Fe y Confianza
El
problema inicial para la mayoría de los creyentes es que carecen
de experiencia.
Carecen
de una historia de éxito
en ver la enfermedad y la muerte huir de ellos. Es debido a que
comienzan como niños en Cristo, que carecen del desarrollo
espiritual, que puede venir solo por la experiencia. Se necesita
tiempo para desarrollar
la confianza
que
viene con el éxito.
Sin
confianza, es difícil ejercer la autoridad,
porque una
orden de autoridad se debe dar con confianza, sabiendo que será
hecho como ha sido decretado.
Gran
parte de nuestra falta de confianza se debe a sentimientos
de culpa e inadecuación. En última instancia, esos sentimientos
se remontan a nuestra incapacidad de aceptar plenamente la
posición que se nos da en Cristo y de apropiarnos de la justicia
imputada a nosotros. Nos centramos demasiado en la deficiencia
del viejo hombre adánico que parece estar vivo y bien vivo en partes
de nuestro cuerpo. Pasamos más de nuestro tiempo tratando la reforma imposible del viejo hombre que en contarlo como muerto. Pasamos demasiado
tiempo tratando de no pecar, en lugar de ser guiados por el Espíritu.
Abstenerse de pecado está bien hasta cierto punto, pero hay que
reconocer que el viejo hombre nunca será limpiado, reformado o
salvado. Ser guiado por el Espíritu nos va madurando, poniendo
nuestro enfoque en esto, crecemos para dejar las cosas de niño carnal. En otras palabras, la solución real no es tratar de
abstenerse del pecado, sino madurar en Cristo.
Buscar
la auto-perfección es egoísta e introspectivo.
Se lleva a cabo por aquellos que son todavía incapaces
de aceptar realmente la imputación de la justicia de Cristo que
viene por la fe. Por
lo tanto, siguen
llorando por su condición pecaminosa y luchan por una perfección
real que está siempre fuera de su alcance.
Tal pensamiento dio lugar a miles de ermitaños en el pasado
de la historia de la Iglesia. Tal introversión aisló a muchos
hombres buenos que de otra manera hubieran sido valiosos en el
establecimiento del Reino y para dar testimonio de Cristo a la gente
en la calle.
Pero
cuando realmente sabemos
que
hemos sido imputados justos,
el problema está resuelto, y entonces
podemos concentrarnos en hacer la obra que Dios ha puesto ante
nosotros. Nuestro
enfoque deja de estar en nosotros mismos para enfocarnos hacia los
demás.
Dejamos
de luchar sin cesar por la perfección personal y comenzamos a
establecer el Reino en el resto del mundo.
Solo
entonces aprendemos a usar nuestra autoridad
como hijos de Dios para sacar orden en el caos y vida de la muerte.
Solo entonces todas las cosas serán colocadas bajo los pies
(autoridad) de Jesucristo, para que Dios sea el todo en todos.
Esto
es lo que significa reconocer (contar) que nuestro viejo hombre está
muerto y contarnos como vivos para Dios en nuestra identidad en
Cristo. Aceptamos lo que Cristo ha hecho en la Cruz y en su
resurrección. Esta es la forma en que somos "liberados
de este cuerpo de muerte".
(Extracto del Cap. 10 de la "Epístola a los Santos en Roma" del Dr. Stephen Jones)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos cualquier comentario respetuoso y lo agradecemos aún más si no son anónimos. Los comentarios anónimos no serán respondidos.