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Autor: Dr. Stephen E. Jones
https://godskingdom.org/blog/2023/09/the-meaning-of-51-overcoming-enemies/
El número 51 se escribe en hebreo con las letras noom (o nun) y alef.
Noom (נ) es un banco de peces que se lanzan de aquí para allá, lo que significa vida y actividad. La Alef (א) es un buey, que significa fuerza o algo que es primero o "Número uno". El número 51, junto con todos los números del 50 al 59, representa alguna manifestación de vida en el Jubileo, o la Ley de la Gracia (50).
El número 51 es 3 x 17. Por lo tanto, es una mejora del número 17, “victoria”. Es el número de “vencer a los enemigos”. El Salmo 52 es el salmo 51, que dice en el prólogo: "Maskil [Instrucción] de David, cuando vino Doeg el edomita y se lo contó a Saúl, y le dijo: 'David ha venido a la casa de Ahimelec'". En otras palabras, David escribió este Salmo para conmemorar el incidente registrado en 1º Samuel 21. Es la historia del escape de David de la ira de Saúl. Leemos en 1º Samuel 21: 1,
1 Entonces David vino a Nob, al sacerdote Ahimelec…
David y sus hombres tenían hambre, entonces Ahimelec les dio el pan de la mesa de los panes de la proposición (1º Samuel 21: 6). Luego leemos en 1º Samuel 21: 7,
7 Y estaba allí aquel día uno de los siervos de Saúl, detenido delante del Señor; y su nombre era Doeg el edomita, principal de los pastores de Saúl.
Más tarde, leemos en 1º Samuel 22: 9,
9 Entonces Doeg el edomita, que estaba junto a los siervos de Saúl, dijo: Vi al hijo de Isaí venir a Nob, a Ahimelec hijo de Ahitob.
Como resultado, Saúl llegó a Nob, y cuando se confirmó que Ahimelec le había dado provisiones a David, les dijo a sus soldados que mataran a Ahimelec. Ellos se negaron, así que le dijo a Doeg el edomita que matara a Ahimelec y a los demás sacerdotes que ministraban ante el Arca del Pacto. 1º Samuel 22: 18-19 dice,
18 Entonces el rey le dijo a Doeg: "Date la vuelta y ataca a los sacerdotes". Y Doeg el edomita se volvió y atacó a los sacerdotes, y mató aquel día a ochenta y cinco sacerdotes que vestían el efod de lino. 19 E hirió a Nob, la ciudad de los sacerdotes, a filo de espada, tanto a hombres como a mujeres, niños y niños de pecho; también hirió a bueyes, asnos y ovejas a filo de espada.
Esta masacre fue conmemorada en el Salmo 52, que es el Salmo 51. Allí se nos da una descripción de Doeg y otros que son como él. Salmo 52: 3-5 dice,
3 Amas más el mal que el bien, la mentira más que la palabra recta. (Selah). 4 Amas todas las palabras que devoran, oh lengua engañosa. 5 Pero Dios te derribará para siempre; Él te arrebatará y te arrancará de tu tienda y te desarraigará de la tierra de los vivientes.
Proféticamente, esto habla de la alianza entre Saúl (la Iglesia) y Edom, que, según The Jewish Encyclopedia, pertenece a la judería moderna, ya que fue Edom fue absorbido por los judíos en el año 126 aC. Esta alianza ha resultado en la muerte de muchos de los verdaderos sacerdotes de Dios.
El Salmo 52 también es parte del libro de los Salmos del Éxodo, que conmemora los acontecimientos de Éxodo 32. Allí los israelitas adoraron al becerro de oro y fueron derribados por el juicio de Dios (Éxodo 32: 28). En esa historia, los propios israelitas eran los enemigos a vencer.
La quincuagésima primera vez que se menciona a Israel en las Escrituras es en Éxodo 3: 9, donde Egipto era el enemigo a vencer:
9 Ahora he aquí, el clamor de los hijos de Israel ha llegado a mí; además, he visto la opresión con que los están oprimiendo los egipcios.
La quincuagésima primera vez que aparece el nombre de Josué es en Josué 4: 20,
20 Josué levantó en Gilgal las doce piedras que habían tomado del Jordán.
Las doce piedras representan el gobierno divino de los Vencedores en el momento de la Primera Resurrección (Apocalipsis 20: 5-6). Estas piedras vinieron del río Jordán, el lugar del bautismo (de muerte a vida), después de que Dios construyó una represa río arriba en la ciudad llamada Adán (Josué 3: 16). Esto profetiza de la revocación de la sentencia de muerte, que se remonta a Adán.
La muerte es el enemigo más grande (y final), nos dice Pablo en 1ª Corintios 15: 26,
26 El último enemigo que será abolido es la muerte.
El nombre de Jesús aparece por quincuagésima primera vez en Mateo 13: 1,
1 Aquel día salió Jesús de casa y estaba sentado junto al mar.
Lo que sigue es la parábola del sembrador. La parte más relevante de esto (para nuestros propósitos) está en su explicación en Mateo 13: 18-19,
8 Escuchen, pues, la parábola del sembrador. 9 Cuando alguno oye la palabra del Reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo sembrado en su corazón. Éste es aquel en el que se sembró la semilla al lado del camino.
En este caso, “el maligno” es el diablo mismo o uno de sus siervos que se opone a la palabra (semilla) para destruir la fe del hombre. Los que reciben la semilla de la Palabra, cuyos corazones son terreno fértil para la verdad, se describen al final en Mateo 13: 23,
23 Y aquel en quien fue sembrada la semilla en buena tierra, éste es el hombre que oye la palabra y la entiende; quien en verdad da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta y otro a treinta.
Estos son los que vencen al enemigo de la fe.
El nombre de Jesús aparece por 51ª vez en el evangelio de Juan en Juan 5: 15,
15 El hombre se fue y dijo a los judíos que había sido Jesús [51] quien lo había sanado. 16 Por esto los judíos perseguían a Jesús [52], porque hacía estas cosas en sábado.
Los judíos persiguieron a Jesús —y más tarde a sus seguidores— y por eso eran sus enemigos. Jesús venció a sus enemigos mediante la verdad que quedó demostrada al sanar al cojo en el estanque de Betesda.
La quincuagésima primera vez que se menciona el nombre de Pedro en el libro de los Hechos es en Hechos 12: 7,
11 Y he aquí, apareció de repente un ángel del Señor y una luz brilló en la celda; y golpeó a Pedro en el costado y lo despertó, diciendo: "Levántate pronto". Y las cadenas se le cayeron de las manos.
Aquí el ángel liberó a Pedro de la prisión donde lo habían atado sus enemigos. Recuerde que Herodes había matado a Santiago, el hermano de Juan (Hechos 12: 2). Santiago y Pedro ilustran las dos obras de Cristo. En Levítico 14, se mataba la primera ave (paloma) y se liberaba la segunda. En Levítico 16 se mataba al primer macho cabrío y se soltaba al segundo. Ambos ejemplos representan las dos venidas de Cristo, en las que Cristo fue matado en su Primera Venid, pero liberado vivo en el mundo en su Segunda Venida.
Santiago representó la Primera Venida de Cristo y por eso fue asesinado como mártir. Pedro representó la Segunda Venida de Cristo, por lo que el ángel lo liberó vivo. Como en el caso del propio Jesús, Santiago parecía haber sido vencido por el enemigo, pero todo esto era parte del Plan divino. Entonces, después de la propia muerte de Cristo, muchos en la Iglesia Primitiva fueron perseguidos y asesinados por sus enemigos.
Pedro, sin embargo, fue liberado, porque la historia profetizaba la gran liberación en el momento de la Segunda Venida de Cristo. Esta liberación coincide con el derrocamiento de Misterio Babilonia, la victoria de los Vencedores sobre la muerte y el establecimiento del Reino.
La quincuagésima primera vez que aparece el nombre de Pablo es en Hechos 19: 11-12,
11 Dios estaba haciendo milagros extraordinarios por manos de Pablo, 12 de modo que hasta se llevaban pañuelos o delantales de su cuerpo a los enfermos, y las enfermedades los dejaban y los espíritus malignos salían.
Toda enfermedad y muerte, así como los espíritus malignos, funcionan como el enemigo a vencer. En este caso, se nos da una explicación más completa cuando Lucas nos cuenta la historia de Esceva y sus hijos que intentaron imitar el poder curativo de Pablo. Hechos 19: 13-16 dice,
13 Pero también algunos de los exorcistas judíos, que iban de un lugar a otro, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malignos, diciendo: Os conjuro por Jesús, a quien Pablo predica. 14 Siete hijos de Esceva, sumo sacerdote judío, hacían esto. 15 Y el espíritu maligno respondió y les dijo: Yo reconozco a Jesús y sé acerca de Pablo, pero ¿quiénes sois vosotros? 16 Y el hombre en quien estaba el espíritu maligno, saltó sobre ellos y los sometió a todos y los venció, de modo que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.
Aquí vemos el contraste entre Pablo y Esceva. Pablo conocía a Jesús, pero los Esceva no. Así que Pablo pudo vencer al enemigo (en este caso, los espíritus malignos), pero Esceva y sus hijos fracasaron y resultaron heridos en su intento de exorcizar a los espíritus malignos.
Si relacionamos esto con el incidente del becerro de oro en Éxodo 32, podemos ver cómo Esceva, “un sumo sacerdote judío” en Éfeso, puede compararse con los israelitas idólatras en el desierto. Pablo, por otro lado, puede compararse con los levitas que eran leales a Yahweh (Cristo) y que no participaban en la adoración del becerro de oro (Éxodo 32: 26).
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