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Después de profetizar acerca de las señales que precederán a su Segunda Venida, Jesús dijo en Lucas 21: 28:
28 Pero cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención se acerca.
En otras palabras, no sea pesimista. No mire hacia abajo. No se desanime por las guerras, rumores de guerras, traiciones, persecuciones, etc. Estas señales son malas, pero significan que algo bueno está a punto de ocurrir.
Estos elementos de tribulación han estado ocurriendo cada año desde que Jesús pronunció esas palabras. Así también, desde el principio los predicadores pensaban que Jesús regresaría durante su vida. En ese sentido, no somos diferentes, porque vemos las mismas señales que ellos. La revelación es progresiva, por supuesto, por lo que no es probable que recibamos las piezas finales del rompecabezas hasta que esta “redención” realmente ocurra. Sin embargo, tenemos una ventaja: se nos ha dado una mayor revelación, especialmente en cuanto al momento oportuno.
En términos generales, Oseas 6: 2 dice: “Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará...”. Esto se aplicaba a la resurrección de Jesús al tercer día, pero en una escala más amplia la profecía en sí estaba dirigida a la Casa de Israel, es decir, a nosotros. No fueron simplemente “dos días” literales, sino 2.000 años (2ª Pedro 3: 8, para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día). La mayoría de los maestros de profecía de los siglos pasados no entendieron esto porque eran impacientes.
Profecías sobre la higuera
En 1948 se estableció el Estado de Israel, y la mayoría de los maestros de profecía entendieron que este era el cumplimiento de Mateo 24: 32-34, el cumplimiento de la higuera maldita que iba a volver a la vida. Esos maestros tenían parte de razón, pero no se dieron cuenta de que la “higuera” israelí sólo podría producir más hojas, pero ningún fruto. La maldición de Jesús había pronunciado: “Nunca jamás nazca de ti fruto” (Mateo 21: 19). Por eso Jesús dijo en Mateo 24: 32 que la higuera sólo produciría hojas.
Las hojas de higuera han sido un problema desde Adán (Génesis 3: 7). Son una falsa cobertura (autojustificación) para el pecado. Por lo tanto, el Estado de Israel no dará los frutos que Dios requiere para ser incluido en su Reino. El Estado de Israel nunca cumplirá la promesa hecha al verdadero Israel en Isaías 27: 6,
6 En los días venideros Jacob echará raíces, Israel florecerá y retoñará, y llenarán de fruto el mundo entero.
Jesús mismo eliminó la higuera infructuosa de la lista mediante su maldición profética, aunque sabía que esta higuera maldita volvería a la vida en los últimos días. Pero las hojas no son frutos. Las hojas dan una expectativa natural de fruto, pero en este caso, la anticipación sólo llevó a la decepción. Así también es la situación hoy, porque cuando Jerusalén sea finalmente destruida (Jeremías 19: 10-11), muchos cristianos quedarán conmocionados e incluso desilusionados. Por eso es importante entender la profecía.
El reloj de Dios
Muchos maestros de profecía utilizan el año 1948 como fecha principal del fin de los tiempos, diciéndonos que el “reloj” de Dios comenzó de nuevo después de ser detenido en la crucifixión de Cristo. Su suposición es mayoritariamente falsa, porque el reloj de Dios nunca se ha detenido. No obstante, 1948 fue de hecho una fecha importante en la profecía, aunque no en la forma que la mayoría de la gente piensa. Asumir que 1948 fue el cumplimiento de las profecías para Israel fue una cuestión de malentender de la identidad de Israel. El Estado Judío llamado (por los hombres) Israel no es en absoluto el Israel bíblico.
Desde el cruce del Jordán de Josué hasta el año 2024 hay 70 Jubileos (o 7 x 490 años). Esta es una serie de ciclos de “Tiempo Bendito” (490). Pero como he mostrado en otra parte, también hay un factor de “Tiempo Maldito” (414) involucrado en ello, especialmente cuando nos enfocamos en los cananeos que fueron conquistados después de que Josué cruzó el Jordán.
Desde el cruce del Jordán hasta el año 1492 dC son 7 x 414 años. El año 1492, entonces, es otro año muy importante en la profecía, ya que abrió una era completamente nueva con respecto a las Américas, después de la llegada de Colón en ese año. La principal diferencia es que mientras Josué cruzó el río Jordán, Colón cruzó el Océano Atlántico.
Para equipararnos al Tiempo Bendito, tenemos que agregar 7 ciclos más de 76 años al año 1492, porque 414 más 76 es 490 (es decir, Tiempo Bendito). El ciclo final de 76 años comenzó en 1948 y finaliza en 2024.
Entonces, en la profecía a largo plazo, los años 1492 y 1948 son muy importantes, y estos ciclos de tiempo nos proporcionan la estructura básica de los eventos proféticos a largo plazo en nuestro tiempo. El desarrollo de estos acontecimientos proféticos es otra historia, por supuesto. Josué conquistó a los cananeos con la espada física del Antiguo Pacto, Colón debería haberlo sabido para hacerlo mejor y usar otra espada. Sin embargo, la Iglesia de su época no tenía una comprensión seria del Nuevo Pacto ni de la Espada del Espíritu con la cual el mundo debería haber sido conquistado. Por tanto, la llegada de Colón hizo mucho daño cuando podría haber bendecido a los habitantes del Nuevo Mundo con el evangelio de la paz. Colón y los que vinieron después de él utilizaron el ejemplo del Antiguo Pacto de Josué como modelo, incluso mientras, de labios para afuera, hablaban del Nuevo Pacto. Simplemente, no conocían las Escrituras y ciertamente no entendían los dos pactos.
El mismo modelo del Antiguo Pacto se utilizó en la conquista judía de Palestina. Este no era un modelo de ningún Reino del Nuevo Pacto. Si los judíos hubieran aceptado a Jesús como el Mesías, podrían haber tenido la oportunidad de utilizar la Espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Pero habiéndolo rechazado a Él y su evangelio (“buenas nuevas”), no es sorprendente que hicieran la guerra a los palestinos y se negaran a ser una bendición para todas las familias de la Tierra.
A mí mismo me preocupa más que los cristianos mantengan una mentalidad del Antiguo Pacto, no sólo en la conquista de América, sino también en su apoyo a la conquista judía de Palestina. Aquellos a quienes se les ha dado mayor revelación son más responsables ante Dios que aquellos a quienes no se les ha dado.
Redención
Cuando Jesús habló de su Segunda Venida en Lucas 21, dijo que “vuestra redención se acerca”. Note su elección de palabras. ¿Por qué “redención”? ¿Por qué no dijo “liberación”? Esto nos retrotrae a la redención de Israel de su esclavitud en Egipto. Deuteronomio 15: 15 dice,
15 Recuerda que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, y que Yahweh tu Dios te redimió…
Los esclavos son propiedad legal de otros. Transferir la propiedad de un esclavo de un amo a otro no es necesariamente una redención. La redención implica los derechos de un pariente cercano (Levítico 25: 25). Esos derechos no son negociables. Vender un esclavo a cualquier otra persona es el derecho del amo, quien puede venderlo o no venderlo. Pero si un pariente cercano tiene los medios para comprar un esclavo, el antiguo amo de esclavos no tiene otra opción al respecto y deberá vendérselo.
Cuando Dios redimió a Israel de la esclavitud de Egipto, eso implicó que Dios era un pariente cercano. Esto se aclaró aún más en el Nuevo Testamento cuando Jesús murió en la cruz para redimirnos de la esclavitud del pecado (1ª Pedro 1: 18-19). Leemos en Hebreos 2: 11-17 que Él vino a la Tierra para llegar a ser nuestro “hermano”, un pariente cercano. Él vino de la simiente de Abraham para redimir a los descendientes de Abraham, y también vino en carne y sangre para ser pariente cercano de todos los que son de carne y sangre.
Sin embargo, se necesitaban dos venidas de Cristo para completar esta redención. Él pagó el precio en su Primera Venida, pero cuando venga la segunda vez, deberemos levantar la cabeza porque nuestra redención se acerca. Lo que se logró legalmente en la cruz ahora está a punto de tener efecto en el mundo de manera práctica.
En otras palabras, cuando buscamos primero el Reino de Dios y su Justicia, nos ofrecemos voluntariamente para participar en la obra redentora de Cristo.
El año 2024, creo, es un año clave en esta gran obra. Colón y otros tuvieron la oportunidad de hacerlo en 1492 y después, pero estaban funcionando según el principio de Tiempo Maldito (7 x 414 años). Por tanto, fracasaron.
Nosotros, sin embargo, tendremos éxito donde ellos fracasaron, porque tenemos el privilegio de funcionar en Tiempo Bendito (7 x 490 años) desde el cruce del Jordán. En otras palabras, Cristo nos dirigirá a través del Nuevo Pacto, que tendrá éxito donde Colón fracasó. El ciclo final de 76 años de 1948 a 2024 nos ha dado tiempo para prepararnos y aprender los caminos de Dios, especialmente su Plan y los métodos del Nuevo Pacto.
Por esta razón he tratado de explicar la diferencia entre los dos pactos (En vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=Ua6g8e5iXQs). Sin esa comprensión, nadie —ni siquiera los cristianos— desempeñará un papel importante en la redención del mundo que se avecina rápidamente. Pero sé que muchos de ustedes ciertamente tienen la revelación que les permitirá asumir las responsabilidades de esta gran obra.
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