LA PROVOCACIÓN DE YAHWEH A ISRAEL (Cap. 5-Deuteronomio-Discurso 10-Profecías Finales), Dr. Stephen Jones




Hemos llegado ahora al punto central del Cantar de Moisés. En el esquema, "E" es Deut. 32:21, y su contraparte "E2" es 32:22-25.

"E" es la provocación de Yahweh a Israel.

"E2" son las amenazas de juicio de Yahweh.

Por una parte, Dios provoca a Israel a celos; por otra parte, amenaza con el juicio sobre Israel. Ambas tienen una cosa en común, están diseñadas para traer arrepentimiento.

Miremos primero la provocación de Yahweh a través de los celos. Deut. 32:21 dice,

21 Me movieron a celos con lo que no es Dios; me han provocado a ira con sus ídolos. Así que Yo también los pondré celosos con los que no son un pueblo; los haré enojar con una nación insensata.

Esto establece la Ley de los Celos, que se basa en el principio de "ojo por ojo, diente por diente" (Éxodo 21:24). Es incorrecto considerar esto una justificación para la venganza, pues en realidad establece el principio básico de la justicia, de que el juicio siempre se ajusta al crimen. En este caso, porque Israel ha puesto celoso a Dios al exaltar a otros dioses, Dios a Su vez hará que Israel se sienta celoso al favorecer y exaltar a otras personas.

Debido a que este principio está establecido en el centro del Cántico de Moisés (junto con su sección paralela que viene a continuación), sabemos que este es el punto de cambio, donde Dios entra y comienza a revertir el descenso de Israel a la oscuridad y a la idolatría. Por nuestra comprensión general de la Escritura, también sabemos que esto fue logrado por la venida de Cristo y Su mediación en el Nuevo Pacto.


La Ley de los Celos bajo el Yugo de Madera

Pero veamos algunos primeros ejemplos que muestran cómo Dios provocó a Israel a celos. Durante el tiempo de los Jueces, Israel siguió a dioses falsos, y entonces Dios los "vendió" en manos de otras naciones. El libro de Jueces habla de seis cautividades distintas, todas las cuales ocurrieron dentro de sus fronteras. Estas cautividades estaban bajo un "Yugo de Madera", por lo que se distinguen de las cautividades de "Yugo de Hierro" que ocurrieron en la historia posterior.

Sin embargo, la Ley de los Celos aún estaba obrando. Los israelitas pusieron a Dios celoso por al desear otros maridos (dioses). Así que Dios les concedió su deseo y colocó al "pueblo elegido" de esos falsos dioses en autoridad sobre Israel. En otras palabras, Dios "los vendió" (Jueces 3:8; 4:2; 10:7) en sus manos como una esposa esclava para mostrar a Israel la verdadera naturaleza de esos falsos dioses. Cuando los israelitas se dieron cuenta de que esos falsos dioses no los amaban de verdad, sino que sólo deseaban más esclavos, se desilusionaron y se pusieron celosos, cuando vieron cómo Dios había elevado a esas otras naciones como si fueran el verdadero "pueblo elegido".

Entonces Israel se dio cuenta de que estaban mejor sirviendo a Yahweh, el Dios de Israel. Ellos dijeron, en efecto, "¡Hey! espera, somos los que se supone que han sido elegidos. ¿Por qué debemos servir a otros dioses, que han elegido a su propio pueblo para gobernar? ¿Por qué deberíamos ser esclavos de esas otras naciones? Volvamos a nuestro propio Dios, para que podamos volver a nuestra posición de autoridad y responsabilidad en el mundo".

Cuando se arrepentían, entonces Dios levantaba un Juez, o un libertador, para arrojar el yugo de las otras naciones (y sus dioses). En otras palabras, Dios provocó a Israel a celos usando naciones que no eran "Mi-pueblo", sino que eran el pueblo de dioses falsos.

Tal es la manera clara en que la Ley de los Celos se cumplía bajo el yugo de madera. Pero cuando llegamos a las cautividades del yugo de hierro, implicaban un juicio a largo plazo que era mucho más serio, veamos algunas diferencias en el cumplimiento.


La Ley de los Celos bajo el Yugo de Hierro

Bajo el Yugo de Madera, Israel fue seducida por otros dioses y cometió adulterio espiritual. Dios usó la Ley de los Celos para traerla de vuelta, pero no se divorció de ella. Sin embargo, el Yugo de Hierro significaba que Dios realmente se divorciaba de Israel, según la Ley en Deut. 24:1-4. Al comentar esta Ley, Jer. 3:8 lo deja claro, diciendo:

8 Y vi que por todos los adulterios de la infiel Israel, la había despedido y la había dado una orden de divorcio, pero su hermana la traidora Judá no temió; sino que ella también fue y fornicó.

En Oseas 2:2, "no es mi esposa y yo no soy su marido". Entendemos, entonces, que el Yugo de Hierro implicaba el divorcio, mientras que el Yugo de Madera era sólo una separación temporal. Así que la pregunta es ¿cómo la Ley de los Celos se aplica de manera diferente en los dos tipos de "yugos"?

La diferencia más obvia es el factor tiempo. El Yugo de Hierro es un cautiverio a largo plazo, que se extiende hasta el día de hoy. Pero la Ley es la misma, y su propósito es el mismo: hacer que Israel se arrepienta y regrese. El problema es que la Ley del Divorcio prohíbe que una esposa divorciada regrese a su marido anterior después de que ella se haya vuelto a casar (Deuteronomio 24:4, KJV). Por esta razón, el Esposo anterior de Israel (Yahweh) tuvo que morir y resucitar como "nueva creación" para ser legalmente elegible para volver a casarse con ella (Romanos 7:2). Por eso Yahweh tuvo que venir a la Tierra y nacer como un hombre en Belén. Para evitar violar la Ley de Divorcio, tuvo que morir para que después de Su resurrección la Ley lo considerara una "nueva criatura", es decir, otro hombre. Cuando la Ley fue satisfecha, Él podía entonces casarse con Israel, como si fuera Su primer matrimonio.

Así vemos cómo el Yugo de hierro significaba que Dios se divorciaría de Israel, haciendo necesario que Él viniera a la Tierra como hombre para morir y resucitar como una nueva criatura. Tal solución extrema no habría sido necesaria bajo los términos del Yugo de Madera, donde no ocurría un divorcio real.


Para comprender la manera en que la Ley de los Celos se ha cumplido bajo el Yugo de Hierro, debemos volver al libro de Oseas. Como ya hemos visto, uno de los hijos de Oseas fue llamado Lo-Ammi, "no-Mi-pueblo". El estatus legal de Israel cambió de "Mi-pueblo" a "no-Mi-pueblo". Esto significó que Dios los repudió como Su pueblo, debido a que su padre espiritual era un dios falso. Dios los redujo al estatus de todas las otras naciones, que ya eran descendencia espiritual de dioses falsos.

La conexión genealógica de Israel con Abraham, Isaac y Jacob-Israel no cambió; pero su situación legal cambió, porque el matrimonio y el divorcio son asuntos legales. Moisés profetizó en Deut. 32:21, yo les provocaré a celos con los que no son un pueblo. Oseas es más específico, y nos dice que el propio Israel se convertiría en no-Mi-pueblo. En otras palabras, los israelitas tenían que ser integrados entre las naciones, todas ellas con el mismo estatus legal como "no-Mi-pueblo". Se convirtieron en "gentiles". Desde entonces ya no era apropiado llamarlos israelitas, porque Dios los despojó de ese nombre así como de su estatus legal como Su esposa. Son llamados más precisamente "ex-israelitas de la dispersión".


La solución del Nuevo Pacto

Entonces, ¿cómo podría Dios provocar a los ex israelitas a celos por aquellos que no eran "un pueblo", cuando estos mismos ex-israelitas no eran "Mi-pueblo"? Para responder a esto, necesitamos más luz. Oseas nos cuenta los hechos del caso, pero no revela cómo Dios quiso hacerlo. Oseas 2:14 dice que Dios la "atraerá" al desierto y la cortejará allí con buenas palabras. ("Tú eres tan bella para Mí"). Los versículos 19 y 20 nos dicen que Dios también la "desposará" mientras esté en el desierto.

Finalmente, Oseas 2:23 dice,

23 Y diré a los que no eran mi pueblo: Tú eres mi pueblo. Y dirán: Tú eres mi Dios.

Esta era una declaración sorprendente en vista de la Ley del Divorcio que prohibía tal cosa. El profeta no explica cómo se podría hacer esto sin violar la Ley; eso fue revelado sólo después de la muerte y resurrección de Cristo. A Oseas sólo se le dijo que buscara a su esposa adúltera y que la comprara de su amo/marido abusivo (Oseas 3:2). El versículo 5 entonces profetiza, sin explicar,

5 Después los hijos de Israel volverán, y buscarán a Yahweh su Dios y a David su rey; y vendrán temblando a Yahweh y a su bondad en los postreros días.

Obviamente, entonces, debemos recurrir al Nuevo Testamento para entender la manera en que Dios podría volver a casarse con Israel sin violar Su propia Ley. Vemos cómo la muerte y la resurrección de Cristo hicieron esto legalmente posible. Pero más allá de eso, el apóstol Pablo revela más detalles en su exposición sobre la Ley de los Celos en Rom. 11:11-15,

11 Digo, pues, ¿acaso han tropezado los de Israel para quedar caídos verdad? ¡De ninguna manera! Pero por su transgresión la salvación ha llegado a los gentiles [etnos, "naciones"], para ponerles celosos. 12 Ahora bien, si su transgresión es una riqueza para el mundo y su fracaso es una riqueza para los gentiles [ethnos], ¡cuánto más será su plena restauración! 13 Pero yo os hablo a vosotros que sois gentiles [ethnos]. En la medida en que, como soy apóstol de los gentiles [ethnos], magnifico mi ministerio, 14 si de alguna manera podría mover a celos a mis compatriotas y salvar a algunos de ellos.

En otras palabras, el escollo y el abyecto fracaso de Israel fue diseñado por Dios para ser la forma en que el Evangelio se extendiera por todo el mundo, para que todas las naciones pudieran ser bendecidas por medio de Abraham. El fracaso de Israel no tomó a Dios por sorpresa; ni siquiera tomó a Moisés por sorpresa, pues profetizó de su fracaso antes de que entraran en la Tierra Prometida bajo Josué.

Pablo dice que por la transgresión de Israel, "la salvación", que es Yahshua-Jesús, vino a las naciones para provocar a Israel a celos. Pablo compara "las naciones" con "el mundo" en los versículos siguientes, para proporcionar contraste con "Israel", que había sido una sola nación. Pablo pasa por alto la brecha que hizo que Israel y Judá se dividieran en dos naciones separadas, porque él trata a Israel como un todo unificado. Esto se ve claramente en la conclusión de su comentario en Romanos 11:26, cuando él dice, "así todo Israel será salvo".

El ministerio de Pablo a las naciones le dio una revelación única acerca del cumplimiento de la Ley de los Celos. Él entendió que Dios tenía la intención de restaurar la casa divorciada de Israel, como Oseas había profetizado. También estaba claro que ellos serían restaurados para reunirse alrededor de "un líder", Jesucristo (Oseas 1:11), que también se describe como "David su rey" en Oseas 3:5.

Pablo también entendió por Isaías 56:8 que Dios tenía la intención de restaurar muchas otras naciones con Israel. Esas son las "naciones" y "el mundo" que se beneficiarían del fracaso de Israel bajo el Antiguo Pacto. Pablo dice que el fracaso de Israel resultó en "riqueza para los gentiles" (Romanos 11:12). Dios trató a las naciones como "Mi-pueblo", para poner celosos a los ex-israelitas. Sin embargo, sólo por la fe en Jesucristo podrían los ex-israelitas recuperar su antiguo estatus de israelitas y casarse con Yahweh-Jesús. Todos deben seguir el mismo camino de fe para convertirse en ciudadanos de la nueva nación que Dios iba a resucitar de entre los muertos. El resultado es que todos se convertirían en ciudadanos legales de Israel, el Reino de Dios.

Aquí es donde es vital saber que Israel es generalmente un término legal, no genealógico; nacional, no racial. Al final, todas las naciones serán gobernadas por Jesucristo (Apocalipsis 11:15; 12:5). De hecho, Apocalipsis 15:3,4 dice que los vencedores cantan no sólo el Cántico de Moisés, sino un segundo canto llamado El Cántico del Cordero, cuyo texto se da a continuación:

3Y cantaron el Cántico de Moisés, siervo de Dios, y el Cántico del Cordero, diciendo:
“Grandes y maravillosas son tus obras,
oh Señor Dios Todopoderoso;
Justos y verdaderos son tus caminos,
Rey de las naciones.

4
¿Quién no te temerá, oh Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque sólo tú eres santo;
Porque
todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti,
porque tus justos juicios
(actos) han sido revelados”.

El Reino Universal de Jesucristo ciertamente incluye a aquellos ex-israelitas de la dispersión, pero cuando se da a conocer el camino de Su salvación, el mismo camino se abre para todas las naciones por igual. Cuando el Reino de la "Piedra" finalmente llene toda la Tierra (Daniel 2:35), entonces todas las naciones serán ciudadanas de ese Reino y adorarán a Su Rey.


Cuando los justos juicios (actos) de Cristo han sido revelados, adorarle será un "pan comido". "¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre?" Cuando todo es conocido, y las naciones ven que el amor de Dios le llevó a morir por ellos, todas ellas quieren seguir a un rey que realmente los ama. Ya no serán tan estúpidos como para seguir a los gobernantes inspirados por falsos dioses, que esperan que el pueblo ame al gobierno lo suficiente para morir por sus gobernantes.

http://www.gods-kingdom-ministries.net/teachings/books/deuteronomy-the-second-law-speech-10/chapter-5-yahwehs-provocation-of-israel/

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