ZACARÍAS, PROFETA DEL RECUERDO DE DIOS, Parte 31: EL CAYADO "UNIÓN" QUEBRADO, Dr. Stephen Jones (GKM)

 


Fecha de publicación: 11/06/2025
Tiempo estimado de lectura: 5 - 7 minutos
Autor: Dr. Stephen E. Jones
https://godskingdom.org/blog/2025/06/zechariah-prophet-of-gods-remembrance-part-31/

Habiendo roto su cayado llamado Gracia (Favor), lo que significa que el pacto entre Dios e Israel se ha roto, Zacarías 11: 14 luego dice:

14 Entonces quebré mi segundo cayado, Unión [Ataduras], para romper la hermandad entre Judá e Israel.

Este segundo acto profético representó la división entre Israel y Judá, ocurrida tras la muerte de Salomón. Proféticamente hablando, esto equivalía a un profeta anterior llamado Ahías en 1º Reyes 11: 3031.

30 Entonces Ahías tomó el manto nuevo que llevaba puesto y lo rompió en doce pedazos. 31 Le dijo a Jeroboam: «Toma para ti los diez pedazos, porque así dice el Señor: “He aquí, arrancaré el reino de la mano de Salomón y te daré diez tribus”».



Esto ocurrió siglos antes del nacimiento de Zacarías. Hay quienes afirman que un número suficiente de israelitas regresó de Asiria al mismo tiempo que Judá y Benjamín regresaron de Babilonia, lo que constituyó la reunificación de las tribus. La profecía de Zacarías refuta esta opinión, pues aquí el profeta afirma la continuación de la hermandad rota.

Si bien es cierto que hubo individuos de las diez tribus que vivieron en Judá y que conservaron su identidad tribal, los individuos no constituyen una tribu. La tribu, como entidad, reside en el príncipe de la tribu o el rey de la nación. Si bien sabemos que la línea real de David regresó —específicamente, Zorobabel (Mateo 1: 12)— con el remanente a Jerusalén, no hay evidencia de que ningún príncipe de las demás tribus de Israel regresara. Tampoco se conoce el regreso de Asiria de ningún descendiente del último rey de Israel.

Los rabinos e historiadores judíos también dan testimonio de ello, y el propio Josefo, el historiador judío, escribió en el año 95 dC:

Por lo cual sólo hay dos tribus en Asia y Europa sujetas a los romanos, mientras que las diez tribus están más allá del Éufrates hasta ahora; y son una multitud inmensa, y no se puede estimar por números” (Antigüedades de los judíos, XI, v, 2).

Sólo había “dos tribus… sujetas a los romanos”. Las otras diez tribus estaban “al otro lado del Éufrates”. No se puede comprender plenamente la profecía del Reino sin distinguir entre Judá e Israel. También es necesario conocer sus llamamientos distintivos. El llamamiento de Judá fue proveer reyes, culminando en el Mesías. El llamamiento de Israel, liderado por José, el heredero de la Primogenitura (1º Crónicas 5: 2), fue engendrar a los Hijos de Dios.


El pastor necio [insensato]

Zacarías 11: 1516 dice:

15 El Señor me dijo: «Toma de nuevo el aparejo de un pastor necio. 16 Porque he aquí, voy a levantar en la tierra un pastor que no cuidará de la que perece, ni buscará a la dispersa, ni sanará a la quebrantada, ni sostendrá a la que permanece, sino que devorará la carne de las ovejas gordas y les arrancará las pezuñas».

¿Debía este pastor necio (insensato) venir a Judá o a Israel? Sin duda, en un sentido amplio, hubo líderes necios en ambas naciones. El profeta no lo aclara, pero parece apuntar a Judá, que constituía su audiencia inmediata. No hay un solo líder que destaque como siendo el cumplimiento de la profecía de Zacarías. De hecho, si definimos necio en términos de sabiduría mundana, como lo hace Pablo en 1ª Corintios 1 y 2, hay muy pocos pastores verdaderamente sabios. La mayoría depende de la sabiduría del alma. 1ª Corintios 2: 78.

7 pero hablamos de la sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria; 8 la sabiduría que ninguno de los príncipes de este siglo entendió; porque si la hubieran entendido, no habrían crucificado al Señor de gloria.

Así que parece probable que el «pastor necio» de la profecía de Zacarías no se refiera a un solo líder, civil o religioso. Cada generación ha producido su propia necedad, tal como Dios la definiría. En los días de Jesús, fue Caifás, el sumo sacerdote, quien, si hubiera comprendido la sabiduría de Dios, «no habría crucificado al Señor de la gloria».

Ezequiel 34: 34 describe a los pastores necios con mayor detalle:

3 Coméis la grosura, os vestís con la lana, degolláis la oveja cebada, y no apacentáis el rebaño. 4 No fortalecisteis la débil, no curasteis la flaca, no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis a traer la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que con fuerza y ​​con severidad las dominasteis.

Esto se refería a la Casa de Israel, que había sido exiliada a Asiria como las "ovejas perdidas". Estos pastores usaban el rebaño para alimentarse y vestirse, pero no cuidaban de las ovejas. Zacarías 11: 16 lo confirma. Pastores tan necios se encuentran en todas las generaciones, con motivos egoístas y alimentando mínimamente a las ovejas.

Todos hemos sido testigos de semejante tontería, incluso en nuestros días.


Pastores inútiles y guerra espiritual

Zacarías 11: 17 concluye:

17 ¡Ay del pastor inútil que abandona el rebaño! ¡Una espada estará sobre su brazo y sobre su ojo derecho! Su brazo quedará completamente seco y su ojo derecho quedará ciego.

Los soldados usaban el ojo derecho para mirar por encima de sus escudos en la batalla. Así, cuando un ejército ordenaba la rendición de una ciudad, el comandante solía exigir que se les arrancara el ojo derecho a todos los soldados que la defendían, dejándolos incapaces de servir en el ejército. Vemos esto, por ejemplo, en 1º Samuel 11: 2: «Os sacaré el ojo derecho a todos vosotros».

La profecía de Zacarías, vista desde la perspectiva del Nuevo Pacto, sugiere que Dios mismo cegará al «pastor inútil», dejándolo inepto para la guerra espiritual. Asimismo, «su brazo quedará totalmente seco», lo que le imposibilitará empuñar «la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios» (Efesios 6: 17).

Cuando Jesús le dijo a Pedro: «Apacienta mis ovejas» (Juan 21: 17), le instruyó a ser un pastor sabio, a diferencia de los pastores necios descritos en Ezequiel 34 y Zacarías 11. Debían alimentar a las ovejas con la Palabra de Dios, sanar a los enfermos, vendar a los quebrantados y buscar a las ovejas perdidas de la Casa de Israel. El propósito del liderazgo no era enriquecerse con las donaciones de los pobres, sino fortalecer y cuidar a la gente misma.

Quienes no lo hacen no están capacitados para participar en la guerra espiritual. He visto muchos ejemplos en mi experiencia pasada de líderes que ignoraban las Leyes de la Guerra Espiritual (de Deuteronomio 20 ), que intentaron guiar a la gente en la guerra espiritual, violando la Ley sin darse cuenta. Observé cómo esto resultaba en bajas innecesarias en la guerra.

El ojo derecho representa una perspectiva de misericordia, mientras que el izquierdo representa juicio. Con frecuencia, los cristianos que participan en la guerra espiritual hoy en día no comprenden la verdadera importancia de la misericordia y el perdón. A menudo condenan y destruyen [talan] a quienes consideran "malvados", cuando, en realidad, son árboles frutales, o quizás futuros árboles frutales (Deuteronomio 20: 20).

La advertencia de Zacarías debe ser tomada en serio por todos los que participan en la guerra espiritual.


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