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Nos ha encantado particularmente la explicación que Martin ofrece de los aceites o unciones a partir del minuto 74'. El ungüento de la primera unción, cuya base era el aceite de oliva y que tiene que ver con las arras del Espíritu de Pentecostés, tras el holocausto solo quedaba el aceite de los sebos mezclado con la ceniza y que tipifica la doble porción de Tabernáculos (nuestras cenizas por el bautismo de fuego que consume nuestro viejo hombre traen esta unción que pudre el yugo, como en Isaías 10:27) y la plenitud que solo se encuentra en el Cuerpo, unidos a quien Dios haya elegido unirnos, tal como se tipifica en el Salmo 133.
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