DE LAS DIFICULTADES A LA ABUNDANCIA, Dr. Stephen E. Jones


Capítulo 7
De las dificultades a la abundancia

(Libro: Deuteronomio, Segunda Ley- 2º Discurso)

Israel estaba a punto de salir de las dificultades del desierto y entrar en la tierra prometida de la abundancia cuando Moisés dio sus discursos finales para ellos. Conocía su incapacidad para escuchar la voz de Dios y recordó su rápida aceptación del becerro de oro, en el momento que ellos pensaron que él había ido ( Ex. 32: 1 ). Sin duda, esto pesaba en la mente de Moisés mientras buscaba palabras inspiradas de instrucción que los llevaran al Reino. Entonces él les dijo a partir de Deut. 6:10,

10 Entonces sucederá que cuando el Señor tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob, que te daría, en grandes y espléndidas ciudades que tú no edificaste, 11 y casas llenas de todas las cosas buenas que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñedos y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies, 12 cuídate de no olvidarte del Señor que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

La gente tiende a cambiar cuando reciben prosperidad repentina. He sido testigo de esto en los que he conocido. La riqueza súbita saca lo mejor y lo peor de la gente. En concreto, cuando se levantan las restricciones de la pobreza, la gente es libre de ser lo que realmente es. Ahora tienen dinero, ya sea para el pecado o para hacer la obra de Dios.

Si hay algún orgullo escondido en sus corazones, la riqueza hace que estén lo suficientemente seguras como para que ese orgullo salga a la superficie. La pobreza hace que los hombres dependan de otros. La riqueza hace que los hombres sean independientes, y esto se puede traducir fácilmente en no cuidar lo que otros piensen de ellos. Por lo tanto, hay un nexo común entre la riqueza y el orgullo.

Esta independencia orgullosa hacia los demás también puede ser dirigida hacia Dios mismo. Cuando los hombres son pobres, no tienen más remedio que depender de Dios para su pan de cada día. Cuando los hombres son ricos, esta dependencia de Dios se prueba para ver si la fe es genuina. Esperemos que la prueba en el desierto haya echado raíces, para que la abundancia de la tierra prometida se pueda utilizar para promover el Reino, en lugar de promoverse a sí mismo y mimar la carne.


El Dios celoso

Debido a que los hombres tienden a utilizar la riqueza para cumplir con los deseos carnales, en lugar de agradar a Dios, es fácil para la gente rica adorar a otros dioses. Un dios es algo que nuestras mentes carnales colocan por encima del verdadero Dios de la Biblia. Moisés le dice a Israel,

13 Temerás sólo el Señor tu Dios; y sólo a él adorarás y por su nombre jurarás.

La advertencia de que iban a "jurar por su nombre" significa que el Señor, Dios de Israel (más tarde se manifiesta como Jesucristo) debe ser el juez a quien se hacen todas las apelaciones finales. Cada vez que un hombre cuestiona las decisiones de la corte terrenal, o si no hay pruebas suficientes para hacer justicia, todos deben reconocer que deben apelar sólo a Jesucristo y no a otros dioses.

14 No seguirás a otros dioses, ninguno de los dioses de las personas que te rodean, 15 porque el Señor, tu Dios, en medio de ti es un Dios celoso; de lo contrario el furor de Jehová tu Dios se encenderá sobre ti, y Él te borrará de la faz de la tierra.

Israel nos proporciona muchos ejemplos que demuestran que las palabra de Moisés es correcta. Cada vez que comenzaron a buscar a los dioses de las otras naciones, Dios hizo el papel de un marido celoso. Los vendió en cautiverio al pueblo del dios falso elegido.

Pero, ¿cómo se manifiestan estos celos? podemos preguntar, Uno podría pensar que un marido celoso trataría de matar a los amantes de su mujer adúltera. ¿Por qué Dios empodera a los amantes, dándoles autoridad sobre Israel? La respuesta se encuentra en Deut. 32:21,

21 Ellos me han hecho celos con lo que no es Dios; me han provocado a ira con sus ídolos. Así que voy a darles envidia con un pueblo que no es pueblo; Voy a provocarlos a ira con una nación insensata.

Pablo nos dice cómo Dios pone a Israel celoso. Él ha hecho un llamamiento "a los que no son un pueblo" y a "una nación insensata" con el fin de provocar a Israel a celos. Lo hizo por primera vez durante la época de los Jueces, cuando Él puso a Israel en varios cautiverios a naciones extranjeras. Por ejemplo, cuando los israelitas adoraban a dioses extranjeros, declarando que esos dioses eran los verdaderos dioses dignos de adoración, Dios puso a Israel bajo el "pueblo elegido" de esos dioses. Cada dios tenía su propio pueblo escogido. Los moabitas eran el pueblo escogido de Quemos ( Núm. 21:29 ), los amonitas eran el pueblo escogido de Moloc ( 1 Reyes 11:33 ). Los cananeos eran el pueblo elegido de Baal.

La lógica divina dijo que si Israel creía que esos dioses eran verdaderos dioses, entonces el pueblo escogido de esos dioses debía colocarse en una posición de autoridad como "pueblo elegido". Así que Dios puso a Israel bajo la autoridad de naciones extranjeras.

Esto fue diseñado para provocar a Israel a celos, porque Israel decía: "Hey, espera un minuto! Se supone que debemos ser los elegidos. Somos la nación sacerdotal para el mundo ( Ex. 19: 6 )". Por lo tanto, ellos volvían al Dios que los había elegido.

El apóstol Pablo se refiere a esta ley en Romanos 10:19, mostrando cómo Dios había echado a Israel de la tierra con el fin de provocarlos a celos. Pero mientras que Israel había sido puesto bajo un yugo de madera durante el tiempo de los jueces, finalmente fueron puestos bajo el gran yugo de hierro del cautiverio en los días de Isaías. Como unidad nacional, Dios los destruyó, como Moisés había profetizado en el versículo 15. Por supuesto, millones de israelitas individuales sobrevivieron, de modo que pudieran ser provocados a celos en los siglos por delante.


Pruebas de Dios

Moisés continúa en Deut. 6:16,

16 No debes tentar al Señor tu Dios a prueba, como tú lo puiste a prueba en Masá.

Jesús citó esto en Mat. 4: 7 cuando el diablo le dijo que probara a Dios arrojándose desde el pináculo del templo. Después de todo, el diablo le dijo: Dios prometió protegerte a Ti.

Israel como nación fue tentada de la misma manera. Al rechazar al verdadero Dios como su Rey y como Juez de la Corte Suprema, ellos estaban (en esencia) arrojándose a sí mismos desde el pináculo del templo, en la creencia de que eran inmunes a los desastres. Presumían de su llamado como Israel. Pensaban que ser elegidos significaba que eran inmunes a enjuiciamiento por el pecado. De hecho, ¡ser elegidos los hacía más responsables ante Dios que sus vecinos extranjeros que eran ignorantes de la ley!

Por el contrario, Jesús no cayó en la tentación, a pesar de que Él era el Mesías mismo. Hubiera sido un pecado lanzarse a Sí mismo desde el pináculo del templo sólo para demostrar que Dios lo salvaría de la muerte. Esto habría sido un pecado contra las leyes de la naturaleza, que son las leyes de Dios.

Nosotros mismos somos el templo terrenal de Dios ( 1 Cor. 3:16 ), modelado según el templo celestial. Si pecamos para poner a prueba la Palabra de Dios y para ver si él realmente quiso decir lo que dijo, nos encontraremos golpeados contra el suelo.

Referencia de Moisés a Masá se registra en Ex. 17: 2-7. El versículo 7 dice:

7 Y él llamó el lugar Masá [prueba] y Meriba [peleas] debido a la disputa de los hijos de Israel, y porque tentaron al Señor diciendo: "¿Está el Señor entre nosotros o no?"

Las personas estaban siendo guiadas por la columna de nube de día y la columna de fuego de noche. Sin embargo, cuestionaban la presencia de Dios cuando acampaban en un lugar sin agua. Asumieron que si Dios realmente los estaba guiando, tendría que llevarlos siempre a lugares que tuvieran un montón de agua. Para ellos, la presencia de Dios significaba que no iban a sufrir ninguna privación que en realidad pudiera poner a prueba su fe. Esto demuestra inmadurez espiritual, porque ellos no entendieron que Él quería que ellos crecieran y aprendieran a ver a Dios en todas las cosas, esté uno humillado o en abundancia.

Israel cuestionó la presencia de Dios, porque no había agua en ese campamento. Ellos hubieran preferido a acampar en un lugar diferente. No entendían que la privación y peligro dan oportunidades para que Dios obre milagros. Así se pelearon con Dios con el fin de obtener agua, en lugar de confiar en que Dios proveería. Podrían haberle dicho a Moisés su necesidad sin pelear y quejarse con el fin de satisfacer su necesidad de Dios.

En cualquier caso, el pueblo consiguió recibir el agua después de que Moisés golpeó la roca. Probaron a Dios y encontraron que era fiel. ¿Pero a qué costo? Su prueba no reveló su fe sino su duda. A la duda le encanta hacerse pasar por la fe, pero se manifiesta con las pruebas de Dios. La fe verdadera y madura se manifiesta como un acuerdo con DiosPero cuando ponemos a prueba a Dios ( Masá ), nos peleamos ( la rencilla ) con Él. Se trata de una disputa entre la voluntad del hombre y la voluntad de Dios.

Hace muchos años que recuerdo (1972) cuando trabajaba para un ministerio, nos enseñaron algunos conceptos de la fe que no tenían sentido para mí. En esencia, nos decían que hiciéramos un "acto de fe" y luego esperáramos que Dios nos salvase. Vi de inmediato que se trataba de una noción común de la fe en la Iglesia. Tomé nota de cuántos habían abusado de esto, actuando por el deseo carnal, y no por una fe genuina. Algunos predicadores podrían decidir la construcción de un edificio de iglesia de un millón de dólares, dando un "salto de fe" que el pueblo apoyaría. El resultado frecuente era que las personas eran esclavizadas por una deuda millonaria.

Por supuesto, la verdadera fe es de hecho un acto de fe. Si Dios conduce verdaderamente una iglesia para hacer esto, entonces el resultado será la verdadera fe. La verdadera fe no verá esta deuda como esclavitud, sino como el líderazgo de Dios. Pero la propia deuda pondrá a prueba los corazones de la gente para ver si era fe o una tentación del diablo como en Mat. 4: 7La verdadera fe soportará la prueba del tiempo; las ideas carnales fallarán esa prueba.


Cuando miro hacia atrás en la vida, puedo ver claramente que Dios me regaló muchas enseñanzas y situaciones en la vida para que me enseñaran la diferencia entre la fe, que es espiritual, y la persuasión carnal, que está respaldada únicamente por el pensamiento positivo. Las mayores lecciones fueron aprendidas a través de penurias y privaciones, para luego ver los milagros de provisión.

http://www.gods-kingdom-ministries.net/teachings/books/deuteronomy-the-second-law-speech-2/chapter-7-from-hardship-to-abundance/

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