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Autor: Dr. Stephen E. Jones
https://godskingdom.org/blog/2025/07/three-threads-of-zionist-prophecy/
Para la mayor parte del mundo, así es como los cristianos imaginan a su Dios (ver imagen arriba). Es casi como si hubieran aplicado Mateo 17: 5 al primer ministro israelí, Netanyahu: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia».
En nuestros días, Isaías 52: 5 se cumple más que nunca: «Mi nombre es blasfemado continuamente todo el día». No puedo callarme sobre este asunto. No cuando tantas mujeres y niños inocentes son asesinados sin piedad. No me conmueve que nuestro congreso sionista cristiano (en EE. UU.) se niegue a llamarlo genocidio. Si cualquier otra nación hubiera hecho lo que el gobierno sionista está haciendo, sería condenada por todos, y con razón. Pero debido a que los judíos cometen tales atrocidades, se dice que sus pecados cuentan con la aprobación de Dios.
Los cristianos sionistas han adoptado la perspectiva del Antiguo Pacto sobre la naturaleza de Dios, que parecía justificar el genocidio en la historia de la conquista de Canaán por parte de Israel. En segundo lugar, justifican su aprobación del genocidio basándose en la profecía bíblica, que tampoco comprenden. En primer lugar, creen que el Estado moderno llamado Israel es el mismo que el Estado bíblico de Israel. Asumen que los judíos ya no son Judá, sino Israel, simplemente porque decidieron llamar a su Estado Israel.
En mi libro La Lucha por el Derecho de Nacimiento (Primogenitura), mostré cómo la fundación del Estado de “Israel” es en realidad el cumplimiento de tres hilos distintos de la profecía bíblica:
1- Fruto, no hojas
Hay tres hilos distintos de la profecía bíblica que han sido malinterpretados por los cristianos sionistas. El primer hilo es el cumplimiento de la higuera maldita que vuelve a la vida, produciendo hojas (Mateo 24: 32). Los cristianos sionistas parecen creer que Dios busca hojas de higuera en lugar de frutos. Parecen ignorar que la higuera recibió la maldición de Jesús precisamente porque «no halló en ella nada más que hojas» (Mateo 21: 19). Jesús tenía hambre y quería fruto. Las hojas de higuera han sido un problema desde el principio (Génesis 3: 7). Las hojas de higuera representan la autojustificación del pecado.
Recuerdo, de niño en la década de 1950, cómo la Iglesia me enseñó que los israelíes se convertirían a Cristo y, en esencia, darían fruto. Esa expectativa se basaba en la profecía de Jesús en Mateo 24: 32. Por alguna razón, todos descuidaron la naturaleza de la maldición de Jesús: «Nunca más saldrá fruto de ti» (Mateo 21: 19). En su ceguera, ¡me enseñaron a creer que Jesús era un falso profeta! Doy gracias a Dios por haberme librado (1971) de una enseñanza tan blasfema.
2- Edom, no Israel
El segundo hilo es casi totalmente desconocido en la Iglesia en general. A pesar de todas las profecías sobre Esaú-Edom de los últimos tiempos, muy pocas personas las han estudiado. Muy pocos conectan el estado moderno de "Israel" con el engaño de Jacob, cuando mintió a su padre, haciéndose pasar por Esaú, para obtener la bendición. Isaac era anciano y ciego en ese momento (Génesis 27: 1), lo que le facilitó a Jacob robar la identidad de Esaú. Génesis 27: 19 dice:
19 Jacob le dijo a su padre: «Soy Esaú, tu primogénito; he hecho lo que me dijiste. Te ruego que te levantes y comas de mi caza para que me bendigas».
El nombre de Jacob significa "engañador", y ese fue el momento clave en que cumplió la profecía inherente a su nombre. Ese fue su pecado, que Dios tuvo que corregir a lo largo de los siglos. Cuando Isaac descubrió la verdad, también comprendió que Dios tendría que resolver el problema conforme a su Ley. Así, en Génesis 27: 40 (KJV), Isaac le dijo a Esaú: "Cuando tengas el dominio, romperás el yugo de Jacob de tu cuello".
Aunque Isaac le dio a Jacob el dominio mediante esta bendición, se dio cuenta de que, en algún momento posterior, este tendría que ser entregado a Esaú. ¿Por cuánto tiempo? La Escritura no lo dice. Sólo registra la profecía que debía cumplirse en algún momento de la historia. Sabemos, por supuesto, que al final, Jacob-Israel tendría el dominio, pues esto fue profetizado incluso antes de que nacieran los gemelos (Génesis 25: 23). Pero debería hacerse de manera legal.
La gran lección aquí es que no se puede forzar el cumplimiento de la profecía por el brazo de la carne, es decir, de forma ilegal. Debe basarse en la verdad, no en la mentira.
Durante muchos siglos después de este incidente, los descendientes de Esaú, los edomitas, guardaron rencor contra los descendientes de Jacob, creyendo (con razón) que habían sido defraudados. Su caso contra Jacob se presentó ante el Tribunal Divino, pero Dios tardó mucho en resolver el asunto. Mientras tanto, Edom (o Idumea en griego) fue conquistada por Judá en el año 126 aC y se les dio la opción de convertirse al judaísmo o ser expulsados de su patria. Optaron por convertirse al judaísmo, como nos cuenta el historiador judío Josefo (Antigüedades de los Judíos, XIII, IX, 1).
A partir de entonces, la única forma en que las profecías de Edom podrían cumplirse tendría que venir a través de la rama edomita del judaísmo.
Dios finalmente juzgó el caso según su propia Ley, sobre todo en Éxodo 21: 24, «ojo por ojo», lo que significa que el juicio debe ser directamente proporcional al delito. Dado que Jacob se había aprovechado de la ceguera de su padre para obtener la bendición, Dios cegó a la Iglesia para que Esaú-Edom pudiera obtenerla. Fue un engaño inverso.
Edom tomó el dominio en 1948 mediante engaño. Esto quedó demostrado por el hecho de que pudieron tomar el nombre de Israel, el nombre de primogenitura. Se lo arrebataron a Jacob. Más precisamente, los representantes proféticos de Jacob se lo devolvieron a Esaú, cumpliendo así la profecía de Isaac. Pero la naturaleza sanguinaria de Edom permaneció inalterada (Ezequiel 35: 6). El Estado de Israel triunfó gracias a las organizaciones terroristas encabezadas por Menajem Begin e Yitzchak Shamir.
En otras palabras, su naturaleza sanguinaria fue evidente desde el principio, y la Iglesia no comprendía la Ley que prohibía comer sangre (Levítico 17: 12). Bajo el Antiguo Pacto, esta Ley se aplicaba literalmente; bajo el Nuevo Pacto, vemos que es sanguinaria [la Ley se refiere a que en el Nuevo Pacto la naturaleza sanguinaria no es admisible].
Desde 1948 hasta la actualidad, Edom ha oprimido a los palestinos, especialmente a los refugiados en Gaza. Ha venido siendo un campo de concentración al aire libre. Finalmente, el 7 de octubre de 2023, Gaza estalló y contraatacó. Edom utilizó esto como excusa para cometer genocidio y limpieza étnica. Actualmente, su plan declarado es trasladar a todos los palestinos de Gaza a la ciudad sureña de Rafa (ahora destruida por las bombas), formando un campo de concentración clásico.
En mi opinión, Dios le dio a Edom 76 años —el tiempo bíblico de purificación— para demostrar su valía o indignidad de mantener el dominio y de llamar a su estado Israel. Han demostrado ser indignos, y el primer ministro Netanyahu es el líder que representa la naturaleza sanguinaria de Edom. Aunque los sionistas cristianos aún lo consideran un semidios, Dios mismo no es ciego. El Estado mismo se está preparando para la destrucción en cumplimiento de Jeremías 19: 10, 11 e Isaías 29: 1-6.
3- Magog, no israelitas
Ezequiel 38 y 39 habla de una invasión de los montes de Israel proveniente de Gog y Magog, así como de Mesec, Tubal, Gómer y Bet-Togarma (Ezequiel 38: 2, 6). Todos estos lugares están relacionados, como vemos en Génesis 10: 2, 3.
2 Los hijos de Jafet fueron Gómer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras. 3 Los hijos de Gómer fueron Asquenaz, Rifat y Togarma.
La Iglesia asume que esto profetiza una invasión rusa del Estado de Israel, sin percatarse de que los propios rusos no descienden de ninguno de estos pueblos mencionados. Hay dos claves para identificar adecuadamente a estos invasores: la primera es Ashkenaz y la segunda es Togarma.
Cuando los sionistas conquistaron Palestina mediante la inmigración hace más de un siglo, se cumplió la profecía de Ezequiel. Pero debido a la ceguera de la Iglesia (como la de Isaac), creyeron que se trataba de la reunificación de los israelitas bíblicos. Sin embargo, en realidad, se trató de la invasión de Ezequiel 38 y 39, principalmente por judíos de Europa del Este, conocidos como la rama asquenazí del judaísmo mundial. Esta rama constituye la mayor parte del judaísmo mundial y también representa aproximadamente el 85 % de la población de Israel.
https://en.wikipedia.org/wiki/Ashkenazi_Jews
En cuanto a Togarma, existe una carta del rey José del Imperio Jázaro (actual Ucrania), escrita a un médico judío en España en el año 960 dC. El médico había oído hablar de un reino judío en esa zona y quería saber más sobre él. La Enciclopedia Judía (en la sección «Jázaros») cuenta la historia completa de cómo los Jázaros se convirtieron al judaísmo (alrededor del año 740 dC).
https://www.jewishencyclopedia.com/articles/4279-chazars
El rey José escribió que Togarma tuvo diez hijos y que descendían de “Khazar, el séptimo” (para más detalles, véase La Lucha por el Derecho de Nacimiento (Primogenitura), capítulo 15).
Esto identifica a Togarma hoy. Claro que no se trata de los ucranianos en sí, sino de los judíos rusos que emigraron a Palestina y conquistaron la tierra hace un siglo. Rusia, como nación, no tiene nada que ver con esto, ya que sólo sirvieron de trampolín para una invasión sionista.
Conclusión
Cada uno de estos tres hilos proféticos apunta a diferentes aspectos del sionismo actual, ya que la mayor parte del judaísmo mundial consiste en una combinación de Judá, Edom y Magog/Togarma. El hilo de Judá se explica en Mateo 24: 32, en la profecía de la higuera. El hilo de Edom describe la naturaleza sanguinaria del sionismo. El hilo de Magog/Togarma explica la invasión sionista, cuyo motivo es «capturar despojos y apoderarse del botín» (Ezequiel 38: 12). En otras palabras, quieren robar la tierra y sus recursos.
Al final, sin embargo, el experimento sionista fracasará, porque “Judá” se ha dividido en dos ramas, cristiana y judía, y la rama judía, dice Pablo, no es la verdadera Judá (Romanos 2: 28, 29). En segundo lugar, aunque Dios reconoció el caso de Edom contra Jacob, y aunque falló a favor de Edom, al final, Edom ha demostrado ser indigno y pronto será despojado de su dominio e incluso del nombre de Israel. Dios permitió que Edom robara la identidad de Israel, tal como Jacob había robado la identidad de Esaú-Edom en Génesis 27. Edom, por lo tanto, ha recibido la justicia que le correspondía, pero debido a que abusaron de los términos de la Primogenitura, su reclamo llegará a su fin.
Finalmente, la invasión de los montes de Israel tendrá [ha tenido] éxito al principio, pero terminará en desastre (Ezequiel 39: 4).
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