Traducido por Claudia Juárez Garbalena
No anticipar con certeza lo que traerá cada nuevo día, es un signo de crecimiento espiritual. Estar seguros en Él, en que Dios Todopoderoso utilizará nuestros servicios a Su buen parecer, es una sorpresa mas grande que toda la planificación detallada de los hombres. ¿En realidad podemos estar seguros de nuestro siguiente paso? La iniciativa mundana nos ha enseñado que debemos planificar nuestra vida cotidiana minuciosamente, para saber exactamente lo que vamos a hacer. Supuestamente para conocer el resultado, hoy, mañana, el momento siguiente. A pesar de todo, realmente no estamos seguros. Más allá de eso, siempre hay una nueva sorpresa esperándonos en el próximo horizonte, a veces dulce, otras veces amarga. Ciertamente, nuestros mejores planes palidecen en comparación con la inspiración de lo alto. Permanecer ciertos en Dios nos permite descansar en Él y no en nuestras propias capacidades. Si ponemos nuestra confianza en Él, Él (y no podemos tener duda alguna en este punto) dirigirá nuestro camino.
El corazón del hombre piensa su camino: Mas Jehová endereza sus pasos (Proverbios 16:09 RV).
A medida que aprendemos a poner nuestra confianza momento a momento en Él, actuamos más como un niño confiado. Imitamos a nuestro Padre. Pablo nos dijo: "Por tanto, sed imitadores de Dios, como hijos muy amados". Un imitador es diferente que un promotor. Cuando no somos más que meros promotores y defensores, dejamos de ser imitadores. Mientras imitamos a Dios exhibimos la naturaleza real de nuestro espíritu (el fruto del Espíritu). Cuando somos promotores nos convertimos autoritarios y amargados.
Los niños pequeños tienen plena confianza en su padre, al menos la mayoría lo hacen. Nosotros no somos perfectos. Cometemos errores. Nuestros pensamientos son a veces incorrectos. Ciertamente, Él no comete errores, ni Él lleva cuenta los nuestros. Así pues, si simplemente imitamos Su naturaleza en vez de estar constantemente tratando de demostrar nuestra valía ante Él, actuamos como lo hace un niño. El enfoque cambia de hacer, a ser. Estaremos felices de estar al lado de nuestro Padre, y estaremos llenos de reverencia, respeto y espontaneidad. Tendremos un fuego por Él. Caminar como un niño, es muchas, muchas veces no saber de qué manera, cómo, cuándo y a dónde vamos a ir, sólo sabemos que su Espíritu nos llena el corazón con la seguridad y confianza.
Podemos confiar en que nuestro Padre sabe mejor lo que nos conviene!
“Dondequiera que vayas, predica el evangelio, y si es necesario, utiliza palabras.”
Francisco De Asís
Agradeciendo a Dios por ti!
Anthony Barbera
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