Al morir a la carne-yo el fardo de la culpa cae y ¡somos libres! |
La vida de M. E. Barber se caracterizó por la fe. Ella fue la que escribió:
Si el arroyo ves secar,
Y provisión visible no hay,
No temas, Dios milagro hará
Que tu mirada alegrará:
No habrá escasez, dijo Yahweh
No faltará a Sus hijos pan.
Su hablar es fiel, poder creador
Ha de obrar a tu favor,
Y con Sus fieles podrás ver
Al Dios de amor y de poder.
(1 Reyes 17:3)
Witness Lee relató un ejemplo del vivir por fe de M. E. Barber. Él dijo:
De acuerdo a las costumbres chinas, todos los recibos pendientes de pago deben ser liquidados al final del año. Sin embargo, al terminar el año ella tenía un déficit de ciento veinte dólares chinos. Quedaban sólo dos días para el año nuevo chino y ella oró desesperadamente al Señor con respecto a dicha necesidad. El último día del año llegó una orden de pago de parte de D. M. Panton en Londres para ser pagada en el British Bank en Fuchow. La cantidad enviada era exactamente ciento veinte dólares chinos (Lee, Vida de Watchman Nee, 17).
La actitud de la señorita Barber había sido que en todo lo que Dios la llamara a hacer, Él se haría cargo del suministro. Ya que Él la había llamado a China, aun cuando no tuviera garantizado el sustento (como fue la primera vez que fue a China), ella confiaba en que sus necesidades serían provistas. Creía esto y lo testificaba a sus hermanos y hermanas a su alrededor. Tenía un conocimiento profundo del Dios que promete y del Dios que responde a las oraciones.
Watchman Nee relata uno de los eventos en 1923:
Watchman Nee relata uno de los eventos en 1923:
En una ocasión, la señorita M. E. Barber sintió que era la voluntad de Dios que preparara cerca de diez habitaciones para hospedar a creyentes. Eso sería como un edificio de departamentos. Ella oró por esto y de una manera maravillosa Dios causó que una escuela vocacional cerrara y le fuera alquilada. Había veinte habitaciones en total, y el alquiler mensual era sólo de veinte dólares. Es así que el asunto se resolvió. Creo que eso es algo para mencionarse.
Cuatro años más tarde, se recibieron las malas noticias de que la escuela vocacional se abriría de nuevo. Me enteré de esto a través de mi padre porque él era miembro del consejo de la escuela.
Una tarde, a propósito, fui a visitar a la señorita Barber y le pregunté si ella estaba al tanto de las noticias. Dijo que efectivamente, ella había recibido una notificación por parte de la escuela de que estaba programada su reapertura para el otoño. La escuela había contratado a dos ingenieros de los Estados Unidos que ya estaban en camino. Para ellos el asunto era un hecho. Le pregunté: “¿Se va a mudar?” Ella respondió: “No”. De nuevo pregunté: “¿Ya oró?” Dijo: “No, ni siquiera necesito orar en esta ocasión”.
Un creyente joven que estaba ahí dijo que ella debía haber sido engañada por Satanás.
Ella respondió: “No digas eso tan apresuradamente; vamos a esperar y veremos”. De nuevo le pregunté cómo es que podía estar tan segura. Ella respondió: “Dios no bromea con nosotros. Él dijo que Él quería que yo consiguiera algunas viviendas. Eso hice. Él no me ha dicho que me detenga; ¿nos echará fuera? Dios no bromea con nosotros”.
Pero, ¿qué de los otros? Los ingenieros ya vienen de camino y la apertura de la escuela es algo definitivo.
Una tarde, a propósito, fui a visitar a la señorita Barber y le pregunté si ella estaba al tanto de las noticias. Dijo que efectivamente, ella había recibido una notificación por parte de la escuela de que estaba programada su reapertura para el otoño. La escuela había contratado a dos ingenieros de los Estados Unidos que ya estaban en camino. Para ellos el asunto era un hecho. Le pregunté: “¿Se va a mudar?” Ella respondió: “No”. De nuevo pregunté: “¿Ya oró?” Dijo: “No, ni siquiera necesito orar en esta ocasión”.
Un creyente joven que estaba ahí dijo que ella debía haber sido engañada por Satanás.
Ella respondió: “No digas eso tan apresuradamente; vamos a esperar y veremos”. De nuevo le pregunté cómo es que podía estar tan segura. Ella respondió: “Dios no bromea con nosotros. Él dijo que Él quería que yo consiguiera algunas viviendas. Eso hice. Él no me ha dicho que me detenga; ¿nos echará fuera? Dios no bromea con nosotros”.
Pero, ¿qué de los otros? Los ingenieros ya vienen de camino y la apertura de la escuela es algo definitivo.
Sin embargo, ella estaba disfrutando sus vacaciones de verano pacíficamente en la montaña, como si la situación nunca fuese a suceder. Asombrosamente, cuando ella estaba por regresar de la montaña, la escuela le envió una carta notificándole que la escuela no se abriría de nuevo. Le pidieron que continuara alquilando los cuartos porque mientras ellos estaban preparando la reapertura de la escuela, un inesperado cambio financiero los forzó a declararse en quiebra.
Oh, una vez que comprendemos claramente el principio de cómo Dios obra, no importa lo que suceda, sabremos definitivamente cómo tratar con ello. Nos ahorraremos muchas acciones y palabras innecesarias. Si conocemos a Dios, sabremos con certeza Su manera de actuar. Si conocemos la manera de ser de una persona, podemos predecir la manera en que actuará y hablará bajo ciertas circunstancias. Si conocemos a Dios, sabremos si Él responderá o no a nuestras oraciones (Nee, Collected Works, 10:543–4).
La señorita Barber captó el significado de tal fe en verso:
“Pide en fe,” ¡Cuán fiel Su Nombre!
Lleva al trono tu oración;
Al confiar, Jesús susurra:
“La obra ya se consumó.”
“Pide en fe,” pues Dios contesta
Cargas de Su Espíritu,
Con poder hará Su obra,
Más de lo que piensas tú.
“Pide en fe,” tal fe ferviente
Dios desea contestar;
En tu fe Él se deleita
En cada hora y lugar.
En cierta ocasión, la señorita Barber escribió una carta a T. Austin Sparks, editor del periódico: A Witness and a Testimony [Un testigo y un testimonio]. La carta a continuación, así como uno de sus poemas, apareció en la edición de agosto de 1926.
Al estudiar Hechos 27, me di cuenta cómo esas 276 almas llegaron al punto en el que “se perdió toda esperanza” antes de que Dios interviniera. A menudo esa es Su manera de actuar. Jesús espera hasta la cuarta vigilia de la noche antes de venir a nosotros caminando sobre el mar. Por lo tanto, si Dios prueba nuestra fe, glorifiquemos Su Nombre, y nosotros también veremos Sus maravillas en las profundidades [Sal. 107–24].
No temamos el que se nos haga esperar hasta que toda esperanza haya desaparecido. Dios glorificará Su Nombre en el último momento; sólo Dios puede darse el lujo de esperar hasta el último momento.
Veamos el v. 24, que aún en ese entonces era sólo una promesa. Es igual con nosotros, al pasar por una profunda prueba, y no llega la salvación, sin embargo el Señor dulcemente susurra alguna promesa a nuestros corazones probados, y en la fortaleza de tal Palabra proseguimos.
Luego en el v. 22 el hombre que vive por la Palabra del Dios viviente, es capaz de salvar a otros—276 personas fueron salvas debido a que Pablo creyó a Dios. Comparen Lucas 1:45.
¿Podemos creer a la Palabra del Señor cuando enfrentamos una tormenta y el barco se está hundiendo? Habiendo tenido la promesa, podemos esperar su cumplimiento. Pablo esperó hasta la decimocuarta noche. La salvación no llegó de inmediato, pero Pablo se asió de la Palabra que Dios le había dado. Veamos que en los vv. 31 y 32 Satanás usó a esos marineros para probar y frustrar la Palabra del Señor, pero Pablo estaba alerta y Dios lo usó para frustrar el propósito de Satanás.
Debemos aprender que aunque Dios nos ha dado una Palabra para permanecer firmes, y confiamos en Él, no debemos dormirnos y descuidarnos. Debemos permanecer siendo uno con Dios para obtener el cumplimiento de Su Palabra. Si Pablo no hubiera visto la intención de los marineros, ¿podría haberse cumplido la promesa del v. 31?
Véase también el v. 42. En esta ocasión Satanás usa a los soldados para frustrar la Palabra del Señor. En un caso como éste, cuando la promesa está en juego, Dios se ocupará de que Su Palabra se cumpla y nuestra responsabilidad es confiar que será “así como me fue dicho”. Dios operó en el corazón del centurión para que deseara salvar a Pablo; Dios es capaz, bajo cualquier y en toda circunstancia, de cumplir Su Palabra, a pesar de todas las fuerzas que se opongan, y lo hará sin nuestra intervención.
Confiemos sin importar cuán oscuras parezcan las cosas, y mantengamos la canción de fe.
“Creo a Dios que será hecho, así como me fuedicho” y lo imposible sucederá.
Que el Señor nos dé una fe igualmente preciosa para Su gloria.
Margaret E. Barber
Pagoda Anchorage,
Fukién, China
El siguiente poema acompañó esa carta:
Sigue cantando en fe,Aunque haya oscuridad;Mientras alabas Dios podráTu fe en vista cambiar.Sigue cantando en fe,Afirma el corazón;La fe que alaba en noche atrozEs la que agrada a Dios.Sigue cantando en fe,Y el rival se irá;Que él no apague tu canción;Si alabas, vencerás.Sigue cantando en fe,Pronto amanecerá;Saldremos a ver al SeñorCon cántico eternal.
En una ocasión Watchman Nee preguntó a M. E. Barber con respecto a conocer la voluntad de Dios y obedecerla. Ella respondió: Cada vez que Dios se demora en decirme cuál es Su voluntad, me doy cuenta y reconozco que dentro de mí todavía existe un corazón que no desea obedecerla voluntad de Dios. Dentro de mí todavía existe un objetivo incorrecto. He aprendido esto por muchas experiencias (Nee, Collected Works, 9:229).
A esto Watchman Nee agregó: “Cuando buscamos la voluntad de Dios y no recibimos respuesta, debemos pedirle a Dios que nos escudriñe para que veamos si hay en nosotros desobediencia” (ibíd.).
Cuando conocemos la voluntad de Dios, el consejo de M. E. Barber era que debíamos decir: “¡Sí!” El Señor dijo así al Padre: “Hágase Tu voluntad” (Mt. 6:10). Sin embargo, al decir “Sí” al Señor, también necesitamos decir “¡No!” a la voluntad del diablo. Ello incluye la voluntad del yo. Uno de sus poemas que trata acerca de la voluntad del
Señor dice así:
Mi palabra al enemigo es “¡No!”,
Mas al Padre digo: “Amén”.
Para que Su plan se cumpla
Su consejo seguiré.
Cuando cumpla Tus mandatos
Dame, Dios, Tu autoridad,
Y Tu Espíritu me ayude
A cumplir, Señor, Tu plan.
Mi palabra al enemigo es “¡No!”,
Mas al Padre digo: “Amén”.
Es mi actitud eterna,
Que el Señor conmigo esté.
Para que cuando obedezca,
No interfiera Satanás;
Cuando escucho Tus mandatos,
Cúbreme con Tu piedad.
El costo del poder y la vida victoriosa:
Más tarde M. E. Barber le relató la historia del hermano Prigin, un americano que había estado en China. Tenía una maestría y estaba estudiando un doctorado. Sin embargo, estaba preocupado por su condición espiritual, que de acuerdo a él no era satisfactoria. Él deseaba vivir una vida victoriosa y tener poder en la obra.
Cuando buscó sinceramente al Señor en oración, el Señor le dijo: “¿Verdaderamente quieres eso? Si es así no tomes el examen para el doctorado que es dentro de dos meses; no necesito un doctor en filosofía”.
Él argumentó, luchó y razonó con el Señor en cuanto a esto, pero finalmente sintió que el Señor no se comprometería con él. Luego, con lágrimas se sometió al Señor. Tal decisión no solamente lo reavivó, sino también a la congregación a la cual ministraba. De acuerdo a la señorita Barber, “Su obra subsecuente fue grandemente bendecida por el Señor, y fue uno de los que tuvo un conocimiento más profundo acerca de Dios” (ibíd., 48).
Obediencia al Señor
Para el hermano Prigin el asunto de ser lleno del Espíritu Santo era esencialmente un asunto de obediencia al Señor. Fue Samuel quien dijo al rey Saúl:
“¿Se complace Yahweh tanto en holocaustos y sacrificios, Como en que se obedezca la voz de Yahweh?He aquí, el obedecer es mejor que los sacrificios,Y el prestar atención, que la grosura de los carneros”.(1 S. 15:22)
La desobediencia le causó a Saúl perder su reinado.
Para la señorita Barber la obediencia no se discutía. Es absolutamente una necesidad esencial al seguir al Señor. Ella escribió lo siguiente:
¿Serás obediente
En todo al Señor,
Aunque tierra y cielo
Los conmueva Dios?
Frente al desastre
¿Mantendrás tu fe?
¿Seguirás a Cristo
Hoy confiando en Él?
¿Serás obediente
Sirviendo al Señor
Sin que retrocedas,
O te apartes hoy?
Aunque pareciera
Que a muerte vas,
¿Le obedecerías,
Tú, sin vacilar?
En ocasiones Watchman Nee luchó con el asunto de obedecer al Señor a pesar de saber claramente lo que el Señor deseaba.
Witness Lee describe la actitud de Watchman Nee con respecto a la desobediencia y muestra la influencia que M. E. Barber había tenido sobre él:
Para él la desobediencia era un velo que lo separaba de la presencia de Dios. Él enfatizaba que para que él recibiera luz y revelación de parte del Señor, necesitaba un rostro descubierto. Margaret Barber le dijo algo para que lo compartiera con sus compañeros más cercanos: que la pequeña hoja de un árbol puede impedir que contemplemos la luna llena.
Desde que comprendió que la desobediencia podía ser la causa de que perdiera la presencia de Dios, se propuso obedecer la voluntad del Señor y Su revelación cualquiera que fuera el precio (ibíd., 55).
M. E. Barber escribió estas líneas resaltando la actitud que los seguidores del Señor deben tener con respecto a lo que el Señor ha escogido para ellos:
No adónde elegimos ir,
Sino adónde guía Jesús;
El fluir se halla allí,
Y la noche cambia a luz.
No aprobará el Señor
La obra de nuestra elección,
Mas la que nos asignó
Le traerá satisfacción.
Ni una ofrenda aceptará
Cuando en altivez se da,
Si hemos respondido: “No”,
A Su quieto susurrar.
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