FARISEO O PUBLICANO / EXCESIVA INTROSPECCIÓN, (Sorbos Místicos), François Fenélon




EL FARISEO Y EL RECAUDADOR DE IMPUESTOS

Los fariseos eran reformadores religiosos que guardaban cada detalle de la Ley. Su religión externa te deslumbraría, pero por dentro estaban cegados por su propia justicia.

Los recaudadores de impuestos eran desechos sociales, odiados por todos. Jesús cuenta una historia del recaudador de impuestos y del fariseo. El recaudador de impuestos estaba avergonzado de su pecado. El fariseo estaba orgulloso de su virtud. Pero Dios prefiere al pecador, sobrecogido por su desdicha, que sólo confía en Dios.

El fariseo se aferra a las trampas externas de los dones de Dios. Los usa para reforzar su propia justicia. El fariseo se admira en el espejo de su amor propio. Pero se mancha a sí mismo cada vez que se mira al espejo.

El fariseo es mucho más común de lo que piensas. Muchos cristianos intentan llevar “buenas vidas cristianas” y están orgullosos por ello. Puede que oren, ofrenden, y lleven vidas morales, pero por dentro están atados a su propia habilidad de vivir la vida cristiana.

Tienes un orgullo oculto (o no tan oculto) en tu propia fuerza. Te gozas al verte tan fuerte, bueno y justo. ¿Pero en quién estás confiando, a quién estás mirando en todo esto? ¡A ti mismo! Quieres sentir la buena emoción que proviene de estar a buenas con Dios. Lo que necesitas es vaciarte, no inflarte. Sigue a Dios en la turbia luz de la antorcha de la fe, no por la luz de tu propio entendimiento y habilidades. No estés orgulloso de tu aparente habilidad para vivir la vida cristiana. Tu habilidad para hacerlo pronto probará ser una ilusión. Confía sólo en Dios.


LA FE VERDADERA

¿Te das cuenta de que no caminas por la fe cuando necesitas saber lo que estás haciendo bien? La auto-evaluación continua no es otra cosa que una preocupación para contigo mismo. ¿Es esto centrarse en el Señor Jesucristo? Cuando sientas que te estás distrayendo, vuélvete a Dios. ¿Ves que una constante introspección es, en sí misma, una distracción? Buscas consuelo en la propia reflexión, y en la defensa que le supone para tu ego.

Tienes miedo de orar mal, pero oras mejor cuando ni siquiera te das cuenta de que estás orando. Quieres sentirte apoyado y seguro de la forma en que practicas tu fe  ... la fe genuina es caminar sin ese apoyo. Acuérdate de Jesús clamando en la Cruz, Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Dios retiró Su presencia de Jesús y fue el último golpe para el Hombre de Tristezas. Vive por la fe.



(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

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