¿QUÉ ES MÁS DIFÍCIL: SUJETARSE O AMAR?, Devocionales eManá

 



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3 de marzo de 2022

¿Qué es más difícil: sujetarse o amar?

Versículos de la Biblia

Efesios 5: 24-25 Mas, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a Sí mismo por ella.

Palabras del ministerio

Además las casadas deben tomar a sus maridos por cabeza. Como cabeza de la mujer, el marido tipifica a Cristo, quien es la Cabeza de la iglesia. Además de ser el Salvador del Cuerpo, Cristo es también la Cabeza de la iglesia. El hecho de que Él sea el Salvador es cuestión de amor; mientras que el que Él sea la Cabeza tiene que ver con la autoridad. Nosotros amamos a Cristo como nuestro Salvador, pero también debemos estar sujetos a Él como nuestra Cabeza. Lo mismo debe suceder en la relación entre las mujeres y los maridos.

Pablo exhorta a los maridos a que amen a sus mujeres. Lo opuesto a estar sujeto es regir; sin embargo, el apóstol no exhorta a los maridos a que rijan a sus mujeres, sino a que las amen. En la vida matrimonial, la obligación de la esposa es estar sujeta y la del marido es amar. La sujeción de la esposa más el amor del esposo constituyen la vida matrimonial adecuada, y tipifican la vida de iglesia normal, en la cual la iglesia está sujeta a Cristo y Cristo ama a la iglesia.

El amor del marido hacia su esposa debe parecerse al amor que Cristo siente por la iglesia, o sea que él debe estar dispuesto a entregarse a sí mismo por su mujer. El requisito para el marido es mucho mayor que lo que se le pide a la mujer. Someterse a una persona no es tan difícil como entregarse a sí mismo por ella. Entregarse por alguien equivale a morir como mártir, a sacrificar su vida por él. Los maridos deben amar a sus mujeres a ese grado; deben estar dispuestos a pagar un gran precio, aun el de morir por ellas.


NOTA DEL ADMINISTRADOR:

En este asunto siempre surge una discrepancia en cuanto a ¿qué va primero, sujetarse o amar? Por ejemplo, las esposas dicen: "cuando me ame me sujetaré...".

En mi opinión, la autoridad es el principio espiritual más importante; algo así como el marco, las condiciones o la base, que si no está establecida, nada puede comenzar y, por lo tanto, lo primero en el matrimonio ha de ser establecer la relación de autoridad, mediante la sujeción de la esposa a su marido, sin condiciones previas de ningún tipo. La autoridad es al matrimonio lo que el agua es para el pez. Pero, ¡hay de aquél que entonces no ame a la esposa que le está sujeta!

Además el contexto nos ayuda a entender este asunto, si miramos el orden en que Pablo habla del tema, teniendo en cuenta el principio primordial de la autoridad; así, el pasaje comienza con el versículo 22: 

Ef. 5: 22 (1) Las casadas estén sometidas a sus propios maridos, como al Señor;

23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.

24 Así que, como la iglesia está sometida a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.

25 (2) Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,

Incluso Witness Lee, autor del devocional, escribe ateniéndose a ese mismo orden.

Por otra parte, todo comenzó con el AMOR de Cristo, que primeramente murió, para que la Iglesia, su esposa, pudiera nacer y estarle sujeta. Por tanto si la esposa es insumisa, el marido deberá ir a la cruz, negándose a sí mismo, hasta que ella madure y se sujete.

Entonces, ¿qué va primero, sujetarse o amar? Como diría Pablo: "Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho", jajaja.

Creo que este lío deberá resolverlo el Espíritu Santo en cada caso; mientras tanto, que las esposas compitan en sujetarse y los esposos en amar. Que el más maduro vaya a la cruz, si es necesario, y comience primero esta competición, recordando que, como en casi todo en la vida cristiana, perder es ganar, porque el amor, para ser amor, tiene que doler.

Que ambos cónyuges traten de agradar a Dios y todo irá cada vez mejor.

JOSÉ 

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