Por: Dr. Stephen Jones Publicado el: 11/05/2021
El mundo ha sido afligido por la ceguera desde que el pecado entró en él. Isaías 28: 15 dice que este fue “un pacto con la muerte”, porque el pecado resultó en muerte y puso un velo sobre todas las naciones (Isaías 25: 7) para ocultar la gloria de Dios.
En 2ª Corintios 3: 14-15, Pablo nos dice que este pacto con la muerte es, de hecho, un velo. Es el Antiguo Pacto, que hace imposible ver la gloria de Dios con claridad. El velo debe ser quitado para que la gente pueda ver a Cristo — y la verdad como un todo — con los ojos del Nuevo Pacto. Esto, dice Pablo, trae libertad, implicando al decirlo que el Antiguo Pacto deja a la gente en esclavitud.
También por esta razón, Pablo nos dice que los dos pactos están representados por Agar y Sara, siendo la primera una esclava y la otra una mujer libre o una mujer de libertad. Todos somos diferentes, pero en cualquier grado que una persona tenga una mentalidad del Antiguo Pacto, en ese mismo grado una persona camina en esclavitud con un velo sobre su rostro.
Desde el 2020 hemos visto una gran señal de esto con los mandatos de enmascaramiento. El mundo entero, al parecer, ahora está manifestando una mentalidad del Antiguo Pacto, de modo que este velo moderno pueda exponer la condición espiritual de una humanidad esclavizada en su conjunto.
Una capa es un gran velo que cubre toda la cabeza o incluso todo el cuerpo. Una iglesia en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, ha proclamado que la sangre de Jesús es impotente contra el covid-19.
Esta iglesia blasfema ciegamente la sangre de Jesús y testifica al mundo que su sangre no tiene poder para salvar a nadie. Probablemente no haya mejor ejemplo de una mentalidad del Antiguo Pacto que este estandarte. Se ha puesto un hechizo sobre la Iglesia en su conjunto, y todas las iglesias impotentes han caído bajo su hechizo.
El velo de la Iglesia
La Iglesia en el Desierto fue guiada por Moisés al Monte Sinaí, donde se ofreció al pueblo un pacto en el que se acercarían a Dios, serían guiados por el Espíritu y manifestarían la gloria de Dios. Fueron demasiado temerosos y llenos de incredulidad para aceptar su oferta, por lo que recibieron el Antiguo Pacto.
Este era un pacto de esclavitud, un pacto donde la voluntad y las obras del hombre eran necesarias para la salvación (Éxodo 19: 8). Cada vez que se requiere que los hombres caídos hagan algo para asegurar su salvación, es el Antiguo Pacto y seguramente fracasará. Cada vez que los hombres rechazan cualquier porción de la Palabra de Dios, se ciegan a esa revelación. El nivel de ceguera de uno está en proporción directa con el rechazo de la revelación de Dios.
Así que la Iglesia en el Desierto bajo Moisés fue afligida con la ceguera (velo) que había estado sobre el mundo desde el pecado de Adán. La Iglesia tuvo la oportunidad de ser liberada de la esclavitud del pecado, pero se negó a escuchar la Palabra de Dios. Así que el salmista les llama en el Salmo 95: 7-11,
7 … Hoy, si escucháis Su voz, 8 no endurezcáis vuestro corazón… 10 Durante cuarenta años aborrecí a esa generación, y dije que son un pueblo que yerra en su corazón, y que no conocen mis caminos. 11 Por tanto, juré en mi ira, de cierto que no entrarán en mi reposo.
Solo a través del Nuevo Pacto puede alguien conocer los caminos de Dios y entrar en el Reposo de Dios. El Antiguo Pacto ciega a las personas a los caminos de Dios y las mantiene esclavizadas a la carne.
Esta ceguera está sobre la Iglesia incluso hasta el día de hoy, porque (como un todo) la Iglesia ha desechado la Ley de Dios, diciéndoles a los creyentes que la Ley ha sido quitada. La gente no se da cuenta de que la Ley revela los "caminos" de Dios: su naturaleza. Al desechar su Ley, se ciegan a sí mismos y vuelven al método de salvación del Antiguo Pacto, que se basa en la voluntad del hombre.
El problema solo empeoró en los días de Isaías, cuyo trabajo como profeta se declara en Isaías 6: 9-10,
9 Él dijo: “Ve y dile a este pueblo: 'Seguid escuchando, pero no percibáis; seguid mirando, pero no entendáis. 10 Haz que el corazón de este pueblo se vuelva insensible, se emboten sus oídos y se oscurezcan sus ojos; de lo contrario, podrían ver con sus ojos, oír con sus oídos, entender con su corazón y volver y ser sanados”.
Adán fue llamado a restaurar la Tierra de su estado caótico, pero terminó convirtiéndose en parte del problema. Israel fue llamada a restaurar a las naciones de su estado de ceguera, pero terminaron convirtiéndose en parte del problema. La Iglesia del Nuevo Testamento fue llamada a quitar el velo del rostro de todos los hombres, pero también se convirtió en parte del problema.
Ahora, al final de la Era Pentecostal, los Vencedores están siendo llamados a Restaurar Todas las Cosas a través de Cristo por el poder del Nuevo Pacto. Como posibles Vencedores, estamos siendo llamados en la actualidad a orar por la voluntad de Dios que se nos ha revelado en los albores de la Era de Tabernáculos. Este es el propósito de la Campaña de Oración Romper el Hechizo de la Ceguera, del 5 de noviembre de 2021.
Samael y Uriel
Recientemente se ha revelado que los hechiceros de Babilonia han conjurado a Samael, el espíritu del veneno y la ceguera, para poner un hechizo sobre el mundo que los cegaría ante los peligros del experimento de modificación genética que ellos llaman una “va-kuna”. Este es un intento babilónico de convertir a la humanidad misma en un producto transgénico que los brujos pueden patentar como propio, llevando al mundo entero a otro nivel mayor de esclavitud.
Fallarán, por supuesto, porque Dios tiene la solución del Nuevo Pacto y porque Dios ha levantado Vencedores para destruir sus planes tortuosos. También planteará una cura para las va-kunas. Pero mientras tanto, ya han muerto más personas por la va-kuna cov1d que por todas las demás va-kunas juntas.
Como la mayoría de ustedes saben, en las jerarquías espirituales hay arcángeles y archipríncipes que se oponen entre sí. A cada arcángel demoníaco se le asigna un arcángel específico para oponérsele y vencerle. En este caso, Uriel se opone a Samael. Samael es un espíritu de ceguera; Uriel significa "Dios es mi luz" o "Mi luz es Dios". La luz vence a las tinieblas; la oscuridad es el equivalente bíblico de la ceguera, porque aquellos que caminan en la oscuridad no pueden ver.
Cristo es el Verbo (Logos), como nos dice Juan; los ángeles representan porciones específicas de la Palabra, o aspectos de su naturaleza, según lo revela el nombre del ángel. Entonces Cristo es “la luz del mundo” (Juan 9: 5), y Uriel revela y representa este aspecto de la naturaleza de Cristo. La historia de Juan 9 trata de la curación de Cristo al ciego de nacimiento, y este es el contexto en el que Jesús dijo: "Yo soy la luz del mundo". En otras palabras, como la Luz, Cristo sana la ceguera.
Uriel, entonces es asignado para traer luz en la oscuridad y traer vista a los ciegos al vencer a Samael, el espíritu de la ceguera.
Con esto en mente, aquí está la oración modelo para unirnos en la campaña de oración. Como siempre, déjese guiar por el Espíritu. Siéntase libre de agregar a esta oración a medida que se le guíe.
Oración modelo
Padre celestial nuestro, venimos ante Ti en el nombre de Jesús y bajo su sangre. Te agradecemos y te alabamos por la revelación de tu voluntad y por permitirnos participar en tu obra abrahámica de bendecir a todas las naciones y en tu obra de Eliseo de Restaurar Todas las Cosas.
Te pedimos perdón por rechazar tu Palabra, lo que ha provocado esta ceguera durante tanto tiempo. Te agradecemos por enviar tu Luz a la oscuridad y por sanar a los ciegos. Invocamos (que envíes) al arcángel Uriel para que traiga la luz de Cristo al mundo, para que las naciones sean bendecidas y restauradas para Ti.
Abre los ojos de tu pueblo, Padre. Quita el velo del Antiguo Pacto que está sobre sus ojos y sobre los ojos de todo el mundo. Envía una nueva revelación del Nuevo Pacto y danos una comprensión sin velo de tu corazón y tus caminos. Danos fe en tus promesas, así como la fe de Abraham, quien creyó que eras capaz de cumplirlas.
Confesamos que la sangre de Jesús tiene el poder ilimitado de sanar cualquier cosa que no alcance la gloria de Dios. Proclamamos nuestro acuerdo con la Palabra de Dios en Isaías 53: 5, diciendo: "Por su flagelación somos sanados". Declaramos que Jesucristo es la Luz del mundo.
Atamos a Samael en el nombre de Jesús y ordenamos (te pedimos que ordenes) a Uriel que lo arroje al abismo. Por el poder de la sangre de Jesús, rompemos el hechizo que él ha puesto sobre el mundo. Proclamamos libertad a todos los que se dirigen a Ti con la fe y el entendimiento del Nuevo Pacto.
Gracias, Padre celestial, por escuchar esta oración, porque oramos en el nombre de Jesús y según tu perfecta voluntad.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos cualquier comentario respetuoso y lo agradecemos aún más si no son anónimos. Los comentarios anónimos no serán respondidos.