TIEMPO Y ESPACIO EN LA BIBLIA: 10 - La “Alfombra Roja”, José (Administrador)





Ef. 2:10 Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Dios nos habla de SUS obras y no de NUESTRAS obras, de lo que el tiene preparado de antemano en ese camino estrecho escondido del que hemos estado hablando en el epígrafe anterior. No está hablando de lo que a nosotros se nos pueda ocurrir hacer en la zona roja.

Más claro ni el agua. Por eso a este versículo le llamamos la “Alfombra Roja”, porque es una imagen excelente de lo que la Biblia llama “andar en el espíritu”, en contraposición a la dirección anímica propia. Dicha alfombra sería la senda o camino, que el Señor nos tiene aparejado. Solo tenemos que pedirle al Padre que nos vaya desenrollando la alfombra y esperar que lo haga antes de avanzar. Esperar es lo más duro y en hacerlo está la clave del éxito. Esto es similar a lo que el pueblo de Israel hacía en el desierto siguiendo la Nube Santa. Ellos esperaban el levantamiento de la Nube (un tipo del Espíritu Santo), para desmontar el campamento y el Tabernáculo y proseguir su camino (véase Números 9:15-23).

Mientras caminemos sobre el trozo de alfombra que Dios haya desenrollado (Zona verde. Ver fig. en cap. anterior), sin desviarnos ni a derecha ni a izquierda (Pr. 4:27); es decir, sin salirnos de la alfombra, todo será gozo y paz en el Espíritu Santo. Pero si nos salimos de ella, bien retrasándonos cuando la nube se levanta (temor-angustia) o bien cuando queramos avanzar más rápido que al ritmo al que Dios nos conduce, partiendo antes que la Nube se levante (ansiedad-impaciencia, -la mente yendo más rápido que la vida), tendremos problemas, peligros y caídas innecesarios.

Además hay que decir que cuando caminamos sobre la alfombra sin desvíos, retrasos u atropellos, aunque tengamos gozo y paz, también habrá obstáculos que no deberemos eludir, sino sobrepasar con la ayuda de Dios. Éstos obstáculos serán puestos en nuestro camino por Dios para nuestro entrenamiento, crecimiento y maduración personal. Son las pruebas de Dios y la disciplina del Espíritu Santo.

Caminar por esta senda con impaciencia y precipitación, sin esperar a conocer cual sea la voluntad buena, agradable y perfecta de Dios (Rom. 12:2), supondrá ir a ciegas, a oscuras, no pudiendo ver los los obstáculos por delante ni los indicadores de dirección, lo que nos llevará a tropezar, caer y hacernos daño.

Los desvíos, extravíos, descarríos, retrasos y avances precipitados, se pagarán muy caro con dolor y sufrimiento, que serán vanos por innecesarios. Es solo nuestra insensatez la que nos priva de asir las promesas y alcanzar la vida abundante y victoriosa, que el Señor nos tiene preparada sobre esa Alfombra Roja.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Agradecemos cualquier comentario respetuoso y lo agradecemos aún más si no son anónimos. Los comentarios anónimos no serán respondidos.