Introducción al Tiempo - Capítulo 8: LA BÚSQUEDA DEL TIEMPO BENDITO - Parte 2/3, Dr. Stephen Jones

 

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https://en.wikipedia.org/wiki/Arch_of_Titus


https://godskingdom.org/blog/2023/01/the-search-for-blessed-time-part-2 

Todo el tiempo de Israel en la tierra de Canaán se dedicó a Tiempo Juzgado y a Tiempo Maldito. Por lo tanto, era imposible para Israel y Judá cumplir con su llamado durante ese tiempo. Ellos entraron a la tierra ya en Tiempo Juzgado, habiendo entrado 38 años tarde. Ese ciclo terminó con Saúl, quien, al consultar a la bruja de En-dor, puso a la monarquía, y a la nación, en Tiempo Maldito.

Su Tiempo Maldito terminó en el 597 aC, cuando el rey Joaquín fue llevado cautivo a Babilonia. Jerusalén se había sometido al gobierno del rey Nabucodonosor en el 604 aC, y más tarde, en 589-588, el rey Sedequías se rebeló contra Babilonia. Esto provocó el asedio de Jerusalén y su destrucción en el 586 aC.

Cuando Joaquín fue encarcelado en el 597 aC, los babilonios también se llevaron los vasos sagrados del templo a Babilonia (2º Crónicas 36: 7). Espiritualmente hablando, la adoración fue tomada por hombres impíos, y 666 años más tarde, los romanos hicieron lo mismo en el 70 dC. Esto está registrado en el Arco de Tito (imagen de cabecera), que muestra la menorá como uno de los despojos de guerra.

Este evento habla del significado del número 666. No es solo el número de un hombre, como nos dice Apocalipsis 13: 18. También se trata de la toma de posesión del culto divino por parte del hombre. Desde el punto de vista económico, se trata también de hacerse con el control del oro (dinero), como vemos en 1º Reyes 10: 14. Además, debido a que el oro representa la naturaleza divina, la conquista babilónica del oro impidió (retrasó) que los Vencedores fueran transformados a su semejanza.

Esta situación se retrasó hasta 1996, cuando fuimos llevados a declarar el Jubileo. Este cambio fue confirmado por el regreso de la Piedra de Scone a Escocia, como he escrito anteriormente. La Piedra, junto con otros vasos sagrados y registros públicos, había sido llevada de Escocia a Londres en 1296. La Piedra se colocaba debajo de la silla de coronación en la Abadía de Westminster cada vez que se coronaba a un nuevo monarca, lo que significaba el derecho divino a gobernar.

En 1328, sin embargo, el Tratado de Northampton acordó devolver la Piedra a Escocia, y esto habría tenido lugar en 1330, si los nobles no hubieran impedido su devolución. Lo que es interesante es que 1330 era precisamente 1260 años después de que los romanos llevaran los vasos del templo a Roma en el año 70 dC. Este es un ciclo de tiempo bien conocido de 3½ “tiempos” (Apocalipsis 12: 6, 14).

De 1330 a 1996 hubo otros 666 años. Luego, la Piedra fue devuelta a Escocia y el Príncipe Andrew presidió este evento. En este caso, el evento profetizó el cambio de autoridad de los príncipes de este mundo a los Santos del Altísimo.

Por lo tanto, cuando los babilonios tomaron el control de los vasos del templo en el 597 aC, desencadenaron un conjunto de profecías a largo plazo que se revirtió recientemente en 1996.



Cómo trató Dios con Canaán

Un regreso de la tierra a Tiempo Bendito está programado para el año 2024, de acuerdo con los ciclos de tiempo en el calendario del Jubileo de la Creación. No se debe dar demasiada importancia a esto, pero cada vez está más claro que el año 2024 traerá grandes cambios entre las naciones. No hago afirmaciones sobre la Segunda Venida de Cristo, pero 2024 debería empoderar a los Santos del Altísimo en posiciones de autoridad en la Tierra.

Para entender esto, uno debe volver al tiempo de la maldición de Noé sobre Canaán en Génesis 9: 25-26,

25 Entonces él dijo: “Maldito sea Canaán; siervo de siervos será para sus hermanos”. 26 También dijo: “Bendito sea el Señor, el Dios de Sem, y sea Canaán su siervo”.

Este fue el momento en que Canaán fue puesto en Tiempo Maldito, solo tres años después de que Noé salió del arca y plantó una viña. Era el año 1660 desde Adán.

Esta maldición fue el comienzo del período de gracia de Canaán que, por la misericordia de Dios, le dio a él y a su descendencia 414 años para arrepentirse. Después de 414 años, los filisteos, quienes representaban legalmente a los cananeos en ese momento, robaron el pozo de Abraham (Génesis 21: 25). La Biblia no fecha este evento, pero el libro de Jaser sí lo hace.

El rey Abimelec se arrepintió en nombre de sus siervos que habían robado el pozo, e hizo un pacto de paz con Abraham (Génesis 21: 27). Esto le dio a los cananeos una extensión de la gracia. Así que pasaron otros 414 años antes de que Josué guiara a Israel a través del Jordán y ejecutara el juicio sobre Canaán.

Aquí encontramos una ilustración perfecta de la distinción entre la voluntad de Dios (thelema) y su plan (boulema). Era la voluntad de Dios que los israelitas entraran en Canaán desde Cades-barnea, pero si hubieran hecho la voluntad de Dios, habrían ejecutado el juicio sobre Canaán 38 años antes. El período de gracia de Canaán no terminó hasta el año en que Josué cruzó el Jordán.

Vemos, entonces, que la voluntad de Dios era que Israel desplazara a los cananeos en el año 2450, que era el Jubileo 50 desde Adán en el calendario del Jubileo de la Creación; pero era el plan de Dios que Canaán fuera juzgada 38 años después en el año 2488.

Otra forma de ver esto es que si los israelitas hubieran podido entrar en Canaán desde Cades-barnea según la voluntad de Dios, habrían vencido con la Espada del Espíritu, en lugar de con la espada física. La espada del Espíritu es mucho más cortante que cualquier espada de dos filos (Hebreos 4: 12), porque puede traspasar los pensamientos y las intenciones del corazón. Las espadas físicas solo pueden separar la cabeza del cuerpo o cortar los huesos y la médula.

Por lo tanto, creo que si los israelitas hubieran aceptado la Espada del Espíritu en el Monte Sinaí cuando se les ofreció en ese primer Pentecostés, habrían tenido la fe para cumplir la voluntad de Dios en Cades-barnea. Además, habrían cumplido la profecía del 50º Jubileo y la fiesta de los Tabernáculos. Habrían sido transformados a su imagen, y los cananeos se habrían arrepentido y vuelto al Dios de Israel—Jesucristo.

En otras palabras, a los israelitas se les habría dado la Gran Comisión de predicar el evangelio y matarlos espiritualmente a través del bautismo, enseñando a los cananeos cómo identificarse con Cristo en su muerte y cómo crucificar la carne. Esta es la obra de la Espada del Espíritu, que a nosotros mismos nos ha sido dada.

Está claro, al menos para mí, que los cananeos deberían haber tenido la oportunidad de arrepentirse en el año 2450. Es principalmente culpa de los israelitas, su falta de fe, lo que impidió la conversión de los cananeos a través de un gran derramamiento del Espíritu Santo. Esta fue una terrible consecuencia de la negativa de Israel a escuchar la voz de Dios en Éxodo 20: 18-19.

Sin embargo, sabemos que Dios no fue tomado por sorpresa. Lo que realmente ocurrió fue parte del plan divino (boulema). Al final, Canaán fue juzgada 828 años después de la maldición de Noé, cuando Josué cruzó el Jordán e hizo la guerra a los cananeos.



La deuda de Canaán

Cuando Dios trajo el juicio sobre Canaán, se ejecutó la maldición de la Ley y se pagó la deuda del pecado. Todo pecado se cuenta como una deuda en las Escrituras, como vemos en muchas de las parábolas de Jesús. Pero la historia no termina ahí, pues Dios dejó a muchos cananeos en la tierra para probar los corazones de los israelitas.

Los israelitas aún eran carnales, y su espada permaneció carnal. Se les asignó “derribar sus altares” (Jueces 2: 2), es decir, deshacerse de los ídolos de su corazón para que pudieran arrepentirse y volverse al Dios de Israel. Pero Israel fracasó una vez más, entonces Dios dijo en Jueces 2: 3,

3 Por eso también dije: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán como espinas en vuestros costados, y sus dioses os serán un lazo.

Por lo tanto, el problema cananeo no terminó. Se prolongó a una escala mayor. Los cananeos se convirtieron en tipos y sombras del mundo en general, especialmente en su papel de ocupar el Reino como cizaña en el trigo y espinas en sus costados. Estas espinas aún estaban presentes en los días del apóstol Pablo (2ª Corintios 12: 7), quien fue afligido por muchas de estas “espinas”.



El mundo

Josué fue un tipo profético de Cristo (Jesús-Yahshua). Ambos fueron llamados para guiarnos al Reino y expulsar a los impíos que ocupaban la tierra. Cada uno, sin embargo, recibió un tipo de espada muy diferente. La comisión de Josué fue destruir a los cananeos; la comisión de Jesús fue “predicar el evangelio a toda criarura” (Marcos 16: 15) y “haces discípulos de todas las naciones” (Mateo 28: 19).

Vemos, entonces, cómo los cananeos eran tipos proféticos de “las naciones” [Así como Israel tuvo que conquistar la tierra en poder de los filisteos; ahora los vencedores se aprestan a comenzar la conquista del mundo, de las naciones]. Es imperativo que entendamos la diferencia entre las dos espadas, porque esto determinará nuestro método al tratar con el mundo. Aquellos que tienen una mentalidad del Antiguo Pacto tomarán espadas e irán a las Cruzadas para matar a los enemigos percibidos. Aquellos que tienen una mentalidad de Nuevo Pacto tendrán el poder de discernir y poner al descubierto los pensamientos y las intenciones del corazón.

Pablo describe la metodología del Nuevo Pacto en su discusión sobre los dones del Espíritu. Leemos en 1ª Corintios 14: 24-25,

24 Pero si todos profetizan, y entra un incrédulo o un indocto, será condenado por todos, será llamado a cuentas por la caída; 25 los secretos de su corazón serán revelados; y así se postrará sobre su rostro y adorará a Dios, declarando que ciertamente Dios está entre vosotros.

Esto es muy diferente del grito del cruzado carnal: “¡Conviértanse o mueran!” También es muy diferente de la manera carnal en que fueron conquistados los nativos americanos.

¿Y qué diremos del sionismo moderno, que busca seguir el ejemplo del Antiguo Pacto de aquellos que usaron espadas físicas para expulsar a los palestinos y ocupar la tierra? Si vamos a entender la mente de Dios como creyentes del Nuevo Pacto, debemos saber cómo aplicar la profecía según lo haría Jesús.

Desafortunadamente, no muchos de los profetas de hoy tienen un conocimiento profundo del Nuevo Pacto y sus métodos para conquistar el mundo. Por eso, pocos de ellos están equipados más allá de cierto punto para establecer el Reino de Dios en la Tierra. Pocos entienden que nos acercamos rápidamente al clímax del cumplimiento moderno de la conquista real de Canaán, es decir, el mundo, y la transferencia de autoridad a los Santos del Altísimo.

Discutiremos eso en la Parte 3.


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