EL SIONISMO EN LA PROFECÍA BÍBLICA - Parte 4, Dr. Stephen Jones

 


Fecha de publicación: 24/10/2023
Tiempo estimado de lectura: 9 - 12 minutos
Autor: Dr. Stephen E. Jones

https://godskingdom.org/blog/2023/10/zionism-in-biblical-prophecy-part-4/


Antes de 1948, la mayoría de los cristianos que apoyaban el sionismo creían que los judíos se arrepentirían y volverían a Cristo antes de poder “regresar” a su antigua tierra. Cuando esto no sucedió, pensaron que este arrepentimiento ocurriría después de tres años y medio (es decir, alrededor de 1952). Esto se basó en la creencia de que la guerra que estalló en 1948 era el comienzo de una “Gran Tribulación” de siete años.

En 1953, se creía que seguramente los judíos se arrepentirían en 1955. Esto tampoco sucedió. Después de esto, comenzaron a enseñar que los judíos tenían que regresar primero y que se volverían a Cristo en algún momento en el futuro. Ésta sigue siendo la creencia actual.

Como mostré en la parte 2 de esta serie, la Ley de Levítico 26: 40-42 deja claro que Dios “recordaría” su pacto sólo cuando ellos cesasen en su “hostilidad” hacia Dios. ¿Significa ésto que primero deben convertirse en judíos devotos según los estándares del judaísmo? Ésa, por supuesto, es su propia creencia. Pero desde el punto de vista de Jesús, se trata de revertir su hostilidad hacia Él mismo. Esta hostilidad hacia Él es uno de los temas principales del Nuevo Testamento.

Isaías 12: 2 dice (literalmente): "Dios es mi Yahshua… porque Yah Yahweh… ha sido mi Yahshua". En otras palabras, el Legislador, identificado como Yahweh, se encarnó como el Hijo de Dios en la tierra y, por lo tanto, "se convirtió en mi Yahshua". En consecuencia, ser hostil a Jesús es ser hostil a Yahweh.

El punto es que la Ley de la Tribulación de Levítico 26 no permite que los israelitas exiliados (de cualquier tribu) regresen a la tierra antes del fin de las hostilidades. Entonces, ¿cómo es que Dios permitió que el sionismo tuviera éxito?

La respuesta se encuentra en el hecho de que los judíos del mundo, desde 126 aC, incluyen la nación de Esaú-Edom (Idumea). Tienen dos conjuntos de profecías que cumplir. Dios permitió que el sionismo tuviera éxito para hacer justicia a Esaú, quien había sido privado de la Primogenitura a través del engaño de Jacob en Génesis 27.



La profecía de Isaac a Esaú

Después de que Jacob obtuvo la Primogenitura de su padre ciego, Esaú llegó con carne de venado para alimentar a su padre y recibir la misma Primogenitura. Pero descubrió que ya se la había pasado a Jacob. Pidió justicia, y así leemos en Génesis 27: 40,

40 Y de tu espada vivirás, y servirás a tu hermano; y sucederá que cuando tengas dominio, romperás el yugo de tu cuello.

Un yugo es señal de servidumbre. Esaú permanecería bajo el “yugo” de Jacob por un período de tiempo no especificado. Pero esta condición debía revertirse "cuando tengas el dominio". Veo esto como una referencia al Mandato de Dominio, que era uno de los dos elementos principales de la Primogenitura junto con el Mandato de Fecundidad o Fructificación (ver Génesis 1: 26-28).

Esencialmente, eso profetizaba que coyunturalmente Jacob tendría que devolverle la Primogenitura a Esaú. Obviamente, esto se debió a la manera engañosa e ilegal en la que Jacob la había obtenido. Dios no podía dejar impune semejante anarquía, ni podía darles a Esaú y a sus descendientes una causa genuina para acusarlo de injusticia. Por lo tanto, la profecía a largo plazo de Isaac se cumplió en 1948 cuando la bandera británica (“Union Jack”) fue arriada y reemplazada por la bandera israelí. Jack es la abreviatura de Jacob, y así los británicos representaron a Jacob en esta acción profética.

El Estado Judío, entonces, fue establecido no para cumplir las promesas hechas a la Casa de Israel, sino para hacer justicia a Esaú-Edom. Edom recibió así la Primogenitura, y con ella vino el nombre de la Primogenitura: Israel. A la larga, Edom no podrá retener el nombre de Israel, porque no está llamado a poseer la Primogenitura. La profecía dada antes de su nacimiento lo muestra claramente en Génesis 25: 23, que dice: "el mayor servirá al menor".

Sin embargo, por un corto plazo, el mayor debía romper el yugo de su hermano menor para restaurar el orden legal que Jacob había violado mediante su engaño. Entonces, desde la perspectiva de la Ley y la Profecía, 1948 marcó el tiempo en que el “dominio” pasó de Jacob a Esaú. En mi opinión, esto fue para darle a Esaú la oportunidad de demostrar que era indigno, y así poder ser desheredado legalmente. Parece que a Esaú se le dieron 76 años para mantener el dominio y, de ser así, el actual conflicto en Gaza bien podría ser el comienzo del fin del dominio de Esaú.



El sionismo de Esaú

Jacob y Esaú afirmaron cada cual que la promesa del Antiguo Pacto de heredar Canaán les pertenecía. El reclamo de Esaú se basó en el hecho de que él era el mayor; la afirmación de Jacob se basó en la profecía dada cuando aún estaban en el útero. Parecían pelear incluso antes de nacer (Génesis 25: 22), y esto también profetizaba una lucha a largo plazo.

Desde la perspectiva de Esaú, él fue víctima de injusticia, por lo que “le guardó rencor a Jacob (Génesis 27: 41-42) e incluso trató de matar a su hermano. No obstante, los descendientes de Esaú (Edom) tuvieron que conformarse con un territorio cercano al sureste de Canaán, mientras codiciaban la Tierra Prometida. Los edomitas hicieron una alianza con el monte Seir y luego se apoderaron de esa tierra.

Siglos más tarde, los asirios deportaron a la Casa de Israel hacia el norte, a lo largo de las costas del Mar Caspio. Esta historia fue señalada por CS Lewis en sus libros, El Príncipe Caspian y La Travesía del Viajero del Alba. Sus libros son alegorías de la historia de la Iglesia. En este caso, el “viaje” encontró personas que eran invisibles, es decir, las “tribus perdidas de Israel”. Pero estoy divagando...

Ezequiel 35 es una profecía contra el monte Seir (v. 2) y todo Edom (v. 15) por regocijarse cuando Israel y Judá fueron tomadas cautivas y expulsadas de la tierra. Ezequiel 35: 10-11 dice,

10Por cuanto habéis dicho: 'Estas dos naciones y estas dos tierras serán mías, y las poseeremos', aunque el Señor estaba allí, 11 por tanto, vivo Yo —declara el Señor Dios— que haré con vosotros conforme a vuestra ira y conforme a vuestra envidia que mostrasteis a causa de vuestro odio contra ellos…”

Las dos naciones y tierras en cuestión son Israel y Judá. Los edomitas parecían creer que nunca regresarían del exilio, lo que les daba la oportunidad de cumplir la profecía de Isaac a Esaú. Pero a Dios no le gustó suira”, “envidia y odio. Aunque los propios israelitas nunca regresaron, a los judaítas se les permitió regresar después de 70 años en Babilonia, para que el Mesías pudiera nacer en Belén de Judea, según la profecía de Miqueas 5: 2.

Nuevamente, leemos en Ezequiel 36: 5.

5 por tanto, así dice el Señor Dios: “Ciertamente en el fuego de mi celo he hablado contra las demás naciones y contra todo Edom, que se apropiaron de mi tierra como posesión con alegría de todo corazón y con desprecio de alma, para dejarla como presa”.

Esto implica que Edom recibió ayuda del resto de las naciones para apropiarse de “mi tierra. Es difícil decir si esto ocurrió durante el cautiverio babilónico, pero parece encajar bastante bien con lo que ocurrió en 1948, cuando las Naciones Unidas ayudaron a los sionistas a apropiarse de esa tierra.

En realidad, la ONU había establecido una patria judía, no un Estado judío, pero los sionistas fueron más allá de ese mandato. En lugar de establecer un lugar donde judíos y palestinos pudieran vivir juntos en paz, los palestinos fueron expulsados de sus hogares, granjas y aldeas y hacinados en campos “temporales” de refugiados como el de Gaza. Después de 75 años de opresión y maltrato, ahora asistimos al estallido de violencia en Gaza.

Malaquías 1: 2-4 es otra profecía sobre el sionismo edomita.

2 “Yo os he amado”, dice el Señor. Pero dices: “¿Cómo nos has amado?” “¿No era Esaú hermano de Jacob?”, declara el Señor. “Sin embargo, amé a Jacob, 3 pero aborrecí a Esaú, y convertí sus montañas en desolación, y destiné su herencia a los chacales del desierto”. 4 Aunque Edom diga: Hemos sido derribados, pero volveremos y edificaremos las ruinas, así dice el Señor de los ejércitos: “Ellos podrán edificar, pero Yo derribaré; y los llamarán tierra impía, y pueblo contra quien el Señor está indignado para siempre”.

Cuando Dios declaró: He aborrecido a Esaú, estaba protegiendo los derechos de Esaú como el hijo Primogénito odiado, según la ley de Deuteronomio 21: 16. Esto fortaleció el caso de Esaú ante el Tribunal Divino, asegurando que Jacob tendría que devolver la Primogenitura a su hermano mayor en algún momento. Por esta razón, Edom pudo decir: Volveremos y edificaremos las ruinas. Dios no contradijo eso, sino que dijo: Ellos podrán edificar, pero Yo derribaré.

Las aspiraciones sionistas de Edom, entonces, son temporales, pero muy reales. Si los palestinos hubieran sido conscientes de esta profecía —y la hubieran creído— podrían haberse sometido al duro gobierno del Estado edomita llamado Israel. Sus vidas habrían sido difíciles pero mucho más llevaderas. Pero no entendieron lo que Dios estaba haciendo, ni entendieron la justicia de Dios hacia Esaú a causa del engaño de Jacob.



Verdadero sionismo

Si bien la Iglesia sigue esperando una conversión masiva de judíos a Jesucristo, su expectativa se basa en la creencia de que los judíos son los israelitas y que el sionismo cumple las profecías que en realidad fueron dadas a las tribus perdidas de Israel. Además, cuando las profecías hablan del “retorno” en términos carnales, no ven que el regreso a Dios no se puede lograr mediante un cambio de domicilio. Si un hombre carnal se muda a un nuevo lugar, sigue siendo carnal.

Los profetas registran las palabras del Señor que a menudo decían: "Volveos a Mí".

https://www.blueletterbible.org/search/search.cfm?Criteria=return+to+me&t=NASB95#s=s_primary_0_1

Es siempre un llamamiento al arrepentimiento, no a cambiar de domicilio. Malaquías 3: 7 pregunta: "¿Cómo regresaremos?" La respuesta se encuentra en dejar de robar a Dios (v. 8) y dejar de ser arrogantes contra Mí (v. 13). Aquí no se dice nada sobre cambiar de domicilio. El sionismo era necesario en el Plan de Dios para dar cabida a la petición de justicia de Esaú. Pero el verdadero sionismo es un retorno a Dios y a un estado de rectitud.

El Nuevo Testamento establece el Monte Sión (Hermón) como el lugar de la Filiación, porque es donde Jesús fue transfigurado y donde se dio el pronunciamiento divino: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia (Mateo 17: 5). Como cristianos que nos reunimos alrededor de su Majestad el Rey Jesús en el Monte Sión, tenemos un monte diferente (Hebreos 12: 22 KJV). El Monte Sion está en Jerusalén, que es el equivalente profético del monte Sinaí en Arabia (Gálatas 4: 25). Ese era el Monte del Antiguo Pacto, del cual Jesús dijo en Juan 4: 21,

21 … “Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre”.

Tenemos un monte mejor para adorar a Dios, porque debemos adorarlo en espíritu y en verdad (Juan 4: 24). Aquellos que piensan que se construirá un tercer templo en Jerusalén, donde todos irán a adorar a Dios en la Edad venidera, quedarán decepcionados. El libro de Hebreos habla de cosas mejores, y debemos alinearnos con esos cambios del Nuevo Pacto, para que realmente podamos revestirnos de la mente de Cristo.


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