En
Deut.
23:12-14
Moisés se ocupa de las Leyes del Excremento. Estas leyes, por
supuesto, tenían un propósito práctico en la medida que se refiere
al saneamiento, pero nuestra principal preocupación es descubrir la
mente de Dios en este asunto.
12
Tendrás
un lugar fuera del campamento adonde salgas; 13 tendrás también
entre tus armas una estaca; y cuando te sientes a evacuar allí
fuera, cavarás con ella, y luego al volverte cubrirás tu
excremento; 14 porque Yahweh tu Dios anda en medio de tu campamento,
para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti; por
tanto, tu campamento ha de ser santo, para que él no vea en ti cosa
inmunda, y se aparte de ti.
El
excremento es el alimento que el cuerpo ha procesado. Como tal,
representa las tradiciones de los hombres. Cuando un sacerdote
o maestro estudia la Palabra de Dios, o recibe revelación divina por
una Palabra directa, se dice que está comiendo alimento espiritual;
pero cuando enseña su propio entendimiento carnal de el “alimento”,
se asemeja al excremento.
Jesús
distingue entre el alimentos físicos y espirituales en Juan
6:27,
dice, “no
trabajéis por la comida que perece, sino por el alimento que
permanece para vida eterna, que el Hijo del Hombre os dará”.
Asimismo, el apóstol Pablo dijo en 1
Cor. 3:1-3,
1
Y
yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a
carnales, como a niños en Cristo. 2 Os di a beber leche, no comida
sólida; porque aún no habéis podido recibirla. De hecho, incluso
ahora todavía no sois capaces, 3 porque vosotros sois todavía
carnales …
Una
vez más, se dice en 1
Cor. 10:3
que los israelitas en el desierto “todos
comieron el mismo alimento espiritual”
Este
es el “alimento espiritual” que todos debemos comer incluso hoy
en día. Los maestros también están llamados a dispensar ese
alimento espiritual a los estudiantes de la Palabra. El problema
viene cuando los profesores comen alimento bueno de Dios, pero luego
dispensan excremento a sus estudiantes; en otras palabras, comen la
Palabra, pero enseñan las tradiciones de los hombres, que son su
comprensión sin inspiración de la Palabra.
Isaías define el excremento
Los
sacerdotes de Israel y de Judá estaban haciendo eso en los días de
Isaías, Jesús cita al profeta y le dice a los fariseos en Marcos
7:7-13,
7
Pues
en vano me honran, enseñando como doctrinas, tradiciones de hombres.
8 Dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los
hombres … 13 invalidando así la palabra de Dios por vuestra
tradición que habéis transmitido …
Jesús
interpretó estas tradiciones como mero estiércol. También les dijo
a Sus discípulos que oír esas enseñanzas no les contaminaba,
siempre y cuando esas doctrinas pasaran a través de ellos y
terminaran en la pila de excrementos. Sólo les contaminaría si
asimilaban el excremento y a continuación, salía de sus bocas
(Marcos
7:18-23).
Ezequiel comió alimentos cocinados sobre excrementos
Ezequiel,
también, se le dijo que ilustrara este problema de una manera muy
gráfica cuando Dios le dijo que comiera alimentos cocinados sobre
excrementos. No hay duda de que utilizando el excremento como
combustible para el fuego que, en cualquier caso, convirtió la
comida tan impura como el excremento con que se cocinó. La comida
real que el profeta comió era buena comida (Ezequiel
4:9),
pero se hizo impura por el excremento, en el versículo 12,
12
Y
lo comerás como pan de cebada, después de haberlo horneado delante
de sus ojos sobre excremento humano. 13 Entonces Yahweh dijo: “Así
comerán los hijos de Israel su pan inmundo entre las naciones donde
he de desterrarles”.
El
propósito divino para que Ezequiel mostrara y contara era poner de
manifiesto que los sacerdotes enseñaban las tradiciones de los
hombres, en lugar de la buena comida de la Palabra. Aunque los
sacerdotes comían la Palabra y la procesaban, luego dispensaban a
la gente su comprensión no inspirada de la Palabra, que era
excremento. Ezequiel fue requerido para contarles lo que estaban
haciendo, para que algunos pudieran tener la oportunidad de romper el
festival del excremento.
El
mensaje del profeta fue desatendido, por lo que las Leyes de la
Tribulación se invocaron contra ellos, enviándolos a la cautividad,
donde comerían “su
pan inmundo entre las naciones”.
Este juicio se encuentra también en las Leyes de la Tribulación en
Deut.
28:64,
64
Además,
Yahweh te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la
tierra hasta el otro extremo de la tierra; y allí
servirás a otros dioses,
de madera y piedra, que vosotros o vuestros padres no habéis
conocido.
Así
vemos que cuando Israel a siguió falsos dioses estaban violando el
Segundo Mandamiento, que se ocupa de la idolatría
del corazón,
que es la
incomprensión del hombre del carácter de Dios y Su nivel de
santidad.
Entonces Dios los juzgó retirando el Espíritu de la Verdad en medio
de ellos (excepto de un remanente), por lo que acabarían sirviendo a
otros dioses. Cuando cesó la inspiración, la gente comió pan
inmundo entre las naciones, como dijo el profeta en Ezequiel
4:13
(arriba).
Sufrimos
aún hoy de los efectos residuales de la
idolatría del corazón
de Israel. Vamos a seguir sufriéndolos “hasta
que el Espíritu se derrame sobre nosotros desde lo alto”
(Isaías
32:15).
Pentecostés nos ha dado las arras del Espíritu (2
Cor. 5:5),
pero muchos en la Iglesia han rechazado Su Espíritu, por diversas
razones. El problema no será resuelto por completo hasta el
Derramamiento
Final bajo la unción de la Fiesta de los Tabernáculos.
El lugar apropiado para el excremento
El
excremento tiene un propósito divino. No estaba destinado para
alimento, sino más bien destinado a fertilizar el suelo con el fin
de que diera fruto. Y así, cuando la nación de Judea que se
asemejaba a una higuera que no da fruto para Dios, Jesús contó una
parábola en Lucas
13:6-9,
6
Y
él empezó a contar esta parábola: “Un hombre tenía una higuera
que había sido plantada en su viña; y fue a buscar fruto en ella, y
no encontró ninguno. 7 Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años
que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no encuentro ninguno.
¡Córtala! ¿Por qué ha de ocupar el terreno? 8 Y él respondió y
le dijo, 'déjala todavía, señor, también por este año, hasta que
yo cave alrededor de ella, y le eche abono [kopria,
“estiércol; excremento”];
y si da fruto el año que viene, bien;pero si no, la cortarás' ”.
Debido
a que Dios dispone todas las cosas para el bien (Rom.
8:28),
Él sabe cómo utilizar el estiércol para un buen propósito. Por lo
tanto, cuando los hombres dispensan los excrementos de su idolatría
del corazón, puede ser beneficioso, siempre y cuando lo enterremos
fuera del campamento, en lugar de comerlo.
En
Marcos 7 Jesús explicó este principio a Sus discípulos. En los
primeros cinco versículos de ese capítulo, los fariseos habían
reprendido a los discípulos de Jesús por comer sin lavarse primero
las manos. No había ninguna Ley que mandara de los hombres lavarse
las manos antes de comer, pero era una tradición estaba basada en
gran medida en el hecho de que Eliseo “vertía
agua sobre las manos de Elías”
(2
Reyes 3:11).
Había
leyes de “bautismos” a las que se hace referencia en Heb.
6:2
y de nuevo en 9:10. En cada caso el término griego baptismos
se
utiliza para referirse a las diversas ceremonias de lavado que habían
sido mandadas por Moisés. Los sacerdotes bautizaban sus manos y pies
en la fuente siempre que estaban a punto de entrar en el santuario
(Éxodo
30:18-20).
Aunque no había un mandato para que la gente bautizara sus manos
antes de comer, los fariseos habían establecido esta tradición de
hombres (Marcos
7:3).
Criticaron a los discípulos de Jesús, porque creían que podían
ser contaminados por la comida física si no se sometían a esta
ceremonia de purificación antes de comer.
Jesús,
a su vez, reprendió a los fariseos por apartar la Ley de Dios en
favor de sus tradiciones. Se puso en marcha entonces una discusión
acerca de la comida y el excremento, diciendo en los versículos 14 y
15,
14
...
Escuchadme, todos, y entended: 15 No hay nada fuera del hombre que,
entrando en él pueda contaminarle; sino que lo que sale del hombre
es lo que contamina al hombre.
En
otras palabras, comer alimentos sin antes lavarse las manos no
contamina a ningún hombre, porque comer comida física no tiene nada
que ver con la contaminación espiritual. Más tarde, los discípulos
le preguntaron el significado de esta afirmación.
18
Y
él les dijo: “¿Estáis tan faltos de entendimiento? ¿No
entendéis que todo lo que entra en el hombre desde fuera no le puede
contaminar; 19 porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y
se elimina?” (Por lo tanto Él declaró limpios todos los
alimentos). 20 Y decía: “Lo que sale del hombre, eso es lo que
contamina al hombre. 21 Porque de dentro, del corazón de los
hombres, salen los malos pensamientos, las fornicaciones, los robos,
los homicidios, los adulterios, 22 las obras de codicia y de maldad,
así como el engaño, la lascivia, la envidia, maledicencia, la
soberbia, la insensatez. 23 Todas estas cosas de dentro salen, y
contaminan al hombre.
En
otras palabras, el alimento físico se come y luego se elimina como
excremento. El cuerpo tiene su propio proceso de purificación
natural, eliminando lo que es impuro. El alimento espiritual, por el
contrario, cuando es totalmente asimilado en el corazón, no produce
estiércol. El problema viene
cuando el alimento
espiritual no se
acompaña de la revelación,
que es lo único que puede hacer que lo asimilemos y lo entendemos.
Los que comen alimento espiritual sin
digerirlo adecuadamente
son contaminados por las tradiciones
de los hombres que salen
de por bocas.
Aún
así, los que escuchan este tipo de enseñanza (estiércol) no son
contaminados por ella, si saben cómo enterrarla en la tierra fuera
del campo. Dicho estiércol debe ser utilizado como
fertilizante. Todo el mundo debe conservar el derecho a “rumiar”
de acuerdo con las Leyes de Comer Alimento Espiritual Limpio
(Levítico 11), porque por esta ley transformamos carne en alimento
espiritual que edifica.
Los
maestros también pueden informar a sus estudiantes acerca de las
tradiciones de los hombres, sin profanarles. Tal enseñanza es
necesaria para que los estudiantes conozcan la diferencia entre esas
tradiciones y la verdadera Palabra de Dios. En realidad, no sabemos
nada, de hecho, hasta que se conozca su contraste. La verdad no se
puede entender a menos que uno haya estado expuesto a la falsedad.
Y
así la Ley del Excremento en Deuteronomio 23 nos instruye a enterrar
el excremento fuera del campamento.
Cada creyente debe estar equipado con una pala
espiritual.
Si seguimos esta ley, nuestro campamento permanecerá santo (23:14).
Moisés dice que “Yahweh
tu Dios anda en medio de tu campamento”.
Él no quiere pisar excrementos.
http://www.gods-kingdom-ministries.net/teachings/books/deuteronomy-the-second-law-speech-6/chapter-18-the-laws-of-dung/ |
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