SORBOS DE VIDA - BIOGRAFÍA DE WATCHMAN NEE (Relación entre Nee y Lee: 2- Primer contacto personal), W. Lee

 



EL PRIMER CONTACTO PERSONAL

Entonces el hermano Du y yo fuimos a nuestra antigua denominación y les propusimos que invitaran a Watchman Nee a venir y hablar con ellos. Aunque habíamos salido de esa denominación, tenían una buena impresión de nosotros. Aceptaron nuestra propuesta e invitaron a Watchman a venir y predicar. Cuando Du Chang-Chin regresó a Shanghai, le pedí que invitara de mi parte a Watchman a venir a visitar nuestra ciudad, y así lo hizo. Al mismo tiempo, el seminario bautista del sur en Hwang-hsien, una ciudad cerca de Chifú, también invitó a Watchman a hablar allí. Así, en el verano de 1932, él vino a predicar en esos dos lugares. 

El llegaría en un barco de vapor, y yo fui con otros hermanos a recibirlo. Cuando nos vimos, inmediatamente nos reconocimos. Habíamos mantenido correspondencia durante algún tiempo, y hubo un reconocimiento mutuo. Él se puso en mis manos y me habló de las cosas que tenía en su corazón. Durante una semana él se dirigió a una gran multitud reunida en el auditorio de la Iglesia China Independiente. Recibí mucha ayuda de sus mensajes, y después de esa conferencia lo acompañé también al seminario bautista del sur en Hwang-hsien.

En aquellos años, el Movimiento Pentecostal era muy fuerte en el norte de China, y el seminario donde Watchman hablaba había sido influido por ese movimiento. En aquellas reuniones vi por primera vez las prácticas peculiares de los pentecostales. Algunos saltaban, otros reían y otros gritaban. Se veían cosas raras. Watchman dio su mensaje después de que el pastor que presidía calmó la congregación. El dio un mensaje sobre el evangelio del amor de Dios, basándose en Lucas 15.

Después de la primera reunión, mientras Watchman y yo caminábamos hacia mi casa le dije: “¿Qué clase de reunión es ésta: gritar, saltar y dar vueltas?” El contestó que en el Nuevo Testamento no había preceptos que indicaran la manera en que debemos reunirnos. Sus palabras me sacudieron y me pregunté si él estaba de acuerdo con estas prácticas extrañas del Movimiento Pentecostal. Más tarde descubrí que él no estaba de acuerdo con aquellas prácticas, pero tampoco defendía ninguna liturgia ni ningún rito externo.

Me hospedé en el dormitorio del seminario. Cierta tarde, mientras tenían una reunión pentecostal en la cual el hermano Nee no iba a predicar, me quedé en mi cuarto para pasar un tiempo con el Señor. Leí Isaías 44: 22 y mientras leía “Vuélvete a mí, porque yo te redimí”, tuve un profundo sentir de que el Señor me llamaba a servirle y me dio el versículo 21 como promesa: “Siervo mío eres tú; no me olvides”. Me pareció que el versículo 23 también estaba dirigido a mí, acerca de la meta de Su llamado: “Yahweh ... en Israel será glorificado”. Allí pude sentir realmente la presencia del Señor, y fui ungido, reconfortado con su Espíritu y lleno de gozo y aliento.

Después de las reuniones en el seminario, Watchman regresó a Chifú y se hospedó en mi casa durante dos o tres días. Compartimos acerca de los intereses del Señor.

En aquella ocasión, me pidió que lo presentara al señor Burnet, el fundador de la Asamblea de Hermanos de Newton, que se reunía en mi ciudad. El señor Burnet era un hombre de edad avanzada y un excelente maestro de la Biblia, el cual había aprendido a los pies de Benjamín Newton, un destacado maestro de los Hermanos. Cuando nos reunimos los tres, observé que el señor Burnet no apreciaba el testimonio que daba Watchman acerca del Señor. El señor Burnet recalcaba la importancia del conocimiento bíblico, mientras que Watchman daba énfasis en la necesidad que tenemos de la vida.

Durante aquellos días que pasé con Watchman, quedé muy impresionado por lo afable, lo agradable, lo atrayente y lo nuevo que era el Señor en él. Esos días fueron para mí un nuevo comienzo en mi búsqueda del Señor y me permitieron dar un giro de ciento ochenta grados, del conocimiento a la vida

Debido a aquellos días con Watchman Nee, empecé a tener comunión con el Señor de manera más íntima. El Señor se hizo más precioso para mí. Esa experiencia fue aun más importante que la de mi salvación. Aquellos días afectaron mi caminar en el Señor a partir de 1932 y durante los cincuenta y nueve años siguientes. ¡Nunca olvidaré aquellos días! ¡Qué gran misericordia y gracia fueron para mí!

Un día antes de marcharse, Watchman me encargó que no hiciera nada después de su partida; de lo contrario, los demás pensarían que yo era un seguidor suyo. Contesté: “¿Cómo podría hacer algo? En esta ciudad nadie es uno conmigo”.

Sin embargo, algo sucedió el día que él se fue. Por la tarde, un hermano que era miembro de la junta directiva de la denominación a la que yo pertenecía vino a pedirle a Watchman que ayudase a un creyente que estaba en aflicción. Cuando le dije que Watchman ya se había ido, acordamos compartir unos momentos. Estábamos en verano, y fuimos a la orilla del mar. Después de un largo tiempo de conversación, como a las diez de la noche, este hermano me dijo: “Por favor, bautíceme ahora mismo en el mar”. Después de dudar unos momentos, lo hice. Debido a esto, se inició una reunión en mi casa. 

Le escribí a Watchman, explicando lo que había sucedido. El vino en abril del año siguiente para confirmarnos y fortalecernos en el recobro del Señor y se hospedó en mi casa por unos diez días. Nos ministraba en nuestro local de reuniones por las noches y hablaba por las mañanas a los creyentes de la Iglesia China Independiente. Sus mensajes edificaron mucho a todos los que asistieron y ayudaron a la edificación de la iglesia que estaba allí en el recobro del Señor.

Le conté cómo el Señor me había llamado a servirle cuando estaba con él en Hwang-hsien el año anterior. El no hizo ningún comentario al respecto.

https://www.librosdelministerio.org/books.cfm?n

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