaba totalmente en calma. El estruendo era como si las montañas fueran a derrumbarse, era un sonido tan fuerte que no había oído algo así en toda mi vida. Vino del otro lado del océano, de lejos. Llegó a ser tan fuerte y poderoso, que la tierra comenzó a temblar y a sacudirse. Sonaba como una nota baja de una trompeta. El aire entero vibró. Escondí mi cara entre las dunas de terraplén esperando qué sería lo siguiente. Cuando noté que el estruendo se negaba a desaparecer y aumentaba y se hacía más fuerte, me vi en la visión orando, hablándole a Dios. Entonces oí una voz que me decía: "hijo mío, no temas, esta es Mi llamada de movilización, una señal de afuera. Estoy llamando a mi gente. Yo mismo estoy sacudiendo la tierra y el mar. Los pecadores y ateos se verán desaparecer por el miedo y la temerosa expectativa de las cosas que van a ocurrir. Entiende hijo mío, que todas estas cosas han sido iniciadas por la crisis financiera. Eso es el principio de la ruina. La base de la sociedad de hoy será quebrantada tan fuerte que la gente perderá todo aquello que ha adquirido y ahorrado hasta hoy. Cada infraestructura y ayuda de bienestar se derrumbará con el tiempo. La vida será muy difícil para mucha gente. La seguridad en general se saldrá de control y habrá una proliferación del crimen de tal forma que la vida en la tierra será amenazada. Pero tu, que temes mi nombre, te salvaré de la ruina. Estoy sosteniendo mi brazo de protección sobre ti".
Aunque no se escuchaba el viento sonar e incluso no se veía ni una pequeña onda en el mar, el estruendo era tan poderoso, que mi corazón amenazó con dejar de latir. Entonces pensé: "ahora yo también voy a morir". Entonces el Señor me dijo: "no temas hijo mío, te mantendré vivo declarando mis propósitos.
Aunque no se escuchaba el viento sonar e incluso no se veía ni una pequeña onda en el mar, el estruendo era tan poderoso, que mi corazón amenazó con dejar de latir. Entonces pensé: "ahora yo también voy a morir". Entonces el Señor me dijo: "no temas hijo mío, te mantendré vivo declarando mis propósitos.
Levántate, ve a tu casa y cuéntales a tus amados. Déjales saber que el regreso de mi hijo está en el umbral, a las puertas. Estoy ajustando todas las cosas para llevarme a mi gente a casa y dándoles aviso de que dejen todo lo que impediría que lleguen a mi".
Mientras asimilaba para obedecer la voz de Dios, comencé a caminar hacia mi hogar. Vi mucha gente tumbadas en las dunas. Habían salido de sus casas corriendo hacia el mar para ver y experimentar el extraordinario espectáculo natural. Sus caras parecían como si estuvieran paralizadas. Mientras pasaba cerca de ellos y a pesar del estruendo que aún se escuchaba, las personas me decían: "está loco, no podrá llegar a su casa en esta situación, es muy peligroso". Entonces enterraban sus cabezas aún más profundo en las dunas porque temían a lo que iba a suceder después. No querían oír ni saber nada más. Entonces el Señor me dijo: "para ti, hijo mío, que me temes, este es el día de la "movilización". Para ti mi sol de salvación brillará con el cual recojo a mis verdaderos hijos y los traeré juntos. Ve hijo mío, dile a cada uno lo que has oído".
Entonces le pregunté al Señor: "¿qué les diré? y El me dijo: "dile a mis hijos que no se ocupen mas en cosas perecederas y busquen las cosas inmortales, las cosas eternas. Ellos tienen que buscarme y estudiar mi Palabra (la Biblia). Tienen que perdonarse unos a los otros mientras haya tiempo y hacer las paces con cada uno. Deben dejar de ser envidiosos y de señalar a los demás. No deben acusar ni sospechar el uno del otro. Cada uno debe hacer lo que se supone que haga y puede hacer. Diles que deben librarse de toda cosa innecesaria y de batallar intermitentemente por sus derechos. Desde ahora en adelante, aseguraré sus derechos y proveeré yo la justicia. Grandes cambios están por ocurrir alrededor del mundo, en cada área de la vida. Por lo tanto deben ajustarse y prepararse. Nada será otra vez como ha sido antes". Mientras más me alejaba de la playa, menos ruido escuchaba, aunque pienso que el estruendo aumentaba cada vez más. Sentía como si me hubieran encapsulado. Entonces escuché otra vez la voz del Señor diciéndome: "yo traeré a mis hijos a seguridad de mi propia manera. Verás todo lo que haré en el mundo que experimentará todas las plagas de Egipto antes que lleve a mis hijos hacia mí, antes de que "Faraón" los suelte para siempre. Mi gente estarán unidos. Manténganse unos con otros, animándose unos a otros. ¡Pronto lo podrán hacer!".
Eso fue lo último que vi y oí de la visión. Mientras pensaba en todo lo que había visto y lo que debía hacer con ello, Dios volvió a hablarme diciéndome: "divulga esta visión que te he dado hoy en la mañana referente a mi "movilización" y anímales a hacer las cosas que les mando, porque estoy a las puertas, vengo pronto. Y diles, especialmente a mi gente, que necesitan tomar bien en serio la relación conmigo, antes de que sea demasiado tarde..."
Por favor, a todo el que lea esto, ayúdeme a dispersar este mensaje. Envíelo a sus amigos y conocidos. Divúlguenlo a las iglesias y los hogares. Tradúzcanlo a otros idiomas.
¡Maranata, nuestro Dios viene!
Mientras asimilaba para obedecer la voz de Dios, comencé a caminar hacia mi hogar. Vi mucha gente tumbadas en las dunas. Habían salido de sus casas corriendo hacia el mar para ver y experimentar el extraordinario espectáculo natural. Sus caras parecían como si estuvieran paralizadas. Mientras pasaba cerca de ellos y a pesar del estruendo que aún se escuchaba, las personas me decían: "está loco, no podrá llegar a su casa en esta situación, es muy peligroso". Entonces enterraban sus cabezas aún más profundo en las dunas porque temían a lo que iba a suceder después. No querían oír ni saber nada más. Entonces el Señor me dijo: "para ti, hijo mío, que me temes, este es el día de la "movilización". Para ti mi sol de salvación brillará con el cual recojo a mis verdaderos hijos y los traeré juntos. Ve hijo mío, dile a cada uno lo que has oído".
Entonces le pregunté al Señor: "¿qué les diré? y El me dijo: "dile a mis hijos que no se ocupen mas en cosas perecederas y busquen las cosas inmortales, las cosas eternas. Ellos tienen que buscarme y estudiar mi Palabra (la Biblia). Tienen que perdonarse unos a los otros mientras haya tiempo y hacer las paces con cada uno. Deben dejar de ser envidiosos y de señalar a los demás. No deben acusar ni sospechar el uno del otro. Cada uno debe hacer lo que se supone que haga y puede hacer. Diles que deben librarse de toda cosa innecesaria y de batallar intermitentemente por sus derechos. Desde ahora en adelante, aseguraré sus derechos y proveeré yo la justicia. Grandes cambios están por ocurrir alrededor del mundo, en cada área de la vida. Por lo tanto deben ajustarse y prepararse. Nada será otra vez como ha sido antes". Mientras más me alejaba de la playa, menos ruido escuchaba, aunque pienso que el estruendo aumentaba cada vez más. Sentía como si me hubieran encapsulado. Entonces escuché otra vez la voz del Señor diciéndome: "yo traeré a mis hijos a seguridad de mi propia manera. Verás todo lo que haré en el mundo que experimentará todas las plagas de Egipto antes que lleve a mis hijos hacia mí, antes de que "Faraón" los suelte para siempre. Mi gente estarán unidos. Manténganse unos con otros, animándose unos a otros. ¡Pronto lo podrán hacer!".
Eso fue lo último que vi y oí de la visión. Mientras pensaba en todo lo que había visto y lo que debía hacer con ello, Dios volvió a hablarme diciéndome: "divulga esta visión que te he dado hoy en la mañana referente a mi "movilización" y anímales a hacer las cosas que les mando, porque estoy a las puertas, vengo pronto. Y diles, especialmente a mi gente, que necesitan tomar bien en serio la relación conmigo, antes de que sea demasiado tarde..."
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¡Maranata, nuestro Dios viene!
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