SORBOS DE VIDA - BIOGRAFÍA DE WATCHMAN NEE (Llega a la Madurez y es Derramado en Libación), W. Lee

 



LLEGA A LA MADUREZ

El libro de Génesis revela que al final de la vida de Jacob, éste había madurado hasta convertirse en Israel. En Watchman Nee también vemos una vida que maduró después de numerosas experiencias con el Señor y de muchos sufrimientos. Su madurez se manifestaba de diversas maneras.

Tenía una perfecta unidad con el Señor porque todo su ser estaba lleno de Él. Resultaba difícil encontrar algo natural en su ser; estaba siempre en el espíritu y no dejaba que su carne le estorbara ni que su hombre natural lo restringiera.

Siempre estaba presto a ministrar al Señor en los demás. No le era necesario prepararse para hacerlo; podía ministrar vida a los demás continua e instantáneamente. Watchman Nee había alcanzado gran madurez en la vida divina.

Tenía mucho discernimiento y podía comprender con precisión la condición de los demás. Tenía la habilidad de aislar el problema de una persona y diagnosticar su verdadera condición.

Tenía un gran corazón y llevaba con gozo las cargas de los demás, las cuales no eran muy pesadas para él; el cuidado que les proporcionaba podía ser comparado con un océano, pues los cuidaba sin reservas. Llevaba la carga del recobro del Señor al edificar a las iglesias en China. No obstante, nada indicaba que estuviera haciendo algún esfuerzo ni que estuviera luchando para cumplir su comisión.

En el trato con los demás, se notaba de inmediato su afabilidad, su ternura y su delicadeza. No fingía; el sabor de estas virtudes rebosaba simple y espontáneamente de la plenitud de su vida madura.

Daba testimonio de que estaba dispuesto para ser arrebatado o martirizado. Mientras escribo estas palabras, veo sobre el escritorio que tengo frente a mí dos pisapapeles de piedra. En uno de ellos se puede leer la inscripción de su lema: “Mi futuro consistirá en ser arrebatado o en ser martirizado”.


DERRAMADO EN LIBACIÓN

En noviembre de 1948 y en febrero de 1949, Watchman Nee convocó dos conferencias urgentes en Shanghai para los principales hermanos que laboraban con él. En la última de estas ocasiones, después de mucha oración y meditación, Watchman Nee tomó la decisión de permanecer en Shanghai para que el recobro del Señor siguiera avanzando. 

Por una parte, él confiaba plenamente en la providencia del Señor y, por otra, estaba consciente del riesgo que ello representaba y estaba dispuesto a ser sacrificado por causa del testimonio del Señor. Tal disposición fue sin duda fruto de la provisión que tenía de la gracia del Señor. Inmediatamente después de tomar la decisión de quedarse en Shanghai, hizo los preparativos pertinentes para llevar a cabo su segundo entrenamiento en Kuling.

En enero de 1950, fue a Hong Kong pensando regresar a la China continental después de una breve estadía. Los hermanos de varios lugares le aconsejaron que no regresara y le advirtieron del riesgo que corría. Pero él no vaciló en regresar debido a la carga que sentía por las iglesias, los colaboradores y el testimonio del Señor en la China continental. En eso se asemejaba al apóstol Pablo, quien dijo en Hechos 20: 24: “No estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera, y el ministerio que recibí del Señor Jesús”. El estaba consciente del riesgo, pero su decisión estaba firmemente anclada, y su espíritu ardía para acabar su carrera y completar el ministerio que había recibido del Señor. 

En esos días recibió un telegrama de Swatow anunciándole que su madre había fallecido. Aún así, la urgente necesidad de las iglesias y de los colaboradores en la China continental lo instaron a ir directamente a Shanghai; esto fue a mediados de marzo, y dejó el sepelio de su madre en manos de su hermana mayor.

Fue un momento decisivo para el recobro en China. Al regresar a Shanghai, Watchman Nee laboró intensamente cuidando a las iglesias y a los colaboradores y edificando a muchos creyentes que habían entrado en el recobro del Señor después de salir de las denominaciones y de grupos libres. El previó lo que estaba a punto de suceder y aprovechó la oportunidad para publicar los mensajes que presentó en sus dos entrenamientos en Kuling. Esperaba que estos mensajes fuesen preservados para el beneficio de las iglesias en el futuro.

En la primavera de 1952, fue arrestado y encarcelado; y en el verano de 1956, después de un largo proceso legal, fue condenado a quince años de cárcel. No obstante, cuando hubo cumplido la sentencia, no lo dejaron en libertad.

Durante los años que estuvo en la cárcel, sólo su esposa estaba autorizada para visitarle de vez en cuando. Ella falleció el 7 de noviembre del 1971, y su muerte fue muy dolorosa para él, aparte de que desde entonces quedó totalmente incomunicado. Poco después de la muerte de su esposa, Watchman Nee llegó también al final de su peregrinación en esta tierra, y el 30 de mayo de 1972 descansó en Cristo, a quien sirvió hasta dar su vida por Él.

Su fe en el Señor no cambió nunca. El se derramó en libación sobre el recobro del Señor en beneficio de las iglesias que habían sido establecidas mediante su ministerio conforme a la visión y comisión que había recibido del Señor. El peleó la buena batalla, acabó la carrera y guardó la fe.

Durante los años que pasó en prisión, quedó confinado, pero su ministerio no estaba preso (2ª Ti. 2: 9). Por la providencia del Señor, su ministerio se ha extendido por todo el mundo como un testimonio en contra de lo que proclama el cristianismo de hoy y como un rico suministro de vida para todos los que buscan sinceramente al Señor.

La única carga que llevaba en el corazón eran las iglesias, las cuales son la casa y el tabernáculo de Dios. Aunque el tabernáculo terrenal del hermano Nee llegó a su fin, las iglesias que llevaba en su corazón con tanto esmero, no sólo sobrevivieron sino que siguen creciendo con vigor y se extienden ampliamente por toda la Tierra. Como Abel, “aunque murió, todavía habla”.


https://www.librosdelministerio.org/books.cfm

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