EL ACEITE DEL GOZO, George Warnock

 



Es el “aceite del gozo” que fluye de la oliva que ha conocido el quebranto y la presión, en las tinajas de los tratos de Dios.

Es el gozo de Sara, que llama a su hijo recién nacido “Risa” (Isaac) por causa de la fidelidad de Dios en producir fruto y bendición a una mujer de noventa años que había lamentado durante mucho tiempo su esterilidad delante de Abraham y  delante del SEÑOR. 

Es  el  gozo de Ana, que de igual  forma conoció  la  tristeza de corazón y  mucho reproche por ser estéril inevitablemente. Pero llegó a ese punto en que pudo gozarse en un Dios que hunde a los altivos y los poderosos y exalta a los humildes—que lleva a desolación a los  que se han glorificado en su fruto y hace que la  mujer estéril sea madre de siete.

Es el gozo de José, “cuyos pies fueron puestos en grilletes” y “cuya alma fue puesta en hierro” pero que en el cumplimiento de los tratos de Dios en su vida, lloró por sus hermanos con lágrimas de gozo y de victoria, y se gozó en las operaciones soberanas de Dios en su vida—en el Dios que da “óleo de alegría en lugar de cilicio”

Es el gozo de Pablo, que se consideró “feliz” de estar atado con cadenas, sabiendo que era libre, porque sabía que era “prisionero del Señor”


(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

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