Los Vencedores en Apocalipsis 14: 1-5 son los Santos del Altísimo a quienes se les dará el dominio cuando termine el tiempo del Cuerno Pequeño, como Dan. 7: 21-22 nos dice. En la Versión Concordante de Dan. 7: 18, leemos que su responsabilidad es “salvaguardar el Reino”. La transferencia de autoridad es solo el comienzo de su trabajo en el Reposo de mil años. Como con Josué, cuya comisión en Deut. 31: 23 le dio la autoridad legal para invadir Canaán, así también es con los Vencedores en su conquista para poner toda la Tierra bajo los pies de Cristo.
La principal diferencia entre la conquista de Canaán por Josué y la conquista de la Tierra por parte de los Vencedores, es que estas conquistas se realizan bajo dos pactos muy diferentes. La primera se hizo bajo el Antiguo Pacto con espadas físicas y guerra, mientras que la segunda se hará bajo el Nuevo Pacto con la espada del Espíritu y con guerra espiritual.
El día que Moisés comisionó a Josué escribió un cántico (Deut. 31: 22) y luego lo cantó al pueblo en Deut. 32: 1-43. Este es el Cántico de Moisés mencionado en Apocalipsis 15: 3. El cántico trataba sobre la fidelidad de Dios, pero también sobre la corrupción y la insensatez de Israel. A los Vencedores se les da “un cántico nuevo” para cantar, basado en el Nuevo Pacto y presentando la promesa de liberación de Dios por el poder de su palabra y juramento.
Este Cántico del Cordero del Nuevo Pacto envía un mensaje a las naciones. Ap. 14: 6-7 dice:
6 Y vi otro ángel volar en medio del cielo, que tenía un evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, y a toda nación y tribu y lengua y pueblo; 7 y dijo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio; y adorad a Aquel que hizo el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas.
El mensaje es el “evangelio eterno”, o literalmente, las “buenas nuevas eternas” (The Emphatic Diaglott). La palabra evangelio significa buenas noticias o “buenas nuevas”. La palabra aionian, aquí traducida como “perdurable por una edad”, indica que es el evangelio perteneciente a La Era que sigue. Debe entenderse que significa el Evangelio (o Buenas Nuevas) del Reino, que llega después de la larga dominación de los Imperios Bestiales. El mensaje es doble:
1. Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio.
2. Adorad a Aquel que hizo el Cielo y la Tierra y el Mar y las Fuentes de las Aguas.
El juicio en este caso no es el Gran Trono Blanco que se ve al final de los mil años en Apocalipsis 20: 5, 11. Es el juicio donde el Anciano de Días entrega el Reino a los Santos. La Versión Concordante usa el término Transferidor de Días, en lugar de Anciano de Días. Esto concuerda con el Gesenius Lexicon, que dice que la palabra hebrea attiyk (“Antiguo” o “Transmisor”) proviene de la raíz de la palabra athak, “mover, proceder, avanzar, pasar, convertirse, ser removido, transferido”.
Gesenius también nos dice que la palabra incluye la idea de avanzar en años e incluso significa “destetar” a un bebé (Isaías 28: 9) en el sentido de avanzar o transferir al niño del pecho al alimento sólido.
Por lo tanto, el “Anciano de Días” tiene un doble significado. Se refiere a Uno que es anciano o viejo (que tiene cabello blanco), pero su propósito es transferir el Mandato de Dominio de las Bestias a los Santos del Altísimo. Para mayor estudio, vea mi libro, Daniel, Profeta de las Edades, Libro 2, capítulo 4.
Para algunos, puede parecer extraño que este ángel proclame las buenas nuevas del juicio divino, porque la mayoría de las personas asocian el juicio de Dios con las malas noticias del tormento eterno. Pero este pasaje no nos proporciona tal imagen. El juicio es el decreto divino que falla contra la Bestia y a favor de los Santos del Altísimo. Juan da pocos detalles, pero Dan. 7: 11 nos dice,
11 Entonces seguí mirando a causa del sonido de las palabras jactanciosas que hablaba el cuerno; seguí buscando hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destruido y entregado al fuego abrasador.
El “fuego abrasador” es el que sale del mismo Trono, pues el profeta nos dice que “su trono ardía en llamas, sus ruedas eran un fuego abrasador. Un río de fuego corría y salía de delante de Él” (Daniel 7: 9-10). Un trono es un símbolo de la Ley, por el cual un monarca juzga al pueblo de acuerdo con la “ley de fuego” (Deut. 33: 2, KJV). Por lo tanto, cualquier decreto que emita el Juez se representa metafóricamente como un fuego que sale del Trono.
El propósito de este juicio no es destruir la Tierra sino salvarla. Destruir la Bestia pone fin a la opresión de su sistema. Destrona a los gobernantes del orden mundial actual que abusan de la Creación de Dios y esclavizan a la gente perpetuamente. Este juicio libera a los hombres poniéndolos bajo el gobierno de los Vencedores, cuyo carácter es consistente con el de Jesucristo y quienes gobiernan con amor.
Esta es la proclamación del Ángel de la Esperanza Acelerada (Apresurada) (según mi revelación personal), quien es enviado para informar al mundo de este decreto del Trono. El resultado se ve en Isaías 26: 9,
9 porque cuando la tierra experimenta tus juicios, los habitantes del mundo aprenden justicia.
El segundo mensaje que Juan atribuye a este ángel es el decreto de adorar al Creador. Él es identificado como el que creó todas las cosas para establecer su derecho a gobernar lo que Él ha creado. En otras palabras, invoca la Ley de Propiedad, o de los Derechos del Creador.
El mensaje de este ángel proviene principalmente del Salmo 67, que es un Salmo de Tabernáculos, que celebra el momento en que la Tierra se libera de sus amos para servir al Creador que los ama. El salmista anhela la transfiguración, como la representó Moisés cuando su rostro resplandeció con luz (Éxodo 34: 30-35). El Salmo 67 dice,
1 Dios tenga piedad de nosotros y nos bendiga, y haga resplandecer su rostro sobre nosotros—Selah— 2 para que sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salvación.
Esta luz no brilla desde el Cielo como un foco en una representación teatral. Es una luz que resplandece desde nosotros, como con Moisés en Éxodo 34: 35, “la piel del rostro de Moisés resplandecía”. Esta es una promesa y una profecía de transfiguración, y es el resultado de la bendición y la gracia de Dios. El propósito de esta transfiguración es para “que tu camino sea conocido en la tierra” y “tu salvación (Yahshua) entre todas las naciones”. El salmista continúa,
3 Que los pueblos te alaben, oh Dios; que todos los pueblos te alaben. 4 Alégrense las naciones y canten de júbilo; porque tú juzgarás a los pueblos con rectitud, y guiarás a las naciones sobre la tierra.
El salmista profetiza aquí que los juicios de Dios en la Tierra harán que las naciones “canten de de júbilo”. Llegará el día en que los tiranos de la Tierra ya no podrán gobernar con injusticia e inequidad. El gobierno de Jesucristo (con los Vencedores) en la manifestación de su Reino alegrará a las naciones.
Este es el evangelio, la “buena noticia” del Reino que este ángel proclama en los cielos y que los Vencedores proclaman en la Tierra. Y esta es la razón por la cual todos los hombres deben adorarlo. Deben adorarlo por amor, no porque se vean obligados a hacerlo en contra de su voluntad mediante amenazas de muerte o tortura. El salmista termina con el clímax en el Salmo 67: 7,
7 Dios nos bendiga, para que le teman todos los confines de la tierra.
La bendición de la transfiguración a la imagen plena de Cristo no es simplemente para bendecir a los Vencedores, sino para extender esa bendición a todas las familias de la Tierra. El llamamiento abrahámico fue dado a mayordomos que dispensarían la bendición de Dios a todas las naciones y no las acumularían para sí mismos o para unos pocos.
Este es el mensaje angelical en Apocalipsis 14: 7. Es el Evangelio del Reino que debe ser predicado a todas las naciones antes de que llegue el fin. En Mat. 24: 14 Jesús dice:
14 Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a las naciones; y entonces vendrá el fin.
He escuchado muchos sermones en el pasado, diciéndonos que solo unos pocos creerán este mensaje. Hacen hincapié en "para testimonio", explicando que Jesús no dice nada acerca de esas naciones que realmente creen en el evangelio que se predica. Hasta ahora, esta explicación parece tener validez, porque pocos han creído en este evangelio durante el tiempo del dominio de las Bestias. Además, el evangelio que generalmente se predica tiene una comprensión muy limitada y se basa en gran medida en el Antiguo Pacto.
El evangelio que se ha predicado se ha basado en gran medida en el temor, en lugar de la fe: “Sálvate o arde en el infierno”, dicen. No es de extrañar que tan pocos hayan creído. Tales predicadores son muy parecidos a los discípulos que estuvieron pescando toda la noche por el lado izquierdo de la barca en Juan 21. Por la mañana, Jesús los llamó y les dijo “echad la red a la derecha de la barca” (Juan 21: 6). El lado izquierdo significa juicio; el lado derecho significa misericordia.
Esta fue la última lección de Jesús sobre cómo llegar a ser “pescadores de hombres” (Mat. 4: 19). Pescar en el lado izquierdo de la barca se basa en el juicio divino, que es el resultado inevitable del método del Antiguo Pacto de salvación basado en el miedo. La pesca del lado derecho del barco se basa en la misericordia de Dios. Debido a que se basa en el juramento y la promesa de Dios, en lugar de los votos y las buenas intenciones de los hombres, son verdaderamente “buenas noticias” y “buenas nuevas”. En rigor, el evangelio del Antiguo Pacto es, al final, un mensaje de malas noticias y no se ajusta a la definición literal de evangelio.
El Ángel de la Esperanza Apresurada, sin embargo, proclama las buenas nuevas del Reino, y los Vencedores ponen el doble testimonio en la Tierra, que concuerda con el mensaje celestial.
https://godskingdom.org/studies/books/the-revelation-book-5/chapter-9-the-angel-of-hastening-hope
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