CONGREGADOS EN LO ALTO, Luiz Fontes



Congregados en lo alto

«No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca» (Heb. 10: 25). 
Hay dos maneras de analizar este texto. Primero, de manera natural. Ésta nos mostrará que el texto se relaciona con las reuniones de la iglesia. Pero debemos saber que, hasta ese tiempo, los hermanos no tenían un local de reunión.
Segundo, la palabra «congregar» es muy interesante. Ella solo aparece dos veces en la Biblia. La primera en 2a Tes. 2:1: «con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él». En griego es episunagoge. La idea aquí es congregarse en lo alto.
Todos los textos que hemos leído tienen relación con la vida cristiana celestial. Efesios 2:6 dice que «nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús». Y Hebreos 10:12 dice que él está sentado para siempre a la diestra de Dios. Entonces, si él está sentado para siempre a la diestra de Dios, ¿qué quiere decir «sentados con Cristo en los lugares celestiales»? Que nuestra salvación nos introdujo en la esfera más elevada de la presencia de Dios. Podemos entrar y disfrutar de esta presencia todo el tiempo. Te puedes acercar con un corazón sincero, en plena certidumbre de fe.

La certeza de la fe

¿Cuál es la certeza de la fe? La eficacia de la sangre de Cristo Jesús. No es mirándote a ti mismo, sino considerando aquello que Dios ve. Este es un acto de fe. Entonces, esta certeza de fe ahora tiene un objetivo: la sangre de Cristo Jesús. La sangre de Jesús te purifica de todos tus pecados. Entonces dice: «No dejemos de reunirnos con el Señor en los lugares celestiales, como es costumbre de algunos».
Necesitamos exhortarnos, porque nuestro Señor está volviendo, y antes de entrar en los cielos para vivir la plenitud eterna, nosotros podemos disfrutar los cielos aun estando en esta tierra. Si tocamos la realidad de esta palabra, veremos una gran oportunidad para que Dios comience un gran avivamiento con nosotros. Porque esta es la experiencia práctica del avivamiento: la conciencia del verdadero significado de la vida cristiana. Amén.

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