TRES FORMAS DE SILENCIO (Sorbos Místicos), Miguel de Molinos





TRES FORMAS DE SILENCIO

El primero es de palabras; el segundo, de deseos, y el tercero, de pensamiento

En el primero, de palabras, se alcanza la virtud; en el segundo, de deseos, se consigue la quietud; en el tercero, de pensamientos, el recogimiento interior. No hablando, no deseando, no pensando, se llega al verdadero y perfecto silencio místico, en el cual habla Dios con el alma, se comunica y la enseña, en su más íntimo fondo, la más perfecta y alta sabiduría.
A esta interior soledad y silencio místico la llama y conduce cuando le dice que le quiere hablar a solas, en lo más secreto e íntimo del corazón. En este silencio místico te has de entrar si quieres oír la suave, interior y divina voz. No te basta huir del mundo para alcanzar este tesoro, ni el renunciar a sus deseos, ni el desapego de todo lo criado, si no te desapegas de todo deseo y pensamiento. Reposa en este místico silencio y abrirás la puerta para que Dios se comunique contigo, se una contigo y te transforme.
La perfección del alma no consiste en hablar, ni en pensar mucho en Dios, sino en amarle mucho. Este amor se alcanza por medio de la resignación perfecta [contentamiento] y el silencio interior. Así lo encargó y confirmó San Juan Evangelista: Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. (1ª Juan 3: 18)


(Miguel de Molinos)

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