SEREMOS EL TEMPLO DE GLORIA DONDE EL CRISTO BRILLARÁ, E. Josué Zambrano Tapias




Un pueblo clama por liberación en las naciones de la Tierra.
Vemos tiempo de dolor y el mal parece reinar.
El mal puede gobernar pero nunca podrá Reinar.
Un Reino es Eterno un gobierno es temporal.
Quien reina es el Cristo resucitado sentado a la diestra del poder de su Padre.

Hay ceguera en las naciones y el enemigo opera en los hijos de desobediencia.

El mal se devolverá a aquellos que han puesto trampas al justo.
Caen cabezas de dragones. Cabezas de serpientes son pisoteadas.
El pie del León de la Tribu de Judá los acaba.
Sus príncipes serán confundidos. 

Ellos recargan sus armas para destruir.
Sus flechas entrarán en su mismo corazón.
Nos quieren llevar como ovejas al matadero. 
Pero quitando nuestras cabezas no ganarán nada.
No saben que cada vez que cae la cabeza de un justo, 
una corona de oro surge en la eternidad.

Se suben al poder y se jactan de su posición. 
No han tomado en cuenta el trono Superior.
Ellos piensan que tienen el control. 
No son nada; solo son hojarasca que lleva el viento.

Quieren reinar como los dueños del Universo. 
No saben lo que le pasó a Nabucodonosor.
Terminarán comiendo hierbas como bueyes. 
El Rey se reirá de ellos.
Dominaremos, dicen, como las águilas el cielo, 
pero caerán como rayos al abismo.
Temo por los que creen sus mentiras. 
Son guías ciegos guiando a los ciegos al mismo hoyo.

Cuánta mentira han fabricado a costa del inocente. 
Matan y arden de envidia.
Están preñados de iniquidad. 
Pero vomitarán su hipocresía.
Dios es Juez y viene a juzgar las naciones.

Tiene un pueblo humilde que clama desde los cuatro vientos.
Piden junto al Espíritu: Ven Señor Jesús; ven y establece tu Verdad.
El se sentará y tomará a los suyos para apartarlos del incendio.

Está preparando la gran fogata para arrojar la cizaña al fuego.
Arderán la injusticia y la impiedad. 
Mientras tanto los Suyos saltarán como becerros de la manada.
Ellos arderán y su humo subirá hasta el cielo. 

Babilonia inmunda, vendrá tu pago.
Has matado y robado. 
Has herido y fornicado. 
Te has reído del inocente. 
Cuanto daño has provocado.

Tus embajadores que se han sentado en los tronos humanos perecerán.
Dios reinará y su Justicia permanecerá. 

Aunque sigan gobernando las bestias no será por mucho tiempo.
Cuando la trompeta suena no es otra cosa que la Redención se acerca.
Ese día será glorioso. 
Ellos se esconderán, pero los justos resplandecerán con su Ungido.

No perdamos la esperanza. 
Sigamos clamando junto a la Creación por la Manifestación de los Hijos de Dios.
Y si dejamos de clamar las piedras mismas lo harán. 
Porque las piedras han sido testigos de la sangre.
Sangre derramada de santos y profetas. 
Piedras lanzadas aun en contra de su voluntad.
Esas piedras serán testigos contra los malos. 
Y junto a las piedras, nosotros como piedras vivas:
SEREMOS EL TEMPLO DE GLORIA DONDE EL CRISTO BRILLARÁ.

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