IMPACIENCIA CON LOS DEFECTOS PROPIOS Y AJENOS / (Sorbos Místicos), François Fenélon




BUSCANDO DEFECTOS

Da la impresión de que necesitas una mayor ternura al tratar con los arrebatos de los demás. ¿Por qué eres tan impaciente con las personas que no remedian sus faltas instantáneamente? Todo el mundo tiene defectos. Sé que no puedes evitar verlos, ni puedes evitar formar opiniones de los motivos de los que te rodean. Si fueras perfecta, podrías tratar con las imperfecciones de los demás sin permitir que te preocuparan.

No te sorprendas ante los defectos de personas buenas. Dios deja debilidades en todos nosotros. En aquellos avanzados, la debilidad va en proporción a su otra vida madura. En el campo, el campesino a veces deja un montón de arena para medir la cantidad de tierra extraída. Dios deja montones parecidos dentro de aquellos a los que perfecciona. Una persona con defectos visibles puede estar más avanzada espiritualmente que alguien que está libre de tales defectos

Las personas “perfectas”, por lo general ven defectos de perfección en otros. Buscar defectos, incluso dentro de sí, no es más que entusiasmo emocional. La senda de Dios es totalmente diferente. A veces Él permite que personas queden profundamente imperfectas para evitar que estén demasiado satisfechas consigo mismas. Les sería mucho más fácil que sus fracasos se corrigieran que sentirse conquistados por sus debilidades (hay personas que quisieran ser corregidas en sus fracasos y, en otras palabras, ser "perfectas" en su propia opinión, que vivir conquistados por esas debilidades que como dijo Pablo, nos acercan a una comprensión de quienes somos y hacen que la Gracia de Dios sean todo para nosotros).

Las personas deben aprender a sobrellevar su propia debilidad al igual que la debilidad de los demás. ¿Por qué estás tan enfadado por las faltas de tu prójimo cuando las tuyas aún están sin corregir? Tus motivos no son del todo puros al querer (¿cuando dices que quieres?) ver a las personas perfeccionadas para la gloria de Dios; (más bien) los defectos de las personas te molestan porque eres una melindrosa y eres difícil de agradar.

Será más fácil que ayudes a otros corrigiendo tus propios defectos que los suyos (Dios dice: "Tú no puedes cambiar a los demás, pero Yo puedo cambiarte a ti"). Recuerda —y debieras saberlo, por tu propia experiencia— que dejar a Dios corregir tus defectos no es cosa fácil. Sé paciente con  las personas... espera que Dios obre con ellos como Él desee.

Necesitas ser más blanda y compasiva con los defectos de los demás. Deja que todo cuanto te inquieta fluya como el agua bajo un puente. Vive en la presencia de Dios.



(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

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