GILGAL - Cap. 3: LA RECONFIGURACIÓN PROFÉTICA DEL PATRÓN MENTAL, Thamo Naidoo





La Voz Profética es Direccional 
Lo Profético Provee Interpretación Espiritual 
Lo Profético Provee un Oído para Oír a Dios
El Oficio Profético dentro los Cinco Ministerios
Profetas del Nuevo Testamento Definidos 
El Propósito de los Profetas del NT 
La Palabra Profética Da Forma a las Mentalidades
Lo Profético en la Reforma Apostólica
Entonces Yahweh dijo a Josué: «Hoy he quitado de encima de vosotros el oprobio de Egipto». Por eso se llamó Gilgal aquel lugar, hasta hoy” (Josué 5:9). Gilgal representa un lugar donde los procesos del pensamiento de una nación son formados por la voz y voluntad de Dios. Una de las primeras cosas que Dios hace al preparar la nación de Israel para la conquista es reconfigurar “proféticamente” la perspectiva de su propia identidad y destino. Es una re-formación de la estructura del pensamiento de Israel. En Gilgal, Dios devela el deseo y el plan que Él tiene para los israelitas. Gilgal es un momento de definición en la historia de Israel. Es en Gilgal que los israelitas fueron informados que un ciclo en su viaje fue completado. Su negativo pasado histórico fue ajustado y puesto en alineamiento con su destino presente y futuro. El proceso de emancipación que comenzó bajo el liderazgo de Moisés concluyó bajo el liderazgo de Josué. El “programa de reproche” que caracterizó el comportamiento del pueblo de Israel en su viaje desde Egipto a la Tierra Prometida fue radicalmente terminado. Un estudio del viaje de Israel, a través del desierto, revela la impresión indeleble que el viaje en Egipto hizo sobre el pueblo hebreo. Esto puede ser comprendido a la luz de las dificultades y sufrimientos que ellos atravesaron por cuatrocientos años. El sistema opresor egipcio los había hecho esclavos y estropeó sus vidas e identidades. El “oprobio de Egipto” fue grabado en la psiquis de los hebreos. La perspectiva del destino pre- ordenado para sus vidas fue negativamente afectada. Después de tantos años de esclavitud, en Gilgal, una nueva perspectiva de su futuro fue divinamente inscrita dentro de sus patrones mentales. La esclavitud de sus experiencias pasadas no dio más forma a la interpretación presente ellos tenían de la vida. En esencia, el futuro dio forma al punto de vista de ellos sobre Dios y su destino. Por medio de comprender su futuro, sus lentes proféticos fueron alineados y ajustados para que pudieran llegar a conocer la voluntad de Dios para sus vidas. La iluminación del futuro transcendió la experiencia pasada de ellos y su realidad temporaria presente. En Gilgal, nuevos anteojos fueron puestos para que un mejor futuro pudiera ser percibido. El mensaje divino cambió radicalmente la elevación del pueblo desde el punto de permitir que la experiencia histórica de ellos como esclavos diera forma a sus mentalidades. Después de un tiempo tan largo, el futuro influenció el comportamiento de ellos. La Voz Profética es Direccional La palabra profética va delante de un pueblo y los guía a comprender la plenitud de los propósitos de Dios para sus vidas. Un ejemplo de esto es la vida y el ministerio de Timoteo. Las profecías dadas a Timoteo fueron la brújula que formaron y direccionaron su ministerio mientras él conducía su camino por la vida. Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que, conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia”. (1 Tim. 1:18) La impartición apostólica y profética sobre Timoteo debía asegurar que él funcionara en su lugar asignado dentro del cuerpo y que él claramente entendiera sus deberes. Estas instrucciones fueron recibidas por la impartición profética y el “mandato” apostólico. La frase: “Se hicieron antes [en griego, proago 46] en cuanto a ti”, hace referencia a Timoteo siendo guiado por la palabra profética soltada sobre él en un tiempo y lugar específico. Es evidente que el encargo apostólico o la impartición profética dirigen y van delante de los que están sirviendo a los propósitos de Dios. Estas instrucciones los ayudan a luchar correctamente y también los guían a cumplir su función de acuerdo a la intención divina. En realidad, fue a través del canal profético que él recibió el “don”: “No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio”. (1ª Tim. 4:14) Lo Profético Provee Interpretación Espiritual Un rasgo característico en el ministerio profético involucra prestar interpretación espiritual, especialmente, al dirigir a la Iglesia en su viaje. El Oficio profético es la voz que interpreta y por lo tanto, proclama la mente de Dios al pueblo. Esto no implica que el creyente no tenga el derecho a la interpretación espiritual. Mientras que es privilegio de todo creyente conocer la mente y el consejo de Dios, hay un poco de cuestionamiento sobre que el Oficio de Profeta aliente y afile la habilidad del creyente para conocer la mente de Dios para él y para Su Iglesia en este tiempo en la historia. A menudo lo predictivo (un aspecto integral) en el ministerio profético se destaca de manera tan prominente que hay una falta de énfasis en otros aspectos del ministerio profético. La función de la interpretación espiritual juega un rol fundamental en el Oficio del Ministerio Profético. “Es la interpretación de todo desde un punto de vista espiritual; se trata de traer las implicaciones espirituales de las cosas, del pasado, presente, y futuro, delante del pueblo de Dios, dándoles a comprender la importancia de las cosas en su valor y significado espiritual”. 47 Un rasgo clave de cambio de estaciones es la habilidad de los líderes de la Iglesia para interpretar la voluntad de Dios para esa estación. La función y naturaleza del ministerio profético auténtico es evidente en la vida de Josué. Él estaba personalmente conectado con el Trono de Dios y directamente recibió su mandato para la nueva estación a través del viaje del pueblo. La comunión de Josué con Dios aseguró que él recibiera guía, dirección y claridad de la mente y el consejo de Dios. Él tenía que interpretar la voluntad de Dios para el pueblo. De esto podemos deducir que la interpretación del mensaje siempre precederá a la aplicación de ese mensaje. En Gilgal, la voluntad de Dios tenía que ser integrada dentro de la mentalidad del pueblo. Gilgal es ese lugar donde el liderazgo de la Iglesia recibe frescas directivas de parte de Dios. Los líderes deben no sólo oír un mensaje claro de parte de Dios sino también comprenderlo, de modo que el pueblo sea guiado correctamente. Josué tuvo que recibir instrucciones de primera mano que fueron peculiares para su tarea divina. Él no podía caminar más a la sombra de la gloria que él experimentaba cuando servía bajo el liderazgo de Moisés. Lo Profético Provee un Oído para Oír a Dios En Gilgal, un foro de comunicación fue establecido para que Josué pudiera recibir una palabra directa de parte de Dios. En cada estación de cambio tiene que haber el establecimiento de los mecanismos para oír una clara Palabra de parte de Dios. Un problema crónico en la Iglesia es que se ha cortado la voz profética de la congregación. Muchos líderes de la Iglesia están ocupados en hacer cosas de acuerdo con los estándares establecidos por los sistemas del mundo o por las tradiciones del pasado. Mientras puede discutirse que no hay nada equivocado con aprender de los sistemas del mundo o de las tradiciones del pasado, debe ser enfatizado que estos “sistemas” no pueden ser la voz para los líderes de la Iglesia. Los líderes deben afinar sus oídos a la voz de Dios y oír la mente de Dios para ellos mismos y su gente en cualquier estación dada. Cuando lo líderes fallan en oír de parte de Dios, se volverán escépticos a las estaciones de cambio. Por esa razón, habrá oposición e insensibilidad para el desenvolvimiento de los Planes de Dios. Los que desarrollan oído para oír la voz de Dios recibirán su tarea divina con todos los recursos divinos y el apoyo para terminar la obra. Estos líderes se vuelven cada vez más proféticos. Ellos caminan más rápido que sus contemporáneos. Sus iglesias progresan, son vibrantes e irradian emoción. Ellos se vuelven pioneros y exploradores de las nuevas fronteras en el Reino de Dios. Como resultado, son a menudo mal entendidos, mal interpretados y mal representados. Aún pueden ser consolados por el hecho que hay reivindicación. Dios siempre justifica a los fieles y Él es fiel a Su Palabra.

 









El Oficio Profético dentro los Cinco Ministerios 

En esta estación presente, Dios está restaurando el 
Oficio del Profeta a su exacto lugar y función dentro del 
ministerio de la ascensión de los cinco dones. Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, 
profetas; [mi énfasis] a otros, evangelistas; a otros, 
pastores y maestros”. (Efesios 4:11) 

Jesús instituyó los cinco Oficios como centros únicos de 
recursos para Su Cuerpo. Ellos fueron dados para el 
beneficio de la Iglesia. Cada uno de los dones de los 
cinco ministerios es distintivo en que son diferentes uno 
al otro. Ellos son todos portadores de gracia divina. 
Pedro se refiere a la administración de la multiforme 
gracia de Dios, o a las muchas caras que la gracia de Dios 
refleja 48. En otras palabras, los Discípulos de Cristo comprendían 
la diversidad administrativa del ministerio de los cinco 
dones dentro del cuerpo de Cristo. Ellos sabían que la 
naturaleza espiritual de la gracia otorgada a ellos 
definió, determinó y calculó el funcionamiento de ellos 
dentro del ministerio de los cinco dones en el cuerpo de 
Cristo. 

Con respecto a esto, el Profeta debe ser visto como un 
portador de gracia que es distinto a los otros dones 
ministeriales de la ascensión. El Profeta está portando 
gracia, la cual es un recurso divino que es esencialmente 
necesario para la edificación de los creyentes. Hay una 
tecnología espiritual en el Oficio de Profeta, lo cual 
contribuye al proceso de llevar a la Iglesia corporativa a 
su estatura completa y perfecta en la Tierra. Este Oficio 
también ayuda a la Iglesia a permanecer conectada a la verdad presente” de Dios para su pueblo dentro del 
contexto de su existencia.

Profetas del Nuevo Testamento Definidos 

Actualmente, el Oficio y la Función de Profeta y el 
Ministerio Profético, en general, ha sido mal 
interpretado y mal representado. En algunos círculos, 
esta confusión es evidente en la descripción del 
ministerio del Profeta. Ellos comparan el ministerio del 
Profeta del Nuevo Testamento con el profeta del 
Antiguo Testamento. Mientras que, en principio, estas 
dos funciones son similares, hay una diferencia en la 
manera en que ellos operan 49. En el Antiguo 
Testamento, el Profeta desempeñó un rol significativo 
en la historia de Israel. En el Nuevo Testamento, Cristo 
eligió a los apóstoles para ocupar este rol. Esto muestra 
un quiebre de los tiempos del Antiguo Testamento 
cuando el Profeta jugaba un rol poderoso y dominante. 
En el Nuevo Testamento, los Apóstoles funcionaban 
prominentemente en el ministerio de la Iglesia, aunque 
el Profeta jugaba una parte integral en el ministerio de la 
Iglesia. Connor afirma que la diferencia yace en la 
realidad que “ningún Profeta del Nuevo Testamento fue 
alguna vez usado para guiar y controlar la vida de otra 
persona50; eran usados para confirmar la conocida 
y revelada voluntad de Dios. Él pretende eso para los 
creyentes del Nuevo Testamento “Todos los que son
guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios” 51. 
Recurrir a un Profeta por dirección, guía y control, es 
violar el ministerio de los creyentes del Nuevo Pacto, de 
tener acceso a Dios a través de Cristo, por el Espíritu, 
quien está disponible para “toda carne” en esta 
dispensación 52. Él sigue adelante para afirmar que ellos sí 
ofrecen a la Iglesia el ministerio de edificación, 
exhortación y consuelo para que la Iglesia no se desvíe 
de la predeterminada voluntad de Dios 53. En este 
sentido, ellos validan los propósitos de Dios en la vida de 
la Iglesia. 

Mientras que Connor resalta la diferencia entre el Oficio 
Profético del Antiguo y Nuevo Testamento, debe 
ejercitarse precaución al asumir que los Profetas en la 
nueva dispensación no juegan un rol en dar dirección a 
la Iglesia. Como mencionamos previamente, el Oficio 
Profético sí juega un rol significativo al traer 
interpretación y guía a la Iglesia, aunque puede no ser 
tan prominente como lo era en los tiempos del Antiguo 
Testamento. Juan el Bautista, como Profeta inter-
testamentario proclamaba un mensaje que daba 
dirección e información para el advenimiento de una 
nueva estación procediendo del Trono de Dios. Él dio 
significado a los procesos de Dios en la Tierra. En 
Hechos, las profecías eran soltadas para preparar a la 
Iglesia para tiempos difíciles delante de ellos. 
Pablo fue informado por el acto simbólico de Agabo de 
su inminente destino en Jerusalén: ... quien, viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, se ató 
los pies y las manos y dijo: ´Esto dice el Espíritu Santo: 
"Así atarán los judíos en Jerusalén al hombre de quien es 
este cinto, y lo entregarán en manos de los gentiles´ ”.
 (Hechos 21:11) 

Agabo también profetizó sobre una inminente hambre 
en el mundo: En aquellos días, unos profetas descendieron de 
Jerusalén a Antioquía. Y levantándose uno de ellos 
llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu que 
vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la 
cual sobrevino en tiempo de Claudio”. (Hechos 11:27-
28) 

Yo soy de la opinión que el Oficio del Profeta iba más 
allá de la edificación, la exhortación y el aliento 
(consuelo) 54. También suponía dirección (aunque no tan 
prominente como el Profeta del AT), confirmación de las 
acciones divinas, revelaciones, corrección y juicio. Sin 
embargo, cuando el Profeta suelta directivas a la Iglesia, los 
mecanismos deberían estar en el lugar para juzgar a 
éste y a partir de entonces abrazar el mensaje. En este 
sentido, la palabra profética debe ser juzgada y validada 
por la Palabra escrita. 

Toda la revelación transmitida por el Profeta debe ser 
congruente con la Palabra de Dios. En todos los casos, el 
ministerio del Profeta debe iluminar la mente del pueblo con 
la voluntad de Dios y llevarlos a una relación más profunda 
con su Dios. Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás 
juzguen lo que ellos dicen. Y si algo le es revelado a otro 
que está sentado, calle el primero”. (1ª Corintios 14:29-
30) 


El Propósito de los Profetas del NT 

El objetivo primario del Oficio del Profeta debe ser 
equipar a todo creyente para la obra del ministerio. Los 
profetas representan un ministerio de fundamento en la 
Iglesia, ya que ellos proveen el marco de referencia y 
patrones para acceder a la mente de Dios. De acuerdo 
con el Apóstol Santiago, 55 el Profeta siempre hablaba en 
el nombre del Señor. Ellos hablaban como sustitutos o 
representantes del Señor. Eran los portavoces de Dios; 
por lo tanto, el comportamiento de ellos tenía que 
conformarse al carácter y propósito de Dios. 

Hay algunos que se aferran a la “teoría de cesación” 56 
afirmando que el Oficio y Función del Profeta (y del 
Apóstol) es inexistente. Ellos afirman que el ministerio 
del Profeta (y del Apóstol) son ministerios temporales y
de transición, los cuales se volvieron inactivos con la 
finalización del canon de la Escritura del Nuevo 
Testamento. Esta teoría está cargada de deficiencias y 
no halla autenticidad en las Escrituras. En mi opinión, el 
Oficio del Profeta (y el del Apóstol) fue dado para la 
edificación de una Iglesia completa o perfecta. Por lo 
tanto, estos ministerios no pueden quedar inactivos para que 
que la Iglesia alcance perfección. El cese sólo tendrá 
lugar cuando la Iglesia haya llegado “a la unidad de la fe 
y del conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, 
a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” 57.

Esencialmente, el Profeta porta la inusual gracia para 
recibir mensajes que proceden directamente del 
corazón de Dios. 58 La presencia del ministerio Profético 
auténtico suelta dentro de la atmósfera de la Iglesia la 
gracia para extraer mensajes de parte de Dios. Siempre 
que la gente está en presencia de una unción y 
ministerio Profético, ellos son dinámicamente 
influenciados en el “comportamiento profético”. Aun 
Saúl, quien no tenía habilidad en el ministerio profético, 
inmediatamente profetizó cuando entró en el ambiente 
de una compañía profética 59. Los Profetas son los 
técnicos de Dios que erigen las antenas parabólicas para
que la gente pueda captar mensajes más claros 
provenientes del Trono de Dios. Los Profetas tienen la 
habilidad de escalar montañas, estudiar los movimientos 
de los cielos, comprometerse en comunicaciones íntimas 
con el Señor y luego regresar al pueblo con una Palabra 
de parte de Dios. Ellos tienen el don de “infectar” al 
pueblo, especialmente a los que no se han iniciado, con 
la capacidad de oír la voz de Dios por ellos mismos y de 
ese modo conocer Su voluntad. 

Las iglesias y ministerios no pueden darse el lujo de 
separarse del Oficio de Profeta. Yo sostengo que es el 
Oficio del Profeta que estimula al creyente a funcionar 
en el don de profecía. Esta visión, de ningún modo, 
niega ni restringe el ministerio del Espíritu Santo, ya que 
todo ministerio en la Iglesia es un don del Espíritu Santo. 
Es el propósito predeterminado de Dios que Su pueblo 
profetice 60. Esto implica que todo Su pueblo comprende 
y articula Su mente y consejo. En realidad, debería ser la 
habilidad natural de todo creyente lleno del Espíritu 
profetizar 61. Pablo alienta a la Iglesia en Tesalónica a no despreciar las profecías” 62. Aún Moisés expresó a Josué 
el deseo que todos en el pueblo de Dios debían ser profetas:Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo 
el pueblo de Yahweh fuera profeta, y que Yahweh pusiera 
su espíritu sobre ellos”. (Números 11:29) 

Dios ha determinado que Su pueblo camine en destino y 
propósito por medio de conocer personal y 
corporativamente Su voluntad para sus vidas y para que 
ellos estén, en todo tiempo, en sintonía con la 
revelación que se despliega sobre el avance del Reino en 
la Tierra. El pueblo de Dios debe estar establecido 
continuamente en la “verdad presente” 63. Los profetas 
son los técnicos que asisten en guiar a la gente a acceder 
a la voluntad de Dios para sus vidas. Ellos se 
caracterizan prominentemente por enseñar al pueblo a 
oír la voz de Dios por ellos mismos y no por crear una 
cultura de dependencia en el Oficio del Profeta para 
dirección y corrección personal. 

Una congregación o ministerio que acepta el Oficio y 
Ministerio Profético siempre deseará operar en la 
perfecta voluntad de Dios. Moisés enseñó a Josué a 
caminar siempre en obediencia a la Palabra de Dios. Fue 
en una “escuela de entrenamiento” que Josué recibió la 
gracia para caminar en sabiduría. “Él estaba lleno del 
espíritu de sabiduría, porque Moisés había impuesto las 
manos sobre él” 64. En Gilgal, él capturó la mente de Dios 
porque estaba abierto a escuchar al Señor. Él recibió sus 
instrucciones directamente de parte del Señor. 


La Palabra Profética Da Forma a las Mentalidades 

Como ya se mencionó, la palabra Profética comunicada 
juega un rol significativo en formar el pensamiento de la 
gente. En Gilgal, las mentalidades de los Israelitas 
tuvieron que ser re-condicionadas. Tuvieron que verse a 
ellos mismos desde el contexto del destino divino para 
sus vidas. Sus mentes estaban marcadas por los 
recuerdos de sus experiencias negativas, como esclavos, 
en Egipto. El enfoque de ellos estaba en el pasado. La 
mentalidad de la gente tenía que ser divinamente re-
configurada.

La reconstrucción de las mentes del pueblo 
es un requisito fundamental para cualquier mover de 
Dios en la Tierra. Gilgal es ese lugar de reconstrucción. 
Aún, no puede haber ninguna reconstrucción de un 
pueblo sin “quitar” el oprobio del pasado. Son estas 
vergüenzas pasadas, fracasos, derrotas, resentimientos, 
amargura y otros obstáculos que tuvieron que ser 
removidos, antes que Dios pudiera llevar a los Israelitas 
hacia delante dentro de Su propósito máximo. 


Lo Profético en la Reforma Apostólica 

En esta estación de la Reforma Apostólica, el espíritu y la 
gracia del Ministerio Profético coloca una urgente 
demanda para que la Iglesia interprete de manera 
precisa y traduzca la Palabra del Señor. La agudización 
de la percepción de la mente de la Iglesia no puede 
ocurrir sin la gracia y la unción del ministerio Profético. 
Esta unción tiene una habilidad inusual para llevar a la 
gente a comprender la voluntad de Dios para la presente 
estación. Por medio de dar a la Iglesia discernimiento 
sobre el futuro, el completo comportamiento de la 
Iglesia es regulado. Las percepciones cambian, el 
vocabulario es refinado o redefinido y los patrones de 
comportamiento son modificados en consecuencia. 

Cuando la gente ve dentro de los planes de Dios, desean 
conocer cómo participar en ellos. Una muy buena 
aplicación de este punto es la del principio del AT 
deducido de “espiar la tierra”. Por ejemplo, Moisés fue 
divinamente instruido a seleccionar a los doce espías de 
las doce tribus de Israel y enviarlos a espiar la Tierra de 
Canaán 65. En esta historia, un principio divino es 
establecido: Dios no puede dar a Su pueblo nada 
(aunque Él es Dios) sin primero revelárselo a ellos. 
Después de haber visto lo que Él desea darles, ellos 
tienen la elección de aceptar o rechazar Su regalo. 

En su aplicación espiritual, “espiar la tierra” es la 
habilidad profética de la Iglesia para ver dentro de la 
voluntad predeterminada de Dios para sus vidas y de ese 
modo elegir colaborar con la intención divina o 
rechazarla. La aceptación significa ajuste y sumisión a la 
voluntad de Dios. Como resultado todo, mentalmente, 
físicamente y espiritualmente, debe ser adaptado a la 
voluntad divina. Por esta razón, puede decirse que los 
Profetas son como “espías” que echan una vista a la 
mente de Dios y luego preparan a la Iglesia para el 
despliegue de Su revelación.

El espíritu profético siempre precede al nacimiento o a 
la concepción de las cosas nuevas desde los Cielos. Es la 
voz que prepara al vientre para que la semilla sea 
concebida. Durante la etapa de la concepción, supervisa 
el proceso de crecimiento del desarrollo de la “semilla” 
en el vientre. Después del nacimiento, guía al bebé en 
desarrollo hasta que la voluntad de Dios sea activada en 
la Tierra. Un ejemplo es el de los padres de Juan el 
Bautista, Zacarías y Elisabet. Ellos fueron 
proféticamente elegidos y preparados para el 
nacimiento de uno de los mayores hombres que hayan 
vivido en la Tierra 66. La revelación de la voluntad de Dios 
precede a la inauguración de Su voluntad. Dios primero 
anunció Sus planes a Zacarías, antes de la fecundación 
en el vientre de Elisabet. La revelación profética 
completamente describió el rol que su hijo jugaría en la 
historia redentora. Ellos acataron en consecuencia. 
María es otro caso de estudio de alguien que fue 
preparada para una de las experiencias más 
extraordinarias en la historia. Como virgen, María se 
puso de acuerdo en llevar la Semilla Divina en su vientre, 
a pesar de las consecuencias sociales negativas. 

Elías y Juan el Bautista presentan a la Iglesia un modelo 
excelente del rol y la función del ministerio profético. 
Ellos también comunican el espíritu de la estación de la 
Reforma Apostólica. Ambos compartieron 
configuraciones similares de gracia, las cuales dieron 
expresión al llamado de reforma.
Ellos funcionaron en un punto de crisis en la historia de 
la religión –un tiempo de bancarrota de las “cosas” 
espirituales. La gracia y el llamamiento de ellos fueron 
confrontar los sistemas religiosos malos y erróneos que 
daban una definición imprecisa de la espiritualidad a sus 
seguidores. Las estructuras religiosas del tiempo de 
ellos estaban contaminadas por las prácticas tántricas y 
mágicas de los paganos. La religión involucraba la 
adoración de muchos dioses que adulteraban la 
revelación de Yahweh. 

Elías es el principio del Oficio Profético del fiscal del 
Pacto, en el sentido que él acusaba al pueblo de Dios de 
traición y consolaba al remanente con la esperanza del 
Reino de Dios. Él trae una “demanda profética” de juicio 
en contra del rey y la nación. Ellos están cargados con el 
fracaso de no ajustarse a las expectativas del Pacto 67. 
Elías le dio forma al recorrido de los Profetas clásicos. El 
mensaje profético de los Profetas clásicos incluye una 
declaración de la demanda legal de Dios en contra de Su 
pueblo, un anuncio de los juicios, un llamado al 
arrepentimiento, y una proclamación de las buenas 
noticias de la liberación de Dios. 

Todos los Profetas, desde Elías hasta Juan el Bautista, 
comparten un mensaje común de juicio en contra de lo 
auto-suficiente y de esperanza para todos los que anhelaban 
Su Reino. Ellos oraban para que el pueblo se arrepintiera y 
atravesara una transformación por el espíritu, y para 
que disfrutaran las bendiciones del Reino. 

Juan el Bautista fue el último segmento de este flujo 
Profético 68. El mandato divino tanto de Elías como de Juan 
el Bautista fue “preparar el camino”. Ambos dirigieron su 
mensaje al rey (Acab/Herodes) y a la nación. Ellos 
buscaron “cortar la raíz del árbol” o del sistema en vez de 
traer un re-arreglo cosmético. El altar de la adoración a 
Baal y su red completa de falsos profetas tuvieron que 
ser completamente aniquilados. Acab y su esposa 
Jezabel crearon la ocasión para que Elías derribara los 
lugares altos” de idolatría introducidos por Jeroboam y 
los perpetuaron. Juan fue responsable de anunciar y 
preparar los patrones mentales del pueblo para una de 
las reformas más revolucionarias a ser 
experimentadas en el Judaísmo. Ambos ministerios 
llegan a un estadio significativo en el trato de Dios con la 
humanidad con un fresco mandato del Trono de Dios. 
Sus ministerios operan desde el “desierto” o “el Jordán”. 
Ellos son jugadores fundamentales en el campo divino a 
quienes se les confió la responsabilidad de ser el 
puente” para que el pueblo cruzara el “Jordán” en un 
único período de transición tanto en su historia 
espiritual como natural. Ambos fueron responsables de 
llevar a la Iglesia más allá de las Leyes de Moisés. La 
idea central de sus ministerios transmite e invoca en el 
Reino de Dios un nivel de “violencia” no experimentado 
en los propósitos reveladores de Dios. 

El Profeta Isaías provee una descripción acertada de 
estos dos ministerios y de la unción que los configuró. 

«¡Consolad, consolad a mi pueblo!», dice vuestro Dios. 
Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su 
tiempo es ya cumplido, que su pecado está perdonado, 
que doble ha recibido de la mano de Yahweh por todos 
sus pecados. 
Voz que clama en el desierto: «¡Preparad un camino a 
Yahweh; nivelad una calzada en la estepa a nuestro Dios! 
¡Todo valle sea alzado y bájese todo monte y collado! 
¡Que lo torcido se enderece y lo áspero se allane! 
Entonces se manifestará la gloria de Yahweh y toda carne 
juntamente la verá, porque la boca de Yahweh ha 
hablado». (Isaías 40:1-5) 

El ministerio de los reformadores emerge en un tiempo 
y lugar en la vida de un pueblo que está lleno de 
penurias, inercia y hambre. Ellos están decididos a 
cambiar el sistema operacional del corazón, para que el 
propósito y la conducta del pueblo sean perpetuamente consolados”. Hablar “consuelo” (Hebreo, nacham 69) 
ilustra el estado físico y espiritual de la gente. El consuelo” describe la exhibición física de los 
sentimientos internos de alguien, generalmente tristeza, quejido, lamento, o respirar fuertemente”. 
Comunica un cambio de corazón o disposición; un 
cambio de propósito o un cambio en la conducta de 
alguien. Es también traducido como “arrepentirse” 
en muchas traducciones. Los Reformadores luchan por traer 
consuelo al dolor, la incomodidad y el empobrecimiento 
espiritual del pueblo. Ellos reconocen el hecho que sólo 
un cambio de “corazón” puede producir verdadero 
consuelo al pueblo. En este sentido, el “corazón” es 
visto como el sistema operativo interno que configura, 
regula y establece el patrón de comportamiento del 
sistema religioso. 

Por lo tanto, la unción profética apunta al corazón de la 
religión. Aborda toda imprecisión con la esperanza de 
llevar al pueblo a un lugar de consuelo espiritual. La 
motivación primaria de lo profético es crear un camino 
para el regreso del Señor Jesucristo en y a Su Iglesia. 
Ellos a menudo trabajan en el desierto de la esterilidad y 
el aislamiento –ellos son las “voces clamando en el 
desierto”. Por esta razón, puede ser afirmado que lo 
profético siempre precede al ministerio apostólico. En la 
Reforma Apostólica, la gracia de esta dimensión 
dinámica del ministerio profético es visiblemente 
evidente. Es comparativo con la declaración profética 
que el “Señor enviará al espíritu de Elías” 70. Muchos que 
están pregonando la Reforma Apostólica retratan rasgos 
fuertes del espíritu de Elías. Ellos están contribuyendo al 
programa de edificar puentes, fomentando el espíritu de 
paternidad y promoviendo una cultura de igualdad en la 
Iglesia. Ellos están parados en varios lugares en la 
sociedad y están confrontando las prácticas imprecisas y 
anti-bíblicas en la Iglesia y en la sociedad. 

 
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46 ídem ref. 4254, proago – ir adelante o liderar 

47 T. Austin Sparks. Prophetic Ministry (Ministerio Profético), A Classic Study 
on the Nature of a Prophet (Un Estudio Clásico sobre la Naturaleza de un 
Profeta), Shippensburg, PA, EE.UU., Publicaciones Destiny Image, año 2000, 
Pág. 2

48 1ª Pedro 4:10 

49 Leer Connor, K.J. The Church in the New Testament (La Iglesia en el 
Nuevo Testamento), Pág. 153 – 168 para una descripción detallada de la 
diferencia en el ministerio del Profeta en el Antiguo y Nuevo Testamentos. 

50 K.J. Connor, La Iglesia en el Nuevo Testamento, Pág. 166 

51 Romanos 8:14 

52 K.J. Connor, La Iglesia en el Nuevo Testamento, Pg. 166 

53 Ídem. Leer 1ª Corintios 14:3 para más información. 

54 1ª Corintios 14:3 

55 Santiago 5:10 

56 Leer Jon Ruthven, Sobre la Finalización de lo Carismático, La Polémica 
Protestante sobre los Milagros Post-bíblicos, Editorial Sheffield Academic, 
1993, para una detallada evaluación Protestante de la teoría de cesación. 

57 Efesios 4:13 

58 Esta visión no implica que los Profetas sean los únicos recipientes de las 
revelaciones divinas. Los creyentes en general pueden funcionar en el don 
de profecía aunque hay límites para las funciones de su don ministerial. 
Una lectura de Romanos 12:6; 1ª Corintios 12:11; 14:1 en adelante ayudará 
a traer mayor claridad al don de profecía como distinto al don de la 
ascensión del Oficio de un Profeta. 

59 1ª Sam. 10:6 

60 Joel 2:28 

61 Hechos 2:17-18 

62 1ª Tesalonicenses 5:20 

63 1ª Pedro 1:12 

64 Deut. 34:9

65 Números 13:1-33 

66 Lea Lucas 1:5 en adelante 

67 1ª Reyes 18:21

68 Willem A. Van Gemeren, Interpreting the Prophetic Word (Interpretando 
la Palabra Profética), Una interpretación de la Literatura Profética del 
Antiguo Testamento, Pág. 28. Editorial Zondervan, 1990.

69 S. Zodhiates, ref. 5162. pág. 1635

70 Malaquías 4:5,6 

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