AMAR ES OBEDECER, OBEDECER ES PERMANECER Y PERMANECER ES FRUCTIFICAR, Oswald Chambers (José)





“Si me amáis, guardareis mis mandamientos”, Juan 14: 15, LBLA


El Señor nunca insiste en nuestra obediencia. Nos dice enfáticamente lo que debemos hacer, pero nunca toma medidas para obligarnos a hacerlo. Debemos obedecerle por la unidad del Espíritu con Él. Por esta razón, siempre que el Señor hablaba del discipulado empezaba con un “si”, queriendo decir: "No lo hagas, si no quieres".... "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo...", Lucas 9: 23. En otras palabras: "Para ser mi discípulo debes cederme tu derecho sobre ti mismo”. 

El Señor no está hablando de nuestra posición eterna, sino de serle útiles en esta vida, es decir, aquí y ahora. Por eso nos parece tan severo (Lucas 14: 26, Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo). Nunca interpretes estas palabras separándolas de aquel que las pronunció.

El Señor no me da reglas, pero su parámetro es muy claro. Si mi relación con Él es de amor, haré sin vacilar lo que me dice. Si titubeo, es porque amo a alguien a quien he puesto a competir con Él, es decir, yo mismo. Jesucristo no me obligará a obedecerle, pero lo debo hacer. Y tan pronto lo hago, cumplo mi propósito espiritual. 

Mi vida personal puede estar colmada de pequeños incidentes sin importancia, totalmente inadvertidos e insignificantes. Pero si obedezco a Jesucristo en las circunstancias aparentemente fortuitas, éstas se convertirán en pequeños orificios a través de los cuales veo el rostro de Dios. Y cuando me halle cara a cara con Él, descubriré que por mi obediencia muchos fueron bendecidos. 

Cuando la redención divina llega hasta el punto de la obediencia en un ser humano siempre es productiva. Si obedezco a Jesucristo, la redención de Dios fluirá a través de mí hacia otras vidas, porque detrás de este acto de obediencia está la realidad del Dios Todopoderoso.



Oswald Chambers

(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

Nota administrador: 

El versículo equipara claramente el AMOR con la obediencia. Si lee con detenimiento el capítulo 14 de Juan, podrá apreciar que el v. 15 dice que amar es guardar los mandamientos; es decir, OBEDECER. El versículo 21 lo repite y además nos dice que si obedecemos el Señor se nos manifestará. El versículo 24 reitera en forma negativa lo mismo, pues el que no le ama o ama más a otras cosas o personas, no le obedecerá. 

En el capítulo 15, v. 4, vemos que además de que obedecer es amar también es PERMANECER en Él; es decir, cuando estamos en desobediencia fuera de su autoridad nos apartamos de Él y el flujo espiritual es cortocircuitado o interrumpido, v. 6., eso corta la comunicación en la oración y nos arroja directo al fuego de la disciplina y el sufrimiento, hasta aprender la lección que nos habíamos negado a tomar. Permaneciendo nuestras oraciones pueden ser escuchadas y contestadas, v. 7. Obedeciendo permanecemos en su amor, v. 10, y obtenemos su gozo, v. 11. Pasamos de siervos a amigos cuando obedecemos, v. 14 y entonces sabremos discernir lo que Él está haciendo, v. 15 y podremos producir fruto que permanezca v. 16).

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