ISRAEL Y JUDÁ - Parte 2, Dr. Stephen Jones (GKM)

 


Fecha: 02/18/2025
Tiempo de lectura estimado: 7 - 9 min
Autor: Dr. Stephen E Jones
https://godskingdom.org/blog/2025/02/israel-and-judah-part-2/


Desde el principio de la historia ha habido profetas. Sin duda Enoc fue un profeta, pero el primero en ser llamado “profeta” fue Abraham (Génesis 20: 7). Moisés y Aarón fueron profetas, al igual que Samuel y David. Pero los profetas del Antiguo Testamento que escribieron los libros de los profetas nacieron mucho después de que el reino se dividiera en Israel y Judá.

Por esta razón, cuando esos profetas hablaban de Israel o de Judá, utilizaban los términos según las definiciones que tenían en su época. Antes de la muerte de Salomón, Israel se refería a las doce tribus que constituían la nación, pero el reino dividido modificó la definición de Israel para que significara solo diez tribus, no doce. Israel pasó a ser distinto de Judá. Por lo tanto, sus profecías deben entenderse en ese contexto.

Hoy en día, muchos cristianos no se dan cuenta de esto, y por eso consideran erróneamente que los judíos son los israelitas a los que se refieren los profetas. Sin embargo, incluso el término “judío” es solo una abreviatura de Judá. De hecho, en la Biblia King James, la primera vez que aparece la palabra “judío” es en 2º Reyes 16: 6 KJV, donde vemos a los judíos en una guerra con los israelitas que habían formado una alianza con los sirios.

5 Entonces Rezín rey de Siria y Peka hijo de Remalías, rey de Israel, subieron a Jerusalén para hacer guerra, y sitiaron a Acaz, pero no pudieron vencerlo. 6 En aquel tiempo Rezín rey de Siria recobró Elat para Siria, y echóde Elat a los judíos; y los sirios vinieron a Elat, y habitaron allí hasta hoy.

La NASB traduce el término como “judíos”, que es la forma griega de “judaítas” que aparece en el Nuevo Testamento.

Hoy en día muchos cristianos, a quienes nunca se les ha enseñado este hecho, identifican a los judíos con Israel en lugar de con Judá. Su visión errónea se ve reforzada por el hecho de que la nación judía actual adoptó para sí misma el nombre de Israel. (En 1948, los fundadores de “Israel” debatieron sobre el nombre; algunos sugirieron el Reino de Judá, pero al final decidieron que era importante adoptar el nombre “Israel” para engañar a los cristianos, sabiendo que esto haría que los cristianos aplicaran las profecías bíblicas sobre Israel a ellos).

Jeremías 5: 11 dice:

11 «Porque la casa de Israel y la casa de Judá se han portado muy pérfidamente conmigo», declara el SEÑOR.

Jeremías 31: 31 dice:

31 «He aquí que vienen días», declara el Señor, «en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá».

Zacarías 8: 13 dice:

13 «Así como vosotroscasa de Judá y casa de Israel, fuisteis una maldición entre las naciones, Yo los salvaré y serán una bendición. No tengáis miedo; sean fuertes vuestras manos».

En cada uno de los casos anteriores, el profeta estaba enumerando dos naciones, no sólo una nación con dos nombres. He citado Zacarías 8: 13 para señalar que ambas naciones “eran una maldición entre las naciones”. En otras palabras, no cumplieron con el pacto abrahámico de que debían ser una bendición para todas las naciones. Dios promete revertir esto, por supuesto, pero la mayoría de las personas no entienden realmente cómo.


Israel y Judá blasfemaron contra Dios

El relato bíblico es claro en cuanto a que tanto Israel como Judá hicieron que las naciones blasfemaran contra Dios. Ninguna de las dos naciones (excepto el remanente de la gracia) entendió el llamado abrahámico. Ninguna de ellas fue capaz de obedecer la Ley de Dios. Ambas fracasaron en ser hijos de Abraham según la definición de Jesús en Juan 8: 39Isaías 52: 5 dice:

5 … Otra vez declara el Señor: “Los que gobiernan sobre ellos aúllan, y mi nombre es blasfemado continuamente todo el día”.

Pablo cita esto en Romanos 2: 2324,

23 Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? 24 Porque «el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles [ethnos, «naciones»] por causa de vosotros», tal como está escrito.

El pueblo fue llamado a representar a Dios y a transmitir la mente de Dios como una luz para las naciones. Sin embargo, fracasaron porque trataron a las otras naciones como enemigas de Dios, llamándolas blasfemas e idólatras. La descendencia de Abraham debía bendecir a las naciones, pero en lugar de eso las maldijeron. A su vez, las naciones no tenían respeto por el Dios de Israel. Los extranjeros tenían muy poca información acerca de Dios, y asumieron que la representación que los israelitas hacían de su Dios era una representación precisa de su Naturaleza.

De hecho, por eso Dios expulsó finalmente a los israelitas y a los judíos de la tierra. Israel fue expulsada de manera permanente; a Judá se le permitió regresar después de 70 años, para que el Mesías pudiera nacer en Belén. Habiéndose cumplido el llamado dado a Judá en Génesis 49: 10, Dios expulsó también a los judíos de la tierra. Pablo deja en claro que los judíos habían deshonrado a Dios de la misma manera que lo habían hecho los israelitas 700 años antes.

El problema, explica Pablo, es que la mente carnal está en guerra contra Dios. Es una mente religiosa pero no espiritual. Pablo dice en 1ª Corintios 2: 14 que el hombre natural es psuchikos, “anímico”, nacido de Adán, la primera “alma” (Génesis 2: 7). La mente del hombre natural “no puede aceptar las cosas que son del Espíritu de Dios”. Pablo nos amonesta a seguir “al que es espiritual” (1ª Corintios 2: 15). No estaba hablando de un hombre religioso, sino de la mente del hombre interior que ha sido engendrado por el Espíritu Santo.

Los israelitas y los judíos eran todos almáticos y carnales, excepto el Remanente de Gracia. Por lo tanto, no conocían a Dios a pesar de su adoración religiosa en el templo. Fue esa misma carnalidad la que hizo que las naciones blasfemaran contra Dios. La carnalidad hizo que los israelitas y los judíos malinterpretaran la idea de ser “escogidos”. Pensaban que significaba que eran mejores que los demás, como si Dios fuera parcial en sus caminos. Pensaban que amar a su prójimo significaba amar solo a su compatriota israelita o judío.

De esa manera, al tergiversar la mente y el propósito de Dios, no cumplieron con el llamado abrahámico. Pablo nos dice en Romanos 11: 7 que sólo el Remanente de Gracia fue verdaderamente “escogido”. Nadie es parte de ese remanente sin una fe genuina en Jesucristo.


Abraham era amigo del rey filisteo

Génesis 21: 22-27 cuenta cómo Abraham hizo un pacto con Abimelec, el rey de los filisteos.

21 Aconteció en aquel tiempo que Abimelec y Ficol, general de su ejército, hablaron a Abraham, diciendo: Dios está contigo en todo lo que haces… 27 ​​Abraham tomó ovejas y vacas, y se las dio a Abimelec, y los dos hicieron un pacto.

¿Cómo supo Abimelec que Dios estaba con Abraham? ¿No sería porque vio cómo Abraham se comportaba con rectitud? ¿Habría dicho Abimelec esto si Abraham lo hubiera tratado con falta de respeto? Abraham hizo un pacto ante Dios con Abimelec, bendiciéndolo así.

Hoy los israelíes tienen una mentalidad completamente diferente. Supuestamente, para cumplir la profecía bíblica, declararon la guerra a los palestinos (nombre derivado de filisteo), básicamente robándoles tierras y tratándolos con gran injusticia. Luego, cuando los palestinos se opusieron y contraatacaron, los israelíes los llamaron terroristas. Hoy buscan exterminarlos, especialmente en Gaza, que solía ser la tierra de los filisteos. Ellos no conocen a Dios, ni son un ejemplo de justicia para los palestinos. Sus mentes carnales pueden ser religiosas, pero no han sido engendrados por el Espíritu. Por lo tanto, han hecho que el nombre de Dios sea blasfemado entre las naciones. Hoy son una maldición en toda la región. Los árabes que no están familiarizados con las Escrituras suponen, naturalmente, que los israelíes están siguiendo los dictados del Dios de Israel, y por eso tienen un concepto muy pobre de Él. ¿Quién puede culparlos?

Incluso los influyentes antisionistas de Occidente, a muchos de los cuales respeto por sus conocimientos, tienen poca comprensión de esto, y por eso también desprecian las Escrituras. Francamente, esto me horroriza, pero las Escrituras ponen la culpa directamente sobre los hombros de aquellos que hacen que el nombre de Dios sea blasfemado entre las naciones.

Cuando los hombres hacen que otros blasfemen el nombre de Dios y menosprecien su verdadera naturaleza, no se puede simplemente culpar a los blasfemos. Hay que ir a la raíz de la blasfemia. Ésa es la manera de actuar de Dios. Y sabemos que Él ordenó a Israel (y a todos nosotros) amar a los extranjeros y tratarlos como iguales. Números 15: 16 dice:

16 Una misma ley y un mismo estatuto tendréis para vosotros y para el extranjero que mora con vosotros.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Agradecemos cualquier comentario respetuoso y lo agradecemos aún más si no son anónimos. Los comentarios anónimos no serán respondidos.