Extracto de Primera de Corintios 9 (3)
20
Y a los judíos me he hecho como un judío, para ganar a los judíos;
a los que están bajo la ley, como estando bajo la ley, aunque yo no
estoy bajo la ley, para ganar a los que están bajo la ley.
Uno debe
tener algún conocimiento de la Ley con el fin de entender lo que
Pablo estaba diciendo aquí. Un gran número de personas han
malinterpretado este versículo. En primer lugar, hay que entender el
término “bajo la ley”, ya que ha sido mal entendido por
la mayoría de los cristianos que no han estudiado la Ley.
Cuando
un hombre pecaba su pecado era contado como una deuda. Si robó una
oveja, debía
a
su víctima dos ovejas, o doble restitución (Éxodo
22:4).
Pero si el ladrón “la
mata
o vende, pagará cinco bueyes por el buey y cuatro ovejas por la
oveja”
(Éxodo
22:1).
Si el animal robado no podía ser devuelto vivo e intacto, en tal
caso la deuda se multiplicaba por cuatro.
Si
el ladrón no podía pagar la restitución, entonces él debía ser
“vendido
por su hurto”
(Éxodo
22:3).
En otras palabras, debía trabajar (por obligación) para pagar su
deuda con la víctima. La voluntad de la Ley en este caso tenía
prioridad sobre la voluntad del ladrón. El juez no preguntaba al
ladrón si le gustaría ser voluntario para la esclavitud. El ladrón
no tenía ninguna opción en la materia, porque una
vez que la deuda se contrajo, la voluntad de la Ley lo gobernaba.
El
ladrón (esclavo), entonces se decía que estaba “bajo
la ley”
por el tiempo que le llevaba pagar la deuda. Técnicamente,
el término debe entenderse en el sentido de “bajo
la voluntad de la ley”.
Por
lo tanto, todos
los pecadores son deudores, y todos los deudores están “bajo
la ley”
hasta
que se pague su deuda.
Cuando se paga la deuda, entonces ellos están “bajo
la gracia”,
porque la Ley ya no tiene necesidad de imponer su voluntad sobre el
anteriormente deudor.
Pablo
dice que “la
ley es espiritual”
(Romanos
7:14).
Sus
principios son espirituales, al final, por lo que la Ley sigue
teniendo aplicación bajo el Nuevo Pacto,
aunque algunas de las formas externas (que figuran en el libro de
Hebreos) se han cambiado. Cuando Jesús nos redimió de acuerdo con
las Leyes de la Redención, Él compró los esclavos del pecado, al
gran amo-de-esclavos de la humanidad. Esos esclavos rescatados luego
se convirtieron en esclavos de Jesucristo, porque la Ley ordena que
tales esclavos sirvan a Su nuevo Amo (Levítico
25:53).
Como ya
hemos mostrado por escritos anteriores de Pablo, Jesús tiene dos
tipos de esclavos: esclavos forzosos y esclavos voluntarios. Pablo
era un esclavo voluntario alegre y esperaba recibir una recompensa
mayor que los que servían de mala gana o por fuerza.
Con
esto en mente, podemos entender la afirmación de Pablo en 1
Corintios 9:20,
donde el apóstol contempla ganar “a
los que están bajo la ley”.
No solamente estaba hablando de los judíos -como diciendo que ellos
estaban bajo la Ley, sino más bien también a los griegos, al final
su alcance se había ampliado para incluir a todo el mundo.
19
Ahora sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los
que están bajo la ley,
para que toda
boca
se pueda cerrar, y todo
el mundo
quede bajo el juicio de Dios.
Pablo
refuerza esto diciéndonos unos versículos después que “todos
pecaron”
(Romanos
3:23).
En otras palabras, cada pecador (deudor) está “bajo
la ley”.
Esto incluye a “todo
el mundo”,
y no sólo a los judíos.
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