EL TESORO
DE LA TRIBULACIÓN
La
tribulación es un gran tesoro con el cual honra Dios en esta vida a
los suyos; por eso los hombres malos son necesarios para los buenos
(ADMINISTRADOR:
los David-es se forman a la sombra de los Saúl-es), y
también los demonios, que por solicitar nuestra ruina, nos afligen,
y en vez de mal, nos hacen el mayor bien que se puede imaginar. Para
que la vida humana sea aceptable para Dios, no puede estar sin la
tribulación [?], así como el cuerpo sin el alma; el alma sin la gracia
y la Tierra sin el Sol. Con el viento de la tribulación Dios separa,
en el campo del alma, la paja del grano.
Entre otros
santos consejos que se han de observar, atiende al que sigue: no
mires los defectos ajenos, sino los propios; guarda el silencio con
una continua conversación interior; mortifícate en todo y a todos
horas, y con eso te librarás de muchas imperfecciones y te harás
señor de grandes virtudes. Mortifícate a ti mismo en no juzgar mal
jamás a nadie [?]; porque la mala sospecha del prójimo turba la pureza
del corazón, lo inquieta, hace salir fuera al alma y la desasosiega.
Ten por
verdad máxima, que al alma de sí misma despreciada, y que según su propio conocimiento es nada, nadie le puede hacer agravio ni injuria.
Finalmente, espera, sufre, calla, y ten paciencia; nada te turbe,
nada te espante, que todo se acaba; solo Dios no cambia, y la
paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene, todo lo tiene; quien a
Dios no tiene, todo le falta.
Si el alma no
cayese en algunos defectos, jamás llegaría a penetrar su miseria,
aunque oiga voces vivas y lea libros espirituales. Ni podrá jamás
alcanzar la preciosa paz, si primero no conoce su miserable flaqueza;
porque es difícil el remedio donde no hay conocimiento claro del
defecto (problema).
(Miguel de
Molinos)
Debemos recordar, que la tribulación y angustia, siempre vendrán, seas seguidor de Cristo o no, sin embargo, el punto es, que hay una tremenda herencia de bendición para los primeros, mientras para los malos, además de tribulación y angustia, también les espera destrucción y muerte eterna.
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